This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.
Amigos, en nada comienza el episodio número 131 de The Wild Project, pero antes un pequeño
mensajito del patocinador que es nada más y nada menos que Tax Down. Tax Down, una aplicación
que te permite hacer de forma rápida y sencilla la declaración de la renta. Los que tributamos
en España, que no somos tantos como deberíamos, ahora mismo estamos pues teniendo que preparar
la declaración de la renta, que en muchos casos es un proceso que es un coñazo, tú te
bajas esta aplicación, que está tanto para móviles como también para web, te registras
y por 35 papos te hacen de la declaración de la renta. Además, han creado un algoritmo
que respondiendo unas cuantas preguntas, te buscan las deducciones más importantes y
todas de hecho las que puedes tener para pagar menos o incluso que te devuelvan dinero. Yo
lo voy a intentar a ver si lo consigo, lo veo bastante difícil. Gracias Haciendo Española,
os odio a muerte. Tenéis el link de Tax Down en la descripción de este vídeo acompañado
de un código de descuento que creo que estéis muy atentos porque es bastante complicado.
El código es Jordi Wild. Tax Down, ya sabéis, si tenéis que hacer la declaración de la
renta, utilizadla porque vale la pena. Y ahora, que empiece el episodio 131 de The Wild
Project.
No todo el mundo puede decir que ha ganado un oro olímpico. Cuidado. No todo el mundo
puede decir que ha ganado dos oros olímpicos. Pero yo sí. Los gané en el año 67 y 92.
Hoy tengo conmigo, fuera de coñas. Una leyenda del deporte español. Una persona con tres
medallas olímpicas dos de oro. Un tío que además ha pasado yo creo que una montaña
rusa en la vida y todos pasamos un poco en la montaña rusa por algunas más pronunciadas
que otras. La suya ha sido pronunciada, grandes éxitos y también grandes momentos duros.
Lo se ha contado en un libro que hace poquito que ha salido y para mí es un auténtico
honor y orgullo tener delante una figura que además explica las cosas como las explica
campechanamente como tiene que ser Jervasio de Fer. Bienvenido de The Wild Project.
Muy buenas Jordi, ¿cómo estás? Bueno, aquí estás. Tenía muchas ganas
que lo sepas de que vinieras y ya no tan solo por el tema del libro y el tema de la historia
y todo eso, sino porque, lo he dicho antes, tenemos más o menos similares, un poquito
mayor tú. Sí, soy un poquito mayor yo. Claro, yo era, me acuerdo de ser adolescente, incluso
los 18 y 19 y claro verte en la tele, Jervasio de Fer, no sé qué, Jervasio de Fer, no sé
cuántos y tenerte aquí es como digo, coño, míralo. Qué guay, qué guay, yo estoy muy
contento de estar aquí porque además, bueno, mi hermano me había hablado hace muchísimo
tiempo de ti y te llevo siguiendo mucho tiempo y la verdad que poder estar aquí contigo me
hacía mucha ilusión. Creo que era importante contar todo lo que cuento en el libro y por
eso ahora está sonando tanto, yo creo que es verdad que estás saliendo muy bien la
respuesta de la gente porque creo que es un tema muy actual que está muy en las casas
de muchísima gente y bueno, ahora profundizaremos en todo caso un poco más sobre ello, pero
bueno, que estoy muy contento de estar aquí, te traigo el libro para que te lo puedas
leer, espero que te guste. El gran salto. Y nada, te prometo una visita para traerte
las medallas olímpicas que hoy no he podido, pero las veréis, las veréis. Eso le hemos
hablado antes, me ha dicho, te voy a traer las medallas olímpicas, que pesan la madre
que me parió. Pesan un montón, pesan un montón, cuando me las pusieron yo no me lo
podía creer. Eso es bueno, no? Eso no ha chapado de oro. Bueno, bueno, no sé yo, yo
pensé que eran de oro, pero se ve que no, se ve que no, son todas un baño, pero lo
curioso, o eso me dijeron a mí que no sé si es cierto, que todas son de plata, incluso
la de bronce, y que luego el bronce y el oro lo bañan, pero que las originales, originales
son de plata, eso tengo entendido. No hay nadie que lo abierto. Ostrás, pues yo tengo
dos en casa y nunca se me había ocurrido. Yo tengo curiosidad, buscar en Google medallas
de oro, o sea medalla olímpica por dentro. Lo que sí que es verdad, que a mí se me
cayó la de Sydney, en Sydney, por unas escaleras súper largas, y encima mira que es grande,
pero tiene la parte por donde se engancha, que no es redonda redonda, pues rodó como
si fuese una moneda perfecta hasta abajo del todo de la escalera y se quedó un poquito
mellada, y en el bollito se ve oro, o sea se ve de oro, se ve dorada, pero te juro,
a mí me dijeron que todas son de plata y que son un baño, las de oro y las de bronce.
Hombre, sería cutre por eso, una medalla olímpica de oro, que tú con la, que pesa
además. Pero tú sabes la cantidad de medallas de oro que dan en los Juegos Olímpicos.
Hombre, juega con cada, una general de los deportes, que son deportes de equipo. Claro.
Sí, pero coño, que se gasten el dinero, ¿no? No creo yo, que vayan a hacer esa inversión,
no lo creo. No sabéis con ni cuánto cuesta una medalla
de oro. Yo es que nunca me lo he planteado, porque alguna vez que me han dicho, ostia,
no la venderías, ostia jamás, jamás, aunque yo estuviese viviendo debajo de un puente,
yo misma medalla les tendría. Usted, estés debajo del puente y una medalla colgada ahí.
¿Te imaginas? O te las llevas puestas. Bueno, pues...
Un poca broma. Un caso abravido, ¿eh? Un caso abravido. Y yo en mi peor época, pues...
Te faltaba poco, ¿no? Porque cogí la dirección correcta y pedí ayuda, pero si no, podría
haber, estaba acabando debajo de un puente, habiéndolo perdido todo.
Entonces, está aquí en el gran salto. Eso es.
Recomendadísimo, mucha gente que solo está leyendo segunda edición ya, pues, a ver,
es un libro duro, porque, bueno, porque se cuentan cosas lo que tú dices, ¿no? No es
tan fácil reconocer que tú estuviste a un paso de acabar en la calle o ser una persona
ya perdida, ¿no? Sí, que había perdido toda dirección y que lo único que hacía era
estar en los bares bebiendo todo el tiempo, todo el tiempo, y sin objetivo alguno. Es
duro recordarlo, pero más duro es vivirlo. Entonces, una vez pasado lo cuento para que
mucha gente que está en la misma situación pueda reaccionar, porque hay salida, hay salida
siempre, y además porque, bueno, el hecho de poder contarlo es una manera de comprometerme
con el resto del mundo. Yo ahora alzo la voz y digo, ¿me pasó esto? Si alguien me ve
en un bar sentado en una barra con cuatro botellines, pues que se preocupe, y que venga
a decirme algo, que me pegue una colleja, ¿sabes? Yo ahora me puedo tomar una cerveza,
porque lo he dicho. Mi problema era la gestión. Yo no sabía parar mi cabeza, la única manera
que conocía era beber hasta quedarme tan etílico que separaba todo, porque me quedaba
medio inconsciente, ¿no? Aun así no era la solución, no podía, no conseguía parar
la cabeza, por eso era una tras otra, tras otra. Una vez yo tengo otro tipo de herramientas
para gestionar todo eso, yo ya no me tomo nunca más una cerveza para parar mi cabeza,
pero sí que en alguna ocasión, socialmente, en ese momento, pues tercia, tercia que estamos,
que me puedo tomar una coca con evidentemente, y lo he hecho durante mucho tiempo, porque
no soy, no me quiero arriesgar, tampoco tengo todas conmigo, pero soy una persona con mucha
confianza que cree que ha hecho un trabajo que lleva mucho tiempo demostrando la dirección
correcta que lleva, y entonces, bueno, pues yo ahora se me tomo una cerveza con alguien,
me tomo una. Claro. Pero es que me tomo una, y ya, y ya, y me voy, porque no quiero, porque
ya sé lo que viene después, ¿no? Y ya entonces es como que, bueno, me permito esa licencia,
no más. Final para muchos, las drogas, el alcohol,
es una forma de llenar un vacío. Claro, claro. Y de llenar una pérdida de algo en cosa de
control mental, que con eso lo que te ayuda es a olvidar, que es como un cliché, pero
realmente es que es verdad. Luego hablaremos del tema de tu espiral más autodestructiva,
de tu espiral de problemas, pero, además, vamos a escucharte hablar de cosas bonitas,
pero coño, es lo que te comentaba antes, que te quiten lo bailao, y que también no
todo han sido penas en tu vida, ni han sido desgracias, que has tenido buenos momentos,
has grandísimos éxitos, que niño le dirías tú, no, si vas a ser doble medallista de
oro olímpico, que estamos locos, o que tú lo has conseguido. Vamos, por eso, para la
gente que no te conozca, vamos a la infancia, vamos a ver cómo era, cómo era el herby
de pequeñito, de niño. Pues bueno, yo era un niño muy inquieto, ¿vale? Yo no estoy
diagnosticado de TDAC, que todo el mundo lo tiene, o mucha gente lo diagnostica. Exacto,
de hecho, Mauri, mi hermano pequeño, sí que lo diagnosticaron, pero bueno, yo era muy
inquieto, ¿no? Y era muy trapella de subirme a los sitios, y de caerme, y en vez de quedarme
llorando, pues intentar buscar la manera de cómo conseguir subirme a los... Siempre
estaba subiéndome a los sitios, ¿no? Y cayéndome. Pero bueno, eso era siempre jugando con mi
hermano, o siempre muy cerquita de mi madre, o en casa, o... Porque yo, mi familia es
cerquina. Entonces, claro, mis tíos, primos, abuelos, estaban todos allá. Mis padres se
vienen en el 77, mi hermano nace en el 78, yo en el 80. Entonces, claro, yo cuando nascos
solo tenemos mi padre, mi madre, mi hermano, y somos esas mis familias, es mi mundo, ¿no?
Y la verdad que bueno, eran unas personas que a mí me han cuidado mucho siempre, me
han dado muchísimo cariño, siempre a través de besos, abrazos y demás, ¿no? Entonces,
bueno, pues yo era muy así, yo era muy querendón, a mí me gustaba querer y me sentía querido
y... Cariñoso, ¿eh? Sí, luego por eso me afectaba tanto cuando de repente sentía
que alguien nos atacaba, ¿no? Cuando nos decían, mira, ese es el hijo del Sudaca. A
mí lo de Sudaca, que lo dijese mi padre, que era el argentino, entre ellos no es ofensivo,
que lo diga un español a modo peyorativo, pues entonces ya sí. Y a mí me... Se me
ponió un nudo aquí, me entró a ganas de llorar y me rompía, ¿no? De pequeño, porque era
eso, me sentía muy atacado, muy dolido cuando atacaban a mi padre o a mi madre o a mi hermano.
Luego, cuando yo empiezo con la gimnasia, emprimeado, duró cinco meses, solo, empiezo
con cinco años. Cinco años, ¿y por qué gimnasia?
Entonces, solo iba al cole y jugaba con mi hermano. Al cole, pues también íbamos... Yo
recuerdo a mis profesoras con un cariño brutal, me trataban siempre con muchísimo cariño,
me querían mucho, era como, no sé, o eso me daba la sensación. Me sentí siempre
muy querido, ¿no? En esos colegios en premia. Y entonces, bueno, pues mi madre trabajaba
en un mercado, del mercado municipal. Y yo estaba por ahí subiéndome en los puestos
y tal, en la pollería, en no sé dónde, todo el mundo me conocía, claro. Y de repente
una clienta era, pues, entrenadora en un gimnasio de premia, pero era un gimnasio en el que
solo había una pista de yudo y nada más, no habían aparatos. Y entonces ella me enseñó
a hacer la boltereta adelante, la rueda, luego la paloma, luego el flip-flap, luego tal. Y de
repente en seis meses había aprendido todo lo que ella sabía. Y de repente le dije a
mi madre, ya no sé qué más hacer con Jervi, ya ha aprendido todo. Entonces, bueno, dijo
hay un sitio en Barcelona que está tutelado por la Federación Catalana de Gymnasia y que
si lo ven igual le hacen una prueba, le dan una beca o... Claro, porque nosotros no teníamos
dinero tampoco. Entonces no podíamos permitirnos el gasto de que luego, bueno, pues vamos ahí,
me hacen la prueba y en diez minutos me sacan de ahí, que mi madre dice, bueno, ya la ha
liado, porque, claro, tan rápido no puede ser. Claro. Y es que fue así, a mí me hicieron
entrar y un entrenador romano, una cara de mala hostia, me dice vertical, hacer una vertical,
hago una vertical, espagat, abrirte piernas. ¿Lo hacías ya en esa época? Me abría más
o menos, me abría, era flexible, no, sí. Y además como estaba siempre jugaba mucho
en el suelo para hacer, yo me tiraba en el suelo y entonces era como que hacía mortales,
pero en el suelo. Uf. Sabes que yo estaba tirado en el suelo, me apoyaba en el sofá
y yo saltaba hacia atrás y era como que hacía mortales en el suelo de pequeño. Uf, tío,
le vas a hacer la sangre ya. Era muy coordinado, sí, y además era valiente y tal, pero sin
darme cuenta de que los demás no, yo pensé que todo el mundo era así. Y entonces de
repente el tío me hace hacer un espagat, me hace hacer una vertical y me hace hacer
un puente para ver la flexibilidad de hombros. Y ya me dice, vale, cámbiate. A mí no me
dice nada más, yo tenía cinco años, yo no me enteraba de nada con mi rincho y tal,
patita. Y yo salgo y tal. Y le dicen a mi madre, vale, este niño es un genio, el lunes
a las cinco. Con tres pruebas. Así, tal cual. Y fue como, bueno, perfecto, pues el lunes
a las cinco aquí. Cuando yo entro, claro, la primera vez que yo llego ahí antes de
entrar a hacer la prueba con este rumano, a mí me suben a las gradas. Desde las gradas
se veía todo el gimnasio. La primera vez que yo veo las anillas, las paralelas, la barra,
cuerdas, camas elásticas, fosos, gente entrenando por todo el lado, subiéndose a todo y yo
me quedé. Con un patio de recreo, ¿no? Claro, era como la mayor sala de circo a la que
yo me podía subir a todo. Cuando a todo el mundo te dicen, no te subas allá, ten cuidado
con esto. Aquí era, sube, sube, sube, sube. Yo me enamoré, yo me enamoré desde el primer
momento. Y entonces, bueno, me bajan y me hacen entrar. Me hacen hacer esas tres cosas
y ya me voy. Desilusión total. Yo con unas ganas de probarlo todo, pero bueno, volvemos
al lunes y entonces, cuando yo entro por primera vez, ya me bajo a cambiar solo por primera
vez, ya mi madre ya no me acompaña al vestuario, pero, ¿sabes? Yo era muy patit y eso que
te digo, no había hecho nada solo. Entonces, ostras, entrar a hacer todo aquello era un
poco... Bueno, me daba muchos nervios, ¿no? Y estaba como asustado las primeras veces.
Pero poco a poco, cuando yo me ponía a saltar en cama elástica o a hacer verticales y tal,
yo ahí me sentía muy bien. Yo de repente me sentía en mi casa.
¿Te trataban bien los entrenadores? ¿Cuándulos? Este entrenador romano, que te digo, marashescu,
las chicas de rítmica, los aparatos de las rítmiqueras son el aro, las mazas, la bola,
la cinta y no sé si me dejo uno ahora. Vale, pero bueno, esa cinta es una varilla así
de como plástico duro para que las chicas luego puedan mover toda la cinta esa de tantos
metros y que les haga caso. Pues eso es una varilla que nos pegaban unos latigazos, las
piernas. Claro, nosotros teníamos que hacer posturas o vertical o no sé qué, todo siempre
con las piernas muy apretadas, rollo bailarín, rollo bailarín de ballet. Y ellos habían
aprendido que para apretar las piernas era dándote con la varilla esa. A mí me duro
poco eso porque claro, yo primero, yo el primer diálogo cine con cuatro marcas en las piernas
y tal, yo flipaba, pero ni siquiera me atrevié a llorar, porque digo como llore, esto va
a ser peor, van a venir más a por mí. No, no, tú callate, aprétate y nada más. Pero
ya ahí me di cuenta de que aquello fácil no va a ser. Uf, aquello fácil, fácil, fácil
no. En todo caso me gustaba mucho, pero uf, iba a ser durillo. Y bueno, poco a poco éstos
esta gente salió del gimnasio, no sé si los echaron o qué, pero fuera de la federación
directamente, o sea, se fueron tres o cuatro romanos que habían, se fueron todos. Que pegar
a los niños aunque sea para entrenar es duro. Es duro yo no sé, a mí no se me ocurre,
quiero decir. Claro, es de locos. A mí no se me hace difícil entender como no era duro
para él. Claro. Pegarnos. Seguramente con él lo hubieran hecho lo mismo. Porque yo con
mis niños es que es imposible que yo les pueda poner una mano encima, yo les puedo gritar
en un momento determinado de cabreo, de descontrol, son muchos y de repente tengo que poner ahí
un grito en el cielo para que todo el mundo me escuche, ¿no? Pero ponerle una mano encima,
jamás se me cargaría. A niños de cinco años, sí, de seis, sí. Claro, pero a mí también
me lo hicieron, porque me dices. Ya. A él se lo hicieron, y entonces él lo hizo. Ostia,
a mí me lo hicieron, yo no se me ocurre, ni de coña. Lo mejor es la cultura que tenían,
la Europa soviética, la disciplina supongo externa. Era como que antes solo había ese
sistema para llegar a lo más alto, ¿no? Luego se han descubierto que a través del
cariño, de la explicación, del respeto, del trabajo en equipo, se puede también llegar
y entonces bueno, pues todo eso cambió, ¿no? Claro. Pero en su momento fue difícil.
Yo me comí a este entrenador pocos meses y de repente llegó un tipo maravilloso. Llegó
Alejandro, un tipo sevillano que nos trataba, siguió con un cariño y jugando y nos explicaba
las cosas y la verdad que fue un cambio muy chulo. Fue un cambio total, ¿no? Un cambio
radical. Un cambio brutal, un cambio brutal. Ah, tú ibas con miedo, ¿no? Entiendo a entrenar
cuando tú tenías al otro. Claro, por haber rumano, íbamos acojonados, o sea, era como
¡uf! No era miedo, miedo, porque ya, bueno, sabías moverte por del gimnasio, sabías cómo
hacer un poquito, ¿no? Pero bueno, tenías que estar muy atento. Tenías que estar muy
atento para no pillar una de las buenas, ¿no? Y bueno, eso duro poquito, ya te digo.
Luego entró Alejandro y estuve un par de añitos. O a mí me pareció eso, igual fue menos.
Igual fue un poco menos. Y entonces llegó Alfredo Gueto, que es del entrenador que yo
hablo bien profundo en el libro, porque es el entrenador que ha estado conmigo hasta
los últimos Juegos Olímpicos. Hemos tenido momentos de estar entrenando juntos y otros
momentos en los que no, pero al final él ha sido siempre el responsable de mis entrenadores
o el jefe de entrenadores desde los ocho años, una cosa así. Lo primero que hace Alfredo
cuando llega, coge a todos los grupos y a los mayores los echa todos. Entre ellos a mi
hermano. Usted. Mi hermano estaba haciendo, porque había hecho alguna prueba con el Alejandro,
el Alejandro como era muy simpático, como y tal, venga, va, el hermano de tal, y yo no
sé. Y cuando llegó Alfredo de repente, Alejandro no sé si se quedó con otro grupo,
así, no me acuerdo bien. Y entonces Alfredo de repente hecho a todos los mayores, a todos
los mayores. Claro, yo ver cómo echaban a mi hermano. Bajón. Madre mía, yo no me podía.
Y a mí no, a mí me quedaba, me dejaban ahí. Y era como, ostras. Pero sí yo qué sé,
yo estoy haciendo esto con mi hermano, me lo paso genial con él. Para tener un juego aún.
Claro, y vamos los dos desde Premiá con nuestra madre en el autobús, de Premiá a Barcelona,
cogeamos el metro hasta Plaza España, luego subíamos caminando todo aquello para, era
una movida que mi hermano iba a tener que seguir haciendo sin entrenar. Porque claro,
mi hermano dónde se iba a quedar, mi padre en el taller trabajando. Y mi madre se ocupaba
de nosotros, salíamos del cole, cogía los dos nenes y para el gimnasio. Y mi hermano
pues hacer los deberes en el salón, esperando en la sala de espera del gimnasio y tal, claro.
Es duro también. Fue duro. Luego mi hermano durante un tiempo estuvo en otro gimnasio,
entonces mi madre me dejaba ahí, mi madre se lo llevaba a él, entrenaba, pero para
esto ya mi madre se tuvo que sacar el carne y ya tuvieron que pasar unos años. Mientras
íbamos en el transporte público, era lo que había. Jervi entrenaba y él estudiaba
en la ahi fuera o se iban a conocer el barrio chino y tal. Mi madre le enseñaba a Barcelona
a mi hermano, claro, mi hermano. En aquella época el barrio chino estaba en las putas
con las tetas al aire. Chungo, eh. Era chungo. Muy chungo. Era jodido. Entonces mi madre
le iba y le enseñaba a todo aquello. Ya ves, no todo es premia porque sabíamos que vivíamos
en un sitio guay, pero no todo es así. Mola la madre enseñando las putas con las tetas
al aire al niño. Y mi hermano. ¿Qué es esto? Con 10, 11 años flipando. Pero bueno, también
tenía que conocer esa realidad. Mi madre para ella era importante y a veces iban a pasear
por los jardines de no sé dónde, al parhuel o a tal, pero también veían todo ese tipo
de cosas que yo en ese momento pues me las perdían y estaba haciendo otra cosa, estaba
entrenando yo. ¿Y por qué echó a todo el mundo mayor?
Porque dijo que no, que no valían. Que fuera, que el sistema del venia de Estados Unidos
y que él había aprendido la panacea y que nos iba a enseñar a todos. Era duro entonces.
Era duro. Era duro. Lo que pasa es que era más duro, emocional y ¿sabes? verbalmente.
Que no físicamente. Que no físicamente. Pegarnos, tirarnos algunas zapatillas y de lejos o alguna
gilipollas. Todos hemos tenido algún profesor que nos ha lanzado el capón o alguna tontería
así, pero no era lo mismo que con 5 años. Y además, bueno, yo ya tenía 8 o 9 y ya
empezaba también a decir, claro, pero ya, aquel patit que había empezado con 5 años
sensible, no sé qué, que le decían tonto y se ponía a llorar, aquel ya no estaba más,
aquel ya había desaparecido, ya había tenido que desaparecer. Sólo podía hacerlo de vez
en cuando en casa, pero mis padres, a partir de los 5 o 6 años míos ya empiezan a tener
muchas discusiones, ya era una tortura estar con ellos en casa porque se peleaban, se
iban a la habitación y mi hermano y yo nos quedamos en el comedor escuchando unos gritos
y en asos mierdas que no molaban nada. Duro poco también. Duro poco porque se dieron
cuenta y se separaron, pero claro, ya era una situación jodida porque éramos los de
fuera, los pobres y ahora con los padres separados, ostia, teníamos todas las marcas, todos los
estigmas ahí, ¿no? Todos. En aquella época en el 85-86 no era tan normal que los padres
estuviesen separados, en mi gimnasio de repente, a posterior y pasó, se separaron varios, pero
en aquel momento yo creo que… Eras el único. Eramos sí, o los únicos o habíamos dos,
pero claro, de 15 niños, ¿no? Y era como siempre… Siempre diferente, ¿no? Sí,
y ahora, ostia, ahora con mi padre, ahora con mi madre y sin dinero y cómo lo hago y
al principio mi madre se va de casa y no tiene lugar, entonces quedamos en las estaciones
de tren, ¿sabes? Cada tanto, en una estación de tren, una hora, era una mierda.
Claro, era una mierda. Era una infancia fácil.
Y no era porque mi padre nos putease para no… No, no, es que no se podía, es que
mi padre estaba currando y estaba haciendo otras cosas y bueno, y la situación era la
que era, ¿no? Y era así. Entonces nos tuvimos que amoldar a todo aquello y ya no se podía
ser sensible, ya no se podía ser blandito.
Tuviste que endurecer rápido. Claro, era chungo, mi hermano. La primera
vez que le tenían que sacar del gimnasio, supongo que no fue fácil para él. También
él tuvo que hacerse duro y ver cómo yo iba tirando ahí dentro y él no podía entrar,
porque solo éramos unos pocos y no fue fácil, seguro. Yo estoy eternamente agradecido,
pero creo que es la persona que más se ha sacrificado a lo largo de mi vida, por mí.
Sí, porque lo ha seguido haciendo de mayor, lo ha hecho cuando yo estaba jodidísimo hundido
en el alcohol, en depresión y fastidiado y estaba ahí, que mis padres también, pero
no tenían los recursos para poder ayudarme como mi hermano. Y mi hermano lo hizo y lo
ha hecho y lo hace y lo hará y lo hizo y siempre, ¿no?
Claro, y siempre toda la vida. Y bueno, estoy eternamente agradecido por todo eso porque
sin él no podría haber sido yo lo que he sido. Pero para él tuvo que ser chungo y para
mí lo que es también. Y en ese momento que estáis con esa situación
difícil en casa, una vida complicada ya, en los entrenos dices que además entrenador
es duro, mentalmente. Sí, es...
¿Queres que te beneficio o que te va mal eso?
Es duro en cuanto a que tu milla, en cuanto a que no tienes voz, no tienes voto. Hace
esto, ¿por qué? Porque te lo digo yo. Tal cual.
Yo sé que hay cosas en el entrenamiento que son un fastidio y que no mola hacer, porque
duele, porque cansa, pero si yo cojo a mis niños y mis niñas y les digo, chicos, si
hacemos esto, luego nos va a venir bien para esto, esto y esto, dicen, bueno, vale, entiendo
el sacrificio. Lo entiendo, entonces, aunque sea un fastidio lo hago, yo lo tenía que
hacer por obligación. Y cuando haces las cosas por obligación, las haces sin ganas
y las haces peor. Y claro, para mí era un sueño la gimnasia y que me estuviesen tratando
mal. No me pegaban, pero me iba cabreado cada día diciendo que es gilipollas, que
es gilipollas. ¿Te enfrentabas a él o...? Claro que me enfrentaba. Hemos estado, Alfredo
y yo hemos estado a punto de matarnos. Sí. Lo que pasa es que yo también entiendo que
luego él ha hecho cosas por nosotros. Ha invertido su vida. Él nos puso por delante
a nosotros, por delante de su familia. Todos los días que yo estaba entrenando también
estaba. Siendo un borde y siendo lo que quieras, pero estaba ahí con nosotros. Fuera del gimnasio
también era así. Pocas relación. Pocas relación. Pocas relación. Pocas relación.
¿No llegasteis a tener una reacción de amistad real? En su momento sí, cuando ya después
yo antes de Pekín vamos a México a hacer una... Pero de mayor, ¿eh? De mayor. De más
de joven, no. Amigos, no. Amigos, no. Era tu entrenador. Nosotros estábamos en una
competición. Yo estaba con mis colegas italianos, americanos, ingles, no sé qué, fumando,
tomando la copita, no sé qué. Llegaba Alfredo, nosotros nos escondíamos y nos íbamos. No
nos quedábamos a celebrar con él, ¿sabes? Vale. Si él venía nosotros nos íbamos.
Tenía mala hostia fuera también de eso. Sí. Cuando por ejemplo estábamos en países
compitiendo, ahí era Dios. Era Dios y lo que dije es él iba misa, si no, y vas a tener
un problema. Y eso desde ya desde pequeño ya lo aprendes con él, que la disciplina
es muy importante. Sí, pero claro, por ejemplo tú si vienes de lunes a viernes al gimnasio,
vienes del colegio, porque tú tienes que ir al colegio. Que tú llegues tarde y yo no
entrenar no siempre depende de ti. Mas caravanas, menos horarios, demás, tráfico, lo que sea.
Yo llegaba un minuto tarde, un minuto tarde y yo no podía entrenar. Ese día ya no te
dejaba. Nada. ¿Sabes? Y yo tenía que venir de premia. Entonces. O sea por el motivo que
sea. Claro, era jodido aquello. Luego yo en el gimnasio, cuando me viene en tarde, les
dejo entrar, les pregunto por qué de lunes a viernes no pongo problema, porque entiendo
que no vienen de su casa el sábado ya me toca más las narices. Si bien es tarde, que yo
he venido pronto, vengo de más lejos y estoy a la hora, tú que vienes porque te gusta,
tienes que estar a la hora también. Y vienes de tu casa, no vienes del colegio. Pero igual
les dejo entrar y les explico que es importante el compromiso, porque si yo hago el esfuerzo,
así lo hacemos todos, trabajo en equipo y lo entienden. Entonces se comprometen y llegan
a la hora o intentan llegar. Yo tenía que llegar obligatoriamente a la hora. Pues yo
salía cuando ya estábamos en el car de San Cugat, en el centro de alto rendimiento donde
yo tenía mi habitación y vivía a 500 metros del gimnasio, pues yo salía al 11 menos 1.
Para tocar los cojones. ¿Entiendes? Cuando a mí me gustaría llegar a menos 10 porque
tengo tiempo para saltar en la cama elástica, pasármelo un rato y bien jugar antes de empezar
y ya empiezo caliente y con otro ánimo y demás. Pero él nos quito esa revería y vamos
a menos 1 para tocar la nariz. Para tocar los huevos. ¿Con cuántos años entas en el
car? Entramos con 11 años. Con 11, es muy chiquitín. Barcelona 92. Claro, el car para
que la gente, los que los que sepan lo que son el car es una institución famosísima
en España. Bueno. Es un centro de alto rendimiento de ahí car y que tiene fama de haberse, bueno,
fama realidad. De ahí ha salido grandes atletas. Sí. De nivel mundial. De nivel mundial. Campeonés
del mundo en atletismo, taekwondo. Muchos tipos de deportes. Natación sincronizada.
Es tanto el equipo de natación, desde Gemma o Nakarbonnei, pasando por Andrea Fuentes
todas las que han sido las mejores han estado ahí. El equipo de Water Polo de chicos y
de chicas está trabajando ahí. Es un centro en el que... ¿Qué significa entrar ahí? Bueno,
empiezas a pertenecer a los que van a ir a los Juegos Olímpicos. Claro. El objetivo
de cualquier deportista que se meta en un centro de alto rendimiento es ir a los Juegos
Olímpicos. Para ir a un campeonato del mundo igual no hace falta. Estar tan metido que
también, por ejemplo, para la gimnasia seguro que sí. O en mi época, ¿vale? Porque ahora
sí que hay gente que desde Jiva o desde algún otro club han ido directamente a Madrid a
la selección. Pero eso es ahora. En aquella época el car era muy fuerte. El centro de
alto rendimiento había dos. Estaba el de Barcelona y estaba el de Madrid. El de Madrid
es la Blume de Madrid. Al principio era la Blume de Madrid que aquí también en Barcelona
hay la Blume. Pero hay otros deportes. Es como que la Blume de Barcelona es para los junior.
O en aquella época era para los junior y el car de Barcelona, el de San Cubán, era
para los senior. Y vivíais ahí. Y claro, yo entro con 11 años, pero ahí no vivo. Ahí
no me dan la beca porque yo soy muy pequeño. Yo, de hecho, entro, creo que soy de los más
pequeños en aquella época. Ahora no se puede entrar con menos de 12, me parece. Pero bueno,
yo entro y simplemente entramos a estudiar y a entrenar. Pero nos vamos a dormir a casa.
Hay cuatro o cinco mayores que sí, ya les dan la beca de internos. Uno porque viene
de manresa, otro porque viene de corno y ya, o porque la situación en su casa tal y bueno,
pues le dan la beca para que tengan la comodidad. Los primeros años iba con mi padre. Yo ya
vivía con mi padre solo porque mi hermano se había ido a vivir con mi madre. Porque
cuando mis padres se separan, que esto lo he explicado un poco antes, mi hermano y yo
nos quedamos a vivir con mi padre. Luego mi hermano se va con mi madre. Y yo me quedo
con mi padre porque es el que me puede llevar al gimnasio y demás y por logística es la
única manera que yo podía. En esa época mi padre, bueno, mi padre siempre ha tenido
un taller de chapa y pintura en Barcelona, no barris. Entonces tenía que salir de premia
para abrir el taller a las siete de la mañana, mi padre. Yo empezaba al cole a las ocho y
veinte en el car. Pues mi padre me dejaba seis y media de la mañana, más o menos siete
menos cuarto para poder ir corriendo al taller a abrir. Y yo me quedaba una hora esperando
a que abriesen las puertas porque ahí era donde íbamos al instituto, a las ocho de
la mañana. Entonces hacíamos el instituto ahí, entrenábamos, comíamos y íbamos al
instituto, entrenábamos y nos íbamos a casa. A mí me dejaban a las siete de la mañana
me recogían a las nueve y media de la noche. Todo el día. Todo el día. Y yo llegaba a
mi casa dormido en el coche. Yo muchas veces no recuerdo ver mi casa. Yo me dormía en
el coche y por la mañana me despertaba en el coche porque mi padre me metía en el
coche y ya desayunaba lo que sea y me vestía en el coche. ¿Y esa época es dura? Era dura,
pero fue muy guay para mí entrar en el car en aquella época porque yo al car siempre
le tendré muchísimo cariño y mucho respeto, pero ya no es lo que fue. Ya no es lo que
fue. Ahí había una calidad brutal en cuanto a deportistas y eso se perdió un poco. Es
verdad que hay gente muy buena, pero ha perdido un poco de fuerza y es una pena porque las
instalaciones son absolutamente maravillosas. Pero bueno, han cambiado de varios directores
en los últimos años y bueno, ha pasado a ser un poquito el objetivo más el ganar dinero
o recuperar la inversión más que el hecho de seguir formando a futuros campeones. Esto
se ha ido profesionalizando un poco más en Madrid o antes eran las dos opciones y ahora
ya pues ya es un poco más en Madrid, pero bueno, ya te digo, en aquella época que además
no habían tablets, móviles y demás, con 12-13 años yo llegué y todas las noches,
cuando salíamos de entrenar, yo con 13-14 años ya me dan la beca y paso a vivir ahí.
Cuando yo paso a vivir ahí, llevo tres años viendo a toda la gente que vive ahí, hacemos,
compartimos el día, pero yo por la noche me voy, pero es que a las 7 de la mañana ya
estoy con ellos otra vez, entonces yo sé todo lo que hacen ahí y yo quiero quedarme
ahí porque, ostras, así podré dormir más y está todo más listo para entrenar, ¿no?
Entonces bueno, yo a los 13-14 cuando me dan la posibilidad ya entro a vivir.
Habitación individual o compartías en pareja, en dos. Podíais elegiros, tocaba, quien os
tocaba. Bueno, te ponían, quién te ponían, luego tú te cambiabas, tal cual. Sí, porque
ellos te ponían de repente con alguien que tú no conocías o que no habías hablado
nunca de ping-pong. Vale, pues yo que sé, si de repente te cuadraba y te llevabas bien
con ese, igual te quedabas y de repente, oye, habría un abanico de amistades, de repente
con los de ping-pong que no habías hablado nunca, oye, una cercanía y buen rollo y tal.
Si no te llevabas, oye, te ibas con uno de tu deporte casi siempre, porque son los compañeros
por horario y demás. Pero bueno, la verdad que yo he tenido suerte, porque no he estado
mucho tiempo con gente en la habitación. Estaban habitaciones dobles, pero yo solo.
¿Y cómo es eso? Bueno, estuve con Víctor Cano y estuve con Andréo.
Aquí es Oornasta, aquí es Oornasta. Pero no, de repente se había ido alguno, o sabes
esto, que en verano se van y en septiembre cuando volvemos ya hay alguien que no vuelve
y de repente... Oye, pues yo me callo aquí. Tengo la habitación para mí solo y estoy
como Dios. Joder. Y la verdad que ahí sí, en Barcelona, en San Cugatluy y así. Luego
en Madrid el director de la Blume de Madrid es una persona maravillosa, José Ramón
Diaz-Flor, piraguista, olímpico y demás, el tipo sabe y nos conoce muy bien. Y a mí
siempre me ha tratado genial. Siempre me han tratado muy muy bien en Madrid y bueno en
realidad me han tratado bien en todos sitios. Cuando he ido como deportista la verdad que
sí, guardo muy buenos recuerdos de todo aquello. Acabas yendo para Madrid. Pero acabas yendo
a Madrid porque la selección está en Madrid y el seleccionador está en Madrid y tú quieres
que te vea, el seleccionador cada día porque tú puedes competir, entonces solo te ven la
competición y si ese día no has competido bien, piensa no, está entrenando total, pero
no es verdad, si te ven a entrenar verán el esfuerzo que haces cada día y a donde llegas
cada día y de lo que eres capaz. ¿Cuántos años vas para Madrid? Primero vamos por meses,
nosotros estamos instalados en el car de San Cugat y eso que te digo era muy guay porque
cuando acabamos todos los entrenos por las noches como no habían tablets ni tal nos sentábamos
50 deportistas de diferentes deportes, 25 en una parea y 25 en la otra y todos a charlar
y aquello era los chats de la época, era ponerte dos metros de alguien que no conocías
y de repente hablabas con este y con el de la cuenta y con cuatro más y ahí, ostrasa,
hacían unas relaciones de la hostia y los primeros, los primeros rolletes, las primeras
rolletas. Había chicos, chicas. Sí, sí, aquello no era con monjas y todos deportistas,
todos fuertes, guapos, sanos, con la testosterona por las nubes, con la gente que irá al cara
ahora. Bueno, ahí sí que se ligaba. Había rollo y no los juegos, que ya hablaremos
de la villa olímpica. Ya hablaremos de la villa olímpica, ya había rollos guapos.
O sea, había muy bien que ver la habitación individual. Claro, claro, pero al final todos
teníamos sistema, porque todos en algún momento necesitábamos un favor. Entonces,
oye, vete para allá, que luego ya me oí yo y te dejo este día. Fue una época muy
chula, porque además eso podía dedicarme a entrenar, comer para entrenar, dormir para
entrenar, todo para entrenar, médicos, fisios, psicólogos, sauna, joder, yo venía de no
tener nada en mi casa y de repente tenías todo. Era muy fácil. Pero bueno, todo viene
un poco antes la transición, porque claro, yo estoy en Fucharda, en Plaza España, en
Barcelona, y de repente son los juegos olímpicos de Barcelona 22. Claro, yo estoy entrenando
ahí en Monjuic, estadio olímpico, está al lado. De repente yo voy a cambiar toda la
ciudad y de repente tenemos la suerte de que a nuestro gimnasio, que es el de la Federación
Catalana, vienen a entrenar los rusos, alemanes, italianos, todos los que están a punto de
irse a los juegos olímpicos, vienen unos días antes a entrenar con nosotros. Cuando
yo veo aquella excelencia, esos gimnasios están haciendo todo aquello con una facilidad
increíble, ¿no? Es cuando yo pregunto, pero ¿qué tan grandes son los juegos olímpicos?
Yo voy a juegos y pensaba, ¡juegos, yo que sé ser algo! Y entonces me dijeron, los
juegos olímpicos son la competición más importante del mundo. Digo, pero ¿qué entonces
que es el Campeonato del Mundo? No entendía la diferencia y me dice, ¿a un Campeonato
del Mundo puede ir cualquiera? A los juegos olímpicos van los mejores del Campeonato
del Mundo. Dices, ¡ah, ya es la élite! Y digo, ¡ah, vale, vale! Entonces es a esto,
a lo que yo quiero ir, esto es lo que yo quiero ganar. Y ahí es cuando yo digo, por primera
vez, yo voy a ganar los juegos olímpicos, con 11 años, cuando descubre en Barcelona
92 lo que son y la importancia de lo que tiene. Digo, vale, vale, esto es lo que va a cambiar
mi vida. Y yo ya, por ir para los juegos olímpicos, siempre. De hecho, ahí de repente, cuando
pasan los juegos olímpicos, nos mandan al CAR, que yo absolutamente inesperado, no tenía
ni idea de ese cambio, pero todo el grupo que había estado preparando los juegos olímpicos
en el CAR se va a Madrid, menos tres o cuatro gimnasas, y nosotros somos los sucesores de
aquello, y de repente nos llevan al CAR, inesperado total, así en una semana que yo ni me había
enterado, y de repente estábamos yendo a San Juan, y en un gimnasio diferente, con grandes
y tal, muy guay, ¿no? Y luego ya pues eso, con otros deportistas, y con colegio y con
tal, y entonces ahí es cuando, ¡wow! Por eso te digo, que esos años en el CAR, para
mí fueron muy, muy bonitos. Luego íbamos a Madrid, tres, cuatro meses, a la Blume de
Madrid, y era lo mismo. Hasta el año 2000, así, la residencia antigua, era un poco zulo,
era muy antigua, era muy de los años 60, pero en todo caso, la gente que trabajaba ahí,
cómo nos trataban, era maravilloso, era maravilloso, te sentías en casa.
O sea, que esa imagen que a lo mejor se tenía de estos centros de datos de rendimiento durísimos,
donde casi de estilo soviético, eso no era así, o sea, sentíais queridos, hay que...
Trabajadores, las cocineras, eran mamás, es que éramos niños, teníamos 13, 14, y la
verdad que yo en ese sentido estoy muy agradecido, tanto en Barcelona como en Madrid, porque
nos han tratado siempre con un respeto, un cariño, y eso pues tratándonos como si fuésemos
hijos suyos realmente, ¿no? Porque cocinaban para nosotros, nos lavaban la ropa, nos ayudaban
al final cada día, ¿no? Y bueno, yo he sido siempre muy agradecido con ellos, creo que
los saben, y que siempre hayan sido así, y que por eso nos han tratado también, ¿no?
Claro, es mutuo eso, ¿no? Exacto, es un respeto mutuo, respeto y todo.
Pero yo creo que al final, aunque el lugar no sea bonito, si los trabajadores hacen que
ese lugar sea mágico, pues al final lo es, ¿no? Y lo que te digo, lo de las habitaciones
tú y lo fue un tiempo, luego cambiaron y hicieron una residencia preciosa, que es una pasada,
que es en la que yo estuve preparando Pekín. Ahí está. 2008, ¿vale? Pero yo había vivido
antes. Tú había sido de 2000. El old school, ¿no? El old school. Exacto, y de repente,
bueno, pasamos a la excelencia de la residencia nueva, que al final pasaron a llamar el car
de Madrid. El car, le cambiaron de blume. Porque lo de la blume era como el anterior,
¿no? Y era un poco sentimiento de nostalgia. Querían como distinguirse y... Un poquito.
... demostrar la evolución. Yendo para, ya que se acerca, ¿no? La profesionalidad tuya,
para ser un niño, a ser un adulto, y ya la cosa empieza a ser seria, ¿no? ¿Cómo eran
los entrenos de un gimnasta de élite que se está preparando para ir a los Juegos Olímpicos?
Estos primeros Juegos son en 2000, ¿verdad? Esos años, meses anteriores, ¿cómo es tu
tiempo? Bueno, nosotros empezamos a preparar Sitney en el año 96. Cuatro años antes.
Cuando pasan los Juegos de Atlanta y no hemos podido ir, porque éramos pequeños. Yo tenía
quince años en Atlanta, noventa y seis. Y en aquel momento tenías que tener dieciséis
para ir, que tampoco habría ido, porque había gimnastas por encima de mí, más fuertes
que yo, que habrían ido ellos. De hecho, fueron Jesús Carvallo, Miguel Ángel Morales,
me parece que fue, Omar Cortés, son gimnastas un poquito mayores que yo, que en aquel momento
estaban más fuertes y fueron ellos merecidamente. Pero bueno, una vez acaba eso, dices, vale,
Sitney 2000. Cuatro años me quedan. Ahora sí que no se me van a escapar, porque ya
tendré 19. Entonces, la preparación empieza ahí. Nosotros empezamos a viajar a Madrid
para preparar Campeonato de Europa. Primero, antes era así. El mismo año de los Juegos
Olímpicos había Campeonato de Europa, ¿vale? Un poquito antes, en abril o así como preparatorio.
Luego, entonces, hacia ese Europeo y Juegos Olímpicos. Al año siguiente, Campeonato
del Mundo. Al año siguiente, Europeo. Al año siguiente, Campeonato del Mundo, Clasificatorio.
Y al año siguiente, el Europeo con los Juegos Olímpicos. Nosotros empezamos a preparar
el Europeo del 96. Pero yo ahí no voy en el equipo senior. Yo voy en el equipo junior
con los pequeños, porque tengo 15 años todavía y no hace falta, no hay prisa. Y bueno, ahí
competimos y yo no sé si quedo Campeonato de Europa Junior, ¿vale? No. Ahí voy y vamos,
es una especie rara de competición que se hace por equipos, de vez en cuando y tal,
pero es un Europeo. Y vamos y no nos va muy bien, es verdad. Aquel año no nos va muy
bien, pero bueno, seguimos entrenando. Volvemos a Barcelona y a seguir entrenando, ¿vale?
Con el objetivo claro de Campeonato del Mundo del 97. Yo tengo 16 años ahí. Todavía no
cuento mucho para el equipo, porque el seleccionador es un entrenador de Madrid, el entrenador
de Jesús Carvallo, que en aquel momento no le gusta mucho nuestro estilo de gimnasia,
porque lo ve muy arriesgado, muy fallón, me dicen a mí. Y entonces se hace difícil
entrar en ese equipo. Pero bueno, nosotros no tenemos que perder la esperanza y seguimos
entrenando. Entonces entrenamos. Al final, por cosas de la vida, este seleccionador fallece
y cambia el seleccionador y de repente viene el Campeonato del Mundo del 97 en Lausanne.
Y yo tengo 16 años, no sé si uno de los mayores selecciona y yo en aquel momento estoy fuerte
y todos me meten a mí en el equipo. Vamos a competir y yo quedo noveno como segundo
reserva. Pero bueno, tú te quedas ahí cuatro días más, porque en la final la vemos y
luego nos volvemos a casa. Estoy comiendo yo como un animal, porque yo cuando era pequeño
tenía tendencia a engordar y me gustaba comer y estaba fuerte y comía y me hinchaba y me
ponía como... Y de repente llego tres días sin entrenar y nos llaman, oye, ¿qué Jervis
está en la final de suelo? ¿Cómo va a ser? Sí, sí, es que Jin Jin San, el chino, se
ha lesionado el espalde y no puede salir y Iván Koff, se ha lesionado el tobillo, tampoco
va a salir. Que entra Jervis como primer reserva. Yo llevaba tres días sin entrenar y comiendo
como un animal había engordado como cuatro kilos. Y mentalmente que no estabas en el
mundo. Ya no estaba en la competición, pero bueno, los nervios y tal. Y de repente esta
tarde el final del Campeonato del Mundo con 16 años y el único que se había metido en
la final, todos los mayores no habían entrado ninguno. Entonces yo compito en la final y
fallo. La última serie la fallo, no sé si pongo manos o así, porque claro iba cansadísimo
y no había entrenado en cuatro días. Y bueno, y quedo séptimo, séptimo del mundo con 16
años que ya es una noticia de la hostia. Y yo súper contento, porque claro, viéndome
con Nemo y con tal, con los mejores del mundo, yo he metido y yo flipaba. Fue muy, muy guay,
muy, muy guay. Y luego, al año siguiente en el 98, ya sí que voy a Campeonato de Europa,
pero vuelvo a ir con el Junior, con 17 años, voy con el Junior y quedo Campeonato de Europa
en suelo, quedo cuarto en salto, quinto en paralela, sexto en barra, hago una competición
de la hostia. Y la verdad que bueno, ahí ya al ganar la medalla de oro y ya empezar a
competir con los mayores y a no haber color. Yo siendo más pequeño con los mayores yo
ya saltaba mucho más que ellos. Entonces, llega un momento en el que ya me cogen en
la absoluta y ya me dejan ahí, con 17 años. Y yo voy al Campeonato del mundo clasificatorio
en el 99, con 18 años, a China, quedo subcampeón del mundo en suelo, clasificamos por primera
vez en la historia al equipo, como equipo para unos juegos olímpicos y quedamos novenos,
ganando a países fuertes y demás. Nosotros veníamos de ser el 18 del mundo. Mejorar,
claro. Duplicado. Claro, exacto. Habíamos quitado a la mitad del camino, a la mitad
de la gente habíamos superado. Que los mejores deberían ser Rusia, China, Corea, Japón,
Estados Unidos, igual en aquel momento o Alemania o Francia estaba por encima nuestro. Pero
bueno, ahí andábamos, ahí andábamos. Se estaba viendo una mejora radical exagerada.
Exagerada, además eso, Jesús Carvallo, Campeon del mundo en barra y yo subcampeón
del mundo en suelo. Dos aparatos fuertes con posibilidades de Andro Vivo en paralelas
de Víctor Cano en Potroconarcos, Omar Cortés en anillas, es que tenía emoción, pero fue
una coincidencia que fuésemos todos. Se empezó a trabajar muy bien en Madrid, se
empezó a trabajar muy bien en Barcelona, nos juntamos todos, hicimos el mejor equipo
de la vida. Había buen rollo entre vosotros. Al principio no. Uy, te ha visto a pensar
digo, eh, va. Al principio no, vale, porque, pero no era culpa nuestra, nuestros entrenadores
nos envenenaban la cabeza. Hostia. Vendiendonos en la historia de Barcelona-Madrid. Vale.
Porque luego cuando nosotros nos juntábamos, si solo era para competir sin conocernos,
pues mirábamos allí y tal, pero cuando por primera, de repente hicieron una concentración
y nos pusieron a entrenar a todos juntos, joder, pero si son chavales majísimos, si
nos llevamos súper bien. Si el problema lo tienen ellos, no nosotros. Y al final, bueno,
pues entre nosotros bien. Evidentemente tienes más afinidad con unos que con otros, pero
no había problema entre nosotros. No había problemas serios, en todo caso.
Había algún pique o podría haber algunos celos.
Correcto, correcto, pero bueno, que seguimos hablando entre nosotros, no hay no hay odios,
yo sigo hablando con Omar Cortés, gimnasta de Madrid, Saúl Cofiño, gimnasta Asturiano,
Orcha Costa, gimnasta Vasco. Hablo con todos, es que hablo con todos y me llevo bien con
todos, ¿no? Al final con los que menos hablos es con los entrenadores.
Sigo. ¿Qué será? Sigo, hablando menos con los entrenadores,
con algunos sí que hablo, con algunos me llevo muy bien, pero con otros no he vuelto a tener
relación nunca más. Y bueno, y con mis compañeros, sí.
Bueno, eso es, a final, mira, eso es una buena señal que los compañeros.
Sabes, pero al principio cuando nos juntábamos era ese odio de Barcelona a Madrid y esa rivalidad
siempre. Un poco artificial.
Que nosotros no entendíamos, pero que nos la vendían así, nos la creíamos porque
éramos pequeños y ingenuos y no sabíamos. Luego, cuando vimos que no, que no, que no,
si estos tienen que ser mis compañeros de equipo luego, si tenemos que ser la selección.
Un grupo y tal. Ya está Isen, tú y estás en la élite, ya oficialmente estás en la élite,
se acerca el, los Juegos Olímpicos del 2000. En ese momento, tu régimen de entrenamiento,
que son 8 horas diarias, 10, 6.
Entre, mira, cuando entrenamos, yo creo que entrenamos unas 7 horas.
Si te vas a salir.
Cuando se acercan la competición entrenamos un poquito menos.
Vale.
Porque es más específico, ya no tienes que estar repitiendo elementos o practicando
elementos nuevos. Ya tienes un ejercicio, sabes cuáles son tus 10 elementos, tú llegas,
haces tu primera parte, tu segunda parte, tu entero y te vas. Ese día tienes 4 enteros
en cada parato, pues bueno, ese día hace entrenas más horas porque es más largo.
Pero no tienes, no hay tanto fallo, no hay tanto, es muchísimo más pulido ya todo,
porque ya estamos a punto de competir, entonces tiene que estar todo listo.
Es duro físicamente, mucho, ¿no?
No.
¿No?
Básicamente, estamos preparados, macho, yo cuando veo que los futbolistas, es que no
puede más.
En el 78, digo, pero me cago en la puta, si estás solo corriendo, joder, solo es correr,
entren a parar esos 4 días, ha tenido toda la alimentación, todo perfecto para correr
y en el 78 no puede más.
Estía, pues, mira a Madrid, mira a Madrid.
Joder.
Bueno, bueno, bueno.
Me cago en la madre.
Mira lo que hace Madrid en las pro-roja, joder.
Sí, de drama histórico, ¿eh? ¿Tú querés merengue?
Qué cojones pasa con el puto Madrid, es increíble, tío.
Pero yo tengo excusa.
Yo tengo excusa para ser merengue.
Pero ¿cómo puede jugar tan mal y ganar siempre o es que lo consigo?
La Champions es nuestra competición.
¿Vais a ganar este puto año la Champions?
Es que lo vais a ganar.
Sería brutal, me supo muy mal que no la ganase el último sidán, porque ya habría sido.
Es que lo vais a ganar, ¿eh?
Pero...
Sí.
Nadie contaba con vosotros.
Nadie.
Y te iba leyendo, te iba leyendo, te iba leyendo y te iba pensando, mira.
Abrí la boca, abrí la boca y un minuto después marca en código y ya está, se acabó.
Dijiste, no voy a empezar a reírme del Madrid para no gafar al Chelsea.
Toma.
Eso fue el karma.
Instacarma.
Curo, el momento, no.
Ustia, yo no sé, es espectacular.
Bueno, y vence más que tenéis.
Pero yo soy merengue sin ser anticule, yo no soy anticule, mi madre es anticule total.
Ustia.
O sea, mis familias son merengues todos.
O bueno, por parte de mi madre, su marido, mi hermano, mi padre es del Betis, argentino
y del Betis.
Ojo, que es el mejor del mundo, claro que sí, viva el Betis, el Betis.
El padre del Betis.
El único bueno.
Mi hermano Patiti, mis hermanastros y tal, los hijos de la mujer de mi padre, culés.
Ah, culés, Ustia, guerra, ¿eh?
O sea, merengues somos los mayores y mi madre y tal.
Ustia.
No nos hayan tinada yo, porque yo a Sidney 2000, que ahora hablaremos de Sidney, yo fui
con Xavi, con Pujol, ellos eran la selección de aquel momento.
Estabas en la chabineta antes de que… Fuiimos en el mismo avión, en el mismo avión
fuimos.
Claro, ese, bueno, que antes no podían… Porque se llenaba el avión todo de deportistas
y éramos 300 pasajeros, pues el equipo de fútbol, los gymnastas, los de natación…
El fútbol era los juniors, que no podían ser…
Eso, 23.
Claro, no podían ser profesionales.
Exacto.
Ahora ya hay que permiten uno… Uno o dos o algo así.
… mayores.
Pero por eso se planteaba que Ramos pudiese…
Sí, no.
Pero si no es su 23, por eso tampoco le da la importancia que le damos nosotros.
Claro.
Ellos tienen el campeonato del mundo, que también es cada cuatro años.
Exacto.
Entonces, para ellos su competición es el mundial.
Claro.
Pero para nosotros son los juegos, ¿no?
Entonces…
Pero bueno, yo fui con todos ellos y los conocí, bueno, la verdad que tengo muy buen
recuerdo de todos, estuve yo en el Estadio Olímpico charlando con Guardiola, para mí
aquello fue mítico, ese recuerdo lo tendré siempre, hablando además de ahí en medio
del campo del estadio, porque estábamos para un acto de… no sé si promocionábamos
Madrid 2012 para los Juegos Olímpicos o algo así, y estuvimos ahí charlando con Guardiola
y para mí fue una gozada estar ahí.
Así que yo no soy anti nada y yo soy merengue, porque cuando yo era pequeño, con cuatro años,
yo no jugaba en el Madrid, Hugo Sánchez, ¿qué hacía Hugo Sánchez cuando marcaba
un gol?
La… Sí, el desmordado.
Yo soy gimnasta por eso.
¿Qué dices?
O sea, te viste y dije… Yo dije, a mí el gol me da igual, yo lo que quiero es la
celebración, a mí lo que me molas es lo que hace este tío y por eso soy del Madrid,
no soy gimnasta por eso, pero sí soy del Madrid por eso, porque yo de pequeño me enamoré
de Hugo Sánchez, hacía las bolteretas, saltaba más que nadie, los cabezas, las chilenas,
era casi gimnasta.
¿Qué salió Marcelo de Madrid por eso, eh?
No has pillado Madrid.
No, no, no, no, no, es lo que te digo, pero cuando ha ganado el Barça a la Champions
y tal, que no es contra el Madrid, nunca, también me alegro, ¿sabes?
¿Cómo molaría una final de Champions Barça a Madrid, eh?
Ya estaría bueno.
Ahí sí que se parabí.
Bueno, ya hemos tenido un Madrid, Atlético de Madrid, que son otros tubos, nada mal,
ese minuto 93…
Nada más, es que qué os pasa, tío, pero ¿por qué sois así, qué rabia?
Ese cabezado, pal, derramos en el 93…
Es quizá alucinante, hay un Gena y hay algo, eh, o un Pacto de Diablo.
Un Gen Ganador, tiene un Gen Ganador.
Yo creo que para la Champions tienen un Gen especial, ellos, su competición, yo creo.
Total, ¿eh?
O sea, es una pasada.
Bueno, volviendo al tema tu y yo, los entrenos, digamos, dices que los pre-olímpicos, pues
en unas siete horas no son tan duros como los otros, vamos a tus primeros juegos olímpicos,
año 2000.
Año 2000.
¿Con qué previsiones tú vas?
¿Qué esperabas tú?
Yo voy a Sydney 2000 con la intención de llevarme dos medallas, porque…
¿Ya estabas en ese nivel de seguridad?
Sí, nosotros sí, porque aunque el Camperato del Mundo había quedado segundo en suelo
y noveno en salto, que esto de noveno en salto, nadie lo sabía, porque claro, cuando no entras
en la final, pues ya nadie se entera, pero yo fui el primer reserva de salto en el Camperato
del Mundo anterior y en las copas del mundo que estábamos haciendo, que hacemos diez
competiciones al año, en Stuttgart, Zurich, Cottbus, te vas a Corea, luego no sé dónde,
Slovenia, tal y cual, yo estaba ganándolo todo, yo me tiré dos años prácticamente
ganando todas en suelo y en salto, oro, oro, oro, plata, plata, bronce, no sé, pero
siempre en el podio, siempre en el podio, entonces yo no pensaba en dos oros, pero
sin dos medallas, de bueno, pues igual primero en suelo y tercer en salto o algo así, podía
ser, y yo fui con esas, luego compito el primer día, claro, piensa que vamos a Australia,
vamos con tres semanas más o menos de antelación y menos mal, menos mal, porque yo el primer
día me hago una herida en la pierna que me tiene cojo una semana, por jilipollas,
porque me dejo la agredidación con la llave en la habitación, nosotros llegamos una noche
de madrugada, llegamos, nos meten en los bungalows y tal, todo el mundo ahí y nos dan la agredidación
con la llave del bungalow, yo lo dejé todo junto, en la agredidación le colgué la
llave y digo, bueno, así lo tengo todo junto y ya no lo pierdo, cagada, porque el día
siguiente nos vamos todos a desayunar y cuando ya han entrado todos, yo me doy cuenta que
no tengo la agredidación y digo, hostia, no me van a dejar entrar al comedor, pero ya
mis compañeros estaban dentro y yo no podía pedir las llaves y yo no tenía las llaves,
yo volví al bungalow, no estoy, yo había dejado la ventana abierta el día anterior
porque me fumaba, yo fumaba en aquel momento, tabaco y entonces yo para fumar un cigarro
por la noche lo había dejado la ventana abierta, abro la ventana, descubro que está abierta
y digo, vale, menos mal, perfecto, pongo el pie izquierdo para subir por una ventana pequeñita
tal de aluminio y cuando voy, pum, se me va el pie y caigo con la espinilla en el canto
más afilado del mundo, con todo el peso de mi cuerpo encima y caigo rodando dentro
del bungalow vital, rompo la mesita de noche, la lámpara y cuando me veo la pierna tengo
un agujero, no muy grande, pero profundo y un dolor y eso me tiré una semana, me tiré
una semana cojo. ¿Le contaste por qué te lesionaste? No, no, solo se lo dije al médico
porque me tenía que curar y yo ponía la excusa del jet lag. Ah, o sea, tú lo dijiste
a tus compañeros y le dije, no, no, yo le dije a mi médico, curame esto que no puedo
ni andar. Nadie sabía que... No digas nada, no digas nada que me van a matar, no digas
nada y entonces con la excusa del jet lag, una semana así, cansado y tal, hasta que se
me fue pasando el dolor y al final puede competir, pero sí me veo una herida en la espinilla
cuando compito y aquello fue duro, me hice polvo, pero bueno, la cuestión es esa, ahí
cogí la creditoría y ya puedo ir a desayunar, me dio cojo, pero menos mal que fuimos con
la entilación por el jet lag, además es que fuimos por eso, tres semanas antes, para
ir a tomar la comida, un poquito que a ver si iba a pasar algo y bueno.
Ahora iremos al momento de, o sea, la competición en sí, pero antes yo quiero preguntarte por
Juegos Olímpicos, o sea, Juegos Olímpicos es la competición deportiva más mítica
del mundo, hay muchos rumores, muchas leyendas, yo te primero te pregunto, ¿cómo es, cómo
a nivel ya de estar ahí, cómo es estar en los Juegos Olímpicos, de la gente, los deportistas,
la villa, tú, estáis todos juntos, ¿cómo es?
Mira, yo te voy a explicar lo primero que sentí en mis primeros Juegos Olímpicos, porque
no era campeón olímpico todavía, que cuando ya eres campeón olímpico lo ves de otra
manera.
Pero yo cuando llegué a Sydney, para mí el hecho de solo estar ya era el tío más
feliz del mundo, yo era misión cumplida, el hecho de poder, de haber viajado ya, o sea,
porque incluso cuando te dicen que vas a ir, que formas parte del equipo que va a ir, falta
un mes para que te vayas.
A saber, ¿no?
Y en ese mes tienes que entrenar y cuidado, intentamos vivir en una burbuja de cristal para
no rompernos, no lesionarnos, no hacerte nada, porque no quieres perderte ese viaje, cuando
te dicen por fin que sí vas a ir, ¿no?
Entonces, bueno, yo cuando consigo ir en esa burbuja de cristal, el primer día me hago
polvo.
Que no te imagino a ti en una burbuja de cristal precisamente, no sé cómo coño lo lograrías,
porque te imagino a ti dando seis tirabuzones para ir a comprar el pan.
Sí, sí, es cierto, es cierto, pero me podías más las ganas y la emoción de poder vivir
unos Juegos Olímpicos.
Que deliarla.
Que deliarla.
Que deliarla, ya había tenido varias y tal, con mi entrenador, con Alfredo, y habíamos
tenido ya mucha polémica en el momento a que él era para disfrutarlo, y yo realmente
lo sentí muy así.
Cuando llegamos, es lo que te digo, llegamos 300 personas en el mismo avión, todos España,
entonces tú llegas, como ellos, tienen la organización, pero ya saben que todos sois
españoles, pues te van dando acreditaciones y demás, pero ostia, somos 300, se hace largo,
vale, cuando llegamos a los bungalows en Sydney, era todo un poco prefabricado, no habían
tenido tiempo de construir edificios como tal, entonces eran, pues esto como los colegios
que ves a veces, que hay en obra todavía, porque no han podido construir, ese tipo de
construcción.
Y bueno, entonces cada sección era un deporte y cada lugar era como una pequeña ciudad
de tu país.
Que eso es la Villa Olímpica.
Eso es la Villa Olímpica.
Eso es como pequeños barrios, en los cuales, pues, cuatro edificios son un país, cuatro
edificios otro, y tal, y tú vas viendo la bandera de todos, entonces sabes dónde está
la gente, ¿no?
Y hay mucha gente por ahí.
Es una ciudad, es una ciudad entera, tú piensas que de España vamos unos 400, de americanos
van unos 900, pues si te pones a pensar en la cantidad de países que hay, hay un montón
de gente.
Miles de personas.
Miles de personas.
Entonces, claro, para mí una de las mejores, o las cosas que más me gustaba era llegar
al comedor, de repente en el comedor es cuando te los encuentras a todos, los de atletismo,
los de alterofilia, los de natación sincronizada, los de basque, los de tenis, claro.
Los tops estaban ahí también.
Bueno, yo cuando llegué ahí, yo era, yo soy fanático del atletismo, del tenis y demás
me gustan mucho el deporte, mucho el deporte, y estaba Patrick Drafter, me hice una ilusión
tenista ahí.
Sí, australiano y top, en aquel momento, top cinco mejores.
Y la verdad que me hice mucha ilusión, luego pude ver a Lebron James en 2004.
Claro, ahí está, la gente de...
Claro, claro.
Seguramente NBA, todos están ahí también.
También, también.
En Sydney, por ejemplo, había gente que estuvo, y luego se fueron porque por la presión
mediática nos podían estar, creo que en basque 2004 también estuvieron una semana o así,
pero cuando ya empezaron a... además ellos se mueven, porque los diferentes partidos los
mueven de sede, ¿no?
Entonces, bueno, un poco por eso y un poco por toda la presión de la gente.
Pero el rollo es brutal.
Pero el rollo es brutal.
Pero el rollo es brutal.
Camaradería, entiendo, ¿no?
Claro.
Tú entras ahí y todo el mundo va con una sonrisa, porque todo el mundo quiere estar ahí.
Es en el único lugar en el que vas a ver gente de todos los lugares y nadie va a decir,
ah, este de allá o este de acá, no, no, ahí todos.
Incluso con todo lo que está pasando, Ucrania, Rusia, demás, ¿no?
Entre ellos se llevan como Dios.
Claro.
No tiene nada que ver.
Claro.
Entre los gymnastas, entre las personas, nada que ver, nada que ver, todo lo externo
queda fuera.
Entonces, solo queda ese ambiente y esa ilusión olímpica de estar ahí todos felices por
lo mismo, ¿no?
Y es algo precioso.
Yo he descubierto países nuevos en cada juego, en cada Juegos Olímpicos, y mira que a mí
me gusta la geografía y, macho, yo de repente voy caminando y veo un tipo conturbante, ¿no?
¿De qué?
Y leo el país.
¿De qué coño es esto?
Y digo, ¿dónde está eso?
Mira que sé, ¿eh?
Y no, no hay manera, hay países que no sabían que existían y, bueno, es apasionante y luego
hacerte fotos con todo el mundo, ¿no?
Es lo que te digo.
Ahí los ves a todos, no solo de diferentes países, de diferentes deportes, porque, claro,
un gimnasta, o Yaomín, que mide dos veinte, o yo uno sesenta, pues ahí, ¿no?
O Rafita Lozano, el boxeador que estaba, que él me dio uno cincuenta y dos, o así.
Imagínate.
Pues imagínate, ¿no?
De ver a estos, o a ver a los de atletismo, los lanzadores, o...
Mazaos.
...migardos y, bueno, de todos los tipos, colores, tamaños y demás, ¿no?
Ormonas.
Muy interesante.
Ormonas, pero estoy pensando yo aquí ya de cabeza hasta mil, ¿eh?
19.000 de personas jóvenes, guapas y eufóricas.
Eso es una combinación, asesina.
Es una combinación maravillosa.
Hombre.
En bungalows, con camas, que dicen que en algunos Juegos Olímpicos son muy poco
cómodas, se tiene que decir.
De hecho, en los últimos creo que tenía fama.
Eran de cator, o algo así por el tema pandemia y no sé qué.
Por favor, por favor, hombre.
Mira, antes en el suelo.
No te digo, te digo.
Hay temas roneos ahí, ahí.
Mira, como en Sydney, las construcciones no eran muy allá, eran así como pequeños
bungalows o algo así grandes, eran grandes, eran como eso, como clases grandes, entonces
ahí había habitaciones y entrabamos.
Pero ahí todo se hacía más fuera, ¿no?
Salías de ahí, todo esto podía relacionar con la gente.
Lo que pasa es que en Sydney no estaba tan fácil para...
¿No?
No, primero que había mucha seguridad, mucha más que en Atenas, por ejemplo.
Vale.
Menos que en Pekín, ¿vale?
O más que...
Vale, era un punto medio.
Sí.
Entonces, pasar alcohol en aquella época que nosotros pensábamos, ¿no?
Cuando acabemos la competición, unas víras y tal, ahí no pudimos nosotros, seguramente
habrá gente que habrá podido, pero nosotros éramos no gatillos y tal y no, pero bueno,
cuando suele pasar todo es cuando empieza la segunda semana de competición, porque ya
muchísima gente ha acabado, todos los de ayudo, gimnasia, los que no se han metido
en finales también han acabado, en natación, pues lo mismo, los que no han entrado en finales
van acabando.
Tú piensas que para entrar en la final son ocho y competimos cuatrocientos, entonces claro,
mucha gente se va a quedar fuera el primer día, esa gente, de repente tiene ocho días
para estar de fiesta en Australia, pero no en la villa, en la villa no es tan fácil.
No hay fiestas en las vías.
Tú no puedes poner música a toda hostia, porque a ver, te vienen los voluntarios y,
oye, chicos, están aquí, hay gente descansando para competir mañana, tú no puedes montar
fiesta ahí, lo que hace la gente es se va a la ciudad, se pega la borrachera y llega
con un ciego del copón a la villa, que ya se las da todo, grita, sabes que yo muchas
veces estaba durmiendo preparando la final de salto y yo me levantaba las ocho a las
siete de la mañana para ir a desayunar y alguna mañana eran las siete y cuarto y yo escuchaba
a mis compañeros llegar todo pedo gritando y yo decía que cabrones, ellos se acuestan
y yo me levanto.
Y yo te levanto.
Pero bueno.
Ey, te levantas por algo bueno, claro.
Claro, yo iba a una final olímpica, ellos venían de fiesta, yo podía salir de fiesta
cuando quería.
Claro.
Pero estar en una final olímpica es muy diferente, por eso te digo, todo el mundo lo que quieres
acabar cuanto más tarde mejor.
O sea que el desfase no es de entrada.
No, de entrada seguro que no, porque todo el mundo tiene que competir, hemos acostado
mucho a clasificar, una vez van cayendo, en la competición empieza a oírse más ruido
por la villa olímpica.
Y luego también hay un mito que es el tema de los condones ¿no?
Cada vez, sí.
Reparten condones.
Reparten condones.
Es verdad.
Es cierto.
Vale.
Es cierto.
Amigos, confirmado.
Medallista olímpico.
Y se usan algunos.
Vamos, grande.
Lo que no se usan todos los que se dan, porque claro, piensa que es una urna así de grande
que la ponen en el suelo con 10.000 condones de colores, de los 5 colores olímpicos.
Entonces lo típico es que coges 5 para hacer los aros olímpicos con los condones.
Entonces la gente que hacía se llevaba 5 para su padre, 5 para su primo, 5 para su
colega, 5 para mí, 5 para el otro y acababan con la existencia de los condones en tres
días.
De hecho, si tú no te habías enterado que estaban puestos, cuando llegabas ya no había
nada.
Claro.
Pero claro, de esos, algunos se habrá usado, pero ya te digo, la mayoría es de recuerdo
y demás, porque son, llevan los aros olímpicos, se han grabado y mola.
Por la gracia, ¿no?
Claro.
Claro.
De eso.
Pero bueno, que ya te digo, yo, por ejemplo, es que además he tenido un novio en los
tres juegos.
Hostia.
Bueno, que es que bien, porque es bonito tenerla, pero a la vez, en un mundo irreal, en un
mundo hipotético, unos juegos olímpicos solteros.
En 2004 me porté un poco mal, pero bueno.
¡Habré confesiones, confesiones!
¿204 fue poco?
Tenía 23 años, revalidaba título olímpico, salí de fiesta, me pillé, ahí sí, es que
además en Sidney tuve el tema de que como estaba tan nervioso y yo no estaba acostumbrada
a competir así en grandes eventos, porque nosotros no tenemos tantos campeonatos del
mundo y olimpiadas y nada más, entonces, todo lo demás es muy menor, muy diferente,
y yo había estado tan, tan, tan nervioso para Sidney que dispuestos a salir de fiesta,
cogemos un bus, nos vamos con los italianos, siempre con ellos, amigos y demás, todos
gimnastas, llegamos a una discoteca en Australia, me tomo la primera cerveza y un dolor de
barriga, macho, un dolor de barriga, se me giró, me entró fatal y me tiré media hora
sentado así doblado, con un dolor que no podía más de todos los nervios que había
pasado, todo el día de la prensa, doping, no sé qué, cinco horas después de la competición,
había conseguido ya por fin decir, venga, vamos a celebrar, y el cuerpo me dijo, basta,
no, hasta aquí.
Y entonces tuve que irme la discoteca, me fui a la Villa Olímpica yo solo, te lo juro,
me fui yo solo con un dolor...
A lo fracaso total.
Con un dolor de barriga del copón a dormir con mi medallita puesta.
Ah, pero eso, ahí.
Eso sí, eso a mí me habían dicho, si ganas una medalla tienes que dormir con mi apuesta.
No jodas, tenéis esta...
Bueno, a mí me la habían comentado y digo, pues yo voy a dormir con ella.
¿Y esto lo hacen casi todo el mundo o qué?
Bueno, en Atenas ya te digo, como no sé cómo me acosté.
Pero hablaremos de...
Recuerdo que por la mañana intentaba ponerme una bolsa pensando que era un pantalón, pero
claro, el pie no entraba más porque te lo juro, sí, pero eso fue Sydney, Atenas, después
del día...
Otros años después, claro.
Después del día de haber ganado, porque claro, yo gané el día de... yo hago la final
de suelo y quedo cuarto.
Eso del 2004.
En Atenas, 2004, yo hago la final, un día de suelo y quedo cuarto.
Para mí la mayor derrota de mi vida.
Yo ahí me bebo unas birras y me pongo fino y al día siguiente me levanto y compito.
Y entonces por la noche, volvemos a salir y a beber.
Claro, yo ya venía de dos días seguidos de beber.
Me pillé un pedo del copón, pero estábamos con los entrenadores, con tal, con los jueces,
con todo el mundo, y ya habíamos acabado.
Y al día siguiente, había que irse al avión y yo me acuerdo abrir el ojo y ver a mi seleccionador
sentado en mi maleta intentando cerrarla a otro con no sé qué en la cabeza, una bolsa.
Una pinta espectacular.
Y vamos todos finos, pero finos.
Ahí ganaste tu segunda medalla de oro, cuidado, ¿eh?
Vamos a un momento que es... tiene que ser espectacular.
Yo no lo he vivido, no lo voy a vivir nunca, muy poca gente lo ha vivido, que es ya el
momento de ganar la primera medalla de oro de tu vida.
Ese ejercicio, ese momento, o sea, ¿cómo es... cómo te sientes el miedo, la presión
que imagino que sentirás al hacer el último ejercicio?
¿Cómo es?
¿Cómo es ese momento?
¿Cómo lo vives?
Pues la verdad que se vive muy diferente al ejercicio de suelo, porque el ejercicio
de suelo son un minuto 10 que si te pasas un segundo ya te están penalizando, ¿vale?
El salto son cuatro segundos dos veces, porque tienes dos saltos, ¿vale?
Los dos saltos tienen que ser diferentes.
Uno puede centrar de espalda, el otro de frente, pero no pueden ser los dos iguales,
¿vale?
Tienes que cambiarlo.
Ahí ya está la dificultad, ¿por qué?
Porque hay gente que tiene dos saltos de 10, piensa que en Sydney 2000 todavía había
el máximo de 10, luego eso se quitó y ahora ya la gente puede sacar un 16, porque se
pone por un lado la dificultad que hacen y por otro la ejecución y se suma todo, pero
en realidad ahí era simplemente pues cuatro jueces miraban, no sé si la amplitud o la
forma de ejecución y los otros la dificultad, ¿no?
Pero tú partías de 10, si tú tenías una serie de requisitos todos partíamos de 10
y a partir de ahí íbamos para atrás, entonces yo en Sydney ya partía con desventaja, porque
yo tenía un salto de 10, pero el segundo salto mío era de 980, la media 999, ya tenía
una décima menos que mis rivales y pensé, bueno, no pasa nada porque yo voy a clavar,
¿vale?
Cuando tú.
¿Tú ibas seguro?
Yo iba muy seguro.
En ese momento tú te creías ganador, ¿te lo crees, te lo... te lo... te comentes a ti
mismo o no?
Yo en ese momento no sé si voy a ganar, pero yo sé que lo voy a hacer bien, yo sé que
lo voy a hacer muy bien, porque desde que yo me clasifico para la final, que es el mismo
día que fallo, para no clasificarme en la final de suelo, eso fue muy duro, pero claro
pasan nueve días que yo tengo para recomponerme en tres días de llorar y lamentarme por
el suelo, tres para empezar a entender que tengo que entrenar y tres para apretar a
saco para preparar y pulir mis saltos, aún así, aunque yo tengo días de llorar, días
de no sé... yo entreno todos los días, entrenamos todos los días, unos días con más intensidad,
otros días con menos, pero yo me tomo como objetivo hacer mis dos saltos, mínimo tres
veces, cada día clavados, eso no lo suele hacer nadie, eso es muy difícil, pero yo lo
conseguí, yo lo conseguí porque eran saltos que para mi forma de hacer acrobacia eran muy
fáciles, de visualizar...
¿Dónde estás clavados?
Es perfecto.
No mover un pie.
Que tú caes...
Que tú caes y tiembla todo menos tú.
Vale.
Tu no mueves ni...
¿Tio típico que...
Claro, que no das ni medio paso, que ni levantas ni un... no haces nada, tú haces...
y se oye, ¡bum!, en todo el estadio y de repente la gente gritando y tal, porque no
has movido, entonces yo sabía que eso era bastante factible para mí, no sabía cuánto
me lo iban a puntuar, porque yo partía de una décima menos, pero mi primer salto se
llamaba Nemoff, porque se lo había inventado Alexei Nemoff, que también estaba en esa
final, él en su salto, Nemoff, sacó 9, 6, 8, 7 o así, yo con su salto saqué 9, 80,
le gané a Nemoff con el salto Nemoff en su cara, y aquello no me olvidaré jamás,
porque dije, hostia, lo he inventado él, pero yo lo he hecho mejor.
Qué heavy, ¿eh?
Eso fue heavy.
¡Joder!
Entonces, bueno, la cuestión es que yo ese salto lo tenía muy dominado, sabía que
el segundo era un poco más flojo y me daba un poco de lástima, porque digo, ¡estras!
A ver si eso me va a hacer no poder llegar al top, pero bueno, pensé en la ejecución,
haz lo perfecto.
Y el tema es que yo pasaba cuarto, somos ocho en la final, cuando yo hago mis dos saltos,
todavía tengo que esperar a otros cuatro gimnastas que salten.
Vais en orden, ¿eh?
Vamos en orden, pero cuando yo hago mi primer salto, yo estoy ahí esperando…
Eso es lo que te quería preguntar, ese momento, explícame ese momento de…
Claro, claro.
¡Pam!
El público, la barra para saltar y todo, ¿cómo estás tisquico?
Pues mira, yo te cuento, aquello es en podio, en podio, ¿vale?
Todo el gimnasio está elevado un metro y medio, entonces nosotros ya sabes, estamos
esperando, pero subimos unas escaleras para llegar a donde está, que hay que competir.
Pues mientras estaba compitiendo la anterior a mí, yo estaba hablando con una gente del
público españoles que me estaban saludando y yo, sí, bueno, aquí esperando a mi tóca.
Me dijo un poco nervioso, pero bueno, contento y bien, bien, fuerte, fuerte.
Y bueno, pasa el dal y me toca a mí, entonces yo subo y todavía está el marcador con el
nombre del otro, porque tiene que salir su nota, ¿vale?
Sale la nota y entonces me ponen a mí mi nombre y la luz roja y verde y está encendida
a la roja.
Cuando se enciende la verde tengo 30 segundos para saludar al juez, entonces yo de repente
me estoy preparando, me pongo donde voy a empezar a correr, yo utilizo los 25 metros
enteros de carrera bien pegadito atrás para coger hasta el último centímetro y entonces
visualizo y veo el trampolín donde yo tengo que saltar, no miro ni el potro, yo miro el
trampolín y lo coloco, yo siempre lo coloco un poco torcido, le digo a mi entrenador
de adelante para el izquierdo, lo movemos nosotros, porque la distancia a la que te lo ponen
cada uno tiene su distancia, entonces mi entrenador ya sabe a la medida que me lo tiene que poner
y yo desde atrás lo tuerzo un poco siempre queriendo, porque yo entro en el salto girando
para compensar esos dos centímetros que yo me tuerzo, tuerzo el trampolín para que cuando
los muelles bajan, bajen hacia un poco hacia el lado y me coloque a mi recto, vale, pero
todo eso lo entrenamos, yo en mi mente entrenando con Alfredo, lo hablamos, lo tal, es como
los saltadores de triples alto, yo cuando veo que hacen tantos nulos me sorprende porque
si yo hice ese nulo no entro en el trampolín o me pego la hostia de mi vida, lo vuestro
es, entonces tenemos que ir al milímetro, entonces yo no entiendo como ellos la carrera
también es verdad que nosotros son 25 metros y ellos tienen 40, la velocidad es otra,
las tancadas que ellos pegan es otra, pero bueno, como es un deporte que me gusta mucho
de deber y lo sigo y siempre me da mala atención, no ese cálculo en la batida, pero bueno,
porque es que es muy friqui del atletismo, pero bueno, en todo caso, yo veo aquello
y cuando yo le digo a mi entrenador, vale, mira, he dicho vale y me acaban de empezar
a sudar las manos, o sea, te pido, te pongo nervioso, de repente me pongo en modo competición,
no es nervioso, no es nervioso, es con unas ganas, yo nunca me ponía contento incluso,
contento, contento de estar ahí, es donde más quiero estar, no se me ocurre un lugar
mejor para estar en el ojo de todo el mundo a demostrar lo que es hacer, te fijas en
la gente o no, es lo que te digo, yo en aquel momento, cuando ya he colocado el trampolín,
yo estoy poniendo nerviosa hasta yo, eh, no estoy entrando en escena, estoy poniendo.
Yo miro el trampolín, aquí tengo los jueces, pero aquí hay otros jueces, aquí están los
gimnasos esperando y aquí está mi entrenador, yo cuando él coloca el trampolín y él baja,
él baja y todo lo demás desaparece, para mí, visión de túnel, yo veo el trampolín,
donde tengo que saltar, veo el potro, piensa que en Sidney todavía era el potro antiguo,
que es el alargado, luego para 2004 ponen la plataforma que es más ancha, que es mucho
más amable para las manos, te ayuda a saltar más, pero en su momento era el antiguo, ¿vale?
Entonces, yo tengo que calcular como entro girando, que las dos manos me entren bien
en el lomo del potro, para poder entrar ahí arriba a girar, que es donde tengo que ver
el suelo para luego caer, pues eso, yo de repente, visión túnel, solo veo el trampolín
y cuando me coloco, miro, hago el gesto con las manos, pero yo necesito estar aquí y
entonces hago, y entro en amnea, y empiezo a correr en amnea, son 13 pasos, lo que hago
yo para el primer salto, entro, primero entro lento, empiezo haciendo un pequeño salto
y ahí entro, pero todo es muy rápido, o sea, tú solo puedes estar pensando antes
o después, durante no, durante es imposible, casi, no, no, tú vas corriendo, entras al
trampolín, ya estás mirando el potro para entrar, coges, sabes que has empujado, tienes
que apretarte para girar, tienes que mirar el suelo y clavar, pero todo eso ha pasado
ya, y sabes, entonces yo de repente es como, automatismo, ¿no? y entonces rompe a sonar
el público, porque has caído perfecto, porque claro, es lo que te digo, tiembla todo menos
yo, yo caigo, y todo a mi alrededor para mí hace así, es mentira, todo está en mi
mente, pero yo soy un flipado y yo estoy ahí, y yo estoy ahí flipando haciendo lo mejor
que se hace, y cuando yo caigo, y sé que la he bordado, entera el ruido de los aplausos
de no sentir.
Y vuelve el mundo, ¿no?
Y vuelve el mundo.
Qué pasada.
Yo, me gira al juez, saludo, y me voy con mi entrenador y le choco la mano, sin mirarle,
y sigo, porque yo no he acabado de competir, que ese es el error de muchos gimnasios.
Otro salto, ¿no?
Hacen el primero perfecto y piensan que ya está, y ahí es cuando viene el Jervi y luego
les gana, porque se han confiado y no es así, el salto es hasta que no acabas el segundo
y lo has hecho perfecto, no estás, entonces yo hago el primero, uno de los mejores de
mi vida.
Yo vuelvo al lugar de inicio y me estoy agachando, así un poco, pastirar y demás, y para intentar
controlar los nervios, y de repente veo la nota que me dan, porque te ponen ahí la
nota, y veo 9.80, digo, vale, es una de las notas más altas de todos los días de competición,
digo, nadie va a sacar este salto, o sea, esta nota en salto hoy, digo, si hago el segundo
bien, gano.
De verdad, ¿tú crees que puedes ganar el oro?
De repente digo, 9.80, no, no, es que hay un, si ves el vídeo, no estoy así agachado,
cuando veo la nota de repente me levanto y me levanto con la quijada del triple de
ancha, del orgullo, y veo la nota y digo, madre mía, me giro un momento, me pongo magnesia,
visualizo la forma de caer, y vamos, y cuando levanto la mirada, ya estoy en modo asesino,
sí, te me pones delante y te atropello corriendo, si te me crudas en la pista en ese momento,
te tente lo que sea, lo que sea, y yo pensé, revienta el potro para coger más tiempo de
altura y poder ver, pero yo cuando corro, aquí entro rápido, empiezo rápido ya, desde
el centímetro uno, los 25 metros van increscendo, pero a reventar, a más no poder, como si
me persiguen, pa, pa, pa, pa, pa, pa, y cuando entro en el trampolín que oigo con los pies,
y boom, con las manos, yo cuando toco el potro y ya noto a qué intensidad, a qué fuerza
le ha dado, ya sé que el resto va bien, yo no sé cuando toco el potro con las manos,
boom, ya voy en el aire tranquilo diciendo, toma, toma, toma, toma, y ya está, ahí sí
que cuando caigo, me giro, tú sabes que, tú sabes que ahí es, aunque no tengas nota,
tú crees que, soy medalla y que puede ser oro, pero vamos a ver, faltan 4 por saltar,
que esa, esa espera, de ver un salto, de ver el, claro, si el primero lo hace mal, vale,
uno menos, piensas, pero si el primero lo hace bien hay que esperar, ¿no? y, ¿qué
nota sacaste en el segundo? Mira, yo saqué, 9.80 y 9.6, 8.7, me parece, que de media
es 9.7.12, ¿vale? y el segundo estaba con 9.580 y algo, estaba lejos, entonces solo
faltaban 4, que de 4.3 me podían ganar, no los 4, había el americano, el Blaine Wilson
que no me podía ganar, ni de coña, pero estaba Nemoff, estaba el cazajo Fedorchenko,
que era una máquina y había un suizo, me parece, Dieter Rehm, que era muy bueno, era
especialista en salto, este no se metía en las finales de suelo, pero en las de salto
estaban todas, había gente que estábamos en las dos, pero el Dieter Rehm este ganaba
en salto y nosotros a veces, ¿sabes? éramos un poquito, no éramos tan especialistas,
éramos más completos, hacíamos también otros aparatos, pero bueno, la cuestión es esa
y me faltaban 3 y yo estaba ahí primero y claro, pasa el primero, hace el primer salto
de culo, vale, pero además eso, yo con 19 años histérico y con las cámaras aquí,
todo el rato y seguiéndome, yo estaba ahí que no sabía qué hacer, me pongo del tonto,
no sé qué y tal, pero en realidad estaba cagado por dentro.
Ahí ya está, ya no puedes hacer nada más.
No, ahí ya no, ya tu trabajo lo has hecho, eso sí, yo sabía que había clavado los
dos saltos.
Estabas muy orgulloso de ti mismo porque lo habías hecho lo mejor posible.
Sí, sí, no había podido entrenar para hacerlo mejor, no había dado otra opción, ese era
mi mejor versión, seguro, y lo había conseguido hacer en la final olímpica, era como, wow,
qué pasada, pero por eso, porque yo lo que quería era eso, yo siempre pensaba, os van
a doler las manos de aplaudirme, ¿sabes?, porque pensaba no, no habéis visto saltar
a nadie así, yo tenía mucha seguridad, yo sabía que lo hacía bien y por eso me sabe
mal no haber ganado más, porque yo sé que podría haberlo hecho, podría haberlo hecho,
pero bueno, también podría haber no haber ganado ninguna de las que tengo, no, entonces
tengo que darme con eso, pero yo siempre era la sensación esa de vais a flipar, vais
a flipar, no me habéis visto saltar nunca y no se os va a olvidar en la vida, y entonces
me lo pasaba muy, muy bien, yo entrenando, o sea, compitiendo, entrenando me costaba
más, era más pedez, porque no me veía a nadie, yo que sé, yo era muy, no sé, ya
más céntrico.
Te gustaba, sí, te gustaba impresionar.
Yo que sé, me gustaba mostrar, porque yo pensaba que lo que hacíamos era muy difícil
y no todo el mundo era capaz de hacer lo que hacíamos nosotros ni siquiera, todos los
gimnasios eran capaces de hacer lo que yo hacía, o sabes, entonces yo realmente sabía…
Tú haces flash y ser espectacular.
Sí, quería ser el mejor y demostrarlo, y me encantaba de enseñárselo a todo el mundo.
Entonces estabas ahí sufriendo pensando a ver que por favor te lo hagan mal.
Claro.
No estás en esas, pero dices bueno, que lo hagan bien y que queden segundas.
¿Se te hizo largo?
Un poco sí, un poco sí.
Y eso que dura poco.
Dura poco, dura poco.
Pero la espera, la espera fue larga, fueron 10 minutos de joder, a ver si se acaba esto
ya, joder, que ya va a ver si va a venir uno de fuera y no va a ganar.
¿Cuándo sabes que eres solo?
¿En qué momento?
Cuando el último hace su primer salto.
Ahí ya.
Ahí ya no hay opción.
Cuando él hace su primer salto, yo ya sé que él no me puede ganar, entonces ya soy
campeón olímpico.
Ya está.
¿Lo celebra?
¿Ya?
Sí, en el momento sí.
Me doy un abrazo con mis entrenadores.
Vale.
Tú ya lo tienes, claro, que con el segundo no me va a poder arreglar.
De hecho, creo que nunca he visto el segundo salto del americano, creo que nunca he visto
el salto del americano, porque ya estoy en los ganados.
¿Cómo te sientes cuando eres solo olímpico?
¿Te acuerdas y ni te acuerdas de la euforia?
En el momento me acuerdo, porque además tuve la suerte de que como no había ningún australiano
en la final de salto, todo el público australiano empatizó conmigo, que era el jovencito, el
nazi, no sé, graciosillo, y estaba en la costumbre así que ganas en chinos rusos y...
Superfríos.
Y de repente un empaño el que estaba ahí hablando con el polio, caciendo el chorra
y no...
Que gané, pues bueno, les pareció gracioso, ¿no?
Les cayeré en gracia.
O sea que era su favorito.
Y sí, sí, cuando, joder, de repente ellos estaban en el podio, cuando subó luego al
podio, es otra cosa, porque claro, ese es el momento, ahí y os van, os llevan a todos
fuera.
Y ahora salimos los tres, que hemos ganado y nos suben a podio, nos dan la medalla y tal.
Pero claro, en el momento yo estoy ahí y bueno, en el primer momento en cine y me tiran
desde el público una medalla, hay una bandera de Cataluña y tal, que yo la tengo, la tengo
guardada porque no quería sacar polémica, estoy representando a España, no me vas a
tirar una hora para yo crear cuando todavía te han dicho que si soy el hijo de argentinos
que no estoy de fuera y ahora me vas a hacer esta putada.
Claro.
Digo, yo soy catalán y soy español y está perfecto, yo estoy representando a España en
los Juegos Olímpicos, no me metas en líos.
No, política ahora no.
Ahora no, tío, que esto es otra cosa y lo estoy gozando como un cabrón, es mi mejor
momento, no me... y nada, entonces, pues fue muy rápido todo, yo me acuerdo que estábamos
ahí y de repente nos llevaban para salir a desfilar, claro, en el momento en el que
sales de ahí, ya vienen tus compañeros y tal, Víctor y...
¡Wah!
¡Qué pasada!
¡Ustia, me da ya de oro!
Claro, es que no, en la primera vez es una locura.
Y eso es el momento más inicial, ¿no?
De, ¡Wah!
¿Qué está pasando?
Luego, cuando ya...
¡Ustia, qué fuerte, qué fuerte que he ganado, tío, hola, hola, te miras con tu entrenador
y es como, joder, en serio, ha pasado así, es...
Ya está, todo ha sido tan rápido que... que es especial, ¿no?
Que brutal.
Y luego, claro, cuando de repente llaman al tercero, sube, llaman al segundo, sube.
Y tú sabes que ese es el cajón de campeón olímpico, macho.
Es el sueño de tu vida.
Se me pone un nudo aquí, tío, no puedo ni seguir hablando, casi.
O sea, es...
Es espectacular.
Es increíble.
Todo lo que podía salir bien.
Allí, de repente, todo valió la pena.
Todo lo que...
Todas las barillazos del romano, todas las peleas con Alfredo, todas las putadas que
hayan...
Todo valió la pena, de repente.
Todo, de repente, todo el esfuerzo de mis padres, por fin, había dado su recompensa.
Fue como, uff, las sensaciones esa, es de... menos mal.
Y yo ahí me acordaba de todo esto, de mis padres, de todo...
El esfuerzo, tu hermano.
Y eso en el podio, tú vas a escuchar, encima tenemos una canción que no tiene letra.
No podemos cantar, no te vas a poner a tararear.
Estás ahí...
Estás pensando, estás pensando y hablando contigo mismo.
Y alucinando, y alucinando, y asimilando, y claro, de repente, sales de ahí, son cuatro
horas de...
Yo eso sí que no me acuerdo prácticamente, porque sales de ahí, son cuatro horas de
prensa.
Que te llevan por todos lados, al lugar de media, te hacen entrevistas por uno, el doping...
Sí, pero ahí no debe molestarte perder tiempo, ¿no?
Debes estar tan eufórico que cualquier cosa que hagas.
Claro, ahí todo te parece bien, que quieres que vaya ahí, está una entrevista donde
te diga la gana.
Ahora mismo, tío.
Qué fuerte, tío.
Fue una pasada, fue una pasada.
¿Cómo celebraste esa medalla?
Esta es la que te digo, yo cuando salgo de Sydney, lo primero que hago, hago toda la prensa
y hago el doping.
Y me voy a tatuar, me voy a hacer el tato de los aeros olímpicos de Sydney, que mola,
porque cuando llego al sitio, el tipo era un gordo, pero exagerado o de exagerado,
que yo pensé que era la camilla y era su barriga.
Hostia.
Imaginaros el tamaño del tipo.
¿Cómo irías tú para pensar eso también?
Yo estaba reventado, salía nerviosísimo, pero yo cuando lo vi, joder, qué grande que
es el tío.
Pero es que tengo una anécdota con esto, porque es fuertísimo, el tipo me vio, me dice yo
te he visto ganar hace un rato, digo sí, mira, digo mira la medalla y el tío no me jodas
una medalla olímpica y tal, dice te regalo el tato y el tato de los aeros olímpicos
de Sydney me lo regaló un tipo en Australia.
Este tipo, ahora a través del libro, su mujer española, me ha escrito que están viviendo
aquí en España.
No puede ser.
Y quiero ir a verlo, quiero ir a verlo, porque el tipo, no sé, ahora viven aquí.
¿Y sigue tatuando?
No lo sé si se dedica a tatuar o no todavía, pero el tipo que me tatúa a mí, los aeros
olímpicos en Sydney, vive en España, está casado con una española y me escribió hace
poco para ponerse contacto conmigo por el libro.
¿Era tu primer tatuaje?
No.
¿Le tenías alguno más?
Escondirilla, ¿no?
Ya tenía algo bueno.
Mi primer tato me lo hice con 13 años.
¿Cómo?
Con 13.
Con 13 años, porque...
Pero es que en esa época nuestra es de locos, porque ahora el tatuaje lo lleva hasta a
mi madre.
Pero en ese momento no.
Yo...
Y cómo te digo...
Era superior a Radical también, en mis momentos tenía mis destos de rebeldía.
¿Cómo es que te dio con 13 años?
Mi hermano era dibujante y le gustaba mucho pintar y demás cómics, ¿no?
Sí.
Y él tenía tinta china y tenía compases y tenía tal, entonces cogimos la punta de
un compás.
No me lo puedo creer.
Y me tatuó un corazón que tenía 20 de forma de corazón y patata, entonces, claro, quedó
medio así.
¡Hostia!
Y a la mañana sí me doli a la de Dios, además, y tal, porque le hicimos así como jugando
en casa.
Queda no estar bien esterilizado ni nada.
Nada, como nada.
Y nada.
A la semana o así mi madre me acompañó a hacerme un escorpión encima para tapármelo,
porque digo yo también la no la voy a llevar, macho.
¡Hostia!
Digo, si llevo algo, pues ya tápame algo, sabes, hazme un...
¡Qué fuerte!
Con tres años.
Con tres años me hice un escorpión pequeñito aquí.
¿Eso es el primero?
Sí.
O sea, que tía te molaba desde siempre y...
Sí.
Y pendientes.
Y los pendientes yo los llevaba con seis años.
Con seis.
Claro, porque en Argentina igual es más fácil o más común.
¡Hostia!
Y pero mi hermano se lo puso con ocho así y yo también quiero.
Digo, ¿por qué Pablo sí y yo no?
¡Hostia!
¡Qué bueno, tío!
Quiero decir, para eso sí.
Siempre, ¿eh?
Sí.
Siempre fuiste libre.
Al mal libre, ¿eh?
Al mal libre, porque en realidad no era ni malo, ni mal, ni tenía maldad, ni violento,
ni...
No, siempre que me he peleado por alguien, o sea, con alguien ha sido por defender a otro
o porque he visto alguna injusticia, sí, de pequeño por eso, siempre, yo de hecho
es que no me he peleado mucho, solo, eso, casi nunca en realidad, solo de pequeño alguna
vez para defender a mi hermano en el cole que...
Y alguna vez en alguna injusticia nosotros nos juntábamos mucho con amigos de mis padres
y tal, los argentinos, hacíamos asados argentinos.
¿Cómo no?
Sí, de 400 personas, ¿no?
Y de repente, había alguna...
Siempre había niños por ahí y tal y si había alguno que era el bacilón o no sé
qué, yo iba ahí, intentaba ser justo, intentaba impartir justicia.
¿Qué justiciero?
Sí, sí, un poco así, un poco así, pero sí que para Tattus y demás era un poco
raro, como siempre me habían dicho que no, en el gimnasio cuando te dicen que no, más
lo quieras.
Claro, claro.
Y en casa no tenía...
Y en casa no tenía muy famosos de los Juegos Olímpicos, las que eras de los poquitos
en ese momento deportistas olímpicos tatuados.
Sí, sí, sí.
Ahora es muy típico, pero en ese momento era como un trademark.
Sí, sí, y además ese Tattus era solo porque o había sido a los Juegos o habías ganado,
que era como muy, sabes el que te lo veía y decía, o tía, este, ojo.
Sí, sí, que no es de broma.
Bueno, tú ahí te haces famoso, se pudiera considerar con la primera medalla, te reconociera
gente por la calle, aún no llegabas a un ese nivel, porque tuvieras que estar muy
conocido.
Me reconocieron las primeras cuatro semanas, cinco.
Vale, justo después.
Justo después.
Luego es verdad que, pues bueno, entre que tengo un nombre un poco extraño, que Jervasio
no es lo más común, no, y bueno, antes hablábamos de Jervasio Sánchez, lo tal, que a ver los
Aylos, ¿no, Jervasio?
Sí.
Pero pocos.
Bueno, pues yo que sé que es un hombre que igual se le ha quedado a la gente, también
pues bueno, pues, tampoco tarde demasiado volver a liarla con el tema de las operaciones
o el positivo con cannabis y demás.
Ahora iremos a ello.
Entonces, bueno, yo cuando gané, me fui de vacaciones por primera vez en mi vida, después
de haber hecho Copa del Mundo un mes después de los Juegos y de darme cuenta de que ya
iba a tener que pasar por quirófano porque los hombres me dolean mucho, digo, bueno,
pues mira, es el momento de parar.
Ahora que ya hemos hecho todo el trayecto hasta Sydney, ya hemos ganado, bueno, ahora
vamos a ver cómo hacer hasta Atenas, ¿no?
Que luego eso es una tortura a todo, pero bueno, yo en aquel momento no lo sabía.
Y en aquel momento yo me voy a casa y no, ya te digo, yo vivía en Granoyers y yo podía
ir por la calle, sí, que los que me conocían un poco, los que más amantes del deporte,
pero tampoco tanto.
No, no he sido nunca muy mediático en ese sentido.
Tampoco lo pretendía porque a mí me gusta poder ir por la calle tranquilo y bueno, no,
muy muy famoso, tampoco, conocido en el mundo del deporte, pero es que es diferente.
Famosos son ahora los de gran hermano, tío.
No está muy ahora, no está muy allá, precisamente que hay noticias de que hablaremos más que
viene, de que Telecinco tiene las peores fechas, hay fechas, datos de audiencia de sus
historias, casi.
Se está en un momento horroroso.
Sálvame si todas estas cosas están… Me llamaron para ir.
¿Qué dices?
¿Dónde?
¿A supervivientes seguro?
Bueno, me ofrecieron la posibilidad, pero a supervivientes me han ofrecio varias veces,
sobre todo cuando estaba en Antena 3, que era cuando yo estaba en activo, entonces yo
no me podía ir tres meses a reventarme a una isla, porque físicamente me iba a costar
seis meses o más, ponerme en forma después, pero no a los delux y cosas de estas, a programas
así que yo no consumo, que yo no tal, que en mi casa no se ven, entonces bueno…
¿Y qué sabes dónde iría en todo el rato?
Por eso, por eso te digo, si yo ya he sacado toda la mierda, no necesito que me busquen
más, quiero decir, si mierda tengo por un tubo y la he contado toda, así más catarsis
de la que he hecho, ya poco puedo hacer.
Pues mira, vamos a empezar un poco, una parte un poco más oscura, porque tu en 2000 estás
en la cresta de la ola, ganas medalla olímpica, 2002, vuelves a ser noticia y no de forma
positiva por marihuana, ¿no?
Bueno, en principio parece que va a ser positivo, porque es porque saco la medalla de plata
en el Campeonato del Mundo, pero diez días después sale que he dado positivo por cannabis
en ese Campeonato del Mundo y que por lo tanto me retiran la medalla de plata, me retiran
los premios económicos y bueno, que me sancionan tres meses por doping.
Y eso es noticia, que vuelve a ser otra vez, quiero preguntarte, ¿cuándo empiezas tú
a usar cosas que no son tan deportistas, por ejemplo, tú el alcohol, desde siempre
bebías alcohol, aunque fuera socialmente una cervecita. No, no, yo empecé a beber cubatas
cuando salía a las discotecas a bailar. Yo, en Granoyer, salía en un lugar que era
la Sonora, que era así como la Salsoteca o tal. Y yo en principio salía por ahí y
no bebía y me estaba hasta las 7 de la mañana entrenando y bailando con coca-colas o refrescos
o blu-tropic o mierdas de estas así. Ustia, blu-tropic, tío. Me mejordaba ya el ujo.
Ustia, el blu-tropic. Pues con esa mierda empecé yo y mira cómo
acabé de caer con la uja. Era dulzón, está, bueno, el blu-tropic, ¿eh?
Estaba bien eso y luego olima o dulzón, cositas así, para los que no bebíamos, pues aquí
yo estaba bien. Y entonces eso, yo me estaba hasta las 6 de la mañana, yo me iba a dormir
y me levantaba las 10 y me iba a entrenar. Perfecto, más cansadito. Pero bueno, estábamos
entrenando, tío, no pasaba nada, aguantábamos bien. De ahí empecé de vez en cuando a tomarme
algún cubata, porque ya, pues yo qué sé, porque te lo invitan o porque ya de repente
me llevaban con todos los camareros. ¿Cuántos años tendrías?
18. 18. Algo así, sí. Es un poquito antes de Sydney.
Claro. Sí, sí. Aunque bueno, después, o sea, ya en... Cuando yo empiezo a beber, ya,
a mí el alcohol me ha sentado mal siempre. En grandes cantidades me ha sentado mal siempre.
Yo, por ejemplo, digo que me puedo tomar una cerveza, pero yo no me tomaría un ron en
la puta vida. ¿Por qué?
Porque no, porque me hace click, a mí el cerebro. Claro. Yo he ido probando y dejando
alcoles, porque me hacían clicks en la cabeza, de repente click de gilipollas, bueno, pero
de click de agresividad o de click de no entender o, ¿sabes?
¿A ti te ha pasado? El alcohol te ha podido volver agresivo.
Dependiendo que alcohol. Dependiendo que alcohol.
Dependiendo que alcohol. Piensa que como yo vivía mucho cuando tal, yo tenía que encontrar
algo que me sentase bien, porque encima he encontrado algo que me hacía un click en
la cabeza, olvídate, era todo un desastre, que ya lo seguía siendo igualmente. Pero bueno,
al menos no te veías en una pelea. Aun así, yo ya tomé la decisión de
que yo alcohol duro no puedo tomar. No, porque no, porque no me sienta bien.
Claro. Y ¿para qué voy a forzar la máquina?
Así, ya le he forzado un montón. Si ya me he reventado el cuerpo viviendo, ya he hecho
todas las gilipollas que tenía que hacer, ya me he despertado en la calle sin saber
cómo me he quedado dormido ahí o... Ridículos enormes, ya todo eso ya pasó. Entonces, bueno,
no empecé a ser tan fuerte, ¿no? Por eso. En tus inicios...
No, no, no, no, no. Hablo de esto una vez retirado y tal.
Que ya me inundaban, el alcohol ya me daba igual.
A principio era socialmente... A principio era eso. Cuando yo salía a bailar,
salía a bailar, tomaba, me iba a casa, yo estaba una semana sin beber, nada de nada.
Hasta que volvía a la discote, que volvía a beber ahí para esa fiesta y nada más.
Como que así hace todo el mundo. Exacto. Cuando yo empiezo a ir a Madrid a entrenar,
ya habíamos empezado a ir con 17, 18, pero bueno, ahora yo ya pues me tomo de vez en
cuando algo con mis compañeros, ¿no? Que ellos sí tomaban cerveza. Claro, yo no tomaba
cerveza, yo tomaba cubatas. Ya no me podía poner a beber cubatas cuando ellos bebían
cerveza. Entonces, yo todavía me tomaba mis coacolas, mis refrescos, mis... Hasta que
de repente, bueno, pues venga, va a un quintillo, porque de repente alguien que ha venido nos
ha invitado a una ronda de quintillos y nos los han traído. Hostia, falta sobre uno porque
se han contado conmigo. Venga, va, pues. Y poco a poco y hasta el final, aunque no te
guste... Sí, te acabo gustando. Sí, porque te acostumbras y bueno, porque socialmente
era lo que hacíamos. Nosotros de lunes a miércoles entrenábamos, el miércoles salíamos
a cenar, salíamos a cenar y antes de cenar, nos íbamos a un bar a tomar seis medianas
cada uno. Aquí ya no la tampoco. No, aquí ya, claro, pero es que eso, si de repente
tres quinto, cuatro quinto, no sé qué. Va sumando. Mediana, mediana, y hostia. Y yo
supieron parar mis compañeros, pero se ponían hasta el culo y los que nos enseñaron fueron
nuestros entrenadores, que cuando nosotros salíamos de la blume nos los encontramos en
la avenida Valladolid, en los bares. Eso era antes incluso del primer, primeros juegos,
¿no? Más o menos esa época. Esa época, esa primera época, 18 años, 19, 17, no, yo
supiero que con 18, mínimo con 18, seguro. ¿Tú ahí por eso? Empiezas a beber cada
día o no. No, no, no, no, no. Cuando hacéis una celebración, salíamos los miércoles
porque el jueves solo entrenábamos medio día. Vale. Solo entrenábamos por la mañana y
teníamos hasta la tarde para descansar, que esas tardes íbamos a beber, nos íbamos
al cine o íbamos a los recreativos o vida normal, o pasear por Madrid simplemente porque
nos molaban, no conocíamos demasiado y estábamos ahí nuestros primeros años en Madrid y por
eso hacéis vida de joven, vida de joven. Sí, sí, pero bueno, es lo que te digo. Ya
de repente, cuando esto se empieza a hacer una costumbre, ya es todo los jueves, los
viernes porque bueno, el sábado también entrenamos solo medio día, el sábado porque sábado,
el domingo para pasar la tarde y al final es miércoles, viernes, sábado, domingo, tal,
no, no, no, no, no. Y tienes las 8 horas de entreno que te van limpiando, te van purificando,
te van manteniendo en forma, hacen que comas, hacen que descanses, cuando todo eso desaparece,
es cuando a mí me viene el problema, porque ya solo me queda la celebración. Y al final
es beber para celebrar, cuando pasa algo bueno, beber para olvidar, cuando pasa algo malo,
beber porque no pasa nada, para que pase algo, beber. Y al final es eso y tienes las cosas
siempre y tú te engañas, te autoengañas. Yo me he mirado en el espejo diciéndome,
que es bien, es triple medallista olímpico y no tienes cojones a no tomarte una cerveza
más, no vas a poder parar de verdad. Y no había manera mucho. Y no había manera. Y
era porque yo estaba viviendo una situación en mi vida que no entendía, yo desde la retirada
no entendía mi vida, hasta que no encontré otra vez el sentido y el por qué de mi lugar,
no supe dónde estar, cuando yo caí en la mina por fin, como responsable entrenador,
y aunque yo eso lo intento y no puedo, que es cuando entonces me voy al centro de desintoxicación,
me voy 10 meses, pero ya me voy con la mentalidad de este es mi lugar, yo ya ahí me he sentido
bien. Lo que pasa es que estoy en un círculo vicioso en el que no puedo salir y que ya
ni como ni nada, estoy solo bebiendo, o sea, o estoy ahí las horas que estoy, o antes
estoy bebiendo, o después estoy bebiendo. Y bueno, y al final, no sé.
Que así no te cuenta, porque al final el alcohol es tan social.
Pero no dejo de hacer cosas importantes que tengo que hacer, hay cosas que no las dejo
jamás. O sea, durante toda tu vida, tú eres funcional.
Claro. Hasta que quizás la retirada que es cuando ya...
Claro, cuando ya, sí. Pero durante tu vida profesional, o sea, tú cuando
estabas ganando oros y ganando campionatos del mundo y todo, tú bebías...
No todos los días. No todos los días, pero sí más de lo
que debería un deportista, quizás de élite. Bueno, es que claro, yo que sé, todos mis
compañeros lo hacían también. Vale, bueno, es como cotruimos el otro día
aquí a porque... Nosotros...
Y nos contaba las fiestas que se peque, se pegaba...
Nosotros éramos los miércoles al Juanito. Los de natación era el Chapanda.
Vale. Los de no sé qué era, pero al final todos
teníamos nuestras descantilladas, salíamos y a veces en la blume ahí había vino con
gaseosa para los trabajadores y los viernes nos cogíamos la botella de vino y tal.
Y algo más duro también, cocaína. No, en esos no, en esos momentos no.
En esos años no. No, y mira que tenía relación yo con Enrique
San Francisco, era amigo mío. Ah, sí? Sí, yo lo conocí...
A descanse, pero me encantaba su humor. Sí, un buen amigo mío, yo lo conocí en
la Sultana, una pizzería de unos amigos míos en Madrid, a la que íbamos mucho a cenar
porque hacían las mejores pizzas de Madrid y Kike vivía ahí al lado y nos
conocimos ahí, quedábamos ahí, nos hacíamos colegas, nos hicimos colegas y
durante mucho tiempo de hecho a veces me decía oye Jervis, si vienes a Madrid
dos días no te pilles un hotel, vente a mi casa y tal y la verdad que bien y en
aquella época ya te digo podríamos haber puesto tema cocaína y demás por
delante pero no, no fue el caso. Mientras tú fuiste deportista nunca
probaste una raya de cocaína? No, sí. Ah, sí? Sí, porque yo me retiro con 27 años,
yo cuando me pillan con el positivo en el 2002, que yo después en 2003 vuelvo a
entrenar, me rompo la espalda y me dicen tienes que parar seis meses, yo ahí es
cuando explico que es la primera vez que me hundo en el pozo más profundo y yo vivo
en un villa de cans, cuna de afters, merci, souvenir y demás. El club matine, ¿no? Claro que es el club matinar.
Yo iba de ahí caminando, de mi casa iba caminando a los afters. O sea, para hacer cronología en 2002, el tema del hotel.
2002, a mí cuando me pillan con el cannabis. ¿Tú fumas mucho? No, yo llevaba un mes sin
fumar cuando me pillan, yo estaba entrenando y yo así volvía a entrenar, yo no hacía
esas cosas, yo no hacía cuando no podía entrenar, yo me habían operado en los
hombros, no podía dormir porque me dolía, tenía la excusa de que estaban ahí y tal,
pues pásate, pues pásate el fly y ya está. Pero cuando luego me ponía a entrenar no
hacía nada de esto, porque además yo era un cagón con el tema del doping, yo tuve que
dar el positivo porque toda la vida había estado obsesionado con no dar, con no tomarme
nada, yo a mí me daban un farmatón complex para coger y yo no lo quería porque digo me
va a dar rollo esto, me va a dar positivo seguro, no me jodáis, no quiero nada y de repente
pues eso, me relajé, no me di cuenta, no lo sabía en su momento y me fumé un petáid
y positivo, yo ahí sigo entrenando y compitiendo hasta el 2008.
¿Te estigmatizan ahí en 2002? En 2002 hay gente que sí que me estigmatiza.
¿Te dan de lado gente que tú hubieras dicho que no?
Sí, sí. ¿Te das cuenta de qué te han dado de lado?
Claro, yo sobre todo me di cuenta de quién sigue a mi lado, de quién está incondicionalmente
a mi lado pase lo que pase, que son gente contada, son pocos, pero bueno, a verlos ahí los y
agradecido estoy porque siguen en mi vida hoy día y bueno, han visto toda la evolución
en todo caso y el cambio de mi vida, pero en aquel momento es lo que te digo cuando
hubieras… ¿Te esticmano de drogas?
Sí, ya he señalado, yo muy culpable, luego mis padres tampoco evidentemente se lo tomaron
bien y yo vivía apartado de todo y en ese momento, de afters y demás y tal, ahí sí
entre la coca.
¿Hay que esto? Son 2003, más o menos…
En 2003, al final de 2002, principios, 2003…
Es algo que mucha gente pensaba porque seguro que asociaron, si le han dado por porro seguro
se meterá de todo, ahí sí que les das la razón un tiempo después, a raíz de todo
eso.
¿Y ahí?
Ahí también es lo que te digo, dura un tiempo, yo por un tiempo pienso que a ver si me voy
a haber enganchado esta mierda y lo dejo y lo dejo y se lo comentan mi madre de hecho,
me digo, hostia, he tenido esta mierda.
¿Se lo comentaste?
Sí, sí.
Y bueno…
Directamente, que habías probado la cocaína y que consumías mucho en esa época…
No, no, no, pero sí que varios días seguidos y demás había estado consumiendo, pero de
repente dije a tomar por culo, se acabó, pero yo se lo dije a mi madre, fue la primera
vez que yo… pero yo soy muy claro para hablar, quiero decir…
Sí, sí, se ve.
Yo, si comete un error, no lo hago queriendo, entonces si no lo hago queriendo no tengo
que ocultar nada, quiero decir, ocultas cuando estás intentando putear a alguien voluntariamente,
pero si no es así, simplemente te equivocas como todo el mundo, como cualquier hijo de
vecino y nada más y hay que aprender de ello y seguir adelante.
Pero sí, en ese momento yo me hundo y me meto en la noche y facilidad para conseguir
todo y dinero y cercanía y bueno, y ahí les doy la razón, cuando todo el mundo había
pensado que antes era así y no lo había sido, al final acabo dando así la razón.
Y estás en medio de una preparación para otros juegos olímpicos, acabas de ganar
más medalla…
Pero llevo tres años sin poder entrenar.
Es que es una locura, es que yo entiendo como en 2004…
Bueno, porque yo había nacido para eso, pero en todo caso…
Pero tú te habías machacado tu cuerpo.
No lo repetiría jamás, es decir, fue el peor ciclo olímpico de mi vida, yo no repetiría
jamás arriesgarme a preparar unos juegos olímpicos en ocho meses.
Tú cuando estabas en esa época… Yo me tuve que amoldar a esa situación, Jordi,
pero no fue…
Claro, no fue buscada.
No fue elegido.
Tú cuando estabas en esa época de áfters con cocaína, con alcohol, ¿tú querías
que ibas a llegar a Saco?
Porros.
Que además eso piensa que yo sabía que duraba tres meses, porque ya una vez has
dado positivo aprendes, yo me lo leí todo, entonces también haciendo números y yo sabiendo
que no llegaba.
Entonces, si me dan control de dopaje, yo voy a dar positivo y tengo unos juegos olímpicos
en X.
Por eso yo ahí, ahora, años después, vislumbro que ahí se podía vislumbrar el inicio de
un problema, que después, años después, se acentúa cuando me retiro y cuando al final
cae con el pozo más profundo.
Ahí, yo hasta que no digo, y además esto es así, es que es literal, yo decía, venga,
va, el lunes que viene lo dejo y me pongo a entrenar.
Y el lunes que, cinco meses, seis meses, de cada lunes, ¿sabes la tortura que es eso
para uno?
¿Qué hice?
Pues lo hice un martes.
Me tuve que engañar así, imagínate de estupidez, pero lo hice así, dije, a tomar por culo,
el martes.
No soy capaz de hacerlo en los lunes más, ningún lunes va a ser el último, pues.
Y entonces así lo dije, ya me había Madrid.
¿Solo o podiste ayudar a alguien?
¿Tú solo?
Solo.
¿Viste que era tu carrera?
No, que yo era gimnasta, que yo era otra cosa, que yo estaba ahí porque no sabía
que hacer con tal, pero si yo me podía entrenar yo era feliz.
¿Alguna vez pensaste por qué te dio por eso?
En ese momento lo pensabas, o era inercia, te lo pasabas bien, supongo que habría ambiente
que te reirías, disfrutarías, chicas, etcétera, pero alguna vez pensaste más profundamente,
¿por qué estabas haciendo todo eso?
Sí, evidentemente, en los momentos en los que te levantas sabiendo que ha ido todo mal,
que lo has hecho todo mal, que lo vas a seguir haciendo todo mal, pues es eso, ¿no?
Cuando te decía de yo mirarme en el espejo y decir, pero a ver, tío, ¿cómo puede ser
que siendo tan fuerte, tan capaz como ha sido toda tu vida, ahora mismo no tengas cojones
de hacer esto, ¿no?
Y bueno, en esos momentos lo piensas, pero claro, yo hasta que le puse solución llevaba
seis años, ni un solo día, sin alcohol, ¿sabes?
Nos hablas ya de años después, ¿no?
Claro, cuando yo pido ayuda y me voy a un centro de desintoxicación, es porque yo ya
lo he intentado todo, lo he intentado todo, tengo el conocimiento de que le estoy jodiendo
a mi familia, que yo saben que tengo un problema y que no pongo solución y que no dejo que
me ayuden y me aparto de ellos y me alejo, ¿sabes?
Es duro, es duro y claro que lo piensas, pero está sin intoxicado.
Pero cuando estabas ahí en esa época de pre-2004 y incluso tú sabes que te estás jodiendo
tu carrera.
En ese momento yo...
Era por aburrimiento que estabas haciendo todo eso o porque tantos años de presión
deportiva dijiste, ahora me liberaré.
No, ¿sabes lo que pasa que, mira, fue un poco como a mí toda la vida me habían dicho
que hasta que no fuese campeón olímpico no podría hacer lo que yo quisiese.
Cuando yo fui campeón olímpico y dije pues os vais a cagar, ahora lo voy a hacer todo,
todo lo que no podía hacer hasta ahora, todo lo que me habéis dicho que no, todos los
datos y todos los datos que no, una polla, ahora soy campeón olímpico, me dijisteis
que cuando fuese campeón olímpico pues a la primera lo he sido, igual la cabe, igual
lo fui demasiado pronto, si hubiese ganado por primera vez con 23 igual pues no habría
tenido tanto esa rabia, ese rencor, esas ganas de, pues ahora voy a ser el más radical,
cabrones, me habéis estado obligando siempre a pasar por el tubito, por el tubito, pues
ahora no quiero.
Claro.
Ahora me rebelo contra todo y que siempre he sido el señalado y en las de qué y ahora
tengo poder en posición y dinero pues a tomar por culo todos ¿sabes?
Un poco así, como en plan ¿quién tenía razón?
Claro.
Ni ellos ni yo al final ¿no?
Pero porque nada es ni blanco ni negro ahí.
Matices en todos lados.
Pero yo en aquel momento me rebelo contra todos ellos.
¿Te cuesta dejarlo como tú dices un martes?
Una vez tú ese martes dices ahora ¿te cuesta?
¿Lo pasas mal?
¿Tienes mono?
Tienes no.
Mira yo, con lo que peor lo he pasado es con los porros, porque eso…
Yo siempre lo digo, los porros son más engañosos de la que muchos creen.
Porque te dan una calma física y un tal, un ritmo que, hostia, cuando estás acelerado
y no tienes eso… Te lo verás aún más.
Claro.
Claro.
Entonces, yo lo que hacía era, empecé a fumar, estaba coliado, me lo liaba, hacía
el proceso, pero era por engañar mi cabeza en realidad.
Pero con eso sí, con lo otro no, con lo otro me sentía de puta madre.
¿Y con alcohol ni con cocaína?
El alcohol tampoco era obligatorio de dejarlo.
Vale.
En 2003 podíamos tomarnos algo de decencuando, simplemente era eso, no drogarse.
Y no, yo cuando el de repente cojo el avión y me voy a Madrid, y bien, por fin, coño,
ya, no tenías huevos, si tenías ganas de eso, pero no sabía hacerlo.
Hostia.
¿Cuánto tiempo tenías para prepararte?
Mira, yo llegué… Es que es de locos.
Yo llegué el 2 de febrero de 2004 y los juegos eran en agosto.
Y yo llevaba sin entrenar desde… Mar… Febrero del 2001.
Pero sin entrenar, de verdad, no habías pisado un gimnasio…
No había ido a ver a mis compañeros, no había ido a ver a mis… no había ido más
al gimnasio.
¿Y te había soparado?
Te había empezado a hacer todo fatal y me había operado y como el culo.
¿Y confiabas en ti?
Yo iba a ganar.
¿Eso querés ser mucho?
Yo iba a ganar.
¿Tú ibas con la mentalidad de que no ibas desde derrotado?
No, no.
Yo iba a ser el mejor otra vez.
¿Y cómo son esas primeras semanas de…?
¡Wah!
Las primeras…
Tu cuerpo no estaba contento.
Cómo me costaba todo, cómo me dolían los hombros, cómo me pesaba el cuerpo.
Me cansaba, me cansaba muchísimo.
Me iba a dormir súper temprano y los días que me levantaba, justo para ir a entrenar,
que no podía más.
Pero empecé a comer bien, empecé a entrenar, a poner todo en su sitio, de repente otra
vez mis saunas, mis… y volver a sentirme y volver en los aparatos otra vez a sentirme
solvente y capaz… y yo solo les pedía paciencia a todos, al comité, a la federación y al
Consejo Superior de Deportes, les decía que tenían que tener paciencia conmigo si querían
que voluiese a ser el mejor, porque si en ese momento, en esos primeros meses me hacían
a mí una prueba de doping y me iban a joder la vida, pero es que yo no se lo iba a permitir.
Sabiendo que iba a dar positivo, yo simplemente iba a coger y me iba a ir a Barcelona y ellos
habrían perdido pues una posibilidad de medalla.
¿Se lo dijiste?
Claro.
Que no te hiciera ninguna prueba de doping en eso.
Que me dejás en tranquilo, que si tenía que venir la Internacional, que ahí no podíamos
incidir, me la comía doblada, pero que al menos ellos me diesen en el espacio un momentito
de dejarme prepararme y limpiar el cuerpo y la mente y que os he pedido ayuda.
Yo les llamé para decir que tengo que ir a Madrid ya o no yo o a Tenas.
Y al día siguiente, bueno, si habían hecho eso, se tenían que seguir portando, porque
no me vas a llevar para llevarme a la local, luego no me vas a...
Otra vez.
Otra vez.
Claro.
No, tío, no me jodas.
Para eso dime que no te ayudo, quédate en casa.
Confiaron en ti.
Sí.
Sí.
Porque podrían haber pensado no, seguro que se ha tomado algo y ¡pam!
Claro, pero bueno, yo sabía que iba a cumplir.
En ese momento yo sabía que iba a cumplir, porque además era lo que más quería, lo
que más quería.
Querías llegar a Tenas con posibilidad de ganar y llegas.
Y llegas a Tenas ya con estatus de ex campeón olímpico y, como tú dices, con la cabeza
para ganar.
Vuelves otra vez, ¿no?
Salto y suelo.
Voy otra vez a suelo y salto.
Para intentar hacer la doble medalla.
Y este día, en el primer día de competición, sí que entró en las dos finales.
Por lo tanto, ya no pasan nueve días hasta la final del salto, sino que pasan ocho a
la del suelo que se hace un día antes.
Y entonces, claro, yo tengo la final un día de suelo y al día siguiente de salto.
Yo compito en la final de suelo con todo a favor.
¿Tú pensabas que ibas a ganar?
Es que tenía que ganar.
Y es que la tuya es el suelo.
Es que no me lo perdonaré jamás, porque el fallo es mío.
Yo paso último.
Si yo clavo esa última serie, gano.
Y doy un mini salto para atrás, un mini salto que me coloca de primero a cuarto.
Y es fallo mío y yo lo sé.
Y yo lo sé.
Yo salgo, cagándome en todo.
Te das cuenta.
Claro, que eso no lo puede hacer en un gimnasta, porque si hay un juez que no se ha dado cuenta
de algo, tú sales cabreado y dice, uy, yo te la liaba pues para abajo la nota.
Yo ahí ya la cagé, pero es igual, no había opción tampoco, no había opción de ser tercero
tampoco.
Y bueno, entonces, yo de ahí salgo queriéndome morir, queriéndome morir, porque con todo
lo que he hecho, todo el esfuerzo que he tenido que hacer, lo que he conseguido dejar en
Barcelona, también con mi, en aquel momento mi novia, que era una relación un poco tóxica
o difícil en todo caso.
Igual no por ella, no la culpo de nada, pobreta, pero era así, era así, sin más.
Era así, sí.
Entonces, joder, yo pensé que con todo el esfuerzo que había hecho, me merecía esa
medalla.
Todo hecho, cuando salgo de ahí, salgo con una excepción de la hostia, quedando cuarto.
Ese mismo día, Víctor Cano, compañero mío, mi hermano prácticamente, compite en la final
de Potro con Arcos, y el queda quinto, mejor resultado de la historia para él.
Él queda muy contento, porque su última participación en los juegos ha podido por
fin estar en la final, consigue un quinto puesto que, bueno, porque compitió primero, pero
si llega a competir entre los séptimo octavo igual es medalla, y lo sabíamos todos.
Entonces, bueno, estábamos contentos por él, yo estaba muy triste, pero a mí me quedaba
un día más de competición.
Yo ese día lo celebro, no lo celebro, los padres y tíos de Víctor y demás han ido
de Barcelona a Atenas en coche, ojo, atravesando todo Europa, macho, todo Europa, vale, pues
ese día que compite Víctor y acaba, toda su familia se va, son las siete de la tarde,
estamos ahí tomando una cerveza, despidiendo nos y demás, yo jodido con mi luto de mi
suelo, de mi final de suelo.
Y entonces, bueno, yo pensé que de ahí ya habría tomado dos, tres cervezas más
con Víctor y habíamos ido a la vía olímpica.
Tiempo después, Víctor me dice que no, que nosotros luego nos fuimos de fiesta, que estuvimos
con unos gimnasas que habían acabado, no me acordabas, yo no me acordaba, no me acordaba,
así íbamos.
Hostia.
Y entonces, Víctor, bueno, pues eso me dice, no, que hemos estado en la discoteca esta
con estos gimnasas que ya han acabado y tal, hemos estado hasta las cuatro de la mañana
y hemos llevado a la vía olímpica con un pedo del copón y yo, vale, vale, no me acordaba.
A tu la noche antes de jugarte otra medalla olímpica, en salto, te pegas una fiesta
que ni la recuerdas.
Pero claro, como estamos hablándote de todo el tema del álcool, de todo el tema de las
drogas, parece que siempre sea así, pero no tiene nada que ver, yo estaba, yo no me
voy de fiesta como tal, yo tengo que llorar mi fallo en suelo, la gente no lo entiende
porque claro, no es que al día siguiente, sí, pero a mí en la desalto me la sudaba.
Qué fuerte.
Me daba igual, ya era campeón olímpico en salto.
Me daba igual, yo era al suelo y ya se me había vuelto a escapar, otra vez pensaba
en cuatro años, cuatro años más con los cuatro que acabo de tener, me quería morir,
me quería morir yo, me daba igual a la final de salto, de verdad, aun así, bueno, yo me
levanto al día siguiente y me pregunta a mi entrenador por la mañana, Álvaro Montesinos,
me dice, el seleccionador, me dice, ¿quieres que vayamos a entrenar?
Y digo, mira, ayer fuimos a entrenar por la mañana y por la tarde fallamos el suelo,
¿verdad?
Digo, pues esta vez vamos a ir directamente a competir.
Se te daba igual, ¿no?
La mentalidad de...
Digo, desayuno, me ducho tranquilo y vamos a competir, ya se lo hicimos.
Pero yo cuando ya me meto en la ducha para preparar toda la logística de la compé,
yo ya estoy compitiendo, yo ya sé que estoy otra vez que voy a luchar por ganar.
Cambiaste el chip.
Claro.
Ya me puse el modo competición y yo el modo competición era muy bueno.
Entonces, bueno, en la resaca, es que no me levanté con resaca yo.
Hostia.
¿Por qué?
Porque estábamos demasiado preparados en aquel momento como para...
Sí, ya tu cuerpo, tu cerebro, ya está seguramente segrega otro tipo de esperancias para compensar.
Sí, imagino, no tengo ni idea, pero bueno...
Afinal, es que es curioso porque esto de alcohol imagínate, a veces también una borrachera
se puede pasar por un disgusto.
O sea, puedes estar muriéndote, pasa algo serio y es como que te despejas y la cantidad
de alcohol sigue ahí.
O sea, tenemos seguramente mecanismos cerebrales para poder...
Cuando a mi madre le da un infarto, yo cuando no puedo ir, es porque no solo voy pedó,
voy puesto de todo, pero a mí cuando mi hermano me llama a 6 de la mañana el día de reyes
y me dice, le acaba de dar un infarto a mi madre que yo estaba volviendo a mi casa haciendo
ese, de repente a mí se me quita toda la gilipollez.
Lo que pasa es que no voy porque digo, con estos pupilotes no puedo ir así yo ahora
a presentarme al hospital, entonces yo ahí es cuando me acuesto, paso todo el día dormido
y bueno, pero claro, en ese momento, cuando mi hermano me lo dice a mí, se me pasa todo
de golpe.
Un momento.
Y eso es así, no sé por qué...
Sí, es curioso eso.
...se ponen alerta de repente.
Entonces se agregaremos cosas que hay ni virán según que otras sustancias, pero bueno, llegas
a la final, estás en la final, otra vez, me da ya de oro.
Sí, yo ahí tenía la estrategia de que en esa competición que es la última en la que
se compite con la nota máxima 10, yo ahí vuelvo a ir con estrategia diferente a los
demás porque todos van con dos saltos de 10 y yo voy con dos saltos de 9.90, media
9.90 como hace cuatro años en Sydney, que tampoco había pasado nada porque me sirvió
para ganar.
En esta ocasión el salto mío fuerte era el primero que lo tenía clavado 7 de cada
10, igual es mucho eso, pero 7 de cada 10 el salto es un huevo, es una pasada, pero bueno
lo tenía muy controlado, ¿vale?
Era posible que lo hicieras.
Sí, el segundo, hostia es con el que me había roto la espalda.
El mismo.
El mismo, y el mismo gesto y que haya justo y cuando que haya justo me pega un dolor
en un bar que me veía a las estrellas y entonces bueno, yo en esta ocasión tengo que competir
en séptima posición, ¿vale?
Así que pasan los seis primeros y yo lo veo, digo bueno, la nota no es muy alta la del
primero de sapronenco, el lituano y nada, yo hago mi primer salto y doy un pasito adelante.
En el vídeo se ve como cuando yo doy el paso hacia adelante, giro el pie, porque si yo
piso esa línea blanca que no piso porque giro el pie, yo saco una de cima menos porque
estoy fuera de la zona y eso me hace no ser campeón olímpico y eso yo lo hago sin ni
siquiera mirar, yo doy un paso y giro el pie instintivamente para no pisar para afuera
y me quedo dentro, pues esa tontería me hizo luego ganar, pero bueno, yo doy el primer
salto y urchenco, aguanto todo lo que puedo y no puedo, me voy para adelante y tengo que
dar un pasito, digo me cago en mi puta madre, no he podido frenarlo, ya me giro mirando
al juez y cuando me giro a mirar a mi entrenador hago, no he podido, no he podido y yo en ese
pasillo esos 25 metros que vuelvo a mi zona para volver a saltar, voy pensando, joder,
no solo ayer no ganas, sino que encima hoy vas a perder el título de campeón olímpico
porque después de 4 años hoy alguien me será campeón olímpico que no serás tú y dije
bueno, oh si, y ya llegué a la magnesia y le dije me cago en mi puta madre, digo que
el segundo salto lo clavo aunque me rompa los tobillos y pensé corre más fuerte que
nunca parte el potro y ahí ya fue mirar otra vez, me desaparece todo, ese silencio sordo
de, y todo el estadio otra vez la grita y digo ay, yo de repente caigo, te das cuenta
de que es perfecto, yo caigo y hago así en un momento y se me ve como a un gesto pero
digo retén, retén, retén, irate, saludo al dal y ya me giro así flipando, flipando
diciendo creo, creo que la he vuelto a liar y entonces me coloco primero y solo queda
uno por detrás, yo ya soy medalla y mínimo de plata, oye hace 4 años de oro, ahora
de plata que venga alguien y me diga algo, sabes a ver qué me van a decir a mi hora
del suelo, el único, el más crítico era yo, claro, con lo del suelo, con la ilusión
y tú, pero digo en todo caso ahora me van a poder comer los huevos, ahora que me dejen
en paz hostia.
Y acaba siendo oro, y acaba siendo oro porque bueno viene Dragulescu que hace su salto,
el primer salto, el mejor salto de la historia que además lleva su nombre, un salto que
nadie había podido hacer, todo el mundo había conseguido, los más difíciles eran
la paloma doble mortal adelante, pues cuando todo el mundo pensaba que esto era lo más
difícil, llega el cabro en este y hace con medio giro y perfecto y lo clava en la final
que le dan un 9.90, yo lo veo y digo, oye, oro, yo plata, feliz, pero es lo que te digo,
en ese momento cuando hace el primer salto se gira hacia el juez y hace un gesto y digo
ya es, cuidado, que es lo que yo te decía, yo cuando hago el primer salto, saludo al
juez y ni celebro, soy con mi entrenador y me pido concentrado hacer el segundo y tal,
en ese momento ya lo tengo, pierde la final, porque luego hace el segundo salto, no entra
bien, va de lado todo el tiempo y cuando cae pone la mano en el suelo y eso es como
mi fallo de suelo, de primero a cuarto, pues el pasa de primero a tercero, el pillo medalla
de bronce, incluso porque imagínate lo superior que era el primer salto, pero bueno la pierde
el y la pierde por confiarse y eso nos da la segunda medalla de oro, después de este
mi infierno que pasas de años, 4 años fatales, tío, fatales, mira qué preparación, qué
preparación de mierda, bueno casi no preparación y acabas ganando otra medalla de oro, doble
ya dos años seguidos, pero se me ven la cara, tú ves la cara de los dos podios y nada que
ver, yo en cine estoy feliz de verdad y en Atenas estoy como, madre mía, reventado,
sí, sí.
¿Qué pensaste ahí?
Pensaste ya está, ya pa que más, pa que seguir o tú aún querías seguir años compitiendo?
No, no, ahí yo quería seguir, ahí yo quería seguir porque en esta ocasión me había quedado
muy cerquita de demostrar que era el mejor, siendo cuarto en suelo, primero en salto,
entonces bueno, pues se venían campeonatos chulos, campeonatos del mundo en Australia.
¿Lo has ilusionado?
Sí, y de hecho para mí fue mi mejor ciclo olímpico.
¿A esos cuatro años siguientes, es tu mejor momento dirías a nivel deportivo cuando mejor
has estado?
Me lo disfruté muchísimo, trabajamos bien, en equipo, en integral.
Se acabó el tema de drogas, todo eso.
En aquel momento era el alcohol ya solo.
Vale.
En aquel momento era el alcohol, en los momentos estos de ocio que cuando teníamos y demás,
pero como me apoyaba en la gimnasia era, sí, era medio así.
Controlado.
Controlado, sí, no todos los días y tal.
Luego, cuando ya llega a 2008, ahí ya sí que cuando se acercan los juegos, ahí estoy
bebiendo un poco más.
¿Sí?
Cerca de...
Cuando se está acercando los juegos ahí bebemos un poco más.
Pero bueno, lo alchaco a los nervios y demás y como también hay días que no veo y pues
yo que sé, igual los días que salgo de repente me pongo más, veo más, pero no sé, sí
que lo pienso en algún momento, pero bueno, yo que sé, igual le he pecado de no darle
demasiada importancia nunca.
Yo creo que todos los que han tenido problemas, sobre todo con el alcohol...
Bueno, claro, te relajas en un momento determinado, de repente es claro, sí, sí, al final
cuando para todo tienes que tener algo, que algo falla, pero claro.
Pero darte cuenta.
Pero darte cuenta.
Claro.
Ahí está la dificultad.
Darte cuenta y ponle solución y que te sirva.
Ahí está.
Consigue entenderlo.
Y más, si tú estabas en ese momento viendo más, pero seguías siendo funcional, entrenando
bien, todo bien, claro, dices ¿para qué?
¿Para qué cambiar?
O sea, si es todo va bien en mi vida.
Claro, yo no veía el desastre todavía.
Claro.
Y te acaba poco para entrar en el momento...
Total.
Total.
Y esto es tu única medalla en suelo, ¿verdad?
De Olímpica.
De Olímpica, sí, no, medalla en Olímpica, que es en la plata.
Sí, sí.
Otra decepción, o que la plata para ti ya es algo para demostrar que tú eres el mejor
en suelo.
Otra decepción.
La decepción.
Tú ibas por el oro.
Claro.
Y el tema es que además, es lo que te decía antes, yo veo como Marían Dragulescu, máximo
rival, falla, Diego Hipólito, falla.
Claro.
Tenías todo de cara.
Diego, vale, ahora soy yo, ahora soy el chino y yo, y el chino no me ha ganado nunca,
macho.
¿Nunca te había ganado?
No.
Hostia.
Pero el chino pasa séptimo y yo paso octavo, el chino hace su ejercicio y le dan una nota
inalcanzable para mí.
Ya lo sabías.
Claro.
Ahora saca 16-05, porque es lo que te digo, a partir de Atenas el sistema de puntuación
cambia, que esto a los aficionados a la gimnasia les mareó al principio mucho porque no entendían
cómo ahora sacan 14 y antes lo máximo era un 10, era la hostia, ¿no?
Pero bueno, es porque ha cambiado todo, ¿no?
Y ya te acostumbras, pero bueno, a mí me gustaba más el máximo 10, ¿eh?
Pero bueno, este, cuando yo entro en la pista y salgo, mi nota de partida es de 16-50,
pero como el método de puntuación ha cambiado, el método de penalización también, no va
a ser, si antes podíamos sacar un 10, ellos tenían penalizaciones de una décima, si
tú vas a sacar un 16, no te van a quitar una décima, te van a quitar mínimo tres.
Lo que antes era una, ahora son tres.
Entonces, claro, nosotros estábamos acostumbrados a perder dos décimas en todo el ejercicio.
Esas dos décimas ahora son seis.
Esas seis, si yo parto de 16-50, ya no me da para sacar 16-05.
Y yo todo esto lo sé antes de entrar en la pista.
No sé qué hicieras el ejercicio perfecto.
No, no, no podía.
No podías.
Es...
Nadie hace un ejercicio ahora mismo.
No se puede hacer.
Puede hacer, perdiendo menos de dos décimas, con el sistema de puntuación actual.
Es imposible.
Entonces, yo ya sabía que mi máxima era la plata, vale, la conseguí, pero no es lo
mismo.
No.
Pero no es lo mismo que demostrar que eres el mejor del mundo.
O sea, que tu rival chino fue, se le apareció la virgen, lo hizo perfecto, ¿no?, lo que
tenía que hacer.
Estaban casa.
Claro, es verdad, era Beijing.
Estaban casi si tenían que tirar por el españolito o por el de casa.
O sea, ¿crees que puntuaron a favor suyo?
Sí.
Literalmente.
Sí, sí.
Me la sudan, pero fue así.
Sí, sí.
Yo...
Objetivamente.
Objetivamente.
Todo el mundo me lo dijo.
Después.
Entrenadores me dijeron que han robado.
Qué escándalo.
En la rueda de prensa los periodistas me decían, pero, ¿te han robado, tío?, ¿qué
hay que...
Haz algo.
A ver, chicos, que ya está, que me han dado la plata y esto es lo que va a quedar
para la historia.
No me hagáis sentirme ahora mal, porque quiero disfrutar de esta medalla, aunque no sea la
de oro.
No me hagáis pensar en qué me han robado, que ya está, se acabó, no hay opción.
No podemos tirar atrás la competición, nadie va a cambiar ninguna coma, digo, pues ya está.
Soy subcampeor olímpico.
¿Y en salto qué pasó ese año?
No competiste, ¿no?
No, directamente no competí, digo, si competo a ver si me voy a meter otra vez en la final
y tengo que estar pensando en los dos aparatos, digo, déjate, yo solo quiero el suelo, hostia.
¿Tú preveías que iba a ser tus últimos juegos olímpicos o aún te querías hacer
unos últimos?
Cuando estaba la posibilidad de que en el 2012 fuese en Madrid, yo me lo planteé, claro,
por poder hacer una en casa, una competición de las guapas en casa, pero sabiendo desde
que supe que era el Londres, bueno, no tenía tantas ganas.
Tarde tres años en darme cuenta de que no iba a ir a Londres, pero es que ya no tenía
tiempo, porque ya no iba a ser como Atenas, que lo prepare desde febrero, eso ya no iba
a ser.
Entonces, cuando quedaba un año y algo para Londres, dije, mira, ya está, me retiro.
¿Por qué te retiras?
Pues mira, en parte, porque me lo aconseja, me lo aconseja en un par de amigos deportistas
y la verdad que creo que me equivoqué.
Es joven, muy joven cuando te retiras.
Bueno, 28 años.
No, cuando me retiro, cuando doy el paso de retirarme, tengo 30 años.
¿Dónde que?
Podrías saber a...
Sí, y cinco años más podría haber hecho igual, o cuatro años más.
¿Y por qué te lo aconsejan?
Pues no lo sé, realmente, no lo sé, pero bueno, igual me veías sin ganas, ya...
Desmotivado.
Sí, no lo sé, no lo sé, la verdad que...
Te arrepientas, ¿no?
Por lo que veo.
No es que me arrepienta, tenía que hacerlo en algún momento, evidentemente, igual no
fue el más idóneo, pero ha lo hecho pecho, ya está, ¿no?
Luego claro, todo el vacío que me queda en el alma, cuando tengo que intentar salir adelante
en el mundo laboral, entrenando primero a RAI, para la Federación Española y demás,
y nunca encuentro mi lugar, porque yo no era entrenador, todavía, en mi mente, yo era
gimnasta, ¿no?
Entonces, se me hizo complicado, se me hizo complicado, cuando ya en 2017 es cuando
ya digo, no puedo más con el cárptuo, he intentado con la Federación Española y trabajar
con ellos y demás, pero que es que no puedo, esto no es lo mío, seguro, entonces es cuando
yo vuelvo a la mina, que es algo que siempre había querido hacer, volver ahí porque es
algo que estaba gestionando desde la distancia, pero que era un proyecto social, que a mí
siempre me había hecho mucha ilusión y entonces es cuando vuelvo ahí que encuentro por fin
mi lugar, igual era ese el momento de retirarme, no lo sé, en 2017, igual en vez de en 2011,
no lo sé.
Que hubieras bajado un poco el nivel o hubieras…
Lo que yo no quería permitirme era el arrastrarme por los gimnasios compitiendo, perdiendo cuando
había sido lo que había sido.
Haciendo tu cuerpo, pero claro, ya hay un momento que al mejor tu cuerpo te dice, basta,
o sea que en el deporte de elite hay un momento en el que ya no puedes tirar más, porque
no…
No, no, no, exacto, incluso haciendo todo perfecto yo no estaba dispuesto a pasar otro
ciclo olímpico, yo ya había pasado tres seguidos.
No te apeteció.
El de Sydney, bueno, llevaba entrenando desde los cinco, el de Sydney a Tenas fue una tortura
a todo, constante, y a Tenas a Pekín lo disfruté bastante, fue a más, fue a más, fue a más
e igual debería haber seguido tres, cuatro años a más, como estaba yendo en esa dirección.
A pena, ¿eh?
Entonces, ¿quién sabe la historia como hubiera sido, no?, si no te retiras en 2011 y aguantas
un poquito más, vas incluso a unos juegos olímpicos, los de Londres…
Pues igual no lo soporto, y ya no estoy aquí.
¿Tú crees?
Joder, no lo sé.
No lo sé, en todo caso… ¿Tan duro se te hubiera hecho otra preparación
olímpica?
¿Peor de cómo realmente luego has vivido estos años?
No lo sé, no lo sé.
El tema no es la preparación, o sea, no es que me constase tanto la preparación igual
para mi cabeza, o sea, yo físicamente lo podría haber hecho, pero igual para mi cabeza no
era…
No, claro, no, todo lo que te digo es mental.
Todo lo que te digo es mental.
Todo lo que te digo es mental.
Claro, todo es mental.
Físicamente, por supuesto, lo podría saber.
Y yo mentalmente no quería más.
O sea, de hecho, mi entrenador… Bueno, yo hablo de él en el libro, y es Lev, que
es el bielorruso que tuvimos cuando vino de Barcelona a 92, nos vio y luego él se
volvió a Barcelona y estuvo con nosotros muchos años.
Él me dijo, Jerevi, vamos a por la cuarta medalla.
Y ostia, me lo dijo él, que a él le decía que sí a todo, a todo, porque era un maestro
de la vida.
Y cuando ya le dije al que no, es que ya tenía claro que no, ¿sabes?
Y cuando te retires empieza el infierno.
El mismo día.
El mismo día.
O sea, el mismo día que tú dices, me retiro, pillas una borrachera de la hostia.
Bestia.
Sí, sí, había pasado muchísimos nervios para preparar el discurso y para ver cómo lo
hacía con mis padres delante y tal, con toda la gente, compañeros y demás, y yo aguanto
la presión, aguanto la presión, aguanto la presión hasta darla, hasta dar el discurso.
De ahí nos vamos todos a comer y luego con el ave y no sé qué, y hay un pedo y una
aliada, parda que flipas.
Sí.
De ese mismo día.
Menos mal que estaba mi hermano y tal y no sé qué, bueno, me calmaron, pero yo ya
estaba...
¿Estás agresivo?
Estaba cruzado, estaba cruzado.
Sí.
Sí, porque...
A ver, yo lo achaco a los nervios que había pasado.
¿Con alguien en concreto?
¿Tú viste a cumplir?
No, no, enfadado con el mundo, de repente.
Sí, incómodo, porque era algo que yo no estaba preparado para hacer, pero no lo supe
ver en su momento.
Y...
Es eso igual, era en el momento en el que yo me doy cuenta que tengo que ir a la mina,
cuando ya era el momento de retirarme, pero también el hecho de haberme retirado antes
de lo que hubiera debido, también me hace sentirme mal y sentir en todo lo que he perdido
en esos años y demás.
Lo que pasa es que ahora ya he cometido tantos errores, que el hecho de que yo haya
conseguido poner a toda mi familia en paz, que yo esté en paz conmigo mismo, que tenga
una estabilidad y una calma que me dan mis niños y mis niñas en el gimnasio de la mina,
que económicamente no esté bollante, pero no tenga problemas y que pueda estar haciendo
todo bien, yo antes era muy fácil, durante una semana lo hacía todo bien seis días,
y el último la liaba, parra, siempre era mi modo superándimo, hacía todo perfecto
hasta el último día, que la cagaba y tiraba por la borda todo lo que había hecho, y otra
vez empezó, y puto Jervis, siempre lo mismo, y hostia, entonces bueno, pues eso ahora
ya no, ahora ya eso ya no...
¿7 días bien?
7 días bien, tranquilo, cumpliendo, haciendo mis cosas, cuando me agobio lo hablo, descanso
un montón, yo ahora descanso mucho, yo descanso mucho, porque físicamente me cansa entrenar
con mis niños y niñas, pero todo el tema del libro, las entrevistas y demás, volver
a estar otra vez un poco en el foco mediático, es agotador, por eso te decía antes que
yo no puedo llevar el ritmo de las redes sociales que lleva la gente que está acostumbrada
o que vive de ello, pero bueno, poquito a poco voy encontrando mi lugar, voy encontrando
hacer las cosas bien y bueno, ya no me voy a volver más loco, no por esto en todo caso,
igual por otras cosas, por amor...
Nunca se sabe, claro, claro, claro.
Por otras cosas puede que me vuelva loco, pero no por los mismos errores que cometí,
serán otros.
¿Qué te retiras hasta que en 2017 vas a un centro de sinoxicación, que es el punto
un poco de inflexión para donde estás hoy?
Esos años son los más oscuros de tu vida, entiendo, es el punto más bajo.
Sí, sí, yo creo que sí.
¿Eso que era un círculo vicioso de depresión, de alcohol, había más drogas ahí, o era
básicamente alcohol?
No, había alcohol hasta que ya no podía más y entonces entraba coca.
Para compensar, para bajarte tal.
Sí, o para poder continuar, sin más, bueno, sí, pero es que yo...
¿Y eso era diario?
No, no era diario, porque entonces sí que igual me habría muerto ya hace tiempo, pero
era va a hacer eso estar como una meba en mi casa, tirado en el sofá sin hacer nada,
sin ganas de nada, sin pensando en haber si me duermo y no me despierto más, porque
para lo que hago me voy a estar tomando por culo, si no estás haciendo nada, vete de
aquí.
Entonces, bueno...
Yo creo que cuando tu retirada te robó una depresión muy bestia.
Claro, una depresión no diagnosticada, no tratada.
Tratada con alcohol.
Tratada con alcohol, mal tratada con alcohol.
Es lo peor que se puede hacer, vamos.
Si ya es malo hacer una vida así, estando feliz, con una depresión, con enfermedades
mentales, es una tragedia.
Es raro que incluso que estés aquí, o sea, muchos otros se vean que habrían quedado
en el camino.
Bueno, hay varios compañeros míos que ha pasado y que ya no están aquí.
Y bueno, pues por eso yo alzo la voz porque he tenido la suerte y la ayuda del resto del
mundo para poder conseguir salir de ese infierno y habrá mucha gente que esté en la misma
situación y no sepa cómo pedir ayuda.
Bueno, pues si este caso les puede servir, si mi libro les puede servir para inspirarles,
pues adelante.
Bienvenido sea.
Misión cumplida para mí.
Yo sí consigo ayudarle la vida, ayudar a salvar la vida a una sola persona, yo más
que feliz.
Mi objetivo no es vender 100 millones de libros, es que al que le llegue, le toque
y le ayude en algo.
Si con eso sirve, perfecto, si no, pues nada, a otra cosa tú, no pasa nada.
¿Crees que el deporte de élite, porque dice este compañero, si es verdad que han habido
unos cuantos compañeros de diferentes deportes que han tenido depresiones o suicidios, etc.
¿Crees que el deporte de élite os lleva tan lejos, fuerza tanto la máquina, tanto
física como mentalmente, que es perjudicial para el propio ser?
A ver, yo creo que el deporte de élite no es sano.
Cuando de esa base, físicamente, evidentemente, nos llevan al límite muchas veces, mentalmente
también, pero no es que te lleven, quiero decir, a mí nadie me ha obligado a hacer
gimnasia.
¿Llevas?
Yo elegí hacerlo y yo lo elegí hacer a esa intensidad y a ese nivel, que luego se me
fue de las manos con el resto de mi vida, pero nadie nos obliga, es decir, un poco igual
que el deporte, me seleccionó a mí, porque yo había nacido gimnasta y no lo sabía,
pues igual este tipo de adicciones o de problemas mentales también son un poco porque nuestro
carácter es así, porque somos competitivos, porque somos guerreros, un poco, yo qué sé,
pero estoy seguro que a mi hermano, que no le gusta la competición al mismo nivel que
a mí, pues por mucho que hubiese seguido los mismos pasos, exactamente los mismos pasos,
no le habría llevado al mismo lugar a él, porque somos personas diferentes y yo tengo
una intensidad y una forma de ser o de hacer las cosas que igual estoy más predestinado,
pero también para hacer gimnasia, quiero decir, o para ser competitivo, deporte de
él y te...
La genialidad quizás, que no todo el mundo puede llegar donde has llegado, también
hay unos elementos, a veces mentales incluso, que son un poco más diferentes a la media
y para lo bueno y para lo malo, es como el mix.
Exacto, yo he sido muy bueno para lo bueno y muy malo para lo malo, eso es así, yo he
cometido, o sea, he conseguido grandes cosas y más grandes son mis fracasos.
¿Tú crees?
Sí. ¿Tú crees que tu punto más bajo es más bajo que tu punto más alto?
Claro que sí, claro que sí.
Y has ganado medallas olímpicas, o sea que tus puntos altos son muy altos, ¿cómo serán
los bajos?
Exacto, exacto, por eso, por eso al ser así, tan real, es como sale el libro, era como
tenía que salir, porque de verdad que ya te digo, son 270 páginas, pero hechas desde
lo más profundo de mi alma y me ha costado muchísimo poder hacerlo, porque realmente
no ha sido nada fácil, es una catarsis continua.
Sin duda.
O sea, yo creo que esto es algo que la gente cuando sale de un bozo tan profundo, no sale
si ya está, hay un proceso de...
Claro.
Y esto seguro que...
Yo salgo del centro en noviembre de hace cuatro años, que hace poco, pero son cuatro
años trabajando cada día para yo ahora poder contarlo de esta manera o poder decírtelo
a ti, y porque a mí el que dirán ya me chupa un huevo, con todo lo que yo he pasado, con
todo lo que se ha dicho de mí, ostras, ya me da igual lo que digan de mí, el que
quiere hacerme daño, eso no me va...
Yo ahora ya escucho al que quiere conversar, el que quiere analizar, el que quiere sumar.
Y creo que yo también te va a ir muy bien a toda la gente que puedes ayudar con esto.
Yo creo que sí, que espero que sí.
Es cura también, es curativo, al final saber que tú has pasado la situación que has pasado
y que gente que está como tú, o peor, o que tiene un amigo, una novia, un novio...
Porque mucho que se sienten solos no es así, porque muchísima gente en la sociedad está
igual.
Tú en ese punto de tener que, en 2017, ya decir, voy a entrar aquí, o sea, aquí he
pasado bastantes personas que han tenido problemas con las drogas y siempre han dicho lo mismo.
Sí, bueno, he visto a Coto, yo a Coto lo conocí, yo a Coto lo conocí en crónicas
marcianas.
¿Tú fuiste a crónicas?
Es histórico, ¿eh?
Yo he estado dos veces en crónicas.
Sí, sí.
Y la verdad que, claro, cuando yo gané el Sydney estaba ahí a saco crónicas, era...
Sí, sí, sí.
Y yo aquí conocí a Coto y la verdad que, bueno, nos llevamos muy bien desde el primer
momento.
Muy, muy bien.
Pero bueno, ahí ya...
Ya compartisteis.
Ahí ya se leía, claro, claro, claro.
Con experiencias íntimas y... Y bueno, luego he visto entrevista con él,
aquí contándote todo, ¿no?
No, mucha gente.
Bueno, pero él, por ejemplo, es una persona que yo creo que ha llevado una vida pues
diferente y que no, el tema droga, pues yo creo que él siempre estará más o menos
por ahí, pero sí que he tenido gente aquí que lo ha pasado muy mal como tú y que ha
salido lo que han dicho, siempre es la misma frase que es que tú no sales si no quieres.
Ya da igual que te vayas en un centro que te encierre en una mansión si tú no quieres
dejarlo, no lo vas a dejar.
Exacto.
Tú, en 2017, ¿cómo llegas a la conclusión de que tienes que internarte?
Pues mira, hay dos momentos clave en mi vida para tomar una decisión de pedir ayuda.
Uno es río.
A mí me invitan a los Juegos Olímpicos de Río como miembro del Comité Olímpico porque
como gimnasta, los gimnastas no tenemos la posibilidad de desfilar el día de la presentación
de los Juegos Olímpicos de la inauguración, porque nosotros competimos al día siguiente.
¿No estáis en el desfile?
Nunca he estado yo desfilando.
De hecho, yo tendría que haber sido el abanderado en 2008 y tuve que renunciar por la medalla.
¿Qué dices?
Sí, sí, porque los gimnastas empezamos el primer día a las 10 de la mañana.
No te puedes tirar seis horas de pie que es lo que dura el desfile y luego al día siguiente
ponerte a saltar como un loco, porque no, entonces nosotros siempre desde la Villa Olímpica.
Entonces me llevan un poco sabiendo que yo estoy pasando un mal momento para volver
a coger un poquito de energía con el tema olímpico, que yo soy un fanático de los
Juegos.
Entonces me llevan para poder vivir todo aquello con ellos y a las dos horas me dicen que
yo no voy a poder estar en el desfile.
Cuando hay ahí un montón de cabrones con corbata que no han hecho deporte en su vida
y solo por tener la corbatita y el título desfilan ahí y yo que he estado tres Juegos
Olímpicos representando, ganando y tal, no me llevan.
Bueno, aquello a mí me rompió.
¿Te dicen motivo?
Somos demasiados, no cabros.
Somos demasiados no hay sitio para ti.
¿Y cuál crees que es el motivo real?
No lo digo, pero ¿por qué me traes a Brasil?
¿Es que es eso?
A ver, me dejo en mi casa, macho.
No, no, bueno, me dicen eso y ahí se queda, eso es la explicación.
¿Y la que tú crees que es verdad cuál es?
¿Cuál es el motivo que tú aduces de que hayan pagado un viaje que a finales dinero
público, por cierto, para dejarte ahí en el hotel?
Ni puta idea, tío, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no,
no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no,
no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no,
no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no,
no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no,
no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no,
a mirar los Juegos Olímpicos de inauguración y tal, en un pantallote gigante y tal.
Pues resulta que en lugar ese, a las 12 de la noche, pasa de ser un puff, a ser un prostíbulo,
que las chicas que estaban al lado mío hablando eran putas y que se suponía que yo les debía
por pagar, por haber estado sentadas conmigo. Hostia. Yo, en un momento, cuando llevo dos horas
ahí, me empiezan a encontrar medio mal y demás, luego ya, leyendo y averiguando, burundanga,
cien por cien, porque yo llevaba mucha pasta y yo les había dado toda la pasta, yo había vuelto al
hotel porque me encontraba medio mal, pero como yo en esas me ponía hasta el culo, tampoco me
pegó una ducha y se me me dio paso. Y digo, pues, yo vuelvo al sitio. ¿Ha volvido al mismo sitio?
Porque yo no sabía que eso era... Yo pensaba que era un pafeto. Vale, y dices, bueno, vamos a seguir.
Ya está hablando con unas chicas y tal, ¿sabes? Yo qué sé. Soy aquí bien, al menos,
si tengo un copacabana, digo, pues, bueno, yo qué sé. Claro. Me voy al hotel porque me
empiezan a encontrar medio mal, un poco patmoso y tal, que digo, no puede ser, que si no he bebido
tanto, digo, me doy una ducha y vuelvo. Y me, bueno, me quedo ahí un rato más y tal y me
empiezan a encontrar fatal, pero fatal, fatal de qué fatal, de que me voy a caer al suelo.
Consigo levantarme y ir caminando. Es mi hotel como puedo y caigo en la cama y ahí me quedo
hasta que por la mañana me pican, pum, pum, pum, pero a toda hostia. Y abro y es un tipo
del Comité Olímpico Español, diciéndome, ¿qué pasó ayer? Yo qué sé, tío, qué pasó ayer.
¿No? Que es que nos dice la directora del hotel que han venido a matarte.
Pues yo estaba durmiendo, o sea, yo no me enteraba de nada. Sí, sí.
Es un vijero, sí. Claro, la misma peña que me había dado un
danga, que decían que yo les debía más pasta y que les tenía que pagar y tal,
yo no sé cómo conseguí salir de ahí e irme, porque te digo, yo estaba,
que me encontraba fatal, yo estaba mareadísimo y tal, yo no sé cómo conseguí salir.
Y entonces se ve que, bueno, pues la directora había hablado con el Comité Olímpico para decir,
oye, que han venido por este tío. A mí el Comité me hizo, oye, te las maletas,
que te vas para España, 24 horas duré en Brasil. Y no hice nada.
No, esta vez sí que no. Y no hice nada, macho. Pues otra vez señalado,
para todos ellos, yo era el culpable. Claro, le habías liado en un local de putas y no.
Me había ido de putas y me había gastado la pata y ahora no, nada que ver, nada que ver,
pero es lo que te digo, yo estuve hasta las 10 de la noche con una periodista y esto pasa a las 12,
quiero decir, no hay tiempo material, sabes, para liarla tan poco. Y bueno, y esto me
me destroza, cuando yo vengo a Barcelona, esto me revienta, yo vengo todo el viaje de avión
llorando, sin entender absolutamente nada, y siendo les... O sea, pensando yo, no, es que se me va la
vida de las manos, tío. Cada cosa que intento me sale mal, cada cosa que intento me sale mal.
Y desesperado. Y eso, más lo del infarto de mi madre, que yo pues es lo que te digo,
es un día de reyes, yo llego a mi casa, me llama a mi hermano, oye, que a la mamá le ha dado
un infarto, o sea, vale, vale. Bueno, me acuesto cuando me levantó, voy porque yo no tenía
coche, iba en tren, yo estaba en San Cuad, tenía que ir a Gerona. Y yo me levanto y me levanto
por la noche, ya no hay trenes. Hostia, el primer día pienso, mierda, qué gilipollas eres, hostia,
tío, al día... Vete mañana por la mañana primera hora. Bueno, ¿qué hagas esta mañana por la
mañana? Bueno, vamos a tomar algo, ¿no? Hasta la seis de la mañana. Llevo a mi casa, me acuesto,
hasta la noche. Hostia. Tres días. Hasta que dije, eres imbécil, te pones en el tren, te subes al
tren como estés y te vas a Gerona y ya está y aparece. Ya te buscarás la vida para ponerte
bien o lo que sea. Y es que no podía salir de ese círculo vicioso, no podía salir. Yo llegué
ahí, mi madre está bien, lo hemos hablado tiempo después, luego ella vino conmigo al centro,
hicimos terapias, lo hablamos. ¿Tú ahí viste que te necesitabas ayuda? Y que ya el momento de...
Si no he sido capaz de estar con mi madre, ya no sé capaz de nada. Y si no sé capaz de nada,
tengo que pedir ayuda. ¿Y con quién hablas? Hablo con Alejandra Blanco. Hostia. Digo, Alejandra,
tengo... necesito ayuda. Me dice, bueno, déjame que hable con una serie de personas y ya te diría
algo. Y en dos días me monta una reunión, hago la reunión y me da la opción de que tengo que
ingresar. Y es la única opción que me dan. Y yo he pedido ayuda, ¿qué tengo que hacer? Claro,
cogerla, ni calladito ni sonriente y agradecido. ¿Cuánto dura eso? Ahí me dicen que voy para tres días.
En los primeros cinco minutos ya me dicen que es para tres meses. Y yo al final estoy 10.
10 meses ahí. ¿Y cómo calificarías tu estancia ahí? Bueno. ¿Tienes buenos recuerdos en todo lo que
cabe o fue muy duro? No tengo buenos recuerdos, pero tampoco malos. Había que estar. Había que
estar. Me enseñaban una serie de cosas. Habían otras que para mí eran unas gilipollezes así de
grandes. Entonces lo que yo pensaba que estaba bien lo intentaba aplicar a mi vida y cada día
a mi proceder y otras cosas que no. Ellos pretendían que yo hoy día siguiese enganchado a ellos a modo
de que cada vez que me encuentre un poco malo, que si me ponga un poco llamar a un veterano,
de los que siguen ahí, tal y un síndrome de... Esto es cólmo. No, olvidate. A mí más dan los
recursos, ahora yo con esto aprendo a vivir y tiro mi vida. Y entonces bueno, pues hay cosas con las
que yo no estaba de acuerdo. Yo no puedo enseñar la gimnasia a todos del mismo modo porque uno es
más alto, uno más fuerte, uno más flexible, el otro más rápido y el otro más tal. Pues para
las enfermedades es lo mismo. No se puede seguir el mismo método para la persona que se ha vuelto
adicta a las plays porque no ha sabido controlarlo desde los 12 años y tiene 18 que todavía el
cerebro se le está formando, no sé qué, a yo que desde los 30 a los 40 lo he hecho todo mal aunque
ya venía haciendo cosas, pero mi desastre viene en esos últimos 10 años y es con alcohol y con
otro tipo de sustancias o con el que es por el juego de ludopatía. Entonces no puedes curarla
todos igual, yo creo. Yo de hecho vi en ese centro, vení volver a gente recaída, volver más que
pacientes nuevos. Sí. Entonces bueno. Es que la clave es esa también lo que hacía todo el mundo,
si tú no quieres no hay solución. Claro, pero si quieres, por mucho que te digan cosas que tú
sabes que no, vas a darle igual y vas a pasar por el aro que tú consideres porque yo había cosas
que sabía que no y aún así las hacía. Yo aceptaba toda la mierda de medicación que me daban y a
mí me dejaron impotente. Yo hacía seis meses que había salido del centro y a mí no se me ponía
dura, tío. Y eso es por medicación que me daban ellos. Ahí también os medicaban ahí. Hombre,
y no podías preguntar qué te daban. Y el día que te daban la crisis y te quería aspirar porque
estabas hasta los huevos y ya no querías más, ahí sí que valía la química. Ter pastillitas y te
dejaban zombie. Tres días zombie. A mí nunca, porque yo nunca me quise ir. Sí que me quería ir,
pero no de pataleta, no de portazo y me voy, no. Yo podía irme cuando quisiese, pero no quería,
porque sabía que tenía que estar ahí. Te venían a ver la gente familia muy cercana. Sí,
mis hermanos estos por ejemplo no, solo mi hermano mayor y Pablo y tal, pero los hijos de la mujer
de mi padre no. ¿Te ayudaba que vinieran o qué? Sí, sí, en un momento sí. En otros me molestaba,
me agobiaba, era incómodo. Las terapias no son fáciles cuando las haces de buen rollo,
cuando las haces de mal rollo es una tortura. Y teníamos ahí de cuatro terapeutas. Para
mí tres eran los déspodas de la hostia. Cosa que no entendía, porque ellos se suponían
eran adictos recuperados y nos estaban enseñando a vivir. Entonces no te podían decir que eras una
mierda. Y lo decían. Raro. Sí. Que digan estas cosas a alguien que se está intentando de esto,
extraño. Tengo pocas cosas buenas que decir del lugar. Aún así te ayudó. Aún así me ayudó.
A esa época quizás te ayudó recluido ahí. Sí, claro, yo no había parado jamás,
nunca había tenido tiempo para mí, para joder, es lo que te digo, yo seis años sin haber dejado
de beber ni un solo día. Pues bueno, de repente a la segunda semana sin beber y comiendo bien y
tal, ya era otra cosa, ya te sientes mejor. Claro. Y es eso y terapias, a mí me faltaba mucho el
trabajo individual. Todo en grupo, todo en grupo, siempre todo en grupo. Si no me conoces, no has
hablado conmigo nunca. Claro, entérate de mí. Claro, conocerme como persona. Intentas saber si
soy más o menos sensible, más o menos tal o yo que sé. Independiente. Pero eso no hay manera.
Eso hay una manera, porque siempre tienes que hacer una catarsis con todo el mundo y venga,
desnudarte ahí de, pues chico, no, de repente al final te quedas callado en la puta terapia y
ya está ahí, calde tu padre. Claro, si no me dejas porque me apretas, pues me callo y ya está ahí.
Y bueno, y era un poco. Pero en todo caso es eso. Mira, yo de ahí saqué cosas positivas.
Mi familia vio que realmente quería yo hacer un cambio. Eso es básico. Y eso me ha servido
pues para ponerme en paz con ellos. Sobre todo con mi padre. Yo he recuperado mucho la relación
con mi padre y estoy muy contento por ello. Porque realmente lo quiero con todo mi alma. Y bueno,
pues distanciarnos es algo que no es agradable para nadie. Y no sé, en el trabajo también,
la estabilidad que tengo con mis compañeras, con mis... La mina. En la mina. ¿Qué es para ti
ya? Para ir a algo bonito, ¿no? Porque al final la experiencia que has pasado es muy dura, es
jodido y todo. Y se te nota que aún estás dolido y que no es fácil hablar de ello. Pero la mina
ha sido también un poco un barco de salvación para ti. Trabajas con chavales. Sí. En un barrio con
muy mala fama, en los que sean de Cataluña, lo saben. Hoy en día, que yo creo que la gente que ha
ido por ahí ya no es lo que era ni de lejos. Ha cambiado muchísimo. Pero coño, que trabajas con
gente que a lo mejor no tiene las facilidades que tienen en Saria Sanjarvaz o en según que otro
sitio. Y eso a ti se te nota que te ha cambiado todo. Sí. ¿Verdad? La verdad que sí. A que yo
empezo como una labor social para nosotros ayudar a la gente del barrio. Y al final ha sido al revés,
ha sido mi salvación. Han sido los ellos los que me han ayudado a mí. No solo la gente del barrio
que nosotros fuimos al barrio porque era un barrio, como bien dices, pues es más marginal o
estigmatizado de Barcelona. Siempre con el tema del narcotráfico, drogas y demás. Pero estamos
hablando de los años 70 y 80. Yo tengo 41 años y desde entonces hasta ahora ha cambiado todo mucho.
Yo llevo 12 años trabajando en el gimnasio ahí y ya no tiene nada que ver. Tú puedes ir por la
mina tranquilamente. Si tú no vas por la calle insultando a nadie, tú puedes ir normal. Que eso
pase en cualquier sitio. Pero es que en cualquier lado, claro. Por eso te digo, pero luego es un lugar
donde económicamente igual no hay muchos recursos, pero que sí que hay mucha materia humana y muchas
ganas de proyectos y de trabajar y de evolucionar y de quitarse ese estigma. Porque también les
jode a ellos ser de la mina y joder, es que soy de aquí y ya tengo que ser malo solo porque soy de
aquí y no es así. Y la verdad que yo he encontrado un lugar maravilloso. Empezó un poco para ofertar
a las nenas, sobre todo a las poridonas, el trabajo del deporte y mujer. Porque la gimnasia es lo que
tiene que el 80% es femenino y el 20% son chicos. Entonces bueno, ya lo hacemos así queriendo. Las
niñas del barrio tienen una oferta que antes no tenían porque había muchos deportes, lucha,
fútbol, boxeo, muchos de chicos o lo que se supone más masculino. Sí. Que también hay muchas
chicas que lo practican y lo hacen súper bien. Pero que también querían tener uno. Queríamos dar
una opción. Sí, más abanico, ¿no? Ampliar el abanico, exactamente. Y además también quiero
sonar la la gimnasia es ideal para chicas por la flexibilidad, coño, que son deportes. Sí,
como trismente para los niños, empezar con cinco años y dejarlo con diez. Usted ese niño con diez
años se va a hacer cualquier otro deporte siendo muchísimo más ágil que un niño que no es.
Acordinadísimo. De repente entiende su cuerpo, conoce su cuerpo y eso es importantísimo. Entonces
yo les digo cuando algunos que se van del gimnasio, yo les digo no importa que no hagas gimnasia,
pero haz cualquier cosa. Porque el deporte en sí creo que es importante para la juventud. Bueno,
en realidad creo que es importante para la sociedad completa. Pero bueno, a los mayores
yo ya no aconsejo. A los niños les digo que si pueden que hagan deporte que es importante. Y es
eso nosotros tratábamos de ofrecer un deporte que no estaba en el barrio, para las chicas del barrio,
para los chicos del barrio también. Y para que la gente de fuera de la mina venga a la mina a
hacer cosas positivas, que siempre hayan en todo lo malo y tal. No, no, ahora puedes venir en la
mina a entrenar con un triple medallista olímpico. Y te vienes de ahí y entrenamos y lo pasamos bien.
¿Y viene gente de fuera? Claro, de hecho es lo que te digo. Ahora tengo más gente de fuera que
de dentro. Porque los de la mina llegan a edad en las que se van o cambian de deporte o de rol y
hacen otras cosas. Pero tengo 95, 100 alumnos y ahora mismo del barrio 7, 8. ¿Qué dices? Fíjate
que mucha gente a lo mejor cuando empezó esto. Pero bueno, la integración de la mina también
es trayendo gente de fuera a 20. A lo mejor mucha gente diría, uy yo a la mina no, ni loco,
que ahí sí me van a atracar. La imagen que tenía mucha gente y esto se ha perdido. Sí,
ese miedo ya no es. A ver, es que yo qué sé. Es lo que te digo, si tú te metes en cualquier
lado de mal rollo a las 11 de la noche. Está mucho peor el rabal hoy en día, en el centro de
Barcelona. Por ejemplo. En el centro de la puta rambla, el rabal está infinitamente peor. A cualquier
hora del día, que seguramente hay que tomar una cerveza en la mina. Sí, que es que yo te digo
que mis niños se mueven por el barrio, no hay ningún problema. Quiero decir, solo hay que
ser educado, respetuoso. Pero eso en cualquier sitio es lo que tú dices. Pero la mina es un sitio
que la gente es muy agradecida, porque te agradecen las cosas de verdad, porque no están en todo caso
acostumbrados a que hagan cosas por ellos. Claro. Porque siempre los señalan, igual que me
ha manejado mi toda la vida. Porque yo que he sido el señalado, me voy al lugar de los señalados.
Es verdad, sí un poco el señalado del deporte, ¿no? Es en España, es siempre el herbáceo de
herbá o del problemático, el diferente. El rebelde. El rebelde. Siempre era como... Te sientes
como identificado, ¿no? Con gente que también siempre está siendo señalada por X motivo. Bueno,
y aparte, no solo eso, que me siento... Yo me siento muy en casa en el barrio de la mina. Aparte,
como te decía, a mí el deporte me cambió la vida. Pues que ellos tengan la oportunidad también de
intentarlo, que el deporte les pueda cambiar la vida a ellos. Yo tengo ahora mismo, somos un equipo
de cuatro entrenadores, estoy yo con Beatriz, que es como mi mano derecha. Está Nayara, Nayara
López y está Ayna, ¿vale? Pues Nayara es del barrio de la mina. Y están niñas de la calle Marte,
que cuando se oyen las tal, las cosas por las noticias y demás, esas calles, la Marte, la Júpiter,
las... Y no pasa absolutamente nada. Es una nena que tiene 18 años, ahora 18 cumple 19 ahora, creo. Y
estudia, trabaja, ha entrenado conmigo hasta que ya no ha podido entrenar más y ahora se dedica a ser
entrenadora, pero está comprometida con el mundo del deporte. Esta mañana estábamos entrenando
a las 10 de la mañana. Bueno, pues yo he llegado hoy a las 15, pero ya estaba ahí, mi Nayara.
Bueno, yo venía de lejos. Si sigue siendo rebelde igualmente, ¿eh?
Yo venía de lejos. No, porque yo pido disculpas a mis alumnas. Cuando mi entrenador llegaba tarde,
como le dije ese salgo, hostia, madre mía, la que te iba a caer. No, no, él no se echaba, pero si
llegaba tarde no se podía decir nada. No pasaba nada, ¿no? Yo cuando mis niñas eran tardeles,
digo que me expliquen por qué y lo entiendo y si yo llego tarde les pido perdón, porque es el
mismo el respeto que nos tenemos que tener. Y hoy he llegado un poquito tarde, pues ¿quién
estaba? Estaban Nayara ahí, a las 10, clavada con todas las niñas, ya adentro empezando y tal.
Bueno, pues es una nena del barrio de la mina, trabajadora, estudiante y con ganas de salir
hacia adelante con su esfuerzo, ¿no? Pues eso es lo que yo me llevo para mi Nayara o Denise,
que es otra chica en la misma situación, que ahora está estudiando otras cosas y ahora ya no
está con nosotros, pero bueno, para mí son producto de nuestro gimnasio y para mí es una
alegría brutal poder verlas ahí, ¿no? Y creo que con Bea y con Aina, Aina también es alumna mía.
Aina es alumna, está lesionada la rodilla y me ayuda con los patits de 5 años, que a ella le
gusta, los pequeños y somos una pequeña familia al final. Si te nota la senrisa que se te pone
cuando hablás de yo, ¿qué es que estás en casa? Estoy en casa, estoy en casa y me siento muy
bien, es por eso te decía cuando me estreso un poco con una entrevista o se hace muy viral o que
bueno cuando salgamos, cuando salgamos con esto, la tuya la ve mucha gente, entre ellos yo, pues me
vuelvo al gimnasio para volver a... La presión mediática, por ejemplo, la última que has tenido
fue gordar la dévole, el sentido de que de repente, pum, hostia, a ver, hoy lo has contado y mucha
gente no ve ese programa y lo va a descubrir hoy, pero coño, cuentas cosas que te levantas con sangre
a veces, que no sabes si estás pegados y no, que la droga que te has metido, que vas a medalla
olímpica y borracheros, cosas que vuelves a estar en el foco mediático y eso te impacta incluso a
día de hoy. A veces me satura un poco cuando me llegan demasiados mensajes de golpe, yo que no
estoy acostumbrado y no llevo demasiado las redes sociales, sí que las tengo, pero bueno,
las uso normalito. Pero de repente ves ahí o noticias en el país, en la vanguardia. Eso no tanto,
eso no tanto, porque eso me recuerda más a la época de cuando competí y ganaba, que de repente
estaban todas las portadas durante dos días, y lo voy a estar, pero los mensajes y mensajes de
redes sociales todavía no he sido capaz de leérmelo todo, estoy intentando leerlo todo y
contestarlo todo y me cuesta muchísimo, pero bueno, eso sí que me satura un poquito más y entonces
es cuando de repente digo, no le voy a hacer caso al móvil durante un par de días para descansar,
me vuelvo al gimnasio a planificar mis entrenos, además estamos en época de competición,
ahora competimos los fines de semana y me intento centrar en eso cuando se me va un poquito todo
de las manos, el control este que tengo, esta estabilidad y donde lo encuentro en el gimnasio,
siempre en el gimnasio, un casa con mi familia. Y aparte de eso, yo he leído por ahí, no sé,
es verdad, a lo mejor esa es cosa que se inventan, te gusta mucha cultura japonesa. Sí, Japón.
Y ahí es donde viene el plot twist, que es, participaste en un programa súper friki de Japón,
Sasuke. El Ninja Warrior de aquí. Esa versión japonesa. Era el Sasuke Ninja que yo hice en el 2002,
2001 o algo así. 2002, hostias, que eras un niño. Claro, ya acababa de ganar Sidney.
¿Qué coño haces en Japón en un programa de televisión? ¿Cómo escuntan esta historia?
Mira, esto es espectacular. Fue muy guay, fue muy guay, porque además, nosotros, mi hermano,
es un friki de Japón, que es porque nos viene más, ¿no? Ahá. Le encanta, ¿no? La cultura
japonesa y todo eso. Sí, sí, de hecho llevamos los nombres nuestros en Japónés, porque de tal,
él hizo cinco años en la escuela oficial de idiomas para aprender Japónés.
Habrá el Japónés. Sí, sí, que es un friki de verdad, de los que se pone, y además un friki listo.
Se pone y es... Está anime todo eso también. Sí, sí, sí, todo lo que es cultura asiática. Le
mola mucho. Primero empezó con Japón, luego se fue... A la Corea, ¿no? Ahora más Corea,
China, Taiwán, no sé qué, pero buscan un montón de cosas. Y la verdad que bueno,
es algo que siempre nos ha llamado la atención, ¿no? Y yo toda la vida veía el humor amarillo.
Que vuelven a hacerlo, ¿eh? Lo sé. Vuelven a hacerlo. El castillo de No sé qué se llama.
Saquesis Castle. Ese es. Conte que es shikitano. Correcto. Está que es shikitano, ¿no? Sí,
sí. Imagínate, tío, que lo veíamos de pequeño como un friki. Exacto. El actorazo. La máquina. La
máquina, hostia. Que lo vuelven a hacer Amazon Prime. Ayer ya hablé de eso en el podcast. Estoy
emocionado, estoy emocionado. Tuve unas ganas de ver a mí y flipaba. Bueno, tú era para ti y eso.
Claro. Es que tú, como eras de pequeño, te llegan a meter ahí y bueno, es la felicidad de tu vida.
Claro, claro. Pues yo lo había visto toda la vida, ¿vale? Los programas estos de
japoneses. Y luego yo, cuando compito en Sydney, de repente yo gano y ya, como te decía,
nos quedamos dos días más. De repente me dicen, oye, Jervi, que nos han llamado de una televisión
japonesa, que aquí en Australia han montado una movida para un programa de la tele japonesa,
que si quieres participar, yo no entendía nada. Vamos pa allá, acabo de ganar, me apunta un bombardeo.
Lo que sea. Lo que sea. Entonces, el tema era saltar un plintón. Pero un plintón,
estoy mirando el techo porque más o menos la altura es esa. Wow. Y solo con un trampolín. Con
el trampolín de gimnasta, ese de saltar el trampolín y apoyarte en el potro y hacer el
salto normal. Tenías que llegar a tres metros y pico de altura para coger y pasarlo. Tú tenías
pasarlo sin tocar. Pasarlo saltando el caballito, como en cole. Pero claro. Pero claro. A esa altura.
Si había gente que no podían hacerlo. Nacho, ¿tú tienes pinta que te quedabas en medio, eh?
Nacho, ¿tienes pinta que se quedaba ahí? Había algunos que hacían como así,
que directamente ya no quiero problemas. Pues bueno, te presentan la locura. De repente era
para eso y yo me quedé, hostia, que programa más raro y estos japoneses. Pero bueno, digo,
que hostias, lo gané. Qué fuerte. Sí, lo gané igualando el Récord del Mundo, de cajones.
Sí, sí. Por eso luego me dijeron, oye, tú vente para Japón, que tenemos otro mucho más bestia.
¿Qué es el Sasque? Y era el Sasque Warrior. No, el Sasque Ninja. Sasque Ninja, creo que era.
Que era, sí, el Ninja Warrior, pero con las pruebas estás del programa que se vio aquí de Ninja
Warrior de tal, tal, tal, corgarte, no sé qué, la red, el muro de tres metros para arriba,
pues todo eso. Lo que pasa es que, claro, yo llegué un día a las dos de la mañana a Tokio,
me meten en un hotel y a las siete de la mañana me recogen y me llevan dos horas de coche a un
descampao enorme donde estaba el mayor, la mayor estructura que yo he visto jamás en mi vida y era
donde estaba montado todo esto, pero con un frío, o sea, lloviendo y tal, todo al aire libre con las
pruebas ahí y claro, yo pues teníamos y vamos a participar en eso, en el Ninja este. Y bueno,
tú sabes que las pruebas son varias seguidas en las que pasas unos tal, que te cuelgas en un sitio,
saltas en un tal, te le pasas un seque y llegas y le das a un botón, pues llegué a ochenta milésimas
tarde de cuando me sonó el tiempo límite, claro, ya había dormido nada, venía 24 horas en el avión,
venía reventado y comiendo, pues no había tenido tiempo a comer y lo que había comido en el avión
y ya, entonces al día siguiente, todo el día esperando lo que te digo con un frío, ahí no sé qué,
cuatro o cinco horas hasta que de repente te dicen, venga va, circuito, tía, ahora activa te,
sabes, y ya te digo, me quedé a ochenta milésimas y va a dar límite, me giré así diciendo a ti,
te acabo de ganar una puta medalla de oro, que vengo reventado, que vengo en España a dejarme otra
vez o algo, nada, ahí perdí, y nada, y ya está, y me pagaron por eso, eso salió en la tele y tal,
¿pudiste ver Japón? No, no, si estuve al día siguiente me fui, eso era para el problema de la
tele, eso si me llevaron en business, bueno, algo salga, yo nunca vi ahí en la vida, en business y de
repente de Barcelona a Tokio, se vuela muy bien en primera clase, el vuelo hace largo, no, no, de
repente ya hemos llegado, puede ser tu arma, sí, sí, pero bueno, acabó el problema y otra vez
en el avión. Es una putada, qué raro que no, qué no, coño, de nosotros lo curarán un poquito más
y te dejarán unos días antes, un poquito de trato preferencial, coño, qué tú eres un,
qué idea de participar, Manolito, Sasuke, pero que ni siquiera me dieron dos días para descansar,
para últimamente jet lag, fue llegar a las doce de la mañana y a las siete de la mañana a llevarme
ahí y a las doce del mediodía, cuatro horas así, esperando y tal, a ponerte a hacer eso. ¿Has vuelto
a ir a Japón alguna vez? Ya ni a nivel privado ni... No, yo he estado dos veces en Japón. ¿A dos
veces? Es verdad, estuve dos veces, porque esto que te digo del plintón que hicimos en Australia,
al año siguiente me llevaron a hacerlo a Japón. Hostia. Y entonces al siguiente fui para lo
del Sasuke Ninja. He ido para los dos programas que era el mismo productora y todo, era el mismo.
Y también decidió en lo mismo de estar un día y un día y adiós. No se lo curó mucho. Japoneses
ya podría ser un poquito más, ¿no? Un poquito más. La verdad que fue todo muy rápido. Poco
tí, esos, esos, un poco catalanes. Son un poco de la terra, poco. Pero bueno, estuvo muy bien,
me trataron súper bien, la verdad que lo recuerdo con cariño, aunque fue muy rápido todo, además
me levanté una pasta. Eso es, para acabar bien como mínimo. El tema era ese. Cada cajón que
te tal eran mil paus más o así. Yo para ti el récord te digo. Hostia. ¿Lo probamos Nacho? A mí me
dijeron cada cajón mil paus y dije, voy a batir el récord, chico. Claro. Oye, como deportista
delito en tu época de apogeo, ¿eh? De los becasado y tal. Realmente se podía vivir bien de eso,
porque ya sabemos que un futbolista delite sí, pero... Bueno, claro, si me quieres comparar
con un futbolista no es vivir bien, nosotros vivíamos bien. No, eso es ser millonario. Claro, no, no, no.
No tampoco llegabais a... No, mira, yo con los tres premios que tengo de las tres medallas
olímpicas me ha dado para dar la entrada a mi... A tu casa. A mi casa. Pero yo tengo que seguir
pagando, 15 años más, una hipoteca. Pero solo con las medallas. Pero luego se entiendo que tú
tendrías patrocinios, ¿no? No, yo desde que... No, yo nunca he tenido un patrocinio jamás. Claro.
Jamás. Ua, qué putada. Era el señalado yo, siempre, por todos. Ustedes veras marcas no quieren
ni un puto lío. El siempre y por todos más, sería imposible. Entonces tú de las becas es lo que
tú cobrabas, digamos. Yo vivía de la becaado. De la becaado, de ir a competir al extranjero y ganar
y traerte en las copas del mundo se ganaba bien también. Sí, te pagaban pasta por... Sí, ganabas
igual te traías 3000 pavos y tal, sí, ganabas solo bien salto, de repente ya casi en 6000 pavos. Vale.
Ostia, tres o cuatro en dos o tres meses no estaba mal, para nosotros no era mal. Joder. O sea que
podías dedicarte perfectamente solo a eso y sobrarlo. Nosotros no teníamos que pensar en trabajar. No,
no, eso no. Bueno, ya era trabajar, caro, ya. Claro, es que ya eran ocho horas y más todo lo que
hacías por y para entrenar. ¿Y te acuerdas? No sé si puedo decirlo, pero yo lo pregunto. Una medalla
de oro ¿cuánto se paga? Mira, pues menos de 60.000. Vale. Pero no recuerdo cuánto. 50. Sí, entre 40
y algo, algo así, yo creo. Pues pensaba más, ¿eh? Si te sois sincero. Y yo, cuando me lo pagaron dije
mierda. ¿Tú habías puesto las brazas así y de repente sabes que con una mano? Digo, hasta
ni para eso. Tengo otra puntería hasta en eso. ¿Eso te lo da España o es el Comité
Olímpico Internacional el que decide cuánto pagan? No, no. Cada país se paga a sus olímpicos,
sus medallistas lo pagan. Cada país, que es como un premio que da a cada uno para lo que, pues me lo
te lo juro que yo me hubiera esperado más. Sí, bueno, mira, por ejemplo en Rumania no sé cuánto
dinero económico dan más que aquí. En Rumania. Sí, pero es que además les dan un trabajo de
funcionario de por vida. Esto es de tráfico, de controlar el tráfico, me da igual. Pero trabajo
de por vida, de funcionario. Eso ya es cotizar. Yo tengo 41 años y empecé a cotizar con 30 cuando
empecé a trabajar. Pero yo he estado 16 años en la selección que yo no he cotizado para nadie,
pero yo trabajaba para España. O sea, es verdad. ¿Sabes? Entonces, bueno, ellos les dan una casa y
un trabajo de por vida. Ah, una casa también. Claro. Y a partir de ahí haz lo que quieras tú con tu
dinero. Claro. Pero yo, o sea, aquí no es así. Es diferente. Poco mal pagado de vuestro deporte. O sea,
mal considerado. Sí. Entiendo que esto será el atletismo en general, ¿no? Todo lo que no sea
deporte masivo. No, no, no. O sea, nosotros, alterocilia, lucha, taekwondo, no somos deportes
que movemos mucho dinero. Tampoco tenemos demasiados patrocinadores. Natación vive en un poquito
mejor porque además los clubes les pagan y demás. Y luego ya van los equipos que son, bueno,
pues deportes de clubes. Entonces, eso ya va por el club. Pero, pero no, dinero no hemos ganado.
Es una vera, porque son deportes muy... los vuestros son muy sacrificados. Muy sacrificados.
Y que tienes que invertir una vida entera para conseguir llegar. O sea, yo he estado 25 años
entrenando. Claro, yo cuando me retire, yo me retire con 30 y había estado 25 entrenando.
Y claro, los otros eran de los cero a los tres. Lo raro es que no estés más machacao físicamente,
porque deporte es como el tuyo. Si hasta un futbolista tiene las rodillas cuando se retira,
que es que, o sea, que es curioso. Yo estoy menos lesionado porque primero siempre se decía de
mí que entrenaba menos y podía ser verdad. Pero era porque lo necesitaba. Necesitaba realmente
entrenar menos, porque si no igual de cabeza no iba a llegar. Y físicamente, pues estaba por
encima de ellos. Entonces no había problema. Había que compensarlo. Pero, pero también por eso,
porque cuando tú eres bueno, te das menos golpes. Caes, pero sabes caer. Evitas, amortiguas,
entiendes un poco. Yo lo de perderme o lo de no saber si eso es el techo o el suelo o hacia
qué sentido voy. A mí no me pasa. Ya otros sí. Has contado algo. Antes algo, ya vamos terminando,
pero has contado algo que es la hostia, que es de The Simón Biles. La número uno de gimnasia de
los últimos años, una leyenda ya que se retiró en medio de los últimos Juegos Olímpicos.
Por problemas mentales y por presión, etcétera. Entonces comentabas que tú viste, tú estabas
comentándolo para televisión. Sí, con Paloma del Río, en televisión española. Y que cuenta lo que
nos has contado que cómo se perdió, que es algo que es muy loco, que la gente no se da ni cuenta.
No, no, claro. Bueno, teniendo en cuenta que Simón Biles es una gimnasta super potente,
ella coge mucha altura y mucha velocidad. Es muy explosiva. Es muy explosiva y también es muy fuerte,
por eso ya cuando cae bien de piel lo puede frenar. El tema es que nosotros estábamos
retransmitiendo la final de salto de chicas. Y de repente vimos cómo Simón Biles saltaba
y hacía algo extraño, pero tú en el primer momento no te das cuenta. Cuando de repente están
diciendo hoy se ve que se ha hecho daño o que tiene algún problema o tal, ven, o sea ponen la
repetición del salto y yo ahí ya me doy cuenta qué pasa. Ella tenía que hacer un yurchenko con
doble pirueta y media. Y es un salto que para ella es muy fácil, muy fácil. Y de repente cuando
calienta en el primer salto, tú la ves que hace el yurchenko con una pirueta y media, no con dos
y media. Pero tú ves que cuando acaba la pirueta y media, ella está con los pies arriba y no sabes
realmente si está subiendo o bajando. Ella luego acaba poniéndose de pie y no le pasa nada, no se
cae. Pero ella en esas milésimas de segundo, en las que está en el aire, sin saber dónde va,
a esa velocidad y a esa potencia es muy peligroso y entonces ella solo por haberse perdido en ese
momento ya vio claro que si le volvía a pasarse podía hacer muchísimo daño. O sea, ella no
diferenciaba suelo de techo. Exacto, esto te lo explicaba antes porque es más fácil de entender
con los de cama elástica. Los de cama elástica saltan siete metros, siete metros. Cada vez son
diez saltos seguidos de siete metros. Claro, ahí hacen triples mortal como el giro, caigo doble con
doble giro. Si no sabes si subes o si bajas, tú no sabes si estás yendo al techo o al suelo.
Y si tú no sabes cuál es el techo y el suelo, ¿cómo sabes si estás de pie de cabeza y a la
velocidad que vas? Igual tú estás mirando ahí y el suelo te viene por abajo porque tú piensas
que aquello es el suelo y te viene por abajo y te pega una hostión. Claro, esto, la gente que
no sabe mucho mucho puede pensar, ah, pero si el salto no es tan difícil. Y es verdad que no tiene
mucha dificultad. Pero Simon Biles, a esa velocidad, con esa potencia descontrolada ahí arriba, es caer
haciéndose muchísimo daño. Ella lo supo ver rapidísimo, de hecho, solo hizo un intento y no
le salió. Y ella vio clarísimo que de repente no iba a poder competir. ¿Hizo bien de retirarse?
Es lo más inteligente que ha hecho. Simon Biles es una persona que cuando apareció hace cuatro
a cinco años en nuestros juegos en río, arrasó, lo ganó todo, lleva ganando estos cuatro años
a europeos, o sea, europeos no, mundiales, copas del mundo, no sé, a todo lo que se presenta.
Y ahora que además sabemos todo lo que ha pasado con el cabrón del doctor que tuvieron que las
tocaba, que se abusaba de ellas, es Larry Nassar, que si la Federación no ha dado la cara por ellas,
jamás, que simplemente hicieron un cambio de equipo, quitaron a unos, pusieron a otros,
ni les pidieron perdón, ni se han disculpado, ni les han tutelado, no las han acompañado,
no les han ayudado en prácticamente nada. Todo eso, sumado a que ahora todo el mundo o todos
los ojos van a estar encima de Simon Biles en los juegos de Tokio, porque es una posible ganadora de
cuatro medallas o cinco, pues eso al final te sobrepasan, y bueno, es lo que te digo, yo no he
tenido nunca esa presión mediática que tiene Simon Biles, como puede tener Messi o como puede
tener otro tipo de deportistas, aún así, a mí, ya mi propia situación me pudo, pues imagino que
con ella, que es al máximo exponente. En redes sociales, que tú no viviste la época de las redes
sociales, llegas a pasar todo lo tuyo, toda tu experiencia, con redes sociales se multiplica
por cinco la presión, porque bueno, te hubieran buscado todos los insultos. Sí, sí, lo que
pasa es que también mucha gente, cuando pasó lo mío del cannabis, mucha gente me mostró su apoyo,
diciendo pues te tendrán que dar dos, por ganar fumado, y yo decía no, porque no gané fumado,
digo, pero es verdad que hay gente que se pincha en vena para mejorar su rendimiento,
tío, y yo estaba en casa con mi hermano, fumando un petit ya con amigos. En tu deporte ha habido
mientras tú estabas mucho de paje. No, es que como te dopas en mi gimnasia, lo que te hace fuerte te
quita flexibilidad, lo que te hace explosivo no te hace resistente, lo que te... No tenéis un producto
que funcionaría. Yo no sabría como que se puede dopar un gimnasio, no tengo ni idea realmente. Los
casos que han habido han sido de cannabis, de Estados Unidos, de Holanda y el tito Jérvito.
Como en España siempre es la primera posición del mejor, representando. Bueno,
tío, ya solo queda una cosa, que es, aquí ha pasado mucha gente y todo el mundo hace algo,
una firma, un dibujo, una dedicatoria en el Justin Bieber de la suerte este que tienes aquí.
O sea, ¿qué ha firmado? O sea, ¿qué hay de...? Yo me había fijado en los Shakespeare. Ah,
tú eres más de lo mío, ¿eh? Claro. Pero no son el Justin Bieber de la suerte, ¿no? Que es una
cosa maravillosa. ¿Te gusta el punk? Bueno, me gusta. ¿Qué tipo de música te gusta? Mira,
yo ahora estoy mucho recuperando lo que yo escuchaba del rock antiguo, de Led Zeppelin.
Ah, o sea, el setentero. Sí, sí, me gusta muchísimo. Parpe, el... Todos estos, pero yo siempre he
sido mucho de Queen, Freddy siempre. Y cuando era más pequeño escuchaba rock argentino,
que era lo que escuchaban mis padres. Rata blanca o no tan... no tan heavy. No, no, no, más antiguo.
Ya hablo de los sesenta, sesenta, sesenta. Charlie García, Sui Génerees, son grupos de allá,
Box Day y demás, ¿no? Y de repente pasé a escuchar eso, que era así muy amoroso y tal, rock argentino
suave, a llegar a la fuxarda con cinco años y mis compañeros estaré escuchando el apoyo a
récords. Y de repente era como, hostia, ¿qué ha pasado? ¿Qué es esto? Y la verdad que bueno,
la polla récords me ha acompañado hasta ahora, porque estuve en el concierto de despedida en
San Jordi. La verdad que sí, extremo. Bueno, esa época es corbuto, esa época de...
Hay épocas, ¿no? Para diferentes, bueno, llevo tatuado a Bon Marley, Michael Jackson...
Bon Marley te queda de puta madre por lo de la marihuana, es fantástico, ¿verdad? Pero lo dije,
además lo hice después, ¿eh? Quiero decir, además yo con Bon Marley profundice mucho, pero en cuanto
a todo lo que él consiguió, en la política de su país, como tuvo que salir cuando los
dispararon o no cuando sube al escenario, porque si mis enemigos no descansan yo tampoco...
¿Soriografía de... Sí, no sólo rigui los porros, que también, pero me introdujo y me transmitía
una paz por las letras, por el mensaje de sus letras, ¿no? Y la verdad que bueno, llevo a Bon
Marley aquí, me lo hizo Miguel Boíguez, que es uno de los mejores tatuadores de este país,
y yo le dije, elige tú el diseño, porque el artista era él. Entonces yo le dije sólo que quería
Bon Marley, él decidió este diseño, que es Bon Marley fumando su unpeta. Me parece bien.
Sí, sí, sí. Te queda bien, ¿eh? No es hacer apología, pero bueno, en todo caso,
esto es una realidad también. Y a ver, a final él... Sí, pues eso digo que es una realidad que me
acompaña, ¿no? Que me gusta mucho el Bon Marley, pero es lo que te digo, me pones X-Pistols y me mola.
Muy efectivo. ¿Y el reggaeton? ¡Oh, Dios! Eso lo podemos poner con él. Hasta aquí hemos llegado, ¿eh?
Hasta aquí hemos llegado. Bueno, pues nada, lo que tú quieras, tío. Joder, no sé mucho de improvisar, yo.
Como si quieres poner tu firma. Viva a Bon Marley o yo qué sé. Peta ya se la ha bisecto. Sí, el peta
la apoya también, que también es así. Sí, mirá, en la frente, ¿eh? Ah, vale. A ver si la
bisecto es una pichilla. El otro día Piqué le puso un cubata, no me preguntes por qué.
¿Cómo es el piqué? Mira que no he tenido nunca la oportunidad de hablar con él. Si
se hubiera... Sí, si os conociais, os caerías bien. A lo mejor te llevaría por el mal camino,
¿eh? Por eso. No, no, no. Es un crack. No vuelvo a desandar, ya. Es un grande.
Yo sabría cómo hacer, joder. Pues mira, voy a poner... Venga.
Viva la mina. Ahí está, sí, señor. Siempre...
Hola ahí. Sí, claro, porque ahora podría ponerlo manolo esto. Fantástico, tío. Eres
un artista. Yo creo que hemos aprendido mucho. Creo que te voy a hacer una cosa. Quizás
mucha gente, si vio más el tema de Debole, que es tu última gran entrevista, yo creo
que eres una entrevista que es necesaria, pero también es muy densa y muy no densa.
Muy intensa. Muy intensa y que creo que te deja mal el cuerpo.
Y estaba muy nervioso, yo. Yo creo que hoy...
Yo lo pasaba mal. Hemos lo mirado un poco de todo. Hemos reído mucho.
Sí, sí, yo estaba mucho más relajado, mucho más a gusto, más cómodo, porque además
aquella era la primera vez que también iba a decir muchas cosas que nadie sabía, ¿no?
Pero ahora, viendo la redacción de la gente, lo hablo con muchísimo más calma, estoy mucho
más... Ahora ya he tenido otra vez de vuelta esa calma, esa paz, ¿no? Que me da el cambio
de vida que he dado. Y la verdad, que estoy muy contento con todo lo que está pasando.
Y voy a seguir, voy a seguir, voy a... Espero que el libro llegue a muchísimas casas, porque
creo que es importante, la historia es chula. Además, lo cuento desde lo más hondo de mi
corazón y creo que eso se nota. La foto mola, ¿eh?
La foto mola. Es una putada, ¿eh?
Es masadísimos cuando estáis compitiendo, es una locura.
Ya he tenido 19 años. Mira qué enfermeracos, ¿eh? Eso que pesas no
hacéis, ¿no? No.
O sea, esta musculatura... Pesa es muy poquita, muy poquita.
...solo de la explosividad que requieren los ejercicios.
Levantar todo el día tu cuerpo. La calistenia.
Todo el tiempo. Exacto. La calistenia es el resumen de lo que es la
gimnasia completa, ¿no? Sería un poquito, pues, la preparación física que hacemos es
muy calistenia, muy todo... Que, al final, esto demuestra que una persona se puede
almazar sin la necesidad de levantar... No, no, para nada.
Pues es la prueba. A todos los gimnastas, unos más, unos menos, por genética,
pues estáis fuertes. Sí, bueno, claro, pero es lo que es.
En esa época... Y es levantarte a ti. Es levantarte a ti y estar...
...sentir que cuando te levantas con los brazos tu cuerpo no pesa.
Tú llegabas a eso fácilmente, ¿no? Bueno, un poco.
Pero no es tan fácilmente. No tan fácil, pero llegábamos. Al final
llegábamos. Entrenábamos muchísimo. Por mucho que digan que yo entrenaba menos,
que yo ganaba más que ellos, así que... Ah, grande ahí, sí, señor.
¿Quién se habrá equivocado? Eh, tú tienes las medallas, ¿no?
Joder. Que prueban lo que dices.
¿Y cómo hizo Messi? No.
¿Y cómo disfrutas ahora de Messi, que no está, eh?
¿Qué no? Eh, platxavineta, el Xavi, eh.
Xavi ha transformado el Barça, ¿eh? El año que viene daremos guerra.
Yo creo que sí que lo ha transformado, realmente. A ver, no estoy viendo mucho,
porque veía que el Madrid estaba muy fuerte y ahora el Barça empieza a tirar para arriba
otra vez. Sí, pero...
Y no me quiero estresar, que ya tengo muchas cosas ahora.
Mucho chance, tío, es que me cago en la madre, tío, es que ayer qué decepción, no duermo,
esta noche no he dormido pensando en ese partido, pues por favor, es que me voy a atribir.
Cuando te he leído esta mañana, por Twitter digo, joder.
Es que lo dije y... No lo pude ver, pero tengo que buscarlo, porque...
¿No viste el partido? Escuché cuando anulan el gol que nos
deja fuera por la mano. Bueno. Y yo escuché eso por la radio que
estaba en el coche y digo, bueno, no quiero enterarme a ver, no quiero enterarme de nada.
¿Has hecho hubo robo al Chelsea o no? No, tampoco lo vi, ¿eh?
Vale, muy bien. No, la verdad es que fuera... A ver, es polémico,
pero sí que es verdad que sea por un motivo o por otro y no sé cómo lo hacéis, para
siempre al final sacar... Madrid y Benzema se lo merecen, tío.
Sí, sí, Benzema. Para mí es el mejor juego del mundo al mismo
Benzema. Benzema, igual cuando no mete goles, crea un adecuado.
Claro, tío. Hace jugar a todo el equipo.
Es una pasada. A todo el equipo, a mí me parece una barbaridad.
Y Madrid, que parece que tenga 27 años, hijo de puta, tío.
Eso es, eso es. El pase que da es que...
Me lo han contado, no lo he visto y ya lo he visualizado.
Ya, ya, mírate los highlights por el pase, es una maravilla.
Ya no te quito más tiempo. Ha sido un placer. Nos vemos la semana que viene.
Dejo la... Aunque aunque no lo mires mucho, tú redes en la descripción del vídeo, podés
chequear un poquito. Sí, y por supuesto.
Y tenéis el libro también, pues, El Gran Salto, que es recomendadísimo, porque...
Y más, tanto si alguno tiene morbillo para leer la historia, que es divertida, como si
tiene también movidas en la cabeza o problemas, yo creo que son tipo de lecturas que ayudan.
Sí, yo creo que es divertida y es didáctica, es sentida, no lo sé.
Es mi historia y la verdad que estoy muy contento del resultado final de cómo hemos conseguido
plasmarlo con Rujé. Habría otro libro, algún día.
Si es con Rujé y si es por la misma línea, sí.
Vale. Pero, bueno, de momento necesito...
Este momento, este. Asimilar todo este que ha sido duro.
Bueno, crack, pues, un placer. Muchas gracias.
Y nada, yo siempre dejo al invitado que despida, la cámara es esa, y tú di lo que quieras
y ya está. Pues nada, gente, que ha sido un placer estar
aquí con todos vosotros. Jordi, te seguía hace mucho tiempo.
Es un placer haber compartido contigo. Nacho, un placer ponerte cara y nada, que he estado
muy a gusto con todos vosotros. Y que nos vemos pronto. ¡Fuerza!
¡Adiós!