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Si vols veure la vida amb esperança, escolta Porta a l'Esperança.
Tots els diumenges a dos quarts de deu del matí a Tarragona Ràdio.
Un programa de l'Església Protestant de Tarragona.
Porta a l'Esperança.
Obre la teva porta a l'Esperança.
Un programa de l'Esperança.
Hoy ante tu trono, vengo sin más fuerzas.
Traigo mis flaquezas y mi debilidad.
Dios, eres bueno, santo y eterno.
Eres tú el que sufre toda mi necesidad.
Hoy ante tu trono, vengo sin más fuerzas.
Traigo mis flaquezas y mi debilidad.
Vengo ante ti sin nada que ofrecer.
Más anhelando ver tu rostro y no perder la oportunidad de acercarme a ti.
Tú eres todo, Dios de paz y amor, gracia y perdón.
Todo en mí, todo en mí te alabarán.
No eres todo, en mi soledad.
Y en la tempestad.
Y en la tempestad, o en medio del dolor.
No eres todo, no eres todo.
No eres todo, no eres todo.
Dios, eres bueno, santo y eterno.
Eres tú el que sufre toda mi necesidad.
Dios, eres bueno, santo y eterno.
Dios, eres bueno, santo y eterno.
Dios, eres de Poblet número 7 y que es emitido desde los estudios de Tarragona Radio.
Ya sabéis, en la 96.7 de la FM, la radio de nuestra ciudad.
Y como siempre, nuestro deseo es llevar hasta todos vosotros el mensaje de las buenas nuevas
de salvación, hecho realidad en la persona de Cristo.
Un mensaje que se renueva día a día, que es personal.
Un mensaje a través del cual tú, amigo que nos escuchas, puedes encontrar respuestas
para tu vida.
Dice el Salmo 103 y en los versículos 3 y 4 que el Señor es quien perdona todas nuestras
iniquidades, el que sana nuestras dolencias, el que rescata del hoyo nuestras vidas, el
que corona de favores y de misericordia.
Son hermosas palabras, ¿verdad?
Palabras de aliento.
Cuando miro al mundo, sé que en ti y tu puro seguro está, podemos ver tu gran amor.
Nos creaste, a tu imagen.
Jesús nos dijo a darnos salvación, llego mi pecado y mi dolor,
ahora justo soy en Dios a su Hijo, Dios, Jesús mi Redentor.
Me salvó, vuelvo al sol, viviré por Él.
Jesús nos dijo a darnos salvación, llego mi pecado y mi dolor,
ahora justo soy en Dios a su Hijo, Dios, Jesús mi Redentor.
Me salvó, vuelvo al sol, viviré por Él.
Dios a su Hijo, Dios, Jesús mi Redentor.
Me salvó, vuelvo al sol, viviré por Él, por Él, por Él, por Él.
En tu palabra andaré, en tu luz brillaré, siempre te alabaré, cantaremos.
En tu palabra andaré, en tu luz brillaré, siempre te alabaré, cantaremos.
Dios a su Hijo, Dios, Jesús mi Redentor.
Me salvó, vuelvo al sol, viviré por Él, por Él, por Él, por Él, por Él.
Bueno, pues hace un tiempo que el equipo que conformamos este programa
queríamos compartir con todos vosotros algunas de las actividades o trabajos
que como Iglesia estamos llevando a cabo desde hace ya bastantes años.
Creemos el equipo que es una de las cosas prácticas relacionadas directísimamente
con el hecho de cumplir con uno, yo diría, de los muchos mandamientos o consejos
que el Señor nos da en su palabra, la Biblia.
Y en esta ocasión, en concreto, se trata de la ayuda a los demás,
a los necesitados, de la obra social.
Para ello, nos hemos permitido el poder decirle a Maite,
ella es miembro activo del Consejo de Ancianos de nuestra Iglesia.
Buenos días, Maite.
Hola, Paquita, buenos días.
Pues bueno, como decía, nos hemos permitido el hecho de invitarla
porque ella es la responsable y coordinadora de este área
y la hemos invitado precisamente para que ella nos explique un poquito o mucho
cómo se involucró la Iglesia en este proyecto y de qué forma ayudó.
Bueno, pues este proyecto es de muchos años, ¿no?
Pero empezó en un principio, fueron necesidades dentro de la misma Iglesia,
dándose diferentes situaciones de necesidad que iban surgiendo.
Más tarde fue la venida de los emigrantes,
actualmente es la crisis, que están pasando en muchos países
y así han sido etapas diferentes.
Bueno, yo también lo sé, pero es una cosa que vas a contestar tú, Maite,
que, como ya has dicho, empezamos hace mucho tiempo,
pero se empezó ayudando a un sector todavía quizá muy poco conocido,
al menos en el ámbito eclesial, ¿verdad?
Y así muy de tú a tú, que era, pues, con drogodependientes.
¿Por qué no nos describes un poquito esta etapa de nuestros comienzos?
Bueno, pues, cuando surgió el problema de las drogas,
pues, contábamos con unas personas que poseían una propiedad
y esa propiedad la pusieron, pues, a disposición de este proyecto
en el que ellos mismos se involucraron, ¿no?
Y nació el primer centro de rehabilitación.
Era una granja en el campo
y ese centro estaba gestionado por la Iglesia.
A este centro llegaron personas de toda España.
La Iglesia colaboraba con bastantes personas de forma altruista,
daban todo el tiempo del que disponían
y, además, se procuraba proveer los alimentos y cosas básicas de higiene,
en fin, todo lo que necesitaban.
Yo me atrevería un poco, Maite, a preguntarte
si se pueden sacar conclusiones positivas de esta labor.
Porque, bueno, es una labor muy delicada, ¿no?
El ayudar a toxicómanos en el trayecto, pues, ya sabemos
las consecuencias devastadoras de esta dependencia, ¿no?
De las drogas y el alcohol.
Pues, la enfermedad del SIDA.
Muchas personas, pues, murieron.
Muchas conocieron al Señor.
No solamente se rehabilitaron sus cuerpos, sino también sus almas.
Y a muchas seguimos conociendo que están, pues, en estos momentos bien, ¿no?
Pero, ¿no es un poco frustrante este tipo de ayuda?
Quizá por lo que te digo, que a veces, pues, perdemos a estas personas, ¿no?
¿Tú qué dirías?
Bueno, yo diría que la experiencia, con todas las cosas negativas que supone,
porque era una experiencia, la verdad, muy dura, una experiencia durísima.
Además, en aquel momento éramos novatos, de alguna manera, ¿no?
Hacíamos más con el corazón y con los medios de que disponíamos.
Pero la verdad es que pudimos ver personas que no solo dejaron la droga,
sino que conocieron el Evangelio y, a raíz de esto, recuperaron a sus familias,
recuperaron su lugar en la sociedad.
Personas que hoy día están totalmente integradas en la sociedad.
Entonces, ver a estas personas ahora, porque aún las vemos, ¿no?, todas estas personas.
Algunos, como dices, Paquita, que conocimos, pues, la droga pasó su factura y murieron, ¿no?, bastantes.
Pero los que siguieron luchando, y el Señor les ayudó de tal manera que los vemos,
y parece que sean algo nuestro también, ¿no?, porque los ves como van con su lucha diaria.
Algunos han seguido sirviendo al Señor, otros, pues, están con sus negocios, con su familia.
Pero el balance, muy positivo, a mi manera de ver, ¿eh?
Bueno, yo creo que estamos de acuerdo en esto también, Maite.
Tenemos otra experiencia como iglesia, que ha sido también durante mucho tiempo
la colaboración directa dentro de la prisión de aquí de Tarragona.
Y, bueno, pues, también nos gustaría un poquito exprimirte en este caso
y que nos expliques un poquito en qué consistía, quién trabajó allí, cuál fue el fin.
Pues, mira, la experiencia de la cárcel también fue gratificante.
También hubo hermanos que se involucraron de una manera especial.
Nuestro pastor, que ya está con el Señor, el pastor David García,
él, bueno, se involucró muchísimo, iba todos los martes a la prisión
a dar estudios a presos que se lo pedían.
Y, además, pues, le pedían consejo, en fin.
Esperaban los martes, bueno, siempre tenía allí un grupo de presos
para que él, pues, les orientara un poco de lo que querían hacer,
después cuando salieran y tal.
Y luego iba, pues, a petición también de un buen grupo, un buen número de presos,
todos los domingos a hacer allí, pues, a predicar la palabra de Dios.
A predicar, enseñaba coritos y tal.
Cantaban y era muy gratificante.
El pobre tenía que correr porque después tenía la predicación en la iglesia,
pero él no dejaba ni un domingo de ir a la prisión.
También se formó un taller de teatro.
Había un hermano que era muy diestro en esto e incluso, pues,
hacía obras expresamente para los presos,
obras que nada más actuaban hombres, ¿no?
O sea, era muy laborioso, pero la verdad es que se apuntaron muchos presos
y fue para ellos una experiencia muy positiva y también para nosotros,
porque algunos de estos presos, cuando terminaron su condena,
pues, pasaban por la iglesia, unos se marchaban porque eran de otras ciudades
o de otro sitio de España, ¿no?
y se marchaban, pero algunos se quedaron y, bueno, estuvieron con nosotros
hasta que, bueno, algunos de ellos ya también han partido con el Señor,
pero también es una experiencia muy diferente,
pero también, pues, llena de emociones y que también la consideramos positiva.
Estupendo.
Pues, bueno, ahora sí os parece bien.
Hacemos un alto en el camino y vamos a escuchar una canción.
Hacemos un alto en el camino y vamos a escuchar una canción.
Hacemos un alto en el camino y vamos a escuchar una canción.
Hacemos un alto en el camino y vamos a escuchar una canción.
Hacemos un alto en el camino y vamos a escuchar una canción.
en el camino y vamos a escuchar una canción.
En el camino y vamos a escuchar una canción.
En el camino y vamos a escuchar una canción.
y vamos a escuchar una canción.
y vamos a escuchar una canción.
y vamos a escuchar una canción.
y vamos a escuchar una canción.
y vamos a escuchar una canción.
y vamos a escuchar una canción.
y vamos a escuchar una canción.
y vamos a escuchar una canción.
y vamos a escuchar una canción.
y vamos a escuchar una canción.
y vamos a escuchar una canción.
y vamos a escuchar una canción.
y vamos a escuchar una canción.
y vamos a escuchar una canción.
y vamos a escuchar una canción.
y vamos a escuchar una canción.
y vamos a escuchar una canción.
y vamos a escuchar una canción.
Que tú me traes
Que en tu reloj
Venga con todo
Que se haga voluntad
Dónde tú estás
Tú y esta pasión
Quiero más de ti
Más de ti
Que tú me traes
Venga con todo
Que se haga voluntad
Dónde tú estás
Tú y esta pasión
Quiero más de ti
Más de ti
Más de ti
Más de ti
Más de ti
Más de ti
Más de ti
Más de ti
Más de ti
Más de ti
Bona nit
Yo creo que mejor lo explicarías tú, ¿no?
Sí, bueno, Paquita, pues ahora quizá no tanto es ahora con los emigrantes, sino que es un poquito por la crisis ahora.
Pero bueno, como empezó fue que se ayudaba a familias que puntualmente estaban pasando por situaciones difíciles, ¿no?
Entonces, no sabíamos cómo ayudar y entonces la Iglesia se involucró en traer cada semana algo que pesara un kilo.
Un kilo de arroz, un kilo de azúcar, un kilo de patatas, un kilo de naranjas.
O sea, la operación kilo, ¿no, Maite?
A eso lo llamamos la operación kilo y aún sigue siendo ahora la operación kilo porque la Iglesia sigue colaborando.
Cuando empezaron a llegar los inmigrantes, pues la obra social se desdobló porque no solamente ayudábamos con alimentos,
sino que también habían hermanos que dedicaban su tiempo a ayudarles con los papeles, con la búsqueda de pisos.
Incluso habían ofrecido algunos pisos que tenían vacíos para, de momento, fuera un impas, ¿no?
De que pudieran, de momento, tener un hogar hasta que encontraran, ¿no?
La búsqueda de pisos, los papeles y, sobre todo, algo muy especial, un poquito de calor, un poquito de cariño,
porque no tenían a nadie y entonces las personas que de alguna manera íbamos tendiendo una mano,
pues ellos, la verdad es que fue una experiencia positiva.
A partir de entonces vimos que crecían mucho las necesidades y que la Iglesia no tenía medios para ayudar a tanta gente
porque es lo que pasa, fue cuando empezaron a venir todos, unos se los decían a otros
y eran, pues, situaciones que es que no tenían nada.
Entonces tuvimos que recurrir, hacer todas las gestiones pertinentes y pedir ayuda a Cruz Roja.
Cruz Roja nos respondió muy bien y más adelante, ya no era bastante con Cruz Roja,
tuvimos que recurrir al Banco de Alimentos, aparte de que la Iglesia siempre fielmente colaboraba.
Cuando alguna de estas cosas fallaba, porque alguna vez, pues, Cruz Roja no nos podía dar
o el Banco de Alimentos, como dan lo que reciben, no era suficiente,
bueno, pues, ahí siempre estaba la Iglesia detrás apoyando y está, ¿no?
Entonces, bueno, actualmente estamos también trabajando en este sentido,
pero quizás más con familias casi de aquí, ¿no?
Porque, como todos sabemos, pues, la crisis se nota, hay familias que se han quedado sin trabajo
y, bueno, hay gente, pues, que están las dos personas sin trabajo y con niños a su cargo y todo.
Y, bueno, seguimos, pues, hasta donde el Señor nos permita.
La verdad es una buena experiencia porque nuestra experiencia no ha sido de gente que, bueno,
se han agarrado a la obra social y como nos dan una bolsa de comida cada semana, pues, ahí estamos, ¿no?
No, sino que la experiencia ha sido buena en el sentido de que cuando a la gente se les van solucionando las situaciones,
pues, nos sorprendemos porque enseguida vienen y dicen, oye, mira, que gracias a Dios ya ahora estoy bien,
pues, no hace falta que me lo preparéis más, sabemos que lo necesitan otros
y eso a nosotros nos llena porque vemos que hay responsabilidad entre la gente que viene a buscarlo, ¿no?
No sé, Maite, qué te parece si llegados a este punto podrías quizá explicar a nuestros amigos oyentes
cuál es el fin último, el fin último por el que nuestra iglesia, la iglesia de aquí en Tarragona,
ha sido llamada a llevar adelante concretamente este trabajo.
Pues, mira, Paquita, el fin último, como dices tú, es el último y el primero, ¿no?
Porque lo que motiva la obra social no es otra cosa que seguir las enseñanzas de Jesús.
Él es el auténtico ejemplo a seguir y me gustaría pedirte, Paqui, que nos leyeras tan solo dos versículos
de los que se encuentran en el Evangelio de Mateo, de San Mateo, en el capítulo 25, los versículos 35 y 36.
Pues sí, dice así la palabra del Señor, porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber,
fui forastero y me recogisteis, estuve desnudo y me cubristeis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a mí.
Pues, mira, este es el auténtico sentido de la obra social, ¿no?
Andar un poquito en las huellas que nos dejó Jesús con tantos ejemplos y ser un poquito de luz, ¿no?
Para aquellos que lo están pasando mal.
Y, bueno, ya que me das la oportunidad, pues querría aprovechar para, desde aquí, dar las gracias a todos los hermanos
y además de hermanos compañeros de la obra social, dar las gracias a nuestra asistenta social,
a nuestro diplomado en Relaciones Laborales, a nuestras colaboradoras en el tema de entrevistas
y preparación de las bolsas de alimentos, a nuestros jóvenes y no tan jóvenes,
que nos ayudan en el transporte y descarga de todos los alimentos,
y a toda la Iglesia que apoya siempre con entusiasmo esta obra social.
Y también, de una manera especial, no me quiero olvidar, de personas que, sin pertenecer a nuestra Iglesia,
están ayudando en todas las campañas que hacemos y por Navidad y todo.
Es que, si no nos llamamos, nos llaman ellos.
Oye, ¿qué? Contad con nosotros.
Pues, mira, esto es una gran bendición y esperamos, pues, que el Señor, pues, siga levantando personas
que, a lo largo de las etapas y de los años y de las diferentes necesidades,
como ha sido en el caso de nuestra Iglesia, podamos ver en qué podemos servir al Señor.
En unos años fue en una cosa, en otros años era en otra,
pero siempre buscando, buscando la voluntad del Señor.
Y eso es lo que la obra social persigue, ¿no?
Pues, la verdad es que sí.
Como siempre, amigos, el tiempo se acaba, hemos llegado al final de nuestro programa.
Yo quiero agradecerte, Maite, pues, que hayas podido compartir con nuestros amigos oyentes
parte de la vida de nuestra Iglesia.
Porque la verdad es que la Iglesia no son las cuatro paredes que nos envuelven, ¿verdad?
Sino el conjunto de hombres y de mujeres que la conforman, o que la conformamos.
Y está llamada, como Iglesia, como tal, como dice el Señor en su palabra,
a ir y a predicar el Evangelio.
Es decir, a presentar la palabra de Dios al mundo, pero aquí entra también la parte práctica, ¿no?
Esa forma de presentar la palabra del Señor, pues, en esa forma está la de ayudar,
como tú has dicho antes, ¿no? A nuestro prójimo, al prójimo más necesitado.
Porque nunca sabemos cuál es si vamos a ser hasta nosotros de la otra parte también.
O sea, que seamos nosotros los necesitados.
Y esto yo creo que es, bueno, pues, que el Señor nos ha dado el privilegio como Iglesia,
no como para engreírnos de ello, sino como para tenerlo muy presente, ¿no?
Esta labor que esta Iglesia está haciendo desde hace ya muchísimos años, ¿no?
En este trabajo tan esencial como es ayudar con lo más básico, lo más básico a las personas necesitadas.
También quiero darle las gracias a nuestro técnico de control y sonido, Alejandro,
que como siempre está fiel aquí, haciendo posible que este programa se emita a través,
como ya he dicho antes, de nuestra radio en Tarragona, de la 96.7 de la FM, nuestra ciudad de Tarragona.
Como siempre, antes de despedirnos, pues, quisiéramos de nuevo ofreceros, pues,
aquellas cosas que nosotros hacemos en nuestra Iglesia y que nos ayudan para bien siempre.
Como es, ya sabéis que os lo decimos continuamente cada vez que emitimos el programa,
pues, las reuniones de estudio bíblico que tenemos los jueves a las 8 de la tarde.
es una manera de conocer de Dios y a Dios.
Y, bueno, estáis invitados.
También nuestros jóvenes tienen sus reuniones particulares los sábados a las 7 de la tarde.
Y el domingo, como siempre, pues, estáis invitados al culto de alabanza
y de predicación de la Palabra del Señor a las 11 y media de la mañana.
Como siempre, también, pues, deciros que tenemos una página web,
www.iglesiadetarragona.com, donde podéis entrar y conocernos también un poquito más.
Y, como siempre, bueno, pues, despedirnos de todos vosotros.
Desearos una buena semana y que el Señor os bendiga.
Hasta el próximo programa.
Adiós.