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Arxiu/ARXIU 2012/ENTREVISTES 2012/


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Time transcribed: 17d 4h 50m 41s

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Fins demà!
Fins demà!
Fins demà!
Bé, Mans Unides ja fa anys que ve treballant pels objectius de desenvolupament del mil·lenni
i cada any, ja porta uns quants anys, treballant per un dels objectius.
Concretament aquest any hem de treballar pel dret de la salut
i bàsicament el que volem és fer una denúncia de la situació en què viuen encara molts milers de persones
sota el drama de la sida, l'UBIH, la malària, la tuberculosi i altres malalties que estan erradicades aquí a Europa
però que són encara persistents en molts països africans.
I amb aquest objectiu de la campanya general aquí a Tarragona ja tenen pensades algunes accions del que faran en els propers mesos?
Doncs sí, concretament avui amb la conferència, la setmana vinent tenim ja organitzat un acte adreçat als joves de la ciutat de Tarragona,
als centres de secundària de la ciutat, col·laboren anualment amb nosaltres
i la setmana vinent, el dia vuit, concretament dimecres, farem la marxa de la solidaritat
on els joves recorren 20 quilòmetres i els fons que es recullen amb aquesta marxa
van adreçats a un projecte a la Índia per construir un internat per nenes.
I després també tenim un concurs de climatratges on es vol posar èmfasi en la situació d'Àfrica,
concretament la problemàtica de l'aigua,
i això és una activitat 2.0 que consisteix a fer un concurs, un vídeo d'un minut de durada
i difondre aquesta situació.
Després hi ha una entrega de premis a Barcelona
on el vídeo, tant sigui a nivell individual com col·lectiu de les classes,
de les escoles que hi participen, diguéssim, tenen un premi.
I després diferents sopars solidaris que es fan al llarg de molts pobles de la nostra diòcesi.
Molt bé, ja anirem parlant al llarg de l'any, de les properes setmanes,
de les diferents activitats que fan Mans Unides en general des del punt de vista econòmic,
ja que estem amb aquesta crisi que ens afecta a tots.
Mantenen el nivell d'aportacions?
Noten que la crisi ha davallat els ajuts econòmics per una organització com la que vostè representa?
Bé, les xifres de l'any 2012 encara no les tenim tancades,
però sí podem preveure un descens d'un 5% en quant al còmput de donatius,
no en quant al còmput de donants.
La gent, diguéssim, es manté,
l'únic que fa és rebaixar la seva quota o la seva aportació.
Esperen, de totes maneres, podem tirar endavant aquests projectes que comentava?
Per exemple, aquest que es va vehicular ara la setmana que ve a través de la marxa de la solidaritat?
Sí, perquè a Mans Unides els fons, bàsicament els més importants són els fons propis,
amb un 80%, i no arriba ni al 20% el que ens alimentem, diguem-ho així, dels fons públics.
Sabem que els fons públics han baixat, no cal dir-ho,
ja es preveu una davallada aquí a Catalunya del 45%,
però nosaltres, bàsicament, ens mantenim amb els donants privats.
Com dèiem, Mans Unides obre aquesta tarda a Tarragona la seva campanya anual
i ho fa amb la conferència del missioner Julio Feliu a Malawi.
Julio Feliu, ¿desde cuántos años en Malawi?
Pues llevo 45 años, llegué allí al año 1967, todavía era joven.
Permítame situar primero a los oyentes, ¿dónde está Malawi exactamente?
Sí, tienes razón, es una pregunta muy interesante porque mucha gente...
No es de los países más conocidos.
No, no, está pues colindando con Mozambique, Tanzania al norte y Zambia al oeste.
Es un país pequeñísimo pero de una población muy densa.
Son 14 millones en un territorio más pequeño que Portugal.
¿Y qué hace allí, Julio Feliu?
Bueno, pues yo soy misionero y he estado trabajando en varias parroquias, parroquias rurales y parroquias urbanas.
Y la iglesia tal como la concebimos es un servicio a la comunidad.
Por eso estas amigas nuestras de Manos Unidas tan estupendas me han llamado, me han invitado para que les dé un testimonio de lo que estamos haciendo, sobre todo en el terreno de la sanidad, el combate contra el SIDA.
Sí, porque precisamente supongo que si la han invitado es porque teniendo en cuenta el objetivo de la campaña de este 2012 de Manos Unidas, lo que quieren es reflejar con su testimonio la situación en África.
Y me imagino que, claro, cuando hablamos aquí en Europa y en el primer mundo del SIDA como una enfermedad que parece caído a menos, que no se ve tanto en la sociedad, que la hemos podido frenar como mínimo,
me imagino que la situación es muy diferente en África, ¿no?
Sí, la situación es muy diferente porque la medicina no está al alcance de todos.
Los retrovirales que vienen de Europa son carísimos.
Y yo quisiera también hacer una especie de denuncia de que los gobiernos no nos permiten comprar medicinas fabricadas en la India, que son la mitad de precio.
Y entonces, muchas de las personas que están sufriendo el SIDA no tienen alcance a la medicina de los retrovirales.
Y los que lo tienen, tienen ahora problemas porque la medicina ya no llega al país.
Entonces, tememos que dentro de dos o tres años, los que están ahora con medicación, pues ya no vivirán.
¿Qué más problemas de salud hay en Malawi, por ejemplo?
La malaria es endémica. Allí el 10% de los niños recién nacidos, pues mueren, fallecen antes de nacer incluso.
Si la madre tiene un ataque de malaria, es muy probable que el niño no llegue a nacer con vida.
La malaria es que es una plaga y es muy difícil de controlar.
Y ahora también las enfermedades oportunistas, como la mayoría de los jóvenes, sobre todo chicas, ya están infectadas por el SIDA.
Las enfermedades, como la tuberculosis, se ha hecho muy fuerte y ya no se puede curar con medicamentos tradicionales.
Hay que buscar otros médicos, otros fármacos y es muy difícil.
Y hay mucha gente que se está muriendo también de la malaria y de la meningitis.
Son enfermedades que estaban latentes en estos pacientes y cuando llega un momento que el SIDA se hace fuerte,
no tienen defensas y se nos mueren, pero vamos, desgraciadamente los jóvenes, los que se están muriendo ahora.
Claro, estamos hablando de malaria, de tuberculosis, cosas que a nosotros nos suenan como casi extraterrestres, ¿no?
Sí, de hecho, sí.
Cuando digo a nosotros, quiero decir, claro, en el primer mundo, en el mundo occidental, ¿no?
Sí, sí, sí.
Y en cambio son una realidad evidente en países como este en el que vive.
Cuando una persona va al hospital, lo primero que le hace es un análisis de sangre, una analítica,
buscando la malaria, la tuberculosis y, claro, el SIDA.
Y ya es rutina, ya no se les pregunta.
Lo único que hacen es que si quiere usted saber el resultado o no.
Entonces ya no es cuestión de que la persona hay que respetarla.
No se le hace porque los cuadros médicos necesitan saberlo.
Ahora, si usted quiere saberlo o no, allá usted.
Pero nosotros le hacemos el análisis de sangre.
Nos comentaba que ha estado en parroquias de ámbito urbano y ámbito rural.
Ahora mismo, ¿dónde está?
Ahora estoy en un suburbio de la ciudad de Lilongue, un suburbio enorme de 90.000 habitantes,
donde allí no hay ninguna planificación.
Agua nos viene por las noches y tenemos suerte, no hay luz.
Y la gente, pues sí, es pobre, pobre.
Y muchos inmigrantes también que vienen de Somalia y que vienen de Ruanda, de Urundi,
incluso de otros países como Mozambique.
Y ahí nos juntamos todos. Y ahí hay de todo.
¿Y qué papel cree que puede tener la iglesia o intenta tener la iglesia en un suburbio
como el que nos explica ahora?
Primero hay que atender a la comunidad cristiana.
Entonces la comunidad cristiana tiene que estar motivada por la fe.
Y entonces mi trabajo con el grupo de la parroquia, el equipo parroquial,
es fortalecer la fe de los cristianos, de los católicos,
sobre todo los jóvenes, que son muchos, que son la mayoría del país.
Y después esta comunidad tiene una proyección hacia la comunidad en general.
Y entonces la parroquia tiene centros para la justicia y paz,
que son accesibles a toda la persona que quiera.
Y tenemos un centro para ayuda de los afectados e infectados por el SIDA.
Y es allí donde estamos trabajando más seriamente.
Y queremos incluso ampliar este centro,
porque el problema no se va a resolver dentro de dos días.
Usted se fue hace 45 años.
¿Ha cambiado mucho Malawi en este tiempo?
Sí, sí, muchísimo. Muchísimo.
Y para bien y para mal también.
¿Algún aspecto también para mal?
Sí, sí, sí. Es decir, se ha destruido la cultura tradicional.
La cultura tradicional era comunitaria.
Ahora, con estas urbanizaciones masivas, entonces ya la comunidad ya no existe.
Y la gente se encuentra muy perdida, porque ya no tiene puntos de referencia.
El jefe del clan ya no está.
Y los que están, pues, están corruptos,
porque quieren coger todo lo que pueden de la gente.
Sin embargo, pues, hay libertad.
Sí, la gente puede expresarse, puede asociarse,
pero también la corrupción.
La corrupción es rampante, vamos.
Es que ya no puedes salir de casa sin que ya te pidan.
No puedes abrir una puerta en ningún despacho sin que tengas, como dicen, un sobre.
Y la policía, lo siento decir, pero es el grupo más corrupto de todo el país.
Y eso, pues, hace que la gente no se fíen unos de otros.
Y entonces, aquello que ibas por la calle y te encontrabas con la gente,
y ibas a charlar, a las seis de la tarde todo el mundo a casa,
porque es peligroso andar por la calle.
Yo hablo de mi barrio, donde estoy, que se llama Chinzapo.
Claro, en 45 años ha pasado por diferentes zonas del país.
¿En el ámbito rural mejor que en las grandes ciudades,
teniendo en cuenta que nos explicaba que es un país tan pequeño
y tan masificado con tanta gente concentrada en pocos kilómetros cuadrados?
En las zonas rurales, la comunidad todavía es muy fuerte
y el grupo es el que prevalece sobre el individuo.
Ahora bien, al haber tanta población,
los campos cada vez se subdividen cada vez más
y entonces los jóvenes que se casan,
que quieren tener una familia, muchos de ellos emigran a la ciudad
porque ven que en el campo no hay futuro.
Se fue en el 67.
¿Qué le decidió en aquel momento a usted?
Irse precisamente a Malawi y no de misionero a otro sitio.
Sería difícil explicar.
Eso es como decir,
¿por qué te has casado con fulanita de tal y no con la otra?
Es que me enamoré.
Es algo parecido.
Yo estaba después del bachiller que terminé en Palma de Mallorca.
Me fui al seminario a comillas
y allí no sé por qué decidí que había que hacer algo más
e irme misionero.
Pensé ir a Hispanoamérica,
pero me di cuenta que había que ser un poco más radical.
Soy un poco radical porque mi madre, siendo aragonesa,
me parece que somos un poco extremistas.
En fin.
Y una vez ya entré en la Sociedad de los Padres Blancos,
que son los misiones de África,
y allí me gustó ir a África del Este.
La etnia Bantu es muy acogedora.
No sé, me agradó.
Y entre todos los países escogí Malawi porque era el más pobre de todos.
Y entonces sí, estábamos al borde de la miseria en aquellos tiempos.
¿Y ha vuelto continuamente?
Sí, sí, sí.
He venido sencillamente para la campaña de Manos Unidas.
Y se vuelve otra vez.
Y no ha querido cambiar de país ni de zona de África.
No.
Ahí ya me he chocado.
Está enamorado de Malawi.
Exactamente.
Y no lo dejo así como así.
Y les pertenezco.
Más que ellos pertenecerme a mí,
yo les pertenezco.
Soy parte de la comunidad.
Incluso cuando estoy aquí estos días aquí en España,
no hacen más que llamarme por teléfono a ver cómo va la cosa.
Y quieren seguir las incidencias de Manos Unidas.
Desde allí abajo.
¿Qué les aporta ellos a usted?
¿Qué les ha aportado los malabuis?
No sé si se llama.
Malabianos.
Malabianos.
¿Qué les ha aportado a usted en estos 45 años?
Me han enseñado a vivir en comunidad.
Me han enseñado a respetar a la gente.
Eso de ir por la calle y no saludar a nadie,
eso es impensable.
Lo primero es la persona.
Entonces, cuando llegas a un sitio, cualquiera que sea,
tú no dices nada porque tú eres el extranjero,
el que viene de fuera.
Pero los que están allí son los que te van a saludar primero.
y la sonrisa.
Y allí el compartir la comida.
Estuve hablando el otro día con una persona que es bonitísimo ver
cómo incluso los niños pueden compartir la comida.
Eso de coger un bocadillo e irse a comer por ahí,
eso no existe.
Se comparte todo.
Y eso es un valor fundamental.
El valor de la vida.
Por ejemplo, despedir a un entierro.
Es toda la comunidad, sea en el campo, sea en la ciudad,
la comunidad se reúne.
Es decir, la persona.
Yo creo que muchas veces en estos países de Europa
hemos perdido el respeto a la persona
por el, sí, buscando el dinero
y la sed de ser más que los demás.
Allí es la persona.
Y te llaman por tu nombre.
Y eso es bonitísimo.
Yo creo que es una cosa que tenemos que aprender de ellos.
¿Y usted qué cree que les ha aportado a ellos?
He intentado, porque es muy difícil de saber.
Pero después de 45 años seguro que lo ha conseguido.
Hombre, pues sí.
Yo he compartido mi fe en Jesucristo
y he aportado los valores cristianos
y una organización de la iglesia en comunidades, una vez más.
Toda la parroquia está subdividida en comunidades de base.
Y yo creo que sí.
Les he dado una ilusión.
Y he visto gente comprometida con su fe,
que es una gozada, la verdad.
Ahora que aquí, en Europa, en el primer mundo,
solo hacemos que hablar de crisis económica
y de estos problemas materiales que tenemos,
en un país como Malawi,
¿qué posibilidades ve usted de mejora
del país a nivel de economía,
de infraestructuras, de sanidad,
que es precisamente el objetivo
de la campaña de Manos Unidas de este año?
¿Por dónde pasaría la mejora de países africanos
como en el que usted reside?
De momento estamos en una crisis,
cien veces peor que lo que estáis pasando.
Y vosotros tenéis, ¿cómo decís?,
recortes, ajustes, ¿no?
Es que ahí no se puede recortar ni se puede ajustar
porque no hay nada que recortar.
El país está sufriendo una crisis económica horrible.
Ya no hay carburantes,
ya no va a haber carburantes,
tampoco hay electricidad,
ya no hay agua,
y no hay divisas.
Entonces estamos pasando, pero que muy mal.
La única solución,
y es que el comercio justo,
que estos países desarrollados
no nos impongan los precios, digamos,
del tabaco,
que es la fuente del dinero,
de la riqueza del país.
Le llaman el oro verde.
Y entonces ahora habéis dejado de fumar
en estos países
y ya es difícil encontrar un mercado.
Lo compran los chinos
y lo compran a muy bajo precio.
Entonces esa fuente de riqueza
que tenía el país se ha ido abajo.
Se produce té,
se produce algodón,
café un poco.
Entonces,
y azúcar.
Pero no nos impongáis,
claro, es que eso es la ley del mercado,
¿no?
Es muy difícil,
es fácil decirlo,
pero que compréis los productos del país
a un precio asequible,
pero también justo.
Porque muchas veces el agricultor
trabaja todo el día,
todo el año para cultivar el tabaco
y luego le dan una miseria.
¿Ahí el tabaco es fundamental?
Para la riqueza del país, sí.
Pero además la gente no fuma, ¿eh?
¿Y la tierra se produce en otras cosas?
Sí.
El maíz es el producto base
para el subsistente de la gente.
Pero una vez más,
nos habéis impuesto
las semillas genéticas.
Entonces ya el agricultor de Malawi
tiene que comprar todos los años
la semilla.
Ya no puede guardar la semilla
porque estos productos genéticos
ya no se reproducen.
Entonces,
es la pobreza,
es la miseria.
Dependemos de todo,
de otros países.
Decimos que somos independientes allí,
pero la independencia económica
ciertamente no es factible.
¿Un misionero como usted
que lleva 45 años
en aquel país de África?
Allá abajo,
podríamos decir,
al lado de Mozambique,
¿se ha sentido muchas veces solo?
No.
¿Nunca?
No.
No, porque primero,
nunca estamos solos,
vivimos siempre en equipos,
de menos de tres,
no, nunca.
incluso si hay problemas,
entonces se cierra una parroquia,
se cierra una casa
y vamos a vivir con los compañeros.
Yo, por ejemplo,
vivo a ocho kilómetros de la parroquia
y voy y vengo todos los días,
incluso varias veces al día,
pero solo no,
nunca.
Y luego,
la comunidad te arropa.
Ahora, por ejemplo,
cuando me he venido aquí,
a Manos Unidas,
lo primero que les pregunté,
¿qué pensáis?
¿Me voy o no me voy?
Y estuvimos hablando
y dijeron,
sí, sí, sí,
vete allí,
que tenemos una deuda
con Manos Unidas.
Así que os vengo a agradecer
todo lo que hacéis por nosotros.
¿Cuándo vuelve?
El 16 de febrero.
¿Tiene ganas?
Pero vamos,
estoy ya esperando
hacer la maleta.
Julio Feliu,
su testimonio
lo podremos escuchar esta tarde,
mucho más ampliamente,
en el Casha Forum Tarragona
a partir de las 7 de la tarde.
Muchas gracias
por haber venido esta mañana,
estos minutos,
aprovechando su estancia en Tarragona,
por haber venido a la radio
y por conocer su experiencia
tan interesante en Malawi.
Gracias a vosotros.
Muchas gracias
y mucha suerte.
Gracias.
Julio Feliu,
protagonista
d'aquesta tarda
d'aquesta conferència
a partir de las 7 de la tarda
que organitza Manos Unidas.
També hem compartit
una estona del programa
amb la seva delegada a Tarragona,
Teresa Feliu.
Teresa, també,
moltes gràcies
i molta sort
amb aquesta campanya del 2012.
Adeu-sia, bon dia.
Adeu.