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Transcribed podcasts: 3639
Time transcribed: 1d 20h 18m 35s

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¿Qué podemos aprender de la situación del estado de alarma?
Enriqueta López es psicóloga clínica y forense de Tarragona.
Es cierto que ninguno de nosotros nos hubiéramos imaginado nunca la situación a la que hemos llegado.
El confinamiento, el encierro, la prohibición de salir, de vernos, de no tocarnos, de no abrazarnos,
de estar lejos y no acompañar a nuestros seres mayores, de dejar el colegio, de dejar el trabajo,
de ir por la calle con miedo a que te paren como si estuvieras cometiendo un delito.
Pues sí, esta es la situación a la que nos hemos visto abocados de repente, como si de un mal sueño se tratara.
La verdad es que ahora, pasadas ya varias semanas, hemos hecho normal el estar en casa,
el pasearnos por las distintas dependencias del hogar, el organizar la vida todos juntos,
cosa que la dinámica del día a día era impensable.
Hemos aprendido que hay que convivir con nuestros niños, con sus características, con sus deberes,
también con nuestras inquietudes, nuestro absentismo laboral o bien el teletrabajo desde casa.
Convivir con la pareja todo el día, sin poder desahogarse un rato con alguna actividad externa,
sin poder ir al gimnasio, sin ir a ningún sitio o simplemente ir a pasear.
Hemos dejado de lado el frecultar los lugares característicos de nuestra ciudad
y mucho tiempo pegados al televisor, a la noticia, a esa alarma de cifras que cada día invade nuestro cerebro hasta que estalla.
Pero cómo no la realidad es esa y como humanos nos hemos adaptado a ella.
Sin embargo, ser humano, inteligente por naturaleza, ha sabido reaccionar frente a este caos.
Hemos aprendido a ordenar las cosas de casa, a cocinar, a dedicarnos tiempo.
Hemos dejado de correr y estar siempre cumpliendo con el horario estricto.
Hemos dejado de pelearnos con el que ha aparcado en doble fila o no te deja salir, con el autobús que llega tarde.
Hemos pasado a relacionarnos con los vecinos.
Caramba, si tenemos vecinos, ¿cuántas veces hablamos con ellos en el día a día?
De todo ello hemos aprendido a relacionarnos, a compartir, a ser solidario, a dar a los demás, a conversar en las ventanas y balcones,
a reírnos de la situación y también a sentir que tenemos una familia, un entorno, un ser con quien disfrutar y a quien dar tiempo.
Saldremos reforzados de esta situación, pero hay que enfocarla de forma positiva.
De lo malo siempre se aprende.
Todos tendremos que aprender, pero sobre todo hay un antes y un después de la pandemia.
Vamos a crecer como personas humanas y vamos a reconducir nuestras vidas.
Sí que es cierto que las consecuencias son muy dramáticas.
Familias sin recursos económicos, personas en paro, sin poder pagar facturas.
Esta es la realidad que debe ser tenida en cuenta por nuestros gobernantes
y no dejar de lado ningún ser humano que ha sufrido la consecuencia del coronavirus.
No dejemos de luchar, de poner fuerza, de apoyar al débil, de trabajar codo a codo,
de mantener todas esas cosas y actitudes que hemos conseguido durante nuestro confinamiento.
Somos seres humanos, como tal, sociales, que gustan del contacto físico y de la atención y de la escucha activa.
Ahora vendrá el momento de poder retomar nuestras relaciones,
pero con una visión más positiva y realista,
porque la vida se vive en un suspiro
y no sabemos en qué momento se puede acabar.