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Roberto Alamo, muy buenos días.
Buenos días.
Mañana llega Urtaina Tarragona y ya llevas unos cuantos combates, ¿no?
Sí, creo que son 250 o algo así, más o menos.
Y en todos has ganado, ¿no? Por lo que tengo entendido.
En todos he perdido. Si no lo hace la historia, mejor no se dio una tragedia.
Has ganado como actor y has perdido el personaje en la ficción, lógicamente.
Exacto, exacto, sí.
Claro, es lo que tiene un poco hacer la historia, representar la historia de un personaje real,
que sabemos el final, aparte de que conocemos también su vida.
Exacto, sí, sí, sí.
Sí, porque la función comienza ya con el final, además.
Bueno, la gente sabe que se suicidó José Manuel en 1992, la gente más joven no lo sabe,
pero al comenzar la función lo va a entender porque la primera secuencia de la función es su suicidio.
Y conforme avanza la función van retrocediendo los años hasta su nacimiento, ¿no?
Con lo cual, bueno, es una apuesta con cada español autor y en ella estamos.
Es una obra por el personaje, absolutamente.
El teatro, el buen teatro es para todos los públicos,
pero entendiendo que hay determinadas amplias generaciones que probablemente les atraiga más,
no solo por el personaje, sino por el momento histórico en el que vivió.
Yo no sé tú, pero ni que fueras muy jovencito seguramente recordarías a Urtain.
Y si me permites un poco la impresión personal, yo me acuerdo de haberlo visto de adolescente
como un personaje muy popular, lo que ahora llamamos mediático,
y era un hombre que me inspiraba muchísima compasión por encima de todo.
Sí.
Yo no sé qué te ha inspirado a ti entrar en la vida de Urtain.
Dices que te ha inspirado a compasión.
Compasión, sobre todo, sí, sí.
¿Pero por qué?
Pues no sé, lo veía como una persona muy vulnerable, ¿no?
Hacía falta en ese momento histórico de este país,
cuando el régimen de Franco empezaba a mostrar sus debilidades
y empezaba a avanzar su caída.
En ese momento hacía falta, lógicamente, un estandarte de una España vigorosa,
de una España varonil, fuerte, dura, con dos cojones.
Y José Manuel le pilló en medio, José Manuel era perfecto para ese montaje, entre comillas, ¿no?
Con lo cual fue utilizado hasta la saciedad y cuando dejó de generar dinero, pues fue olvidado.
A mí, personalmente, me provoca cierta, no sé si compasión, la palabra es compasión, pero no.
En resumen, su aroma me deja ternura, por todo el trato.
Todo el mundo con el que le conoció y con el que he hablado y a la que le he preguntado,
que estuvo con él, que convivió con él, todos, al 100%, me dicen eso, que era como un niño grande
y que era un personaje difícil, cuidado, no estamos hablando de un angelito,
un personaje difícil con muchas contradicciones, con oscuridades, como todo el mundo,
pero que es cierto que era un niño pequeño, no tenía defensa,
no sabía defenderse ni en el cuadrilátero ni en la vida.
A mí me llama un poco la atención ahora que en los últimos dos años, lógicamente,
con esta cosa de las cronologías se están haciendo, se continúan haciendo muchísimos reportajes
sobre la transición, esa imagen de la época franquista, del pobrecito, ignorante, analfabeto
que salía de la nada y se hacía un nombre, pues oyes hablar del cordobés, por ejemplo,
que me viene a la cabeza, el lute también era uno de los grandes personajes.
Sin embargo, en estos reportajes posteriores a la transición, Urtay no figura mucho.
Yo no sé si es que en este país el suicidio se considera la actitud de los fracasados, ¿no?
Sí, es muy posible. Es muy posible porque en esos años, bueno, como dice el refrán,
pan y toros, pan y toros y fútbol y boxeo. Y en ese triunvirado, por así decirlo,
si estaba en el cordobés, estaba, pues a lo mejor en el Real Madrid o tal, y Urtay.
Y es cierto que no aparece, no aparece en los documentales, no aparece, o si aparece es muy fugazmente, ¿no?
Para decir, ahí tienes toda la razón, que el suicidio es, que los que se han suicidado,
su recuerdo está apestado, de alguna forma, ¿no?
Y en el caso de José Manuel, su olvido, y de ahí que la función, una de las intenciones de la función,
además de que ya se han hablado tanto, sea la de recobrar la memoria de José Manuel,
que creemos que se lo merece, es que fue olvidado.
O sea, es que pasó de ser un ídolo absoluto, a cuando el hijo de generar delero pasó al olvido más absoluto
por parte de las entidades, por parte de todo el mundo.
Pero es que aún hoy, y tú tienes toda la razón, sigue sin recordárselo a nadie.
Nadie le recuerda a nadie, nadie quiere hacer un documental sobre él,
solo hay un documental, creo, sobre un tipo que fue tan mediático como me dijiste en España, ¿no?
No sé, es paradójico, es paradójico.
Claro, y coges grandes figuras del boxeo internacionales, todos tienen grandes películas,
grandes libros, grandes historias.
Urtain, como tú dices, apenas tiene nada.
Desde el punto de vista deportivo, como boxeador, como era,
porque tú además eres aficionado al boxeo, tengo entendido.
Sí, sí, bueno, ya tiene una obra de teatro, espero que sea una obra de teatro recordada.
Hombre, con el itinerario que lleváis desde la primera obra,
con las críticas del público y de todo, yo me imagino que perdurará esta obra.
Que, por cierto, yo no sé qué os llevó a hacer esta obra, Urtain.
El personaje, la época histórica...
Sí, fue un compendio de cosas.
Es decir, a Juan Cadestani le ofrecieron hacer un guión de encargo, que era Urtain.
Él se documentó, hizo el guión y al final la producción no fue adelante y metió el guión en un cajón.
El guión cayó un día a manos de Andrés Lima, nuestro director,
y lo vio y le fascinó y creyó ver una obra de teatro en esa película.
Y le propuso a Juan Cadestani escribir un guión teatral, una obra teatral.
Juan lo hizo en muy poco tiempo y el resultado es este.
El resultado es este que ves.
Pero no solo habláis de un personaje y de una época.
Al final, como tenéis tendencia al animalario,
estáis hablando de más cosas que intentan traspasar incluso el rato de la función.
Sí, lógicamente.
Bueno, la premisa, por así decirlo, de la obra es cuestionarse y hablar sobre la educación.
La educación recibida en este país por dos, tres generaciones.
Educación basada en el miedo y en la violencia que se impartió, insisto, en este país
durante más de 40 años, durante el franquismo.
Basada en el miedo y en la violencia.
El miedo a todo, el miedo al otro y en la violencia como es vital.
Y claro, eso se cargó emocionalmente, sexualmente, sensualmente, afectivamente,
a dos o tres generaciones enteras.
De eso habla la función. Esa es la premisa de la función.
Yo creo que todos los personajes que pululan por el ring de Utaín necesitan un abrazo.
Pero muy directamente necesitan amor.
Necesitan dulzura, necesitan afectividad.
Eso es lo que les falta y por eso actúan como actúan.
Y de ahí la tragedia.
Por eso traspasa la época y el personaje, seguramente, en el sentido de la obra.
Es universal, es universal y atemporal.
Dicen que la obra es extraordinaria, que tu trabajo, de toda la compañía, evidentemente,
pero que tu trabajo destaca, estás de candidato a premios importantes.
No lo olvidemos por este trabajo, que destaca muchísimo.
Detrás hay una preparación como actor impresionante y eso es un poco tu línea profesional.
Trabajas mucho los personajes, como debe ser.
Y aquí has tenido que hacer un trabajo físico y también de educarte un poco en el entorno, seguramente.
Sí. Bueno, de hecho, es que ahora estoy en el gimnasio.
Ahora mismo, cuando me has llamado, estás levantando.
¿Cuántos kilos?
¿Eh?
¿Cuántos kilos estás levantando ahora?
Pues estaba haciendo pecho y estaba levantando 110, creo.
Madre mía.
¿Pero tú esto lo habías hecho antes de preparar Urtain?
No.
Joder.
No, no, no.
Pues ya sabes que dicen que tendrás que seguir, porque si no, uno se queda fatal si lo deja de repente, ¿no?
No, hombre, no.
No, hombre, no.
Por Dios.
No, no.
Luego, dieta, bajas.
Bueno, ahora estás muy fuerte, pero luego bajas un poco de peso y te quedas fibroso y te quedas bien.
Te quedas bien.
Bueno, bueno.
No, no.
Y, no, bueno, pues esto son dos años ya.
Dos años hasta que me acabe de Urtain.
Lógicamente no puedes dejar de hacerlo, tienes que seguir con el personaje, tienes que seguir alimentando físicamente al personaje, ¿no?
Ya son dos años casi justos, ¿no?
Bueno, mucho esfuerzo, sí, pero merece la pena, es muy gratificante, claro.
¿Has tenido contacto con gente del mundo del boxeo, me imagino, también, o no ha sido necesario?
Yo, de hecho, bueno, hay dos personas a las que, bueno, que Urtain le agradece su cuerpo, en este caso yo, bueno, el actor que hace Urtain, que son Jero García, campeón de España del peso medio,
que durante dos años ha estado conmigo, yo he sido su sombra, boxeando y boxeando horas y horas y horas y días y meses y ya años.
Y también David Calvo, que es mi preparador físico desde hace dos años, está encima de mí, cuidando y cuidándome y exigiéndome para que de lo mejor me vino.
Bueno, ellos dos son las claves de este cuerpo, sí.
¿Tú crees que en este momento podría haber figuras que pasaron por un proceso similar al que pasó Urtain o otras personas mediáticas, insisto, como decimos ahora?
¿Se siguen trabajando en crear mitos con personas que tengan una vulnerabilidad más alta?
Yo estoy seguro de que esa pregunta me la haces, pero tú también sabes la respuesta, ¿no?
Sí, pero te la digo para que lo respondas tú, que eres el actor conocido y que ha hecho un trabajo excepcional.
Lo que yo respondo no tiene interés.
Pero estás de acuerdo conmigo en que estamos de acuerdo en que tú también lo sabes que hay evidentemente, ¿no?
No tienes más que enchufar la televisión a las cuatro de la tarde para comprobar que se siguen aprovechando de gente que no tiene la más mínima preparación.
Y que nadie de los que está a su lado les dice crudamente lo que ocurre y es que lo que ocurre es que cuando pase la moda.
Porque una carrera se sostiene, una carrera de cualquier tipo, yo estoy bienvenido, se sostiene con argumentos y con verdades y con conocimiento.
Entonces, cuando no hay movimiento y no hay ese tipo de cosas, es una moda, es una moda pasajera.
Y nadie de los que está a su lado, al lado de estas chicas o chicos, les dice, sí, ten cuidado porque dentro de un, nada, dentro de un abrir y cerrar de ojos cuando pase la moda y ya no intereses,
toda la gente que ahora mismo te aplaude, que te sonríe, no lo va a hacer.
Pero parece que nadie se lo dice, claro, nadie se lo dice porque está dentro de una industria, está dentro de una empresa que genera dinero, ¿no?
Claro, en la época del franquismo la creación de esta especie de juguetes rotos obedecía a unos intereses, ahora obedece a otros.
Pero vaya, que me imagino que el sistema es el mismo, ¿no?
Sí, pero el interés es lo, sí, sí, exactamente, pero el interés en sí es lo que fastidia la cosa, ¿no?
Quiero decir que lo que a mí me molesta y lo que a mí me parece vergonzante es el interés.
El interés en otro ser humano para sacar dinero a cambio, que en el fondo, o para sacar lo que quieras, no era igual.
El interés, y no el interés humano por el otro ser. A eso me refiero, ¿me explico, no?
Perfectamente. Roberto, estás haciendo Urtain, has hecho cine, paralelamente estás también trabajando en una serie que emite Televisión Española de mucho éxito, Águila Roja,
pero en el fondo, en el fondo, esto siempre se lo preguntan a los actores, ¿qué te gusta más?
No, no, es que yo no te lo iba a preguntar así directamente porque sé que lo que te gusta es el teatro.
Que un actor puede hacer televisión, puede hacer cine, puede hacer anuncios o performance, pero el teatro es otra cosa, ¿verdad?
Y para ti muchísimo más. Lo otro lo haces y está muy bien, pero el teatro es lo que te absorbe y lo que realmente te apasiona.
Sí, cualquier actor que ha hecho teatro te va a responder, seguramente, la mayoría de los actores que han hecho teatro te van a responder lo mismo.
Porque, bueno, porque estás tú, ¿no? No es un recuerdo, no es un recuerdo en una pantalla.
Está tu emoción, tu alma, tu sangre, tu pasión, tu vida, tu sensualidad, tu piel, tu voz, tu mirada, todo está en el momento comunicando algo.
Y esa experiencia es imparable, realmente imparable.
Cada vez que ha venido Animalario a Tarragona, la sala se ha quedado pequeña.
No es que tengamos un teatro grandísimo, ya te lo digo ahora.
También tiene su encanto porque es muy cercano.
¿Tiene un teatro grandísimo?
Digo de tamaño. No, no, que no es grandísimo.
Ah, vale, vale.
Que es más bien de pocas plazas.
Por eso te digo que cada vez que viene Animalario se llena y me consta que mañana viernes estará lleno el teatro.
Ay, qué bien, qué maravilla.
Yo ya te lo digo ahora, que la gente tiene muchas ganas de ver Urtain.
Pues, pues, dedicada a ellos, por supuesto.
Y te iremos a ver mañana.
Por cierto, yo tengo entendido que escribes poesía, ¿verdad?
Bueno, forma parte de mi vida, más que de mi trabajo, ¿no?
Yo creo que la poesía lo abarca todo en la vida.
O por lo menos es lo que, es esa, bueno, en este extraño mar y maravilloso mar en el que, por el que circulamos, la poesía es la mejor de las barcas, ¿no?
Para circular por ese mar.
Por lo menos, a mí me parece, ¿no?
Necesito, necesito esa visión poética de las cosas, de las situaciones, de las circunstancias.
Porque la poesía, bueno, en mi opinión también, por supuesto, debe ser sanadora, ¿no?
Tiene que ser sanadora, tiene que ser, que hacer mejor al ser humano, tiene que servirle para sanar, ¿no?
Y en ese sentido, insisto, bueno, pues, yo tengo una visión poética de la vida.
Hay quien dice que la poesía enmienda el guión de nuestra vida, ¿no?
Sí, y es verdad.
Bueno.
Es auténtico, sí.
Pues creo que es poesía lo que veremos en el ring en el que se convertirá al Teatro Metropol de Tarragona mañana viernes, contigo y toda la compañía animalario.
Roberto Álamo, muchísimas gracias por acompañarnos, muy buenos días.
Un placer enorme, espero ver tu mañana una vez.
Ahí estaré.
Ya, mi corazón.