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Transcribed podcasts: 3639
Time transcribed: 1d 20h 18m 35s

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Com encarem el règim de custòdia i de visites durant l'estat d'alarma?
Ens ho explica Enriqueta López, psicòloga clínica i forense de Tarragona.
La situació en què ens ha tocat viure ha desestabilitzat tota la nostra vida
i la nostra manera de relacionar-nos i de comportar-nos.
L'estat d'alarma ha influït directament sobre els nens i adolescentes
cuysos pares se encuentran separats
i que deben dividir sus estancias amb un o altre progenitore.
Ante aquesta situació, cal tenir en compte,
primer, que la situació en la que ens trobem és de tal envergadura
que ningun dels pares debe sentirse culpabil
de no poder satisfacer les necessitats i cuidats dels fills com devia.
Dos, el objectiu principal dada per la situació d'alarma
que és protégete i així proteger a els altres,
evitant de sortir a la calle amb el lema
«Quédate en casa»,
evitar desplazamenti i això debes ser imprescindible
i això de força major.
Con aquestes mensajes que ens donen,
els pares deben ser conscients de la gravedad de la situació
i deixar a l'altre sus divergences.
Ser capaces de dialogar i reorganitzar el sistema de guarda i custodia
o el régimen de comunicació.
Tenir en compte la necesitat de, si és necessari,
aquest trasiego i els desplatsaments dels menors d'una casa a l'altra,
en una situació en la que les autoritats marquen
les nostres actuacions i la nostra forma de llevar adelante la vida diària.
Tras ser capaces els progenitors de estableixer una dinàmica a cumplir
en funció del estado de alarma,
és preciso parlar i comunicar als fills la gravedad de la situació,
el que això implica en la relació amb el progenitor ausente.
Incluso si su madurez lo permite y si es adolescente,
pedirle su opinión al respecto.
El acuerdo establecido por ambos padres darà seguridad
y afianzamiento al menor en esta etapa diferente
en la que debe relacionarse de forma distinta con ellos
y puede que exista la posibilidad de no tener contacto físico con uno u otro.
Es importante que ambos progenitores eviten mensajes negativos
y mucho menos despreciativos entre ellos y sobre sus actuaciones.
Ambos progenitores deben ser capaces de llegar a establecer criterios unificados
en cuanto a cómo llevar esta relación
y cómo afrontar el día a día sobre las rutinas de ellos
de forma unada, concreta y segura.
Es importante que ambos padres muestren un respeto mutuo delante de los hijos,
sin desavenencias, sin discusiones,
sin dejar paso a la rivalidad que pudiera existir.
Hay que favorecer los medios para la comunicación y el contacto
con el progenitor ausente, la videollamada, el Skype, Internet,
múltiples programas informáticos,
con el objetivo de que el vínculo se mantenga,
así como una comunicación fluida,
poder compartir momentos de ocio, de deberes, de juegos, etc.
Según la edad del menor,
estos contactos variarán en frecuencia y en tiempo.
Por ejemplo, con niños menores de 3 años,
el contacto tiene que ser frecuente para que el bebé, el menor,
reconozca la borde de su padre o madre,
así como vaya identificando dicha figura
e integrándola en su esquema mental
como persona que forma parte de su entorno vital.
En dichos contactos debe crearse un espacio de confort,
de seguridad, de privacidad,
sobre todo en caso de niños más mayorcitos adolescentes,
que favorezca la comunicación con el progenitor ausente,
dando lugar a un espacio privado y aislado del resto.
Es positivo establecer unos horarios de comunicación
que no rompan con las rutinas de los menores
o de los niños y adolescentes dentro de la dinámica diaria.
En las relaciones conflictivas entre los progenitores,
en esta situación de alarma,
cuyas consecuencias influyen directamente en sus vidas,
pueden dar lugar en los menores a un estado de ansiedad,
de angustia e incertidumbre,
ya que el entorno vital se ha modificado sustancialmente.
Para evitar esta inseguridad,
es imprescindible que los progenitores
sean capaces de evitar las recriminaciones mutuas,
así como no utilizar esta situación
para influir o interferir negativamente a los hijos
en contra del progenitor ausente.
Ello puede dar lugar a los hijos a un sentimiento de culpa
que en realidad nunca deben de tener,
originando también un posible conflicto de lealtades.
Los hijos deben saber que ambos padres están contentos
y gustan de compartir sus vidas,
con ellos por un igual,
sin miedo a defraudar a uno o a otro,
por no cumplir las expectativas que estos les hayan marcado.
Ambos progenitores deben respetarse mutuamente,
delante de los hijos,
y no utilizar esta situación para alienar al otro progenitor,
situación que por desgracia tiende a darse con bastante frecuencia.
Abogar a que ambos padres sean capaces de llegar a un acuerdo
y que tras esta situación pueda haber una compensación de tiempo
de los menores con el progenitor
con el que no han podido tener contacto directo
y poder estar más tiempo con él.
El acuerdo y el consenso de ambos progenitores
en esta situación de alarma
será la base de cómo llevar a cabo de forma responsable
el cumplimiento del régimen de custodia
y de visitas de los hijos.
Tarragona Radio.
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