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Con la placa de cuello alto, tengo para una carga de C4.
Si meto en la bolsa de mercadona ropa interior sucia,
tengo dos cargas más de destrucción masiva.
O sea, yo no he ido montando la maneta,
pero sacando ropa allí del armario.
Y digo, ¿ahora te conoces el cambio del armario?
Dice, tonto, estoy preparándole que baja.
Y digo, ¿y cuánto vamos?
Nosotros para dos días nos llevamos los puestos,
los cartoncillos limpios, el cepillo, el diente y la caza, condones.
Y nos caben dos una bolsita en el preso.
Ella para dos días...
Veo que empieza a meter.
Dos pares de jano, dos permudas, tres rusa, dos camisetas,
manga, la gato, y tener una manco corta y una de tirantela,
la camiseta es desigual, que le regaló su amiga mireña,
que le gusta mucho porque le favorito un montón.
Un dícamana, pelos guiridos, dos sujetadores, tres pares,
dragas, dos bonitas, una ropa y una teta,
tres carcetines, más fino, más, dos madures,
una remequita, una chaqueta de jana,
un cular, un miguini, tres pares...
Sí, sí, ens ho compliquem una miqueta.
Carlos del Pozo, buenas tardes.
Hola, ¿qué tal? Buenas tardes, cariño.
Sí, es verdad, nos lo complicamos un poquito, ¿eh?
¿Por qué es directivo?
Ahí te he de decir la verdad, sí, sí, sí.
Es que lo pensamos todo.
Vosotros es que sois más básicos en según qué cosas, ¿eh?
Sí, nosotros somos como unos pantalones
de alguna cadena esta de ropa,
que somos muy básicos.
Bueno, pero ya está bien, porque es aquello que dices,
¿para qué ir tan cargados?
Sí, sí, sí.
Después, cuando llegas al sitio, la mitad de cosas
no las ha utilizado para nada,
te quedan en la maleta...
Y encima falta la que realmente buscas.
Sí, eso también.
Y luego dices, ¡ay!
Que me he dejado el bañador y eso que íbamos a la playa.
Después de haber hecho el cambio de armario,
me cago en la leche y las bermudas de salmón.
Ya se me ha olvidado.
Ya está, ya está, ya está olvidado.
Y los cacetines de ropa.
Lo que me tiene preocupado,
las ropas estas de cuello alto,
¿dónde las localizo?
Porque las he perdido de vista.
Mira, si tú empiezas a buscar
y te lo encuentras entre las cepillas
y por encima de lo que es la baja barriga,
a esa altura o encima del ombligo,
te encuentras ya lo que es la marca de la braga.
Bueno, baja barriga y alta.
Y alta, y alta.
Ya sabes que aquí tenemos de las dos cosas.
Sí.
Bueno, él es Carlos del Pozo.
Lo tenemos mañana mismo
haciendo sus monólogos en la Sala Highland
a partir de las diez y media de la noche.
Qué ganas, qué ganas ya.
Carlos, ¿cómo te enredaron?
¿Cómo empezaste en esto del mundo de los monólogos?
Pues mira, pues de casualidad.
De casualidad en un concurso.
¿En un concurso?
Sí, sí, corriendo en cinco días.
Me tuve que preparar un texto.
¿Sí?
Porque, a ver, yo antes hacía teatro
y eso, bueno, así en plan amateur
y tenía muchas ganas, tenía muchas ganas.
Y mire, un día vi concurso y me apunté
y la gente me decía,
pero estás loco, si tú nunca has hecho un monólogo.
Y me tuve que preparar corriendo
en cinco días un texto.
Y bueno, a partir de ahí pasé a la cena,
ya fui conociendo gente
y bueno, y hasta el día de hoy.
Sí, sí.
La verdad es que contentísimo, contentísimo.
¿Y de esto me hablas más o menos cuánto tiempo hace ya?
Dos años.
Dos años.
Y ahora ya has cogido carrerilla
y no hay quien te pare.
Sí, sí, sí.
Y disfrutando es precioso porque
la gente con la que está cayendo
le hace falta, le hace mucha falta reír.
Sí.
Pues cuando ves que la gente dice,
ah, Carlos, me lo paso muy bien,
he desconectado durante una hora
de los problemas del día a día,
vamos, eso es impagable.
Oye, más a más, seguramente que la tensión
que entra en la gente cuando llegan a la sala
a cuando salen, incluso tú lo debes notar, ¿no?
Y yo va a ver, debe cambiar el esquilo.
Es que irradiáis luz, es que lo necesitabais
como el agua, como el aire, ¿no?
Yo lo noto mucho porque, a ver,
yo soy alto y ahora mismo miro un metro noventa y tres.
Vale.
Entonces, vengo a esta voz dulce
y excepción que la que tengo.
Hay momentos en el guión que, bueno,
así que estoy enfadado, ¿no?
Entonces, al principio, dicen,
uy, el semblante serio, la altura de la voz
y después ya ven que no,
que se me ha gastado la música de los caballitos
y ya se parten.
Y es una caza, si sabe, pues ya se abre,
ya se despendolan mentalmente
y, bueno, es un caso de...
La verdad es que es muy, muy, muy bonito
y, sobre todo, yo desde el escenario
ves la gente como asiente con la cabeza,
como yendo, ¡ay, a mí me ha pasado lo mismo!
Me ha gustado.
Pero ¿no te habrá pasado a alguno
que ya te ha cogido demasiada compañía
o demasiada confianza, mejor dicho,
y dices, oye, frénate, frénate?
¿Te ha pasado alguna vez o no?
No, me han dicho más de una vez,
Carlos, gracias por decir todo en voz alta
lo que todos pensamos y no lo atrevemos.
Eso sí que te lo prometo
que me lo han dicho más de una vez.
Pero te lo han dicho a solas y en la intimidad.
Bueno, de todo, de todo.
Yo digo porque, claro,
yo me imagino que haces este monólogo
que estábamos escuchando ahora
de las mujeres y los hombres
y viceversa, digámoslo así.
Claro, que te diga el marido
delante de la mujer,
sí, sí, lo que acabas de decir,
eso que me pasa en casa,
cuando llega le espera el sofá,
de primero el sofá
y después ya hablaremos.
Ahí hay un tuyo después
de estar a punto de divorciarse
y quién no.
El que quiere conservar a la pareja
me pilla aparte,
y claro, ven para aquí,
ven aquí, que tenemos un par de cositas
y el resto ya lo dicen
en plan irónico, en plan ahí,
sarcástico,
venga, ya me da igual todo.
O te dicen,
no es igual,
no es parecido,
cariño, no, tranquila,
que no es eso,
que no es eso.
Lo que pasa es que me ha hecho gracia,
me ha hecho gracia.
¿Cómo lo ha dicho él?
Es la manera,
es la manera.
Sí, sí, sí.
Pero una cosa,
en la sala Highland,
¿de qué nos vas a hablar?
Bueno, sí por encima,
cuatro detalles,
cuatro detalles.
Sí, mira,
pues voy a hablar
de un trocito
que es muy chulo
que está entrando mucho,
de cómo nos complicamos la vida.
Nos estamos complicando la vida,
ya de por sí la vida tiene...
¿Ha pasado algo?
Sí, sí,
es la costumbre,
es que si no nos aburrimos,
yo creo que lo hacemos por eso.
Sí, sí,
la vida no es suficientemente difícil,
y nosotros también le ponemos
unas cuantas arizas más
y la complicamos más todavía.
Y después el tema de la pareja
es un tema que engancha,
que engancha muchísimo siempre,
o sea,
todo el mundo
que no tiene pareja ha tenido
y después también
con las pinceladas
de lo que todos nos gusta
y no nos hablamos
que es el sexo,
siempre hay alguna pincelada,
pero de una manera original,
de una manera que es eso,
que todo el mundo
se ve reflejado,
no nos gusta hablar un bus alto,
por mucho que digamos
que ya no tenemos tabú,
lo seguimos teniendo,
pero de una manera así
que aquí esto es una cosa
que yo sí que lo digo
bien alto y bien orgulloso,
más de una mujer me ha dicho
qué guay
que cuando tocas el tema del sexo
lo haces de una manera original
y que eso te lo diga una mujer,
ojo, ¿eh?
No, no, tela, tela,
porque normalmente
sois entre vosotros
en plan, bueno,
qué guay, ¿eh?
No, no, no,
pero no tengo una manera más
a Anastasia
de las 50 sombras de Grey,
¿sabes?
Sí.
Una manera más femenina,
o sea,
riéndonos de los tíos
y es eso,
y entonces a ella
le gusta mucho.
Bueno,
mañana tienes el día genial también,
¿eh?
Guay,
porque mañana es el día
de la mujer trabajadora.
Guay,
pues ya verás,
ya verás.
Pues por eso que mañana,
mañana si ves que la gran mayoría
de público es femenino,
ya sabes porque hay alguna
que se ha despendolado,
bueno,
más de una se habrá despendolado.
Te digo una cosa,
Sila,
a mí me encanta
cuando hay público femenino
porque esas noches
hay más público
que pilla a Anastasia
a la primera.
Sí,
vale,
gracias por la parte que toca.
Eso,
vamos,
eso va a mí.
Eres cruel y despiadado
con los hombres.
No,
pero es verdad,
o sea,
los hombres hay carnazas,
pues hay que aprovechar.
Vale,
pues mira,
que vengan mañana a Highland
y a ver qué es lo que pasa,
¿no?
No,
sí,
sí,
ahí reparto el 50% por igual.
Lo que pasa es que la mujer
es más inteligente
y se sabe reír más de sí misma.
El hombre peca más
de exceso,
de ego.
Entonces,
a nosotros nos cuesta más
así mirar como diciendo,
joder,
tienes razón,
pero no me hace gracia.
Y la mujer no,
la mujer es mucho más abierta,
la mujer es mucho más abierta
y es mucho más receptiva,
mucho más rápida
a la hora de captar la ironía,
el doble sentido
del juego de palabras,
eso es un gustazo
y aquí lo digo muy en serio,
no es criticar a los hombres,
es que cuando no lleváis ventaja,
no lleváis ventaja
y ya está.
Qué majo eres.
No sé,
no sé,
hay pocos como yo,
no sé cómo decir sangre ahí,
para que no vamos a engañar,
pero algo,
hay algo ahí.
A mí me dijeron,
pídete algo para Reyes,
ya está,
bueno,
lo voy a pedir.
A la clase pascarlos,
si te viene un lacito así encima
que no sabes por dónde,
que sepas que te voy a pedir para Reyes.
¡Olé!
Ya pídeme para Papá Noel
y disfrutamos la Navidad entera.
Bueno,
también es verdad.
Pues ya me lo pensaré,
me lo pensaré.
A ver,
es que yo lo digo por lo del reino
y todo lo demás,
es que ahí hay mucha gente
en el Papá Noel,
pobre hombre.
Sí,
sí,
sí,
sí,
bueno,
mira,
encima que es.
Bueno,
ya,
pero bueno,
pero con ese ya no puedo hacer
reducción de plantilla,
es uno.
Claro,
con Reyes Magos todavía.
Bueno,
Reyes Magos son tres.
A ver qué pasa,
qué pasa.
Y a partir del Highland
te vas para otro lado,
tienes alguna cosilla.
Bueno,
ahora ya lo que tengo
son unas fiestas que también
a la gente le va gustando mucho
y bueno,
la verdad es que es muy bonito.
O sea,
cuando en lugar de regalarte
la caja de pañuelos
te regalamos un monólogo.
Ostras,
ey,
pues sí,
¿por qué no?
Es lo que decíamos antes,
ahora necesitamos reír,
necesitamos sacar
toda esta energía negativa
que tenemos
a través de una cosa
tan espontánea
como es la risa
y dejarnos llevar
y por qué no,
mira,
en vez de hacer un regalo
que muchas veces
no sabes dónde meter,
dices,
mira,
te regalo una hora y media
de risa de que no sé
que te lo vas a pasar bien,
eso no tiene precio,
¿eh?
De verdad,
y de verdad
no tiene precio,
bueno,
para cuando la persona
se lo pasa genial,
eso es un gustazo,
pero a mí a veces
me han dicho,
pues eso,
que una persona
está pasando
un mal momento familiar
con gente en el hospital
y eso,
y ver que desconectan,
de verdad,
que bueno,
salís allí
y vamos flotando.
Oye,
ya sabemos
que nos toca mañana,
y aquí te tenemos
en casa
y que juegas
en la sala Highland
para poder venir a verte,
invitamos a toda la gente
que se acerque,
que vengan puntuales,
que no te dejen escapar.
No,
lo pasaremos genial,
ya verás,
ya verás,
ya verás.
Y sobre todo eso,
que si tienen que reírse
que no se corten,
que la noche está para eso,
para reírse,
para pasarlo bien
y para divertirse.
Eso sí,
Silvia,
mira,
los cómicos siempre decimos
hay que reírse hacia afuera,
hay gente,
hay público que se ríen,
pero para adentro
y no, broma, ¿eh?
No es coña,
o sea,
se ríen,
pero no hacen la carcajada.
Entonces,
es una sensación muy fría.
O sea,
lo bonito es cuando la gente
se despedula,
se engorila ya ahí en la sala.
Eso es lo bonito,
la risa es contagiosa
y es un buen momento compartido,
bueno,
se multiplica.
Y me imagino también
que cuando la gente
está más receptiva
y cuando,
como que todo va mejor,
¿no?
Es como el agua,
¿no?
Es como si fuera un río,
¿no?
Y es lo que decimos,
oye,
los momentos malos
tienen de serie,
los momentos buenos
vamos a currárnoslo.
Exacto,
exacto.
Y esto lo tenemos
mañana mismo,
a partir de las diez y media
en la sala Highland.
Carlos,
un besazo muy,
muy gordo.
Otro para ti,
cariño.
Te esperamos otro día
por aquí,
por Tarragona
y si puede ser,
mira,
no sé si estás ya,
estás en Barcelona,
estás en Madrid,
¿dónde estás tú?
Barcelona,
en Barcelona.
En Barcelona.
Pues la próxima,
a ver si lo hacemos
antes de que tengas
que salir al escenario
unas horitas antes
y te pasas por aquí
por la radio.
Pues estupendo.
Que sería la leche,
¿eh?
Por mí es fantástico,
¿eh?
Pues venga,
me la apunto también,
¿eh?
Pues muy bien,
cariño.
Un beso,
gracias.
Un besazo para todos.
Hasta pronto,
chao.
Chao, chao.
Llego a la habitación,
entro,
pongo el cartelito
de no molestar,
los dos triángulos
que tenía en el coche,
una cinta de no pasar
de los Mossos,
dos minas antipersonas,
y empiezo a buscar
cacharrito
para meter la tarjeta,
cuando llevaba
tres minutos,
digo,
coño,
Carlos,
acierta que parece
el Rambo
y con la Magdalena,
¿sabes?
Se enciende aquello,
había una habitación
como esto de grande,
enorme,
una cama del tamaño
de un campo de fútbol
de Oliver y Benji,
me la quedo mirando
y digo,
¿qué estás pensando?
Lo mismo que yo.
Vamos a hacerle fotos
a la habitación,
tío,
no me acuerdo.
Le digo,
claro,
que das fotos
en el lavabo,
¿no?
Y dice,
¿para colgarlo
sobre Facebook?
Y le digo,
venga,
sonrira la cámara.
Acaba el reportaje
y dice,
bueno,
vamos a ponernos por faena,
no digo,
hombre,
ya la hora.
Pilla la ropa
y empieza a colocar
la ropa en la torre.
Dice,
lo tuyo está
colocado,
y digo,
mira,
he colocado el graso
y un hito,
cinco,
un hito,
un hito,
un hito,
un hito,
un hito,
un hito,
un hito,
un hito,
un hito,
un hito,
un hito,
un hito,
un hito,
un hito,
un hito,
un hito,
un hito,
me quito la ropa,
me desnudo,
me meto en la cama,
me tapo,
que parecía que le había traído
un recuerdo,
la torre de pizza,
¿sabes?
Dice,
ni se te ocurra,
¿eh?
Ahora vamos a ir a dar una vuelta
por el hotel y el pueblo.
Digo,
me importa la milleta,
el hotel y el pueblo.
Total,
que vamos por el pueblo.