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Arxiu/ARXIU 2013/JA TARDES 2013/


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Time transcribed: 11d 8h 7m 46s

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Muchísimas gracias, amigo, muchísimas gracias. Soy Miguel Iribar.
Estoy encantado de estar aquí. La verdad es que los cómicos viajamos mucho.
Un día nos puede tocar un sitio así, bonito, con gente agradable,
con pinta así de sana, como de haber comido de pequeño jamón yor del bueno, ¿sabes?
Y al día siguiente te puede tocar irte a un pueblo de la España profunda,
con gente con una sola ceja, con expresión primitiva,
como de aquella época en la que el ser humano no tenía conciencia de sí mismo,
gente que te mira mal. Y esto nos vuelve un poco loco,
porque es como si un día viene a tu cama una playmate preciosa que dice
Miguel, no sé qué pasa, pero me pones cachonda,
y al día siguiente te viene un camionero polaco
que te dice ven para acá, mi pequeño cervatillo.
Es duro. Lo único que nos consuela es que por lo menos estamos currando en bares
y yo me llevo muy bien con los borrachos. Me encanta...
Espera, espera, espera, espera. Abans de seguir,
voy a saber qué es el que va a pasar a Maquette Bonseñor.
A mí me gusta, no está mal.
Miguel, hola, buenas tardes.
Muy buenas.
A ver, ¿qué pasó con este señor que se te acercó con esa voz sociable y amistosa?
A partir de ahí la historia no la acabas de explicar.
¿Qué ha pasado?
¿Qué ha pasado?
Nos pasan muchas cosas, nos pasan muchísimas cosas cada vez que vamos a actuar por ahí,
pero bueno, yo qué sé, cada vez se supone que está la gente más civilizada, la verdad es que...
Pero no, pero no estoy exagerando nada, he tenido cosas mucho peores que esas en los bares,
hay gente que te dice que te desnudes, hay gente que se sube y te quita el micro,
hay gente muy loca, pero bueno, yo confío en que esto, cuanto más al norte,
la gente suele ser más civilizada en el mundo, es un tópico, pero es bastante fin.
Por cierto, ahora mismo te tenemos en el Paramount Comedy,
que estás ahí con los monólogos grabando y que nos has hecho un huequecito para poder atendernos.
Claro.
Y además a más, este viernes a las diez y media te tenemos en Tarragona, en la Sala Highland.
¿Es la primera vez que te aterrizas por aquí, por Tarragona?
Pues es la segunda vez.
La segunda.
La verdad es que no me acuerdo ahora mismo, hace como dos, tres años estuve en otro local,
que ahora mismo no recuerdo, la verdad.
Es como la segunda, tercera, no, creo que es la segunda vez.
Sí, sí, sí, estuve dos, tres añitos y tengo muy buen recuerdo de la gente de Tarragona.
Pues ya, espero que esta segunda vez también sea bueno, ¿eh?
Y que sea para que venga la tercera y la cuarta, ¿no?
Y acojamos carrerilla, acojamos carrerilla.
Por cierto, en la Sala Highland, ¿qué nos vas a ofrecer?
Porque tenemos varios monólogos que están ahí candentes y claro, con la actualidad ahora que no pasa nada
y que todo es muy aburrido, debe ser.
Ya, ya ves.
Ya sabes por dónde voy, ¿no?
Sí.
Un aburrimiento ahora, un aburrimiento.
Sí, está la gente, la verdad, que no tiene de qué hablar.
La gente va por la calle con la boca abierta, ¡ay, cómo me aburro!
Pues sí, ya te digo.
Bueno, pues en general haré una hora y pico de material,
de los seis monólogos que tengo grabados en Paramon.
La parte también, tengo dos partes nuevas que justamente hablan más de la situación actual,
de Diez Cómicos Vieres Pasados y un especial también que estamos preparando para abril,
en Paramon, en el que hablo ya un poco más de la crisis, de la situación actual y bueno,
pero en general pues un extracto, un compendio un poquito de todos los monólogos
con un poquito de mala leche, pero con puta coña en general.
Que no falten, ¿no? La mala leche y la coña que no falten.
No, yo creo que el humor hace falta la mala leche,
si no queda todo demasiado edulcorado y tampoco está bien.
Además, ahora mismo Miguel, como que nos hace, lo que decías tú,
nos hace falta, ¿no?
Casi como el aire que respiramos, para poder, no para evitar todo lo que está pasando,
porque no se puede evitar, está ahí, pero al menos para echarnos unas risas.
Sí, sí, se purifica mucho, yo creo que a través de la risa se purifica un poquito todo lo que nos duele
y bueno, intentar echar una manilla con eso, entre eso y las cervezas que se tome la gente,
yo creo que por lo menos el viernes las penas se nos van a olvidar un ratito.
Por cierto, en tu biografía, que ahora que has dicho esto de la cerveza,
me pone que estudiaste periodismo en la cervecería de la Facultad de Ciencias de la Información de Sevilla.
Efectivamente.
Y precisamente, ¿qué dabais allí?
No, porque si alguien me pregunta para saber, para estar informada, más que otra cosa.
¿Por qué? ¿Tú hiciste periodismo también?
No, tal vez no en la cervecería, pero en algún lado también, cercano.
No, no, yo la verdad es que me saqué mi periodismo año por año, si quieres decirlo,
porque el otro día, en no sé qué biografía también que habían puesto en un sitio que actuaba,
decía, trajo un intento fallido de...
¿Qué dices? Trajo un intento fallido, a más a más ya...
Eso moría, digo, yo no he puesto eso nunca, fallido no fue, yo hice mi carrera.
Otra cosa es que el lugar donde más estaba eran las cervecerías, eso también es verdad.
Pero, bueno, es que yo creo que toda facultad de letras necesita, pues eso, hablar, hablar, usar las letras.
Además, ahí es donde nace el auténtico periodismo, ¿no? El preguntar, respuestas...
Claro, claro. Sí, sí, pero vamos, que suena...
Es que no lo ven, no lo ven, no lo ven.
Eso hay que verlo, pero yo creo que los profesores lo entendían,
porque luego al final casi todos nos aprobaron. A lo mejor era por no vernos más.
Venga, venga, esta gente, vamos a probarla, a ver si se van ya.
Que vacíen los ceros que vienen otros, ¿no?
Sí, sí.
Pero también fuiste locutor de radio, ¿dónde estuviste?
Sí, la verdad es que estuve en una radio a nivel, digamos, andaluz,
llevando los informativos de allí, sí.
¡Anda!
Fue dos años trabajando en radio antes de venirme a Madrid.
Vale, y después una vez que te viniste a Madrid, que fue un poco...
Te dio así la adería y dijiste, venga, me voy para Madrid a ver qué es lo que encuentro.
Pero claro, dejar tu Sevilla natal...
Fue un máster de producción audiovisual, caí en Paramount a hacer unas prácticas,
y luego estaban buscando periodistas también en Paramount para los programas late night, ¿no?
Noches sin tregua, programas de entrevistas y tal, y empecé como a escribir,
pero sin actuar, y luego ya a base de escribir y escribir también monólogos y tal,
pues de pronto la gente dijo, oye, ¿por qué no te lo haces tú?
Que lo haces muy bien, hombre, que lo haces muy bien, ¿no?
No sé, yo le echaba así un poco de cara, pero yo no salía, no subía al escenario, ¿no?
Y luego ya lo pruebas, te va a regular bien, pues te va de varias maneras, ¿no?
Cuando estás empezando es todo aprender.
Claro.
Y poquito a poco, pues vas pillando tus tablas y tus cosas.
Por cierto, ¿se clava en la memoria esa primera actuación?
¿Te acuerdas dónde fue y cómo lo pasaste ese día?
Sí, sí, claro, claro. Fue en un bar de Goya y lo único que quería era...
Lo único que conseguí saber era que era capaz de recordar 20 minutos de texto
sin quedarme callado.
Luego ya dije, vale, a partir de ahora hay que hacer reír a la gente,
que todavía no lo había conseguido.
No es que me imagino los nervios, ¿no?
Ese, el rigurriado que te va a probar, que dices, ostras, ¿y ahora qué, no?
¿Cómo interactivo? ¿La gente se reirá? ¿Cogerá ese punto?
Bueno, ese momento en que tú no estás acostumbrado a hacer eso
y de repente ves ese escenario vacío y asumes que eres tú el que vas a subir
porque ya no hay tiempo para decir que no.
Ya dices, no, ya, es que tienes que subir y tienes que hacerlo.
Ese momento, esas primeras cinco o diez actuaciones,
realmente hay momentos en los que te arrepientes, sí, sí.
Pero mira, no te arrepentiste, cogiste carrerilla
y ya hace más o menos cuánto de esa primera actuación que comentábamos ahora, Miguel.
Pues ya de eso hace seis años.
¿Seis años?
Vale, y de sitios, como decías hace un momento, ¿no?
¿De todos los colores?
Sí, claro, claro, al principio sobre todo, bueno, pero eso se mantiene.
Depende de dónde llegues, nunca sabes a qué clase de loco
se le ha ocurrido meter monólogos en algún local.
Pero claro, al principio suelen ser los más duros,
suele ser pronto aparecer en un restaurante donde la gente come,
pero no sabía que había monólogos y a nadie le importa lo que diga.
Y señores, que estamos aquí, señores.
Gente comiendo hamburguesas sin ganas de escucharte.
No, no, o sea, la vida de la comedia tiene su lado duro,
pero también aprendes a desarrollar ahí tu mandíbula, ¿no?
Y que no te duelan los golpes esos.
Sí.
Y luego es más fácil cuando vas a un sitio bueno, claro.
Y eres de los que al final acabas bajando del escenario,
que dices, mira, ya que están todos comiendo,
me bajo y me meto en medio de la sala
y me vengo por al lado de las mesas y las sillas
para ver si al final me ven.
No se llega a tanto, tal vez, ¿no?
No, bueno, hay gente que sí le gusta más llevar un rollo un poco más de...
Vale, si la gente no me escucha, pues me meto
y hago mil improvisaciones y juegos.
Yo prefiero que si el sitio no quiere ese tipo de espectáculo,
prefiero que otro día no me llamen, la verdad.
Claro, no, no, lo entiendo.
Porque al final acabas, ¿sabes?
Como si vas a cantar un día rancheras,
pero lo que quieren que cante es sevillana.
Y dices, mira, no canto sevillana.
¿Qué quieres que te diga?
No, lo siento mucho.
Yo esto es lo que sé y esto es lo que hago, ¿no?
Claro, claro.
Entonces hay un punto en el que siempre interactúas
o hablas con la gente
y es importante mantener la comunicación
y la energía con el público.
Pero ya empezar a hacer una cosa que no eres,
que con todo respeto hay mil maneras
de entretener al público,
pero intentar cambiar lo que eres
no me parece tampoco honesto para mí ni para los demás.
Bueno, y aquí en Tarragona,
yo espero que la gente te la metas en el bolsillo,
o sea que coge unos pantalones así como anchitos
por si las moscas.
Claro.
Y también alguna que otra maleta.
Bueno, no demos más ideas,
no demos más ideas porque se nos las vamos a liar.
Sí, sí, también.
Te tenemos en Tarragona este viernes
a partir de las diez y media
y después, ¿hacia dónde vas?
¿Dónde podemos encontrarte de nuevo?
Pues mira, el día siguiente
estoy también en Cataluña,
bueno, en Barcelona.
Estaré en la Sala Piratas
haciendo una previa de Real Madrid-Barca también.
¿Y qué tal la previa?
¿Qué tal?
¿Cómo la ves?
Bueno, a ver, a ver qué tal.
De pronto vamos dos de Madrid,
Nene y yo,
y contra, digamos,
Andreu Carfanova y Toni Cano,
que también estarán allí actuando
y vamos los cuatro.
Qué miedo, ¿eh?
Los cuatro.
Hacernos un ratito,
me han dicho que me consiga
una camiseta del Madrid,
no tengo,
porque yo tampoco sé
a tener chiquita del Madrid ni nada.
Bueno, pero lo tienes fácil, ¿eh?
Sí, tendré, sí,
pero claro,
no me quiero gastar algún dineral ahora
en una camiseta original.
¿Una camiseta blanca?
Si es que con eso ya...
Creo que los del Barça
lo tienen un poco más complicado.
Ya con eso caigo mal, ¿no?
Con ponerme una camiseta blanca
ya voy a quedar igual de mal,
no hace falta que ponga nada.
No, no, no,
ya te digo yo que no.
Pero bueno,
una camiseta blanca,
como mucho,
te vas a un chino.
Sí, compras rotuladores, ¿no?
No, rotuladores no,
que te venden el escudo del Madrid.
Ah, bueno, mira, pues sí.
Y te lo pones...
Y te lo pones...
Claro,
y te lo planchas ahí
que se vea en el pecho
y ya está.
Muy bien,
le pongo un 7, así...
O un 8,
o un 9,
lo que tú quieras.
Bueno,
bueno, mira,
me está dando ideas.
Ha visto, ¿eh?
Yo te lo soluciono rápido aquí.
Sí, sí.
Se tiene que mirar esta cosa
que estamos...
La economía no está muy bollante.
No, no, no.
Hay que ahorrar, hay que ahorrar.
Y para una cosa puntual
que tienes que hacer,
tampoco te vas a hacer
una pasta gansa ahí.
No, no, no.
Estoy de acuerdo.
¿Ves?
Pues ya está.
Ya hemos quedado de acuerdo.
Ahora lo que podemos hacer
es invitar a toda la gente
que se acerque
a la Sala Highland,
que se lleve un buen sabor
de Boca Miguel
de aquí de nuestra casa
y que tengamos la oportunidad,
¿no?,
de verte próximamente
en la Sala Highland
de nuevo en repetición
o donde sea,
pero aquí de nuevo en Tarragona.
Pues claro que sí,
eso espero.
La verdad es que ya digo,
te guardo muy buen recuerdo
de la anterior vez que fui
y estoy deseando llegar allí.
Pues Miguel,
un besote muy gordo.
Igualmente.
Gracias.
Chao.
Chao.
No tenemos cultura del vino.
Yo no lo paso tan mal nunca
como cuando voy a un restaurante
y tengo que pedir vino
porque soy un cateto,
no entiendo de vinos
y el camarero siempre
por algún motivo
te reconoce
y te quiere putear.
Que tú llegas ahí
y el tío ya te ve
desde lejos diciendo
mira, un pringado,
ven para acá.
Espera,
que vienes ahí
con tu camisita y tal,
pero yo sé que tú eres
un tío de camisetita,
un indignado de esos
que va por ahí.
Ven,
ven,
anda,
que vienes con tu novia
para impresionar,
ven,
anda,
pide vino,
venga.
Tú vas ahí,
¿quién va a pedir,
quién va a probar el vinito?
¿Eh?
La señorita o el pringado.
El pringado,
te ha tocado,
venga.
Y te hace decir,
no te hace esa mierda
de...
A ver qué dices,
¿no?
A mí me gusta,
¿no?
Esperar así un segundo tenso,
mirar a mi novia,
mirarle y decir,
eh...
¿Tinto?
¿Sabes?
Como...
A lo mejor...
Si no se da cuenta
que te estás riendo de él,
le dices,
eh...
Pues vuelo un poco
a Robles,
a Taninos
y a Mistol,
¿eh?
Así que,
frígalo
y me lo traes
otra vez de vuelta,
¿no?
La verdad es que...
Está bien,
está bien.
Yo no voy mucho
a restaurantes,
¿eh?
Yo me he criado...
Bueno,
me he criado en Triana,
en fin,
ya te cuento yo
los pocos restaurantes
que he ido.
Pero ahora vivo en Madrid
y vivo en Lavapiés,
un barrio multicultural,
¿verdad?
Tiene mogollón de gente
de todos los colores,
de todas las historias,
es de puta madre.
Hay...
Los únicos que me preocupan
son un poco los chinos,
que creo que...
hay mogollón,
que está muy bien,
¿no?
Que te cae bien,
o sea,
hay mogollón en todas partes,
son gente con la que empatizas,
¿no?
Sonríen,
está guay,
pero tío,
son gente que curra
20 horas seguidas,
no les da tiempo
a desayunar.
Los españoles,
desayunamos 20 horas seguidas,
no nos da tiempo a currar,
¿vale?
Estamos...
estamos mal.
y enojame,
de acuerdo a los años.
Gracias.