This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.
Is there a place for me? Somewhere to stay? Sometimes it seems to be so far away.
The end of the night will rain.
The 1 del migdia, 9 minutes, us ho dèiem ahir, que per raons que ara us explicarem i ja us avançàvem,
canviàvem el dia d'emissió habitual del Caixa Fòrum. Carles Marqués, molt bon dia.
Bon dia, bon dia, canviem de dia.
Ha valgut la pena fer el canvi.
Ha valgut molt la pena.
No hi ha dubte. Acabeu de presentar fa una hora un cicle magnífic que comença justament aquesta tarda i que ens portarà fins al mes d'abril.
Ja ens portarà fins al mes d'abril i fins a l'Orient, exactament, a través de cinc dones viatgeres
i de cinc camins una mica en paral·lel. I això, durant cinc setmanes, cada dimarts tindrem una dona viatgera,
en el doble sentit de la paraula, la dona viatgera és el tema de la conferència i al mateix temps és la dona que imparteix la conferència.
Doncs nosaltres tenim dues dones que segur que són, seguríssim, són viatgeres, tot i que elles no seran,
no són les protagonistes del cicle, però sí les que tiraran endavant.
Ja té, d'alguna manera sí.
Sí, no, no, però elles, em penso que el que venen aquí és a parlar d'altres dones,
que, poc o molt, com que són viatgeres, segur que han estat un gran referent a la seva vida i en els seus viatges.
Saludem d'una banda, Cristina Morató, buenos días.
Muy buenos días.
Gràcies per acompanyar-nos, fotògrafa, viajera, periodista, autora de varios libros,
entre ells jo és que le tengo un cariño especial a les Reines d'Àfrica,
un libro que me pareció apasionante i que no te diré que me descubrió,
que les mulleres també viajaban hace molts siglos,
però, bueno, que veia que eren capaces de moverse por el món amb una certa autonomia,
mentre nosaltres en esa època debien pensar que no, que era imposible.
La Cristina coordina el Ciclo y també és una de les conferenciantes,
però qui estrena esta tarda el Ciclo és Patricia Almarzegui.
Patricia, buenos días.
Hola, buenos días.
Bienvenida, ella és cineasta, ravista,
professora de literatura comparada de la Universitat Internacional de Catalunya
i, precisament, ara estabais parlant de que totes aquestes vidres
se podrían llevar al cine segurament, no?
Seguro, sin duda.
Que superarien la ficció de moltes altres inventades.
El problema que hablábamos es que son películas de gran presupuesto
porque yo creo que las vidas de todas ellas son memorias de África.
Entre memorias de África y el paciente inglés.
Grandes películas, grandes historias de amor
y sobre todo grandes películas de aventuras, no?
Yo creo que las vidas de estas mujeres atraen
porque tienen todos los ingredientes de las películas de aventuras,
o sea, escenarios exóticos, pasión, intriga.
De todas maneras, la mayoría de ellas siempre iban en función de alguien,
de un elemento masculino.
O eran mujeres o hijas de predicadores,
o eran mujeres mayoritariamente de clase alta,
con una capacidad intelectual y que afortunadamente,
y de forma un poco, digamos, singular,
podían haber accedido a los estudios.
Todas ellas tienen ese dominador común,
siempre van como consortes de alguien, no?
Y ellas aprovechan la oportunidad.
Hay casos, Patricia, el de Lady Montagu yo creo que es distinto,
el de esta tarde.
Sí, es distinto.
Es distinto sobre todo porque viaja un siglo antes que estas mujeres.
Pero va con su marido de entrada, no a Estambul.
Claro, claro, sí.
Viaja como mujer del embajador británico en Estambul.
Si no, no hay otras razones de viaje.
Pensemos que el carácter de movilidad
sigue siendo algo que está vinculado a un primer mundo
y a una determinada clase social y más en la mujer.
Si la mujer no era nadie jurídicamente,
pues su movilidad era mínima o absolutamente nula.
Eso sí, hay un motivo que a veces nos olvidamos
del viaje de las mujeres desde el siglo aproximadamente IV,
que es el de peregrinación.
Las mujeres que viajaban como peregrinas.
Pero si no, no sé.
¿Qué va a moverse?
Pobre mujer.
Claro, habéis hecho dos referencias cinematográficas.
Ahora a mí me viene a la cabeza la Baróin Sablissen.
Maravillosa película Memorias de África.
Y ahí también se puede ver un poco por las historias
que vosotras explicáis y conocéis,
que una vez han podido hacer el salto,
es decir, han conseguido su pasaje,
una vez se llevan al destino o están en camino,
van adquiriendo una cierta autonomía
y empiezan a tomar decisiones sobre su vida
cuando están en todo ese periplo, ¿verdad?
No, es que antes estábamos justamente en la presentación
a la prensa de este ciclo de conferencias.
Estábamos hablando de por qué, por ejemplo,
en el caso de las de Oriente,
que por qué viajaban a Oriente las mujeres.
Y al final lo que estábamos un poco todos de acuerdo
es que la mayoría que eran inglesas,
que habían nacido en esa Inglaterra victoriana,
marcada por una estricta moralidad
y donde las mujeres tenían muy pocas posibilidades
de realizarse,
la lectura que hay parte de este libro,
mágico, sensual, de las mil y una noches,
entre otros detonantes,
hace que estas mujeres se planteen viajar a Oriente,
que para ellas es un Oriente sinónimo de libertad,
de sensualidad,
de todo lo que pueden tener
y no tienen en esa Inglaterra,
donde hasta se amañan los...
De alguna manera llegan a un acuerdo los matrimonios,
se las casa con 16 años
y tienen poca elección.
Y yo creo que en Oriente se sienten libres
y toman por primera vez las riendas de su vida,
la mayoría de ellas.
Aunque algunas siguen conservando su...
No, no, no, no, no.
Son mujeres muy liberadas y muy...
Porque algunas son muy conservadoras
en su manera de vivir
y dentro de su ideología.
O sea, han asumido esa autonomía,
pero tampoco nos construíamos la imagen
de una mujer muy progresista
desde los parámetros que tenemos ahora, ¿no?
Progresismo igual es el objeto de que viajen.
Es decir, el hecho en sí mismo de que viajen
es progresista.
Pero también lo comentábamos antes,
son viajes carísimos, carísimos.
Y son viajes que solo los puede hacer
unas personas que son ladies
o que pertenecen a un determinado extracto social.
Es así.
Evidentemente hay otras mujeres
que viajan de otra manera,
pero, como ha dicho Cristina también antes,
no tenemos huellas escritas.
Sin referencias escritas de ellas
tampoco podemos aproximarnos
a esas otras mujeres viajeras
que es verdad que también han viajado.
Y no solo por una razón que todos sabemos,
la historia se ha escrito mayoritariamente
en masculino,
se está recuperando la historia
de grandes mujeres artistas,
pintoras,
pero no desde el siglo XVIII,
sino muchísimo antes.
¿Por qué estas mujeres viajeras
han permanecido en el anonimato?
¿También porque la historia
se ha escrito desde una perspectiva masculina?
¿O es que la mujer viaja porque viaja?
Para luego explicarlo.
Yo siempre digo,
y les molesta a algunos compañeros de viaje
que lo diga,
creo que las mujeres antes y ahora
viajan de manera distinta.
Creo que los viajes femeninos,
las mujeres sobre todo,
son mujeres más humildes,
más sencillas,
no les gusta tanto hablar
de los peligros
a los que se enfrentan en los viajes,
no les gusta hablar tanto de retos
ni de desafíos,
el viaje para ellas
es más una escuela de conocimiento.
Sin embargo,
para los hombres,
tanto antaño como ahora,
para muchos,
es más una competición deportiva.
Es un acumular países,
un acumular kilómetros
y luego contarlo
sacando un poco el pecho.
Las mujeres somos más humildes
a la hora de contar nuestros viajes,
creemos que el peligro
va innato al viaje
y yo creo que también esto ha hecho
que se les oiga
o se nos oiga menos.
Hasta el día de hoy,
si uno sale a la calle
y pregunta el nombre
de alguna mujer viajera,
dudo que alguien sepa decirnos uno.
O sea que, bueno,
hay que ir haciendo camino,
pero yo creo que es por la actitud
de la mujer ante el viaje
y luego, obviamente,
la historia ha recogido
las hazañas de ellos
y no de ellas
porque las hazañas de ellas
no existían.
Pensemos que la Real Sociedad Geográfica,
la insigne Real Sociedad Geográfica
que financiaba
las grandes expediciones
de estos barbudos
exploradores decimonónicos,
se fundó en 1830,
tardó 50 años
en abrir sus puertas
a las mujeres
y lo hizo un poco
como a reengañadientes.
Es decir,
no financió
ninguna expedición femenina
y no reconocía
ni siquiera
que las mujeres
estuvieran preparadas
ni psíquica
ni físicamente
para el viaje.
Entonces,
es obvio
que no existían.
Claro que nadie se piense
que por muy aristócratas
que fueran,
todas ellas,
cuando llegaban
a su país de destino,
pues seguían instaladas
en su lujo occidental
porque realmente
padecían mucho.
Bueno,
aparte de esas mujeres
padecían enfermedades,
padecían muchísimas dificultades
en el camino.
O sea,
que era una apuesta muy dura,
no solo desde el punto
de vista social,
decir,
esta mujer es una loca,
sino que físicamente
muchas de ellas
contraían enfermedades
y alguna hasta murió
precisamente por eso.
Hoy hablaré
de Lady Montagu
que entre...
Podríamos empezar por ella,
hacer una referencia.
No,
que entre otras cosas,
una de las cosas
que hace ella
es introducir
la vacuna
por inoculación
que ella utiliza
en su hijo.
Bueno,
la trae de Estambul
y la introduce
en Inglaterra.
Efectivamente,
en Inglaterra.
Hoy veremos,
por cierto,
un retrato de ella
mostrando el brazo
de su hijo
donde lo inocula
o manda inocular
y le cura
de la viruela.
Entonces,
bueno,
evidentemente
traen también
muchas cosas de Oriente
y les...
Bueno,
es que la moda
de Oriente
tiene un nombre,
sobre todo
la Turquerie,
que es la moda
de lo turco.
Es una moda
que comienza
el siglo XVII
en Europa
y atraviesa todo,
ya no solo el viaje.
O sea,
una de las cosas
que más les gusta
a las mujeres
y a los hombres
es aparecer
retratado
a lo turco.
Vestidos a lo turco.
Estoy hablando
de Madame Pompadour,
estoy hablando...
Hay toda una iconografía
en pintura orientalista,
pero hablo del XVIII.
Impresionante.
Yo me acerqué
a trabajar,
he escrito
tres artículos
sobre Lady Montague
en el mundo académico,
que es al que pertenezco,
y me acerqué a ella
cuando,
recorriendo largo
las salas del Louvre,
trabajando sobre pintura orientalista
en el siglo XVIII,
me encontré,
bueno,
el cuadro de Ingres
en la sala de Ingres,
de Ingres,
ahí en el Louvre,
me encontré una referencia
y digo,
pero si esto
yo lo he visto
en un libro de viaje.
Comencé a retroceder
y resulta que
el cuadro
del baño turco
de Ingres
es una maravilla,
son 12 años de su vida
y hoy hablaré de él,
se basa
en las cartas
de Lady Mary Montague,
es decir,
en el viaje de Montague.
Si pinta 24 mujeres
es porque
en su diario
número 9
reproduce
una carta entera
de Lady Montague.
O sea,
estamos hablando
de que estos viajeros
se convierten,
esta viajera,
su mirada femenina,
se convierte
en la fuente iconográfica
de pintores
como Ingres,
es decir,
de Delacroix,
es decir,
de Picasso
y eso ya es
una grandísima fascinación.
Entonces,
van configurando
no solo
un oriente textual
sino un oriente
visual iconográfico
y eso es muy interesante.
También se iban
a sus colonias,
a sus segundas
residencias particulares,
es un aspecto
histórico
y contextualizarlo
que hay que tener en cuenta.
Iban a la aventura
en muchos casos
pero también iban
un poco a sus dominios.
El Imperio Británico
ya sabemos todos
que era muy vasto.
El mundo entero era.
Sí,
el mundo entero
era realmente.
Viajaban efectivamente
como has dicho
por sus dominios.
Lady Mari Montagu
debe ser
como una compañera
de viaje
en este caso
para ti,
¿no?
Como lo debe ser
Marga Dandurain
para Cristina.
Bueno,
sí,
Marga Dandurain
estará presente
en mi vida
para siempre.
O sea,
eso ha sido,
sí,
yo creo que
la satisfacción
para quienes
sentimos pasión
por el tema
de las viajeras,
yo ya he publicado
pues sí,
ya es el cuarto libro
dedicado a las viajeras
y exploradoras
de antaño.
El poder descubrir
sobre todo
a una anónima
es una gran satisfacción.
Entonces,
dentro de este ciclo,
el último,
la última charla,
la dedicaré
a Marga Dandurain,
falsa condesa
porque se hacía pasar
por condesa,
nacida en el país
vasco francés
y que la verdad
es que no fue
una gran,
no fue exploradora
al uso,
sobre todo fue
una aventurera
de altos vuelos,
pero tiene su mérito
que una mujer
en los años 20
decidiera instalarse
en el Cairo,
decidiera además
trabajar como espía
para los británicos,
luego se fuera
al desierto sirio,
una vasca de bayona,
¿eh?
No es.
Una vasca de bayona.
Acostumbrada a la lluvia.
Acostumbrada a la lluvia
se instalara
en un hotel
destartalado,
medio derruido,
el hotel Zenobia
lo comprara,
lo rehabilitara
y como se aburría
porque era una mujer
que odiaba el aburrimiento,
pues decide en 1933
intentar entrar
en la ciudad prohibida
de la Meca
que es el episodio
más, yo digo divertido
porque realmente
es surrealista.
Una mujer
que apenas habla árabe,
una mujer
que no tiene conocimientos
ni siquiera geográficos
de dónde está la Meca,
su hijo le tiene que decir
dónde está la Meca,
marcárselo en un mapa,
esta señora
se convierte al islam,
se casa con un camellero
de un matrimonio blanco,
se convierte al islam
y en 1933
hacia la Meca.
Lo que no cuenta
es que en Jida
va a ser detenida
por las autoridades,
obviamente,
porque la señora
habla francés,
no habla árabe
y una vez detenida
en Jida
va a conocer
lo que es
la prisión de Jida
donde pasa un mes
y sobrevive
a la terrible
prisión de Jida
donde es la única europea
y luego
ya nos encontramos
con esa marga
en la Segunda Guerra Mundial
que ya ha sido expulsada
de Arabia
y nos la encontramos
traficando con opio,
vendiendo opio a los nazis
y llevando una vida
muy de matajari,
de hecho la llamaban
la matajari vasca.
Es un personaje fascinante
y yo he tenido el privilegio
sobre todo
como escritora y periodista
de encontrarme con su hijo
que vive en la actualidad,
Jacques Dandurain,
tiene 92 años,
una memoria privilegiada,
vive en una residencia
a las afueras de París
y él no solo me ayudó
a reconstruir
la vida de Marga Dandurain
sino que me dejó
70 fotografías inéditas
que es lo que decimos siempre
el valor del documento
porque si no
la vida de Marga Dandurain
es de no creer.
Claro, Patricia
hablaba de un cuadro,
de una imagen,
tú hablas también
de este descubrimiento,
vuestros propios viajes
probablemente sean
las mejores fuentes
para descubrir
nuevas mujeres viajeras,
llegar a un país,
a un territorio
y de repente ver
un nombre femenino
que no sea
pues un hombre propio
de esa zona,
decir pues quién es esta mujer
y empezar a indagar
y a preguntar.
Hay un trabajo de búsqueda
realmente para recuperar todas.
No las encontraremos
en las enciclopedias
hasta que no las descubráis
vosotras
otras personas interesadas.
Algunas están debajo
de las piedras, Patricia.
Sí.
Pegas una patada
y aparece un nombre.
Sí, aparecen.
No, yo lo que sí que hice
ahora hace siete años,
bueno,
viajaba por motivos
de investigación
para trabajar
sobre orientalismo
y decidí que todo aquello
que había trabajado,
que había leído
sobre teoría del viaje,
es algo que me interesa
mucho, ¿no?
¿Por qué viaja el ser humano
desde Ulises hasta hoy,
¿no?
Ahora acabo de terminar
una publicación
de los últimos cuatro años
y entonces digo,
bueno, pues lo que me toca hacer
es leer todos estos libros,
hacer una síntesis
y empezar a viajar
viendo si estos conceptos
son o no reales.
Es decir, lo mismo
que Lady Montago.
O sea, voy a viajar
para ver si coincide
lo que veo
con lo que he leído.
Era muy divertido
y todo esto comenzó
en Siria y en Líbano
y yo iba viajando
y veía miedo
y entonces yo decía,
siento miedo
cuando viajo.
Sí,
y ponía,
pero auténtico ponía,
sí.
Es un dietario.
No, hacía un dietario
pero había leído
lo mejor del teoría
del viaje en inglés,
en alemán,
unas cosas durísimas
y yo digo,
bueno, pues a ver
si es verdad,
¿no?
O sea, que era
y luego me he dado cuenta
que soy una viajera
científica ilustrada.
Qué horror, ¿no?
Por eso te identificas
con ella.
Hay categorías,
hay categorías de viajeras.
Claro, tú eres una ilustrada.
Yo soy más de a pie.
Yo soy más de a pie,
yo sobre todo
es una periodista
que yo creo que
lo que no me falla
es el olfato periodístico
para las historias.
Creo que al final
es lo que tengo,
una de las cualidades
humildemente que tengo
porque yo
de Marga Danduray
no sabía nada
y efectivamente
un viaje me la descubre,
pero me la descubre
un viaje porque
yo llego a Palmira,
yo llego al Hotel Zenobia
por casualidad
porque ni siquiera
estaba alojada ahí,
era un hotel
donde no podías casi alojarte
de lo abandonado que estaba
y sin embargo
quería conocer
y visitar la habitación
porque soy un poco mitómana,
donde había escrito
sus libros
Agatha Christie,
la 103
y yo fui al hotel
y pedí por la 103
y para mi sorpresa
la habitación
me interesó bien poco
porque no conserva nada
ni mobiliario ni nada
pero al irme
me dieron un folletito,
una información
sobre una tal
Marga Danduray
con su foto,
una foto así
que parecía una espía mala
con una información
totalmente errónea,
decían que había sido
amante de Lorenz de Arabia,
bueno, una serie de tal,
pero yo ya me quedé
con esta historia
y aunque pensaba
que era ficción
al regresar a Madrid
empecé a investigar
y descubrí que efectivamente
Marga Danduray
había existido,
tenía un hijo
que vivía en una residencia
de ancianos
y fui en su búsqueda.
¿Y qué pasa?
vosotras que tenéis
tantos referentes
de tantas mujeres viajeras,
algunas excéntricas,
algunas,
bueno,
todas tienen su característica
y su personalidad,
¿os sentís decepcionadas
a veces
de vuestros viajes
de que no os pasen
tantas cosas
como vosotros explicáis
de otras mujeres
que han viajado anteriormente?
Porque ahora es diferente.
Patricia te dará su versión,
yo no,
porque yo una de las cosas
que no me gusta,
yo escribo sobre
viajeras aventureras,
pero yo,
Cristina Morató,
no soy nada aventurera,
no soy nada aventurera,
en el sentido
de que no busco el riesgo,
no me interesa para nada
buscar el riesgo
en mis viajes
ni los peligros,
¿por qué?
Porque he viajado mucho sola,
sola y largas temporadas,
eso no quiere decir
que por viajar sola,
claro que he tenido problemas,
que me he enfrentado
a peligros,
pero no los he buscado.
Yo creo que muchas
de nuestras antecesoras,
en el caso,
por ejemplo,
de Marga Dandurain,
buscaba el riesgo,
coloquialmente,
la expresión
le iba a la marcha,
es decir,
Marga Dandurain
le iba a la marcha,
le iba a meterse
en problemas y en líos
y era una constante provocación,
no es mi caso,
yo me meto en líos,
pocos,
lo suficientes.
Patricia no lo sé.
Aparte de apuntar las cosas,
te decepcionan los viajes
en cuanto que no te salen.
Para nada,
yo los últimos 11 años
he intentado viajar
casi siempre
de 5 a 8 semanas
al año sola,
es muy importante viajar,
bueno,
a mí me parecía
muy importante viajar sola
y no me ha decepcionado
para nada.
O sea,
estar en Irán,
en Yemen,
en Uzbekistán,
en Kirchikistán,
sola,
quiero decir,
en Sri Lanka,
pues no es un riesgo,
pero sí que supone
una dificultad.
Y yo creo que eso
es muy interesante
el viaje.
Uno,
soledad.
Soledad,
porque significa,
tener que estar
con los fantasmas interiores
y el día a día.
Dos,
dificultad.
Y luego,
yo suelo,
cuando alguien me pregunta
qué hago,
el viaje,
oriente,
dónde voy,
digo,
mira,
lo único que hay que hacer
para viajar de manera diferente
es cambiar el itinerario.
Salir del itinerario acostumbrado.
Ya está.
Perderte.
Ya está.
Ya está.
hay una diferencia
también con muchas
de estas mujeres
que iban
con billete de ida.
La mayoría
no llevaban
el billete de vuelta
cerrado
como podemos hacer ahora
vosotras que sois
en viajeras
por vocación,
seguramente,
aparte de por devoción
y por oficio.
Cristina,
Patricia,
yo ya esta tarde
me planto a las 7
en Caixa Fórum
y no me pierdo
ni una de las conferencias
porque la verdad
es que es un ciclo,
Carles,
enhorabona,
pel que fa a Caixa Fórum
per apostar
per aquest ciclo.
A tota l'obra social
i al departament
d'Humanitats
que l'organitza.
Realmente,
magnifico,
muchísimas gracias
también por venir hoy
aquí al matí
de Tarragona Rádio.
Muchísimas gracias.
A ti.
Hasta pronto.
I ens aparen dos minuts,
de dos quarts de dues
i ja empaiten
els serveis informatius
de la casa
hem de posar el punt i final
però recordeu
que demà dimecres
tornem a partir
de les 7 del matí.
Gràcies per la vostra fidelitat
i acabeu de passar
un bon dimarts.
Adeu-siau.