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The Wild Project

Bienvenidos a THE WILD PROJECT, el podcast de Jordi Wild. Actualidad, deportes, charlas con los invitados más interesantes, ciencia, anécdotas y curiosidades, debates, filosofía, psicología, misterio, terror... y muchísimo más. Cada semana hablando claro y sin miedo sobre el mundo que nos rodea. ¡No te lo pierdas! Bienvenidos a THE WILD PROJECT, el podcast de Jordi Wild. Actualidad, deportes, charlas con los invitados más interesantes, ciencia, anécdotas y curiosidades, debates, filosofía, psicología, misterio, terror... y muchísimo más. Cada semana hablando claro y sin miedo sobre el mundo que nos rodea. ¡No te lo pierdas!

Transcribed podcasts: 306
Time transcribed: 44d 17h 20m 4s

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Hoy en The Wild Project regresa Arturo Pérez Reverte, sé que os morís de ganas de volver
a verlo y a escucharlo, causó verdadero impacto en su primera visita, para mí es un auténtico
honor, orgullo tener a uno de mis escritores favoritos, alguien que ha vivido muchísimo,
hoy repasaremos su vida, veremos algunas fotos, estoy seguro que varias de ellas inéditas
de su trayectoria como corresponsal, algunas absolutamente increíbles para bien y para
también hablaremos de su última novela, de la escritura, de la literatura, temas de actualidad,
bueno ya sabéis que aquí siempre las charlas son intensas y largas, pero antes de ir al meollo
de la cuestión, tengo que deciros de que este podcast está siendo patrocinado por Revolut y
aquí tengo mi tarjeta de débito que me he hecho, que brilla con luz propia como vosotros en vuestra
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tenemos todo claro, Revolut buen servicio y hace las tarjetas que más brillan del mundo y ahora
sí comienza The Wild Project con Arturo Pérez Reverte. Día importantísimo, tenemos el regreso
de alguien muy querido aquí, yo creo que la primera charla fue de las más habladas,
de las más comentadas y de las que más han gustado porque por muchos temas yo creo que
también se rompió un poco el estigma del personaje, de twitter, de la polémica y conocimos a una
persona maravillosa que ha vivido muchísimo, muchísimo que yo creo que hoy con la serie de
imágenes, historias que veremos aún conoceremos más de su trayectoria y la presentación es corta
porque tenemos aquí a Arturo Pérez Reverte, ¿qué tal Arturo? Muchas gracias por recibirme otra vez,
es tu segunda casa, aquí te abro y yo que necesitas sal yo te la doy lo que te haga
falta ¿cómo estás? ¿cómo va todo? contento de verte otra vez, un año y pico hace que más o menos
creo que si año y medio fue, el mundo ha cambiado a mejor o a peor está igual, el mundo siempre estuvo mal
pero últimamente está más de moda lo mal que está el mundo, sí hay como más noticias y más de
cerquita cada vez, hablaremos de ello también, de cómo está, vienes con nueva novela el problema
final que también hablaremos, que me ha gustado mucho, una cosa que dije el otro día con David
Jiménez cuando vino es que me estoy reaficionando la lectura que es una cosa que yo adoraba y le
había perdido la afición un poco por el podcast, por cuando me traen libros y tal, volver a leérmelos
ya ha sido como recuperar a un viejo amigo y esta novela me ha gustado mucho porque además me recuerda
un tipo de novelas que yo leía muchísimo cuando era adolescente, de los asesinatos, de acatacristi
ese rollo ¿no? yo también, yo lo veía cuando era adolescente, cuando era jovencito, ha sido un regreso a ese
tipo de libros precisamente, se nota que es, lo decíamos antes fuera de cámaras, es juguetón, te
has pasado bien, es que es un juego, es que realmente es un juego, es como, o sea, yo cuando era
pequeño yo veía una película o leía una novela de aventuras y me ponía a jugar a eso, me disfrazaba
de pirata, de corsario, lo que había visto de arponero o lo que de astronauta, de soldado o de indio
comanche, entonces jugar ¿no? y entonces ese disfrazarse, ese sentido del juego lo conservo
todavía a los 72 años que cumplo el mes que viene, entonces para mí escribir una novela es como disfrazarme,
es como seguir jugando, es jugar, es una novela como el que se interna en un soldado en territorio
enemigo ¿no? te entras ahí y te camuflas, te pones y entonces esa capacidad de seguir jugando
de mantener el aspecto lúdico de la vida, de disfrazarte a ser cada cosa y esta novela he jugado
a ser detective, pero esta novela más he intentado que el lector juegue conmigo, es decir, no, vamos a...
Además es una cosa curiosa porque el lector de ahora no es el que lee estas novelas policiales,
novela enigma, novela problema, no novela, no novela negra, novela enigma de los años 20 o 30 del
siglo pasado, porque él era un lector ingenuo, el de ahora ha visto mucho cine, mucha televisión,
ha leído mucho, el que ha leído, entonces ya tiene, digamos, una malicia que no tenía aquel, ya no es
tan ingenuo, entonces, pero claro, el juego es yo sabiendo que tú sabes voy a hacer trampas con lo
que sabes y tú vas a darte cuenta de que estoy haciendo trampas con eso y vas a disfrutar con la
estrategia perversa de la que eres objeto y víctima, es decir, una especie de complicidad de juego entre
el lector y el autor, llevando el juego a ese través como jugar a la elección de ti, a la gata o al
cluedo, y esa era la idea, lo he pasado jugando conmigo y jugando con el lector muy bien. Se nota,
se nota, se notan muchas las referencias también, que es muy homenaje ¿no? el propio personaje que
es un actor en decadencia que interpretaba Sherlock Holmes, también se basa supongo en el actor real,
en base a Ratbond, que casi se llaman igual, claro, para mí, para mí el actor, hay muchos actores que
han hecho muy bien de Sherlock Holmes, por ejemplo, Benedict Cumberbatch, el que hizo la serie Sherlock es buenísimo,
pero para mí la imagen, yo tengo en cuenta que yo iba al cine en los años 50, yo no conocía la
televisión todavía, yo lo conocí con 12 años, yo vi las películas, las películas duraban mucho
tiempo en cartel, tú ibas al cine y veías películas viejas, yo veía a los hermanos Mars en el cine y a
Charlotte en el cine, entonces claro, faltaban años las películas, tenía muchos años, pero se repetían en
programas dobles, entonces claro, las de Sherlock Holmes estaban allí, yo las vi todas en el cine,
claro, para mí la imagen de Sherlock Holmes, Basis Ratbond y Watson, todo ese mundo estaba en mi cabeza
y lo he tenido toda la vida, he sido lector de sus libros, pero claro, ahora, dije un día bueno,
¿sabes por qué? porque ahora hay una especie de boom de novela negra, novela de asesinatos, novela
de... el negro ese, nórdico, de muchas series y demás, dije, ¿yo es posible que un lector de ahora,
un lector moderno actual, joven o mayor, disfrute con las novelas a la manera de antes? ¿sería posible
rescatar ese tipo de novela canónica de crimen elegante, de resolución intelectual, personas
hablando, no sangre sino... habitación cerrada, claro, ese tipo, novela problema, crimen imposible,
¿será posible hoy que eso funcione para un publicador? y me puse, una novela siempre es un desafío y
bueno, me puse ello y bueno, y ahí está el resultado. Yo creo que está volviendo un poquito el
formato ese de novela, de crimen imposible, en una habitación cerrada, hay series que están
haciendo eso, llevándole un poco con la comedia, hay un par de series, no recuerdo cómo se llaman,
creo que estaban una en Apple TV, la otra si era en HBO o algo así, que es eso mismo ¿no? asesinato,
grupo de gente que se conocen, uno de ellos es asesino, ¿quién va a ser? es que ¿sabes qué pasa?
que al fin, se abusa tanto... es muy interesante lo que ocurre, la novela policial primera es la
novela problema, la novela enigma de este tipo, pero todo el mundo le va a escribir esta novela,
con lo cual se satura y la gente se aburre, entonces empiezan a escribir la novela negra,
la novela detective, que ya es el asesino, es más simpático veces que el detective, policías corruptos,
es la novela clásica, James Chandler y menores, etcétera. Es un gran sueño ¿no? como novela canónica
de eso. Se satura de eso, entonces la gente empieza a escribir novela de espías, entonces se llama novela
de espías, los años 60, novela de espías, también se satura, entonces van cambiando las modas, entonces ahora
la moda de la novela, de la novela negra digamos de actual, esa de crimen esa tal, bueno como digo,
el policial nórdico que digo yo ¿no? también la gente se ha aburrido, hay mucha, entonces digamos
se están volviendo otra vez a las... así que celebro encontrarme en la novela, yo pensé en escribir esta novela
hace dos años y aún no ocurría, pero había otros que estaban como yo pensando lo mismo y supongo que
ahora estamos dándole una nueva vuelta de tuerca, una nueva manera de enfocar, de recuperar aquellos
viejas maneras de contar historias policiales. No se puede decir mucho porque creo que este tipo de
novelas es muy bueno que no te cuenten mucho más allá de que hay un crimen, eso es, que parece que
es imposible y el protagonista intenta resolverlo y que todo el mundo puede ser el asesino ¿no?
digamos que es novela clásica, canónica, que ha sido lo más difícil para ti de esta novela, el hecho de
intentar, como decías antes, llevar este duelo intelectual con el lector y conseguir sorprenderle.
El problema de estas novelas es que tienes que ir con el lector, si el lector se te adelanta pierdes
porque llega antes que tú al final, si se queda retrasado se siente que lo tratas como un estúpido,
entonces tienes que mantenerlo todo el rato, entonces es dándole... o sea tienes que ser honrado
pero tramposo, tienes que decirle mira que crea que esto es así y es la verdad pero se la
está disimulando con esto, es como decía en un momento el personaje, ensordecerlo mientras mira
y cegarlo mientras oye, entonces ese... pero claro, ahí tenemos dos tipos de lector, el lector ingenuo
normal que dice ah que bien, trama, policía, enigma, pero después está el lector cualificado que sabe
que estamos jugando, entonces ese disfruta más todavía por claro, ese conoce a leer los libros,
ve los guiños, ve las referencias, dice aquí cabrón aquí me quieres pillar, aquí tal, aquí no, entonces
esa especie de duelo de espartida de detrás, autor lector, es lo que yo quería, entonces claro lo difícil
ha sido que todo eso ensamblar una nueva de este tipo si al final decepcionas las estropea, el final
tiene que estar a la altura del enigma, no puede estar por debajo nunca, nunca, y entonces conseguir
que todo encajase, que no hubiese cabos sueltos, que todo, entonces que yo no soy un otro de la policía,
yo soy un escritor normal de infantería, entonces qué pasa, me fui a los que saben, me empapé lo que ha
sido un placer adicional, volver a releer, bueno todo, todo, no te quiero aburrir, todo, clásicos, todo,
todo, y más, pero tomando nota, a ver, este truco me vale, apuntando, esto he saqueado, he depredado de
una manera sin ningún escrúpulo a los grandes talentos de la policía, yo me he quedado con todos
sus trucos, después los he transformado con lo que yo he podido hacer, el talento que pueda tener
como novelista, el truquito está ahí, pero bueno, pero el material, es material de otros, imagínate un
barman, que soy yo, que él no ha fabricado los licores, pero él coge los licores y los mete y
todo, hace así, clac, clac, clac, y hace el cóctel, bueno, yo soy el barman que ha hecho el cóctel con
ingredientes que hacen otros, evidentemente, pero que lo importante era que funcione el cóctel,
y ahí está, bueno, tú lo has leído, tú sabes si funciona, no? Sí, funciona, funciona, además que yo
creo que soy un buen lector de eso, porque soy un actor clásico, me gusta la novela clásica de
misterios. Pero sabéis una cosa, la mandé la editorial sin el último capítulo, yo quería saber
si funcionaba. Ah, y le preguntaste que... Claro, yo necesitaba saber que funcionaba, yo no lo sabía,
lo había leído yo nada más, bueno, supongo que sí, pero quiero saberlo, entonces la mandé sin el último
capítulo, la mandé la editorial, a ver si sabéis quién es el asesino, y realmente nadie lo supo.
No, no, es que no quiero decir mucho, pero... Y hay gente muy brillante en la editorial, hay editores,
hay editoras, sobre todo hay una mujer a la que le digo el rollo que es un buenamente brillantísima,
y nadie lo adivinó. Entonces dije, bueno, lo he conseguido, lo he engañado lo suficiente,
he trampeado lo suficiente, y ahí va el último, ah, cabrón. Y ya la cosa, ahí está, ahí está.
Eso es lo guapo, porque yo creo que en este tipo de novelas una de las cosas guays también es,
si estás leéndolo con más gente, el debate. Yo creo que es este, y luego, porque es lo que decía,
esto es un juego, pero también es un juego para el lector, porque el lector juega a ser detective,
yo siempre lo hago, yo me hago mis pesquisas, eh. Digo, no, no, no, este no puede ser, porque en el primer
capítulo no sé qué, y luego siempre te equivocas. Te ves que en la novela, en la novela, debes darle
todo el lector, si al elebor segunda vez se da cuenta de que ya todo estaba ya ahí, lo que pasa
es que el arte del novelista que lo tiene, el que cada uno tiene el suyo, es conseguir que eso que
está ahí quede, en un momento crees que lo va a ver, pegarlo con otra cosa para irlo engañando todo
el tiempo. Un poco de mago, eh. No, no, no, sí, sí. Mira aquí la cartilla. Exacto, es un poco
prestigitador. Sí, sí, sí. Sí, es eso exactamente. Claro, eso es muy divertido. Claro. Y eso no es
improvisar, pasas muchas horas, pasas año y medio dándole vuelta hasta la ver aquí. Cuando el lector
llegue aquí, una vez, fíjate, una vez lo aprendí, una vez estaba en El Salvador con la guerrilla,
iban a hacer una emboscada, y entonces yo estaba allí con él, están montando los guerrilleros,
montando los muchachos. Y entonces, dijo, bueno, cuando llegue el camión, disparemos aquí, y
entonces la gente irá a aquella cuneta donde vas a poner minas, y los supervivientes iban ahí donde
vamos a esperar con la metralladora. Entonces me contó, y después ocurrió exactamente así. Pues
una novela es un poco eso, esta novela es planificar la emboscada para cuando el lector vaya a la cuneta,
huya por ahí y tal, estarlo esperando. Y eso ha sido, es difícil, es duro, lleva mucho trabajo,
pero es un placer enorme, he disfrutado una barbaridad. Es un poco como el ajedrez ¿no?
Tienes que los dos, estáis cada uno, el lector y el escritor, planeando tres movimientos adelantados.
Exacto, y el lector que se da cuenta dice ¡ah cabrón! Y estás jugando, y entonces esa cómplice,
esos guiños, esos codazos cómplices, es el placer. Esta novela es una novela que está hecha para leerla
de esa manera ¿no? Juguando, vamos a jugar a la herencia de Tiaga, como te he dicho, al cluedo ¿no?
Total. Vamos a jugar a eso. Como en las viejas historias policiales, aquellas viejas nobles
donde todavía, no era como ahora que todo es mucho más confuso ¿no? Y bueno, y eso es listo,
lo he pasado muy bien, pero bueno, ya estoy con otra historia. Se nota, ya estás, ya, ya, ya, pasa página ¿no?
No, lo recomiendo en serio, además es un libro que se lee muy sencillo, o sea que realmente es muy
entretenido, es muy fácil de entrar en él, es muy directo, ya empieza, pam, ya te presenta directamente
el escenario y a partir de aquí se va desarrollando con los personajes, que son graciosos algunos.
Este escrito es según las reglas, la nueva policial tiene una regla, tú no puedes alterarla, de 500 páginas ¿no?
Tienes que tener reglas de extensión, de diálogo, hay un tipo de escritura que te obliga a hacerlo si
quieres hacerla de una forma que no es única, entonces claro, eso fue lo que más trabajo me costó ¿no?
Ajustarme a los cánones clásicos de la narración policial clásica, eso es la parte más difícil,
pero bueno, ahí está. Cuando escribes una novela, que eso has hecho algo que me parece curioso,
¿se la enseñas antes de mandarla incluso a la editora a alguien? ¿Tienes alguien de confianza? A nadie.
No, no. En este caso ha sido hecho lo del capítulo porque necesitabas un poquito de feedback ¿no?
Pero normalmente nadie la ve, no tienes nadie de confianza que te vaya... No, no, porque ¿sabes qué
pasa? Quien te quiere, yo siempre doy el consejo a los escritores que nunca enseñen la novela a
gente que los quiera, pues nunca le van a decir la verdad, nunca, y cuando dices la verdad te molesta.
Pierdes amistades. Entonces lo mejor es... No, no, porque nunca te van a decir... Quien te quiere no
va a decir la verdad justamente por no herirte si no es buena ¿no? Y entonces nunca sabes si te lo
dice porque es buena o sabes porque... o te lo dice por quedar bien contigo. Entonces lo mejor es...
el mejor contraste es haber leído mucho, o sea tener una buena biblioteca mental, haber leído
lo suficiente para saber identificar. A ver, esto... O sea, Agatha Christie, Conan Doyle, Conrad,
Dostoyevsky, Galdós... ¿Cómo lo verían ellos? Comparar con lo que has leído. Por eso es tan triste
cuando hay escritores jóvenes y no tan jóvenes que confiesan o lo notas que no han leído lo
suficiente. Bueno, ¿cómo te atreves? ¿Cómo te atreves? No es porque por leer seas superior,
pero es que leer te da herramientas. Es que cuanto más has leído, cuanto más novela policial has
leído, cuanto más novela psicológica, lo que sea. Entonces tienes más herramientas para poder contar
tu historia. Hay gente que cree que ha descubierto literatura que estaba escrita ya desde Homero,
¿no? Y eso es lo... Entonces a veces es un poco triste darte cuenta de que la falta de lecturas
a veces está lastrando la carrera de escritores que sean brillantes, serían buenos escritores y
tuviesen esa ambición de llenarse de literatura. Hay tres... Por un escritor que escribe en español,
que es nuestro ámbito, nuestra cultura occidental europea, hay tres bases fundamentales. Los clásicos
héroes y latinos, porque de ahí venimos. En el teatro héroe y latino está todo allá, todo está ahí.
Después los clásicos del siglo dos españoles, Quevedo, sobre todo Quevedo, Cervantes, Calderón,
porque ahí se forja el lenguaje, ahí tienes herramientas, tienes recursos, tienes palabras,
puedes incluso crear neologismos, te da la osadía de poder crear palabras nuevas tú mismo. Y después
está la gran novela de final del 19 y principios del 20, donde se fraguan las estructuras narrativas
modernas. Entonces, si no conoces, aunque sea de una manera básica, esos tres pilares, es muy
difícil que hagas una novela verdaderamente solvente. Pero bueno, yo por eso siempre recomiendo esos
tres territorios lectores. Y después de eso, y con vida personal, con ideas tal, pues escribe la
novela y a ver qué pasa. Y ahí un poco el talento también surge de cada uno, pero la base tiene que
estar. El talento sin la base no vale para nada, no vale para nada, solo que seas un genio rarísimo,
pero igual que la base sin talento no puede servir para nada. Pero si tienes talento y tienes la base,
tienes las posibilidades de hacer algo realmente bien, importante, decente. Es un debate que se
dice mucho el tema del talento y el esfuerzo. ¿Qué es más importante en hacer con un talento? ¿Existe
incluso algunos que dicen que ni existe el talento o todo es ensayo y error y aprender? ¿Tú para dónde
tirarías? Ensayo y error. ¿Talento como tal? ¿Tú crees que no existe? El talento existe. Hay gente
que nunca será bueno, son novelistas, aunque les encante. Yo conozco y es triste. Tengo amigos y
conozco gente que les encantaría ser novelistas, escritores, pero no pueden porque no tienen,
digamos, a lo mejor es para la música o para el hockey o patines o lo que sea, o para el ajedrez,
pero no son novelistas. No tienen la mirada, no tienen la conformación mental que cada oficio
exige de quien lo practica. Entonces hay gente que no tiene el talento para ser escritor. Es así,
¿no? Pero si tienes talento para el escritor, evidentemente si lo cultivas con el conocimiento
y también la experiencia. Porque un escritor es un hombre que mira. El escritor es el escritor metido
en su torre de marfil. Eso no es algo que seas un montaño, seas un genio, no funciona. El escritor
tiene que estar mirando la vida, cazando. Yo tengo 72 años y todavía hoy en las redes sociales,
en la calle, me siento con la humildad. Pues ese es el más chulo del mundo. Pero no, pero
hay uno que se llama humildad profesional. Así aprendes, ¿no? Entonces, claro, te sientas, miras,
anotas. Quieres aprenderte de lo demás, de lo que dicen, de lo que no dicen. Interpretar. Eso es lo
que hace la mirada de un escritor. Entonces, un escritor es su mirada. Si no tienes mirada propia,
si no tienes una mirada forjada por tus lecturas, tu imaginación y tu vida, no vales para nada como
escritor. Eres un fraude, eres un fraude. A lo mejor tienes suerte y pronto hay un día que vea un
pelotazo. Pero esa persona no se va a sostener nunca como escritor en su vida. ¿Eres mejor
escritor ahora que hace 15 años? Es que hubo peor, pero soy mejor escritor. ¿Y eso? Porque
cuando yo tenía… Hace 35 años que comencé a escribir, yo tenía la osadía del que empieza.
Estaba todo fresco, todo por hacer. Esa creatividad loca, ¿no? Era un mundo a desarrollar. Eran
personajes en mi cabeza a materializarlos. Tenía ese impulso creativo del que empieza una aventura
fascinante y maravillosa. Ahora he ganado, evidentemente he ganado, con los años, experiencia.
Esta novela nunca lo podría haber hecho bien hecha hace que no tenía la experiencia suficiente u otras
novelas. Ahora tengo esa experiencia, tengo, digamos, los recursos narrativos de un profesional,
llevo 35 años con esto, pero he perdido parte de esa frescura, de ese impulso, de ese arrojo
inicial que tenía cuando empecé. Bueno… Es una relación amorosa, ¿no? Sí, sí. Que se pierde el
ímpetu. Así es, así es. Y queda el coño. No, no, no. Queda el aguante, ¿no? No, ganas otras cosas. Yo
soy un escritor muy feliz. De hecho, ahora soy más feliz como escritor porque estoy en el final,
¿no? Entonces miro para atrás y veo que he hecho lo que quería hacer, ¿no? He escrito la novela que
quería escribir. Aunque hay algunas que todavía las tengo en la cabeza y me gusta escribirlas antes
de terminar. Bueno, espero que quede mucho, claro. Nunca lo sé. Claro, no se sabe. Puede pasar con todo el
mano a la vuelta, meter el coche, salta la mediana o un semáforo o lo que sea. Imaginas, saliendo de
One Project ¿eh? Nunca se sabe. Sería increíble eso. Nunca se sabe, nunca se sabe. Pero quiero decir que,
bueno, que ya no sé qué te he dicho. No, que tú miras atrás y que hay cosas que aún querrías
escribir. Sí, perdón, pero quiero decir que yo he tenido muchas asustas en la vida. Lo tuve como reportero,
lo tengo como novelista, no me puedo quejar en absoluto, todo lo contrario. Yo me he muy agradecido
a los lectores, sobre todo, que me permiten seguir escribiendo novelas, ¿no? Pero, realmente,
tengo, digamos, la nostalgia melancólica del escritor que fui cuando tenía muchas novelas
por contar, ¿no? Claro. Cuando no sabía todavía qué iba a ser. También, en verdad, cuando no tenía
tantos lectores, ¿no? Pues claro, cuando no tenía lectores no estaba condicionado. Yo ahora sé
con esta novela. Sé que va a leerme un chino, un croata, un ruso, un colombiano, un polaco,
un hebreo. Entonces, claro, no puedo evitar, aunque el lector no te condiciona demasiado,
pero no puedo evitar que mi novela se lo bastante ahorita para que todos ellos puedan asumirla,
puedan encajarla. Entonces, claro, eso también me condiciona, me hace renunciar a ciertas cosas,
me hace adoptar otra. No soy tan libre como escritor en ese sentido. Quiero decir,
como lo era hace 35 años. ¿Notas la presión del éxito? La presión de la masa, de la gente que te
sigue y que va a analizar y de qué te analizar. Sí, hay presión. Lo que pasa es que a mi edad y en
mi situación no digo que sea indiferente, a nadie le gusta. A todo el mundo prefieren que lo elogien
y a nadie le gusta que lo critiquen, evidentemente, ¿no? Pero quiero decir que ya no es importante. No
cambia mi vida. O sea, una novela mía no va a fracasar o a triunfar porque en Twitter tal,
un crítico diga esto o lo otro. Mis lectores me conocen ya. La ventaja de estar 35 años escribiendo
novelas y que todas más o menos hayan mantenido una cobertura internacional similar es que los
lectores te conocen. Entonces, a lo mejor, tú puedes equivocarte una novela. Puede ser mejor o
peor, pero es reverte. Igual a ver la siguiente. Claro. Te leen. Igual que yo leía John le Carré,
aunque fuera bueno o malo, en su momento leía aquí en fuera. O Juan Marceo aquí en fuera. Entonces,
esa seguridad que te da el saber que eres leído y que tus lectores te conocen lo bastante bien,
que no depende de lo que diga mañana. Que tu carrera no está en juego. Exactamente. Eso te
da una tranquilidad enorme. Claro. Claro. Es la parte mala que será la presión, pero la parte buena
es que tú… Al final, tú escribes por pasión. Pero tú no tendrías que escribir si quisieras. No,
no escribo por pasión. Escribo… No. ¿Sabes por qué escribo? Porque escribir es seguir jugando,
como te he dicho antes. Ese niño, ¿no? Mantenerte vivo. O sea, yo creo que mientras… Una novela
me obliga a leer cosas que no había leído o a releer cosas que ya había leído, me obliga a
imaginar. Me obliga… Yo ahora no puedo ligarme a una chica de 20 años. Bueno, a ver. No puedo,
no puedo, no puedo, no puedo, no puedo, no puedo. Ni quiero, ni quiero. Eso es otro tema. Amigas,
está… No puedo, no puedo. Llamamiento. No, pero escucha, no. Pero una novela me obliga. Claro. Me
obliga a seducir a una chica de 20 años en mi novela. Entonces, tengo que hacer el esfuerzo
intelectual de ponerme en el personaje para enfocar eso. O a matar. Sí. Ya no puedo pegarme con un
tipo de un bar a puñetazos, pero en mi novela a lo mejor lo va a hacer el personaje. Claro. Con
lo cual tengo que poner… Tengo que mantenerme alerta, vivo, atento para que todas esas cosas
sean increíbles en mi novela. El sexo, la violencia, la melancolía, la soledad. Aunque no sean mías
ahora, aunque ya no sean mías o no las he leído nunca, pero me obliga. Entonces, una novela es
una obligación continua a mantenerte vivo. Es como un bicicleta. Si dejas de pedalear, te caes. Claro.
No me diste más de pedalear. Entonces, claro, es una felicidad enorme. Tengo 72 años,
insisto en la edad, pero no de una manera negativa, sino que a esta edad una cosa se llama… La
vejez no es la próstata, los achaques, tal. Es la pereza. La vejez es que el mundo te empieza a
ser indiferente. Y es normal. Te vas alejando sin querer la vida, te va alejando de la vida normal.
Entonces, claro, una novela me obliga a mantenerme atado al mundo. Me obliga a mantenerme vinculado.
No me permite ser perezoso. No me permite alejarme. No me permite ser el viejo egoísta que se encierren
sus libros y tal, sus memorias, sus recuerdos. Me obliga a estar todos los días en la calle,
a mirar. Así tengo con una chica de 20 años, aunque sé que no yo no voy a seducirla,
pero quiero ver cómo se mueve ahora, cómo se toca una mano, cómo sonríe, cómo hace así con la
cabeza. O un chico, pues cómo hace tal cosa. Un tipo violento, desagradable. Entonces, esa
continua vigilancia, esa continua vigilia, ese estar todo el rato como un cazador, ya
tenemos que cerrar el furrón. Entonces, claro, las novelas tienen una utilidad práctica para mí
enorme, enorme, enorme. El día que deje de sentir eso, te dice pues, pues sería debo. Sea viejo o al
revés, dejaré de escribir novelas, claro. ¿Sigues un poco siendo como lo que decías, el niño que se
disfraza… Sin duda. …de personajes? Sin duda. Un día le esfalcó… Hasta en Twitter me disfrato.
Hasta en Twitter tenés ya la disfraza definitiva. Es el revés, te ataca eso. Eso también es un
disfraz también. Claro. Es un personaje. Me encanta jugar a los personajes. Aunque luego te conlleve…
¿Pero qué conlleva? No conlleva nada. Que un… Al revés, te ataca, fascista macha. Y a mí qué más me da.
Claro. Si mira, tú no me conoces, yo no me conoces, a mí no me conoces, tú me conoces. Pues qué más me
da que diga… No quiero citar a nadie. No, pero es… ¿Qué más me da? O que si a lo mejor es una novela,
esta novela que… No sé, la crítica ha sido toda… Me tratan muy bien. Hace mucho tiempo, ¿no? Pero
que una crítica uno dice… Siempre habrá. ¿Qué pasa? No pasa nada. Es normal. Es normal. Es más,
es más. Te mantiene despierto. Es como navegar. ¿Sabes que yo soy mal? Paso mucho tiempo en el
mar. Te preguntaré luego. De ahí vengo, además. Entonces, claro, navegar te mantiene despierto.
Navegar te obliga en el mar… Yo navego todo el año. No navego en verano. Navego todo el año. Entonces,
bueno, esa luz, esa racha, esa nube, el barómetro que baja, te obliga a estar despierto. ¿Sabes que
hay un enemigo que se llama mar, que se llama vida, que se llama cosmos, que se llama lo que sea, que
te está esperando a que acometas un error? Claro. Entonces, también el vivir sabiendo que hay hostilidad.
A veces, gente que no le gusta es que no le gusta. Por mil razones, ¿no? Con justicia es injusticia,
¿no? A veces es con justicia. No le gusta porque no le gusta, porque no lo entiendo por ahí, ¿no?
Pero saberlo te hace cometer menos errores, te hace estar más lúcido, más atento. No te agachas
con el jabón en la ducha, comprendes. No te agachas. Te mantienes… Erguido y vigilante. Y eso es muy
importante. Es como el sombrero. Yo uso sombrero. Uso sombrero. En verano, Panamá. Y en invierno,
fieltro. ¿Por qué? Porque lo que tenemos poco pelo o ninguno… Es una formita, ¿no? El sol ya es muy
malo para… Pero aparte de eso, porque no sean mi padre y mi abuelo y hay una especie de homenaje
personal a ellos. Por otra cosa fundamental y es lo importante. El sombrero te obliga. El sombrero
es una obligación. Quitarte el sombrero ante una señora o a un señor mayor o a alguien de respeto,
un amigo, ¿no? Cuando lo quitas, a ver qué hacer con él. ¿Dónde lo pones? ¿Bajo la silla? ¿Cómo
tenerlo en la mano? Y después, yo el sombrero lo llevo siempre un poco inclinado, con un poquito de
chulería. Pero es importante. Que me tapa un poco la vista. Es como esas gorras de los militares. Me
obliga a mantener la cabeza erguida. Y entonces, a mi edad, tiendes a ir andando así. Entonces,
un sombrero me obliga a elevar la cabeza. Y eso… Fíjate qué tontería. Pero no es una tontería. Una
serie de cosas que hacen que sea una herramienta útil. Pues digo lo mismo. Los enemigos, la
hostilidad. El saber que el mundo es un lugar hostil, es un lugar peligroso. Hay amigos y enemigos. Y
a veces los amigos no siempre son igualmente fiables, ¿no? Entonces, te mantiene erguido.
Claro. Lúcido. Atento. Y eso te permite envejecer mejor hasta que ya la vida se acabe o hasta que
llegas. Ahora que se debe tanto. La cuenta, ¿no? Claro. Es así. Es así. Hay que asumirlo. Fíjate
que es algo muy interesante porque para muchas personas entrar en la época de la vejez es entrar
como en la muerte. Esto no tiene por qué ser así. Hoy en día con salud, que también es algo muy
importante, evidentemente, una persona de cierta edad tiene una experiencia, tiene un conocimiento
que a mí me da pena a veces cuando hay como una edad mínima donde las personas valen y a partir de
ahí ya son como despojos que no molesten. Yo lo veo con mis padres y que me cuentan historias y con
gente como tú que sigue activa, que quiere seguir activa. Yo creo que es lo básico, ¿no? Que tú
mismo quieres seguir activo. Por eso todas estas cosas, ¿no? El querer escribir, lo del sombrero,
el querer mantenerte. Pero parece que la vejez está como marcada en esta sociedad nuestra tan
dura y comparativa. De eso hablamos un poco la otra vez. Me acuerdo que este tema lo tocamos
lateralmente. Es verdad. Al viejo, al abuelo, se le margina cuando realmente es de quien se aprende.
Antiguamente los abuelos estaban en torno a la hoguera y estás ahí. Y te contaban. Y es eso.
Es muy triste justamente cuando la gente tiene más… Cuando sus palabras, sus errores, sus dogmas
también, sus maldades… Los abuelos no son bondados. Los abuelos son hijos de puta como de
jóvenes o lo que sea. Pero todo eso alguien con la experiencia que ha vivido, que ha amado, que ha
sufrido, que ha odiado, que lo han odiado, que ha matado, que ha peleado, que ha tenido enfermedades,
que ha visto morir a la gente. Esa persona tiene un caudal de información de la que un joven,
con humildad profesional, que se acerca respetuosamente a él y le dice a ver abuelo,
cuéntame, cuéntame, cuéntame. Y le es utilísimo. O sea, te ahorra, te hace dar saltos que tú
tardarías a lo mejor cinco años en darlos y lo das en una media hora de conversación. Por eso
está tan triste que hoy los abuelos están… No digo los abuelos, es decir, la gente mayor,
como yo. Yo soy un abuelo. Bueno, no tengo nietos. Pero bueno, sí, digamos que hay un
dientada, ¿no? En el grupo, ¿no? En el grupo. Entonces, que los estén apartando de los lugares
donde se escucha la voz, porque la voz de un abuelo es muy interesante. Y es más, hay otra
cosa muy importantísima también. Cuando muere una persona mayor, no muere solo él. Muere el
mundo que él vio. O sea, cuando murió mi madre, murió la imagen mía mamando de pequeño, con ella
Viverón o de mis hermanos. Cuando murió mi padre, o sea, cuando muere mi padre, murió la España de
Franco y la España de la República y la España de la monarquía que vivió. Cuando murió mi abuelo,
murió el siglo XIX en el cual él nació. O sea, al morir un abuelo, se lleva detrás la mirada que
solo él tiene que los jóvenes no van a tener. Por eso es tan importante, antes de que se vaya,
decirle cuéntame. Hay que ir ávidamente a ellos a decir cuéntame, cuéntame, cuéntame, porque eso
me va a ser útil. Pero ese desprecio a lo que el abuelo tiene en la cabeza de la memoria, insisto,
el abuelo es bueno o malo. Sí, sí. Es casi suicida culturalmente. Al menos así lo veo yo. No,
yo creo que mucha gente tendría que verlo porque es que hay conversaciones que te pueden cambiar
parte de la vida con una persona. Sin duda. Con una persona a cierta edad. Antes decías que observabas
a la gente y que es importante sobre la gente moderna. ¿Somos más diferentes de lo que pensamos
generación a generación? En el fondo somos lo mismo. Bueno, cambia. Hay una parte de ser humano
que es la misma siempre. O sea, las cosas básicas. Confort, lujuria, amistad, lealtad, violencia,
sexo. Bueno, lo he dicho, lujuria es lo mismo. Hay lujuria sin sexo. Supervivencia, calor. Todo
eso se mantiene. Ser humano es la pureza. A veces es un perfecto desalmado. El entorno es lo que
cambia. Entonces, claro, en la sociedad, si tú te vas a un pueblo africano, el cambio es menor que el
que hay, por ejemplo, en Barcelona o el que hay en Manresa. Es evidente que la sociedad actual,
sobre todo en el mundo de confort, que llamamos occidente, Europa, ha cambiado mucho más. Pero
entonces, claro, no sabía decirte. Yo creo que, de mi punto de vista, el joven, digamos, las
generaciones jóvenes europeas que son donde estamos nosotros, han perdido un montón de
referencias útiles. Se han alejado un poco de la realidad de la vida. Creemos que el mundo,
eso también lo hablamos otra vez, que el mundo se soluciona enchufando un teléfono móvil,
que el mundo te lo ha hecho. Creemos que todo es blanco o negro. Creemos que lo tenemos todo
claro porque lo dice Twitter. Entonces, claro, el mundo es un lugar muy complejo, muy complejo.
Entonces, hace falta… Bueno, es que me estoy metiendo en un jardín que no… Mañana
revertelo, joven. Sí, ya está bien acabado. No, pero es verdad, es verdad. Claro, un joven de
Tailandia o un joven de Sierra Leona, un joven de El Salvador, está más cerca de la vida real que
un joven de Manresa o un joven de París, sin duda. Me refiero a un joven. Hablamos de la clase media,
hablamos de la gente que no tiene la vida resuelta y la gente que tiene que luchar todos los días.
Pues, bueno, pues eso es… En ese sentido, sí hemos cambiado. Ahora, en el ámbito europeo,
en Europa o Occidente, hemos cambiado y no para bien. Hemos perdido un montón de visiones de la
realidad. Hemos perdido realismo. Hemos perdido lucidez, quizás sea la palabra. Y eso se hace
de más vulnerables. Hablo en términos generales. Sí, por supuesto. Hay chicos que se levantan todos
los días a pelear por la vida y que podían darle lecciones a ti y a mí de pelear, sin duda. Pero
hemos perdido… En general, como término general, hemos perdido lucidez. Y eso es peligroso, claro,
porque te ponen en mano de los lúcidos y los valientes y los desesperados. Luego te preguntaré
un poquito por eso, por este mundo anglo que algunos dicen que está entrando en decadencia,
tanto en Europa como en Estados Unidos, en cuanto a valores incluso y a eso. Pero antes,
para terminar con el tema de la literatura, dices que has releído y has leído muchísima,
muchísima novela clásica para prepararte para este libro. Sé que es muy difícil esto y es la
típica pregunta que jode, pero si tuvieras que salvar tres libros de novela clásica de misterios
del asesinato imposible, ¿cuáles serían? No, no es difícil responder a eso. ¿Hablas de un
libro o hablas de un autor? No, libro. Libro. Vamos a ir a especifico. Pues diría El perro de
Baskerville de Conan Doyle, Consuelo Holmes, El asesinato de Rogelio Acro y de Agatha Christie.
¿Dices de este tipo de novela? Sí, de este tipo, sí. Pues Los crímenes de la calle Morgue de
Galara. Son las tres novelas, son tres novelas que son muy representativas del tipo de literatura
de la que estamos hablando. A mí es la que más me gusta de Agatha Christie. A lo mejor no es la
más famosa porque los Doce negritos y el Orden Express. Es perfecta. Y el giro es brutal. Es perfecta.
Tengo que decir que de Agatha Christie todas las situaciones, no he dado cuenta otra vez al leerlo ahora
todo lo que está leyendo, todas las situaciones posibles las desarrolló ella. O sea, es que los
escritores policiales, perdón, se van copiando unos a otros. No es plagio, es evolución. Van tomando
trucos de otros. Entonces Agatha Christie desarrolló todas las situaciones posibles y la desarrolló ella.
Con lo cual, tiene los más brillantes hallazgos, los tiene ella. Y El reto de Rogelio Acro es la
novela, para mí, la novela policial, digamos, de salón, de crimen resuelto tomando el té. De
cluedo. De cluedo. La novela de Tía Agatha es la novela perfecta. Perfecto. Sí, es impresionante un giro
que es muy inesperado. Pensando en la época en la que lo escribió es brutal. Y después hay una cosa
también importante que es leer contextualizando. O sea, es el placer. Tú, evidentemente, una novela de
Agatha Christie no tiene que ver con el mundo de Orden, ni siquiera en Inglaterra. Pero claro,
pero poderte ir ahí, poderte imaginar estar allí con Miss Marple o con Poirot tomando el té mientras
discute sobre el asesino. Esa sensación. O sea, poder recuperar esa manera de ver el mundo que
tenía entonces es también muy interesante. Es que el mundo actual es fascinante, evidentemente,
y tiene muchísimas cosas. Pero si conoces, además, el mundo que hubo antes, todavía lo entiendes
mejor. Lo comprendes mejor. Entonces, es muy triste cómo hay gente, como lectores, como gente que ve
películas o lo que sea, que renuncian a esa memoria lectora o cinematográfica y se ciñan al
presente. Aquello es viejo, viejuro. Sí, muy blanco, negro, ¿no? Y están perdiendo la capacidad de
interpretar el presente mucho mejor. Es que todo el pasado te da luz sobre el presente. Un presente
sin el pasado que lo ilumine es un presente que no tiene sentido. Y nos invita un poquito a volver
a repetir errores. Un poquito. Un muchito. Bueno, aparte de los errores que se convierten en el mundo
actual es porque creen que es nuevo lo que solamente es olvidado. O sea, que ya ocurrió. Entonces,
claro, cuando has leído… No es algo que decir que el haberlo leído antes te permite evitarlo,
pero al menos te prepara para asumirlo. O sea, la guerra de Palestina, el haberleído no lo va a
evitar, pero al menos te prepara para entenderla mejor o para situarte mejor frente al horror de
ese conflicto. Pues hemos hecho recomendaciones de tres novelas clásicas impresionantes. Bueno,
casi todo lo de Agatha Christie con Andoeles. Además, son lecturas fáciles, muy divertidas.
¿Qué te parecen las películas? ¿Has visto las películas de Kenneth Bragha de Agatha Christie,
que está haciendo como una saga, Hecho de Loreen Express? Yo no soy muy… No te ha matado, ¿no?
No, vamos a ver. Yo entiendo que para el público actual… Kenneth Bragha lo ha hecho en la última
novela de Venecia. Sí, que contó que ese terror… El terror tal ha metido los elementos que ahora
funcionan. Yo entiendo que ahora ha ido buscando el éxito. Claro, y le funciona bien. Le funciona
bien. Ahí está. Lo más claro es que yo tengo otra formación. O sea, yo me formé en otro mundo.
Entonces, claro, la novela que yo leía de Agatha Christie… Mi poro no es él. Mi poro es… ¿Cómo se
llama? Hay una serie de televisión. Sí, que el chico… Bueno, el actor con la cara muy redondita…
¿Cómo se llama? Diablos. ¿Cómo se llama? ¿El cuero de Poirot? Sí. ¿Y tal cual? Ah, el actor.
El diablo. Es igual. Bueno, ese, ¿no? Ese es el Poirot para mí. Pero ha hecho una relectura moderna,
interesante, divertida de ver. Pero, claro, no es mi Poirot. Claro. David Suchet. David Suchet,
exacto. Sí, sí. Y yo también soy que asocio. Porque es el que habíamos visto yo de pequeñito.
Entonces, a mí me cuesta ya. Es muy mayor. Me cuesta. Mientras que, por ejemplo, el Sherlock
Benedict Cumberbatch haciendo ese… Me encantó. Lo entendí muy bien. Lo entendí muy bien. Y lo
asumí con mucha facilidad y con mucho placer. Lo pasó muy bien con esa serie. Y no termino de verlo
como Poirot. No acabas de… Ahora es pequeñito, rechoncho. Es otro tipo de… Mi Poirot está aquí
y es otro. Él es más elegante, ¿no? Y ¿has visto las películas de Knives Out? No. ¿Puñales por la
espalda, que es lo que se llama? Sí, sí. Esas he visto. ¿Recuperar? He visto las dos. ¿Verdad?
Sí, sí. Ese tipo, ese estilo de… Me gustó más la primera que la segunda. A mí también. De todas
formas. Sí. Es un intento recuperar ese tipo de historia. Es que cuando se abusa de un género,
se satura. Claro. Entonces, claro, se buscan nuevas fórmulas. Y a veces, como te he dicho antes,
lo nuevo es lo olvidado. Uno vuelve a lo mejor a fórmulas antiguas. Claro. Dándoles una lectura,
un barniz moderno, una estructura moderna, aunque sea básicamente sea lo mismo, funciona. Pues
en realidad la cultura es eso. Desde Homero hasta ahora, la cultura es… Los temas están todos. Si
tú te lees a Homero, a Virgilio, te lees el teatro clásico griego, todos los temas están ahí. La
traición, el adulterio, el incesto, la lealtad, el tesoro. Todo está ahí. Todo es el enigma. Todo
está ahí. Hasta el género policial. Todo está ahí. ¿Qué pasa? Que durante… Como los siglos pasan,
los autores con talento lo que hacen es que recuperan los temas de siempre. ¿Qué hace Shakespeare?
Reescribe a Plutarco en forma de tragedias y comedias. De tragedias, sobre todo. Entonces,
en cada momento de la historia hay un autor con talento, o cerebrantes o quien sea, que recupera
los viejos temas y los pone a funcionar. Lo que hace Dumas con el Conde de Monte Cristo, que en
realidad es una novela de la Grecia clásica. Entonces esa es la cuestión. Entonces hay que
asumir que es así. Entonces claro, pero cuando conoces los antecedentes disfrutas más todavía.
Claro. Estás viendo lo que hace Braga, lo que hace cada uno de ellos. Por eso es tan importante
recordar que todo se ha hecho ya, que nada se descubre. Nada se inventa. Lo que hace se transforma
y se adapta a un tiempo nuevo que es el nuestro. Y eso permite que los grandes mitos siguen vivos,
si no desaparecerían. Claro. Afortunadamente, el recuperarlos y hacerlos en historias para
un público actual permite que el público actual, aunque ignore el origen, siga disfrutándolo. Y se
mantiene de la cultura dentro de 50 años. No sé cómo será. No tiene nada que ver con la de ahora.
Pero los grandes mitos pervivirán. A lo mejor formen videojuegos o de lo que sea, o de novelas raras,
o de lo que inventen entonces. Pero van a estar ahí porque el ser humano necesita esos mitos porque
es lo que impute su imaginación, su cabeza y su vida. Claro. Es nuestro imaginario popular. Al final
es casi la base de nuestra sociedad. Por lo menos de la occidental. Yo nunca olvido… Es que es una
multibulturalidad y yo he vivido en muchas partes del mundo. No soy en absoluto un tío que haya
estado en el jardín de su casa. La participo de ella, la he vivido y la ejerzo en muchas cosas. Pero
nunca olvido que soy europeo. Nunca olvido que soy occidental. Que mis raíces no es confucio ni
Buda ni ese tal. Mis raíces son Homero, el Talmud, la Biblia, Europa, Voltaire, Montesquieu, Montaigne.
O sea, no olvido que mi ámbito cultural es ese y me muevo en ese terreno. No me niego a los otros,
pero me muevo en el truco. Hablamos de cultura y Europa con más detenimiento. Hay una parte que
quiero hablar de eso. Un poco del momento actual europeo. Iremos después porque lo que voy a hacer
ahora… Tú me pasaste una serie de fotos muy chulas. Más de hecho que has pasado las visibles.
Sí. Hay algunas que no se pueden ser. No se pueden ser. Aventuras que no se pueden ser. Y no son
pornográficas. No, pero será de otro tipo. De no enseñar. Sí. Y vamos a hacer un poco de… Utilizando esas
fotos, esas imágenes, como hilo conductor, vamos a ir viajando a diferentes partes del mundo porque
algunas… Lo que decías antes, todo se repite. O sea, tienes fotos en conflictos que hoy están en
boca de todos. Valdrían para hoy. No hice dónde si podrías ver eso y se lo cree la gente, que es
de ahora. Total. Imagínate de hace décadas. Y creo que va a ser muy interesante. Vamos a empezar
por algo que ya hablamos bastante en el anterior, que son los Balcanes. Yo creo que los Balcanes
para ti han sido muy importantes. Fue mi última campaña. Y voy a poner aquí unas imágenes. Ah, sí.
Hay esa foto. Esta foto. Cuéntanos un poquito. Es una foto feliz esa foto. Exacto. Dices que es uno de los días
más felices de tu vida. Sí. ¿Por qué es tan feliz ese día? Pues ese día salimos de Sarajevo. Ese es Miguel
de la Fuente, el cámara, y yo. Salimos de Sarajevo. Y era difícil salir de Sarajevo. Y fue un amanecer
muy sombrío. Nos pusimos tal. A ver, nos dimos un abrazo. A ver si salimos de aquí porque era un día
muy malo. Y tiramos por el camino y nos tiraron de todo, ¿no? Y llegamos a Split en la costa. Ahí es
cuando acabamos de llegar. Habíamos dejado atrás Sarajevo después de una campaña larga en Sarajevo.
Y estamos los dos felices de estar vivos, sanos, enteros, todavía jóvenes. Y es una foto. Es un día
feliz. Un día muy feliz de mi vida. Cuando dices que era un día malo es que había mucho bombardeo,
que la posibilidad de un accidente o de algo era muy grande. Sí. Los tiraron mucho por el camino. ¿Sí?
¿Ibais solo los dos? En ese viaje… No, venía otro periodista más que es el que nos hizo la foto. ¿Erais tres?
Sí, Jorge Bergarejo, que ya está muerto. Y sí, es un día feliz. Fue un odisea ese viaje, vamos. No,
no. Hicimos viajes parecidos. Pero ese en concreto, esos días que no sabes bien si vas a llegar al
final o no vas a llegar al final. Y llegamos al final, ¿no? Pero, bueno, vivimos todavía sucios.
Yo estoy todavía sin afeitar de dos días. Y, bueno, nos costó salir de allí. Y es una foto. Es un
momento feliz de mi vida. Sí, sí, sí. ¿Qué significaba para ti salir ya de Sarajevo? Pues descansar.
Habíamos estado dos meses en Sarajevo seguidos. Y, bueno, era muy duro. Sarajevo fue duro en muchos
sentidos. Por fin poder salir a la calle a caminar sin que te peguen un tiro y sentarte en un bar y
tomarte una cerveza y dormir por la noche sin oír ruido de bombas y no seguir ducharte con agua
caliente, yo qué sé, o con agua, lo que fuera. Volver a la vida normal. Volver a una vida de la
que nos habíamos pillado durante dos meses. ¿Te notabas el límite un poquito? No. ¿Aún podrías
haber aguantado más? Perdón. No, pues no he aguantado más. Que tocaba ya salir vos razones.
Técnicas de la tele, vamos. Te acabas de salir. Después volvió otro equipo a relevanos y volvimos
nosotros. Pero bueno. Pero sí, ese fue de Miguel, un cámara magnífica. Ahora, justamente ahora está
en... Está ahora de Miguel, está en Palestina, en Israel. No sé si está en Israel o en Gaza.
O sea, ha seguido con esto, ¿no? Es de los veteranos de la tribu. Ya debe ser de los veteranos,
claro. Si estaba aquí ya, pues imagínate. Ya se debe conocer todo. ¿Hay una cosa que
habéis escuchado? Que la gente que estáis en situaciones tan adrenalíticas, ¿no? ¿Cuándo?
No, tranquilo. Cuando regresáis a la vida cotidiana, incluso hay gente que ha entrado
en depresión y que ha tenido un bajón anímico muy fuerte. Y es curioso porque dices que tendría
que ser al revés, ¿no? Sables del caos para entrar en la vida normal y no... Es stress post
traumático. ¿A ti te ha pasado alguna vez? ¿Has estado cerca de...? No. A mí no, ni a Miguel tampoco,
pero hay gente en la que sí le ha pasado. Cada uno es como es. Hay gente que le afecta
a otras cosas y hay gente que le afecta a otras cosas. Bueno, éramos profesionales. Era nuestro
trabajo. Al final te cansas, ¿no? Todos los días viendo sangre y contando muertos y todos
los días tal. Y la suciedad y el no comer bien y el no dormir bien nunca. Y al final te va cargando,
¿no? Y al final terminas. Pero bueno, nosotros salimos en buen estado de allí. Sí, no, no. Indemnas.
Esa sonrisa de los dos. Esas sonrisas felices. Son dos hombres felices porque están vivos.
Están vivos. Y bien, se podrías quedar vivo, pero imagínate cómo salir de ahí. Otra imagen del
conflicto es esta. Ah, sí. Eso es en Bukovar. Eso es Marquez, el cámara de Territorio Comanche.
Estoy haciendo una entrada ahí. En Bukovar ¿qué viviste? Estuvo Gerardo. Estuvo Gerardo. Sí,
sí. Él estaba ahí también, ¿no? Ahí fue donde la escena de lo de dormir. Del hotel duro, sí.
¿Nunca has tenido miedo en estos casos? Me he tenido siempre. Te lo dije el otro día. Bueno,
sí, pero miedo no, pero... Lo que he tenido nunca ha sido pánico. Exacto. Me he tenido continuamente.
El pánico te descompone. Si te descompones, no haces nada ahí. El miedo lo tienes, te lo traigo.
Pero también cuando navego tengo miedo. Hace una semana he pasado miedo. Tuve mal tiempo y
pasé miedo realmente. Pero bueno, miedo es un factor con el que vives. Trabajas con él y vives
con él y te lo comes y ya está. No hay todavía estar ahí. Pánico nunca tuve. Marquez es el que
nunca ha tenido miedo. Nunca. Ni miedo. Marquez era una máquina. Vamos para allá, vamos. Un día
estábamos rodando. Estaba él en Bucobar también. No, en Peteña. Estaban tirándome y una de las
balas pegó en el suelo, fue rebotando y le dio en la bota. Y hizo así. Se abrió el pi y sigue
filmando. Ni sin muto. Marquez era un tripodera. Fíjate, yo a veces, cuando había bombas, tenía,
le empujaba. Le decía, si no mueves la cámara, van a pensar que estamos escondidos. Y todo,
cuando hubiera una bomba yo le empujaba para que se moviera la cámara. Y decía, no me empujes,
la tengo una hostia. Es que no se lo van a pensar que estamos escondidos. Porque el tío no se movía,
era un tripode. Estaba ahí, una bomba. Era el tipo más frío con el que he trabajado. Miguel era muy
buen cámara. Pero Marquez era la frialdad absoluta. Era frío como un témpano. Yo creo que nunca tuvo
miedo. Le daba igual. Era una especie de máquina. Cuando volvíamos a la televisión a emitir, las
televisiones extranjeras, la CNN, venían a ver lo que había hecho Marquez. Venían todos a ver lo
que había hecho para ver si lo compraban. Porque las imágenes, el tipo, era extraordinario. Es el
mejor cámara con el que he trabajado nunca. Siempre. Pero como Marquez, ninguno. ¿Te hubieras seguido
donde fuera? No había un reparo en nada. Nunca preguntaba. Oye, vamos al sitio. Oye, ¿qué tal?
Oye, mira, el muerto. Oye, ¿qué tal? Era increíble. Pues el tío se quedaba en el hotel, se
ponía contra la pared, se arrodillaba de cúcleas, se quedaba el tío media hora inmóvil en la pared
mirando el vacío, fumando un cigarrillo. Y su boca empezaba a rebobinar lo que había estado viendo.
Pero era increíble. Pues yo le dediqué territórico, manche. Claro. Y entiendo que en esas situaciones
tener a alguien tan frío al lado es un tesoro. No, hombre. Sabes que te puedes fiar. Es que no
puedes ir a ese sitio y saber que el cámara te va a fallar. O sea, necesitas saber que te estás
jugando lo que te juegues para algo, ¿no? Y que tiene sentido tu trabajo. Yo no voy allí a vivir
aventuras ni a vivir adrenalina. Yo voy allí a contar lo que pasaba ese día. Oye, en Bucobar ha
habido la bomba, tal, tal, tanto muertos, tal. Y necesitar que el cámara esté a la altura y lo filme.
Y si el cámara no lo hace, ¿qué diablos hago allí? Yo no voy allí por sentir emociones. Es un viaje de
una excursión. De algún cámara profesional. Un cámara muy profesional. Yo en la vida
admiraba a mucha gente, mucha. Y sigo admirando a mucha gente. Pero la gente que más admiró en la
vida ha sido a José Luis Márquez León. Qué bueno. Dices que tú ibas a enseñar la verdad. Antes me has
enseñado… No, la verdad no. Iba a enseñar lo que yo veía. Pero a veces no era la verdad lo que yo veía.
¿Y qué veías? ¿Una ficción que te quería enseñar? No, no, no. Veía el muerto, pero claro. ¿Quién ha
matado a este? Pues no sé. Pues estos aquellos. La bomba. ¿Quién ha tirado de este lado? Bueno,
es malo. ¿Quién ha quitado la bomba en el hospital? ¿Quién la ha tirado en los isos? Yo qué sé. Yo llego
y cuento lo que veo, lo que puedo averiguar, intento averiguar. Pero nunca jamás di… En la guerra
es muy peligroso dar las cosas por… Las certezas son muy peligrosas. Porque la guerra es muy
engañosa. La guerra depende de un montón de cosas. El muerto siempre tiene simpatía hablando con el
que estás. Eso es inevitable. Aunque estés con el mayor hijo de puta del mundo, si estás con él,
varios días al final, un cigarrillo, lo ves tal, lo ves pelear, sufrir, te habla de su familia,
la foto de su niño, tal, tal. Y terminas sintiendo instintivamente una simpatía ineludible,
inevitable por él, ¿no? Sabiendo que a lo mejor está en el bando malo o el bueno. Yo qué sé. Entonces,
por eso digo que en la guerra lo de las certezas, lo de los bandos buenos y malos. Y luego hablamos
de Palestina, hablamos de eso. Sí, hablamos de eso. Son matices, ¿no? Que no se tienen en cuenta
a veces. Todo es como tan polarizado de… O sea, la verdad… ¿Existe la verdad? Existe la verdad.
Puede ser que exista, pero el reportero no la ve nadie. Además, la verdad es muy compleja. La verdad
tiene un montón de ángulos distintos. Eso me asombra tanto cuando en las redes sociales un
niñato de tal… Esto es así. Si tengo 72 años, he estado allí, he estado tal y no lo tengo nada
claro. Luego hablamos de eso. Claro. Te decía eso porque… De enseñar lo que está pasando, ¿no?
Me has enseñado un vídeo antes que… No sé si… Luego, a lo mejor, reproducción lo pondremos,
porque se ven cadáveres, se ve un poco la realidad. Y, precisamente, tú me has contado… Lo puedo
contar esto, ¿no? Sí, claro. Que te avisan de televisión española y te dicen que os calméis
un poco con las imágenes que mostráis porque mostráis demasiada sangre y muertos, etcétera.
Correcto. Antes de entrar en tema, ¿por qué crees que te dicen eso? Bueno, porque el Sarajevo… Esto
fue en Sarajevo. Sí. Fue muy duro. El Sarajevo eran realmente muertos, pero 20 muertos de golpe,
30 muertos, la morgue llena hasta arriba. Nosotros estamos de verdad, no estamos en el hotel haciendo
así. Llevamos a los sitios y enseñamos las imágenes. Ahí están las imágenes, los heridos,
las llamas, los muertos, los tiros, gente arrastrándolas… Todo eso, ¿no? Y la directora
informativa, que ya está, se murió ya, así que no lo mencionaré, dijo, no, estáis dando mucha
sangre, mucha violencia. Bueno, es que esta cosa aquí, para contar que lo que hay, es que esto es
Sarajevo. No, pero tenéis que suavizar un poco, tenéis que tal, a ver si mandáis una cosa más
aceptable. Entonces, le montamos un vídeo, un videoclip con una canción para darle informalidad,
con unas imágenes terribles. Muy duras. Y se lo mandamos. Pues, esto no lo emitieron, claro,
pero fue nuestra pequeña venganza. ¿Por qué crees que te pedían eso? Pues porque… Pues mira,
entonces todavía no piselaban como ahora. Ahora ya los tapan a los muertos. Bueno, depende. Depende
de… No, en las redes sociales no, pero entre las televisiones raras que te enseñan, raros que te
enseñen a un muerto o un herido. Y eso… Imágenes muy duras, dicen. Y después sale un charquito de
sangre en el suelo. Esas imágenes muy duras, menos imágenes muy duras de ese vídeo que te acabo de
pasar. Sí. ¿Qué pasa? Que… Ahora hay una… Es que esto es meterse en un jardín. Hombre,
estamos aquí ya entre jardines. Ya por uno más. Yo creo que el horror es higiénico. Yo creo que
ocultar las imágenes del horror no es bueno. Creo que a la gente hay que estremecerla. No por
un aspecto morboso, ni tal, ni tal, sino porque la gente debe saber de verdad lo que es el horror
de la guerra y la muerte y la desgracia y la matanza. Debe saberlo. Debe ver en las caras de
los que sufren a su hijo, a su hermano, a su padre, a su abuelo, a su mujer, a su familia,
¿no? Debe identificarse. Entonces, si le ponemos ese flu idiota o le piseramos tal y cual, ve ahí una
cosa de fondo. Imágenes muy duras, pero ¿qué duras? ¿Por qué me estás diciendo imágenes duras?
Entonces, los alejamos de la realidad. Yo creo que mi misión como reportero, cuando lo era,
era sacudir conciencias. Yo no decía, esto es horrible. No, yo enseñaba. Yo no juzgaba si
era horrible o no era horrible. Yo decía, mire usted, esto es hoy sarajevo. Y el espectador se que decía,
re dios, esto es sarajevo. Entonces, claro, al tapar, al eludir, al borrar esas imágenes, bajo un
buenismo tal, no, es que era el respeto a los muertos, es que la familia, déjeme de tonterías. O sea,
cuando enseñas un muerto, cuando enseñas una canallada, el ser humano se da cuenta que es una
canallada. Si la edulcoras, si la camuflas, si la disimulas con esos buenismos estúpidos, el
espectador hace así, bueno, tal, sí, tal, horror. No, no, dale en la cara. Ahora están metiendo las
imágenes de las chicas secuestradas por Hamás, les tapan la cara, las tapan ellas, no sé, no,
no, que se vea la chica con el pantalón manchado de sangre, por detrás y por delante ensangrentado,
la otra que llora, que se vea que el niño que está siendo maltratado por los otros, el niño
judío, y el niño dice mamá, mamá, y le están pegando a los otros chicos palestinos que lo han
llevado de ren allí. O sea, eso es importante que se vea porque eso hace que el espectador
tome conciencia del horror y sepa que el horror, ese niño tiene la cara de su hijo, comprender.
Entonces, creo que taparlo es un fraude. Por eso nunca consentí que me lo taparan y siempre,
y por eso tuve a veces conflictos con mis jefes y yo, no solo yo, otros compañeros de mi generación,
mi generación, porque ya empezaba el buenismo, este empezaba ya, pero nosotros queríamos, yo he
venido aquí a contar lo que hay, no que me tapéis las imágenes, he venido a que la gente ve, a que
la gente se indigeste la comida, que estén en el terriario y se quedan así y digan me cago en la
leche y le siente mal el cocido. Claro, es que es mi obligación como reportero, me estoy jugando la
vida para eso, no para que ustedes me metan un fraude tapándome al muerto, que el de la cuya
bomba me ha podido matar a mí también. Entonces mi obligación era sacudir conciencias y eso, por
desgracia, se está perdiendo. Menos mal que todavía está Twitter y tal, que permite ver cosas que no
están bajo la censura y aún así no siempre, bueno, bajo la censura general, pero las televisiones
deberían mostrar eso. Bueno, a mí eso no me gusta. Quizá, también es verdad, a lo mejor soy de otro
mundo, de otra generación, que no entiendo el mundo actual, quizás sea eso y quizá mis hábitos son
otros. Estoy educado para otra forma de contar el horror, pero bueno, hay a cada cual. Pero creo que
como lo de las imágenes de Palestina, de los bombardeos, ¿cómo no vas a enseñar a los niños
muertos? ¿Cómo no enseñar que están sacando criaturas de los escombros bajo las bombas israelíes?
¿Cómo no lo vas a enseñar? Pues bueno, tienes que enseñarlo. Si los tapas, la gente no se da cuenta de lo
terrible que es porque están matando a tu hijo, a tu hermano, a tu niño, a tu madre. Esa es la
cuestión. Entonces esa estupidez en la que nos hemos sumido en los últimos tiempos en este mundo
idiota, en el que vivimos, me parece despreciable. No, no, no es probablemente despreciable, porque
nos nos limita, nos nos nos ofende la inteligencia, nos corta la capacidad de razonar, nos impide
tocar, tocar en lo posible el dolor y el horror que siempre están ellas echando en la vida.
¿Te parece que se respeta más al muerto en estos casos enseñándolo que no escondiéndolo?
Naturalmente, naturalmente. Si a tu hija la han degollado y la han violado, es más importante que
vean a tu hija degollada y violada, para que la gente sepa lo que hacen que la deguelle y la mata.
Que la familia sí ya, pero ahí está justamente. La línea ética. Pero tampoco se trata de
zambullirte en la víspera, no. Pero coño, dar en algún momento que se aprecie la magnitud del horror,
naturalmente, naturalmente. Y eso me parece mal, eso sí me parece mal. Y cuando estoy viendo la
tele y veo otras imágenes muy duras, y el efecto de ver un charquito de sangre, un flota, bueno,
que duras. Duras, vete a un telediario de Sarajevo o de Vinute, de los que hacíamos Cuadras Alcedo,
González Grillo. Eso sí que haré imágenes duras de verla. Sí, el vídeo que he visto es duro. O sea,
es duro porque se ven niños, se ven personas. No es lo más duro. Tendrás cosas que son… Fíjate,
una de las imágenes que más me ha impactado es una que realmente no era tan directa, pero eran
los pies con tacones de… De una chica en un coche. De una chica en un coche. Quizás lo que más… Y no
se ve sangre ni se ve nada, pero… Pero esa chica era amiga nuestra. Ah, Yasmina. ¿Era la chica que
me contaste la historia? Era esa chica, ¿verdad? Era Yasmina, sí. Era Yasmina. Yo ahora no he
atado, pero fíjate que ya a mi cabeza ya se le imaginaba cómo podía ser una chica joven. No he
visto nada, ¿no? A veces es también muy poderoso, pero se tiene que ver. Pero fíjate la imagen. ¿Ves?
El cámara. Eso fue Miguel de la Fuente de Ilúditos. El cámara no se fue a la cara de ella. Dijo con las
piernas. Entonces, el plano es la trasera de un Volvo en Golf y las piernas de la chica que asoman
de la trasera. Eso es todo. No hace falta… O sea, no siempre hay que enseñar la sangre. La carnaza.
Hay que… Pero esa imagen de las piernas también la habrían censurado en este momento en las
televisiones. Entonces, yo digo que es que es… Bueno, ya está. Ya hemos hablado de eso. Y tú también
lo haces. O sea, que las compañías modernas tienen muchas manías con… Lo hacen todos. Ya lo hacen
todos. Con esto. El pudor. No, es que ofende, ofende. Pues que se ofendan, coño. Que se ofendan,
joder. Que se ofendan naturalmente. Que se ofendan. Que sientan lo que es la vida de verdad. Que la
vida no es un videojuego, coño. Que están muriendo críos de uno y de otro. Que igual que los de Hamás
degollaron y mataron y violaron a un montón de mujeres en los kibbutz, David Rael ahora está
masacrando a niños en los hospitales. Que se ofenda a la gente que los vea. Que vea al niño
con la cabeza aplastada. Que vea llorar a una madre cuyo hijo lo acaban de sacar hechotrizas. Que lo
vean. Naturalmente. Pero que eso es la vida. Pero ¿en qué mundo es que estamos viviendo? Claro,
cuando te viene aquí, cuando llega aquí, cuando llega a Manresa o a Madrid o a París y si no
llega, llegará porque todo llega en la vida de una forma o de otra. Mirar los trenes de Madrid,
tal. Mirar el 11S, mirar lo de París, tal. Lo de Bataclan. Cuando llega hay que estar preparado,
preparado psicológicamente para asumir que también eso es la vida. Que también la muerte,
el dolor, el horror, son las partes de la vida. Y que todos vamos al final a morir y todos tenemos
enfermedades y ahora nos vemos viejos y las chicas guapas no serán tan guapas y los chicos
no serán tan guapos. Tú no serás tan guapo dentro de unos años. Vamos a aguantar. Te lo comunico,
vas a ser feo. Vas a ser viejo y feo como yo y como todos. Claro, claro. Así que aprovecha la
agua pura. Eso si no te agarran ni un día te arregla el cuerpo. Eso también. Entonces,
claro, ¿qué pasa? Que hay que asumir que eso es así. Y no pasa nada. Si lees, si miras, si ves,
sabes que eso es así. Vives con eso y vives mejor. Porque sabiendo que eso está ahí,
sabiendo que el dolor y el horror están ahí, vives de otra manera. Mucho más honradamente,
mucho más humanamente, mucho más solidariamente. Porque sabes que no le pasa al niño palestino,
ni al niño israelí, ni al niño africano. Te puede pasar a tu hijo o a ti. Como lo sabes,
entonces tú te comportas de una manera adecuada con una dignidad de la que careces si piensas que
eso le pasa a otros. A los negros, a los moros, a los talos. ¿Entiendes? Y esa es la cuestión.
Por eso me enfada. Fíjate que ahora ya me enfadan pocas cosas. Me río, desprecio,
tal. Pero eso sí me enfada. La estupidez, la negación del horror como parte de la vida,
me enfada muchísimo. Porque no se dan cuenta. Yo es que he estado allí. No se dan cuenta. No
ocurre en Marte. No son marcianos ni en Marte. Es ahí esa dos horas de avión. Claro. ¿Tienes
que nos sobreprotegen demasiado? Y quizás nos han como infantilizado un poco la sociedad
occidental. Lo que decíamos, la sociedad occidental. Estamos como infantilizados,
como sobreprotegidos. Sí. Y cuando viene el horror, pagamos el precio de esa sobreprotección.
Claro. Que es lo que está pasando y va a pasar. Porque parece que la tendencia es esa,
a sobreprotegernos. Pero no pasa nada. ¿Qué te diga? Yo ya me dejo en la próxima. Yo hice mi
trabajo. Yo hice mi trabajo. Yo lo enseñé. Mira usted aquí está. Tú ya has fichao. Ahí está YouTube.
Quiero revertirte. Video, guerra. Ahí salen. Ahí está. Pues ya está. Yo cumplí mi trabajo. Ahora
escribo novelas. Cuento mi mirada del mundo y me voy. Ustedes verán. La información está. Lo triste,
Jordi, es que todo eso está disponible. En el teléfono móvil, en internet, en YouTube. Y no se
trata de buscar morbo. Se trata de buscar información, de buscar conocimiento. Conocimiento. Saber la
guerra. Por ejemplo, ahora no. Esas imágenes que están en la guerra que ahora nadie habla,
la guerra de Ucrania. Hay una trinchería. Cuatro chiquillos se han cazado una trinchería y le derriban
un dron, le dejan una bomba que los matan y los ves como estallan en pedazos los críos. Eso hay
que verlo. Porque si no puede ser tu mañana o puede ser tu hijo o tu primo. Ucrania está ahí al lado.
Saber que todo eso ocurre. Vamos a taparlo para que no se vea el horror. Es fundamental. Es la
certeza de que vivimos en un lugar, el mundo es lugar peligroso, lleno de hijos de puta y de
gente buena también. Donde hay reglas hostiles. Donde el ser humano está sometido a un montón de
fuerzas hostiles letales. Casi incontrolables. Puedes morir con 3 años, puedes morir con 80 y
donde el bien y el mal no tienen un premio ni un castigo correspondiente, donde son aleatorios,
los premios o castigos son aleatorios. Sabiendo que estás en ese lugar tan peligroso y tan fascinante
y tan hermoso también. Porque también al mismo tiempo vivir con la certeza, con la conciencia de
dónde estás viviendo. Pero vivir en la nube tal y eso, tal o que tal. Me parece, es que es estúpido y
sobre todo es poco práctico. Es poco práctico. Porque cuando te dan la hostia no sabes cómo
reaccionar. Claro, claro. Y la hostia te la van a dar. La violencia es malvencia, malvencia, malvencia es mala,
pero bueno para veces hay que ser violento también. Tengo que contar un caso personal. Venga. Eso que
te gustan. Sí, me encantan. De violencia. Te habló cuando Franco era a cabo. El año 80 y
pocos. Yo estaba en la tele y entonces hice un informe semanal sobre un grupo de ultraderecha
neonazi muy agresivo en aquel momento, que después desapareció. Y el jefe, no lo metieron porque bueno
ya ha pasado, ya no es eso. Estaba el jefe, era un tipo que bueno, entonces yo lo saqué en un
informativo en un informe semanal. Y no le gustó la imagen que daba de ellos porque contaba lo que
estaban haciendo. Y entonces en mi casa empezó a sonar el teléfono por las noches. Y un día mi
mujer cogió el teléfono. Puta, tú vives con ese tío, eres una puta, con ese hijo de puta lo vamos
a matar y tal, tal, tal. Entonces ya ese día, ese día ya me llegaron hasta aquí, ¿no? Entonces bueno y si yo
tenía mis contactos, era un reportero con medios y me enteré bien de todas las cosas. Y un día lo
a 3 de la mañana, 3 de la mañana esperé despierto, con el teléfono llamo. Hola, fulano de tal. Sí, este
el jefe de esto. Mira, soy Artur Berberte. Silencio. Te llamo, estás en tu casa en la calle, castellón,
número tal, piso tal, tal, tal. En tu habitación a tu lado duerme tu hermana, te quedan dos años cabros,
sacan dos corazones y tu madre viuda en la otra habitación. Mira, cuando trae su teléfono en mi casa
a cualquier hora, me follo a tu madre, me follo a tu hija y te mato a ti. Y le colgué el teléfono. No hubo
nunca más una llamada, nunca más. Se acabó, se acabó. Pero es más, me lo conté 10 años después o 20 años
después y se acercó a Arturo, también me dio la mano. Leí tu novela, tal, tal. Esperé, yo ya no era, ya lo había pasado.
Claro, claro. Pero en ese momento, o sea, no ejercí la violencia, pero bueno, a ver, le ejercí la violencia.
Matar a morir, ¿no? Pero mira, cortó, o sea, a veces ser violento o plantarte, puesto que
cortó un caso extremo, no lo había contado nunca. No es un caso politicamente correcto para contar.
Ahora van a cortar eso. Bueno, me digan, me digan. Pero es decir, te pongo un ejemplo de que a veces,
igual que en otros casos, a veces la violencia es necesaria para defenderte, para lo que sea,
para lo que sea. Claro que si lo que hay que saber es la violencia. A ver, evidentemente, nunca hubiera ido
a por la madre y por la hija de este tío, pero la amenaza ya es violencia, ¿no? Y la advertencia,
claro. Y sobre todo que un tío, en su casa, le iría, tal, tal. Ya acojonas, ¿no? Y eso es lo… Entonces,
el saber administrar la defensa frente a la violencia, a veces con violencia se hace falta.
Oye, no sé si tenés novia, pero imagínate que saltan a tu novia. Claro. ¿Qué vas a hacer?
Tienes que defender. No, paz, paz, paz, chico. No, esto es mal rollo, chico. No, es que no hay…
Violar está mal. No es que tal. No, esto no lo ha… No deberías hacer esto. Y te vas a ir haciendo así.
No, te vas a dejar… Te vas a hacer matar. Es por defenderla, evidentemente. Eso es violencia.
Entonces, es un terreno muy peligroso también. ¿Por qué? ¿Dónde está la línea? Claro,
por eso hay que educar a los niños, a los chicos, para que sepan una cosa y otra. ¿Dónde puede
llegar o no llegar? Claro. ¿Dónde está la defensa propia? Eso se llama educación. Educación que se
hace en casa, en el colegio, pero se hace con realismo. O sea, si dicen, no, todo el mundo es
bueno. Y todo el mundo tal. Y todo el mundo tal. Pensamos en la boca. Y todo… Claro, no, no.
Cuando ya aparece el grupo neonacio, aparece el que va a violar a tu novia, pues te quedas como…
La realidad del mundo, ¿no? Hablando de realidad, vamos al momento… El tema del momento que también
está es otra. Creo que estamos un poco incluso insensibilizados a los conflictos porque van a
moda. Sabro cránea y ya no habla nadie. De los talibanes, que fue también el boom, ya no habla
nadie. A nadie le importa. De hecho, quiero traer a Mónica Bernabé, que… Interesante ser mujer.
…súper interesante, que ella ha estado ahí siendo mujer con los talibanes. Puede contar
mil historias. Pero ya vamos a modas. Ahora está el tema de Israel, que es un tema que mucha gente
lo ha descubierto ahora. Lleva décadas. Yo he estado ahí desde 56 años. Claro. Desde la creación…
Que son años. Claro. Aquí tenemos unas imágenes. Todas esas imágenes son tuyas. Sí. Es una foto
mía. Un niño palestino. ¿Esto es un niño palestino? ¿En qué año más o menos es? Desde el año 77 o 78,
más o menos. ¿Qué contexto había ahí? Bueno, el contexto de Oriente Medio era continuo. Yo
ahí estuve con todos los bandos. Sirios, palestinos… Luego hay una foto que está en los Altos de
Colán, en Israel… Sí, sí. Y bueno, pues esto es un campo de refugiados palestinos. Estos años… 74.
Eso es en un juego que se llamaba Ingelue, donde, por ciento, estuve sacando niños debajo de las
piedras también. En ese campo hubo un ataque irrealista. La economía irrealista atacaron y una escuela
se fue abajo y había como 15 niños, de los cuales hubo muertos. Seis o siete los sacamos de las piedras.
¿Se repite la historia? La historia es la misma, siempre. Cambian los medios, cambian los métodos,
cambian el momento, cambian la actad, cambian las cosas, pero el argumento siempre… ¿Qué opinas?
Ahora, fíjate, mira la mirada del crío. Ese crío, pues ahora no sé lo que tendrá, pero ese crío,
después, claro… Es un crío con un arma de asalto. Para empezar, choca. No, no choca,
porque esa edad… Su sueño de los críos era poder ser mayores y combatir. Era su sueño, claro. Y
bueno, después supongo que atacaría a los irrealistas y a lo mejor lo mataron. O no lo mataron,
yo qué sé. Lo que tienes en la vida es que haces fotos y después nunca sabes qué ha pasado con la
gente que fotografías. Sobre todo en una novela que se llama El pintor de batallas, precisamente.
Las más duras, las más… Sí, esta es una buena foto. ¿Qué opinas de lo que ha pasado?
Yo no era un buen fotógrafo. Lo que pasa es que había situaciones… Lo has hecho tú, ¿no?
Sí, sí. Lo que pasa es que hubo hechos que por malo que se haces clac y la escena era buena.
La mirada. La mirada. Es una mirada desafiante. No puedes pedirle a ese crío que piensa como un
crío de un colegio de aquí. No puedes pedirle. Supongo que ver el mundo, de verte a ti como
europeo, como intruso en su mundo, es distinta. Esos ojos… Claro. Entonces, pretendemos que ese
crío se comporte según los cánones de nuestra dirección occidental o europeo. Pretendemos que
sea demócrata, que no sea machista, que no sea violento. Pretendemos convencerlo de la bondad de
nuestro sistema social, cultural, político y demócrata. Pero mira la mirada. Ese crío no lo
convence nadie. Y la prueba es lo que tiene en la mano. Es una mirada desafiante. Claro. Y luego,
fíjate que tienes al otro… Son como los dos palos, ¿no? Más inocente. Sí. Pero también crecerá.
Claro. ¿Qué opinas de lo que ha pasado con el ataque de Hamás? Tú has estado ahí. Tú sabes
cómo son la gente de ahí, tanto los judíos como los palestinos. Es complejo. Es muy complejo.
Después van a decir, reverte, van a trocear lo que diga y cada uno troceará. Pero van a trocear
todo. Uno troceará el trocito que le convenga y usará el que le convenga. Eso es la duda. Pero
bueno. Eso lo van a hacer igualmente. Pero bueno. Pero ya creí que ya está lo mismo a mi edad y en
este momento. Solo una cosa. Simplemente que todo el mundo tiene esto para verlo siempre. Es decir,
siempre habrá la prueba de que la conversación no es son diez segundos. A ver. A ver si consigo.
No entraré en un jardín. Yo he estado allí. Y esto sacando niños debajo de las piedras. A mí
no me lo han contado. Es verdad que hace 30 años que no voy. Eso es cierto. Pero conozco la base.
He pasado 21 años en el mundo árabe. Casi todos los años viajaba allí todos los años. Y conozco
muy bien lo que hay en las cabezas. Quien te diga que tiene claro quién es el bueno y el
malo en el conflicto de Israel y los palestinos, se lo han explicado mal. Porque yo, con la edad
que tengo, mis lecturas y tal, estoy lleno de contradicciones y perplejo ante muchas cosas.
Voy a intentar explicarlo a mi manera. Sí, claro. Es evidente que Israel lleva 26 años.
Espoleando brutalmente, machacando, vejando a los palestinos. Los han hecho de sus casas,
los han perseguido, los han maltratado. Y es normal que los palestinos generen un rencor y
una desesperación ante esa edad. Israel ha tenido una política de una agresión y de una
dureza implacable, por razones que hablamos si quieres. Y eso ha generado un conflicto enorme
y una desesperación en los palestinos. En cuanto a Israel, hay un factor fundamental. Israel es
una democracia. Israel es una democracia a la europea. Sus valores son los valores democráticos
europeos. Que haya un gobierno de derecha o de izquierda, que vaya más allá. Eso ya, de acuerdo,
pero la base de ese país es así. Allí una chica puede llevar minifalda sin que la llamen puta.
Allí una mujer no lleva velo si no quiere llevarlo. Allí hay elecciones libres. Allí puedes
debatir. Hay movimientos anti velicistas y relíes. Aunque a veces sean unos hijos de puta,
son nuestros hijos de puta. Son de los nuestros. Funcionan según nuestros parámetros. A lo mejor
no se pasan en violencia, pero están en un esquema de democracia a la occidental, a la europea. Eso
es indiscutible. Mientras que esta mañana he visto en internet un médico de Hamás hablando
en la televisión diciendo cómo hay que pegarle a las mujeres para que no les hagan romper huesos
ni les hagan lesiones graves. Está en internet. Pueden verlo cualquiera. Esta mañana ha salido
no sé dónde. Hay que pegarle tal, pero hay que volver a no romper huesos. Lesiones graves no,
pero pegarle sí porque conviene que las mujeres sepan que el hombre es un médico, no un imán,
no un cura, sino un médico, un doctor diciendo consejos médicos para que las mujeres maltratadas
no tengan lesiones graves. Eso en Hamás hoy en Palestina. Los palestinos, con toda la razón del
mundo, el pueblo palestino en general, han estado luchando para defenderse, para recuperar sus tierras.
Yo he estado con ellos. La OLP, Arafat, yo estuve con ellos. Pero esa causa, que es absolutamente
legítima, ha caído en manos en los últimos tiempos, vía dinero de Irán, de los curas, del
turbante y de Dios, que los financian en los grupos de Hamás y Hezbollah, que son grupos
religiosos fanáticos, que a veces se enfrentan a tiros con los palestinos que no son de Hamás ni
de Hezbollah. Estos, cuando, como decía Voltaire, cuando crees, cuando tienes a Dios de tu parte,
te atreves a cualquier cosa. Y estos tienen a Dios de su parte. Entonces la crueldad, la barbarie,
la manera tan dura con la que actuaron en los kibbutz israelíes, es muy propia de Hamás. Y
Hamás se escuda en la población palestina, la que tiene como rehén. Hamás es el religioso,
el fanático que, bueno, no voy a insistir, ya lo acabo de definir. Entonces se refugia entre la
población palestina. Sabía jamás lo que iba a ocurrir. Y una cosa muy interesante, las imágenes
de los kibbutz, de los muertos, que antes de que las censuraron las pudimos ver todos, como se ensañan
dándole golpes, como llevan a la mujer en el coche, al agua, va, va, va, va, y escupiéndole al muerto,
todo eso generaron un montón de manifestaciones de apoyo en Europa, de alegría, antes de los
bombardeos israelíes de Palestina. Es decir, una población musulmana europea aplaudió
con pancartas y banderas y cufillas, aplaudió en las calles la matanza de los kibbutz. Le parecían
que era de justicia que jamás devolviese a Israel los golpes recibidos. Después ha habido
manifestaciones de apoyo a los palestinos por las matanzas de Gaza, indiscutibles matanzas. Pero,
insisto, ya el mundo musulmán se sintió, buena parte de él, se sintió alegremente conmovido por
los héroes de jamás que mataron a esos perros asquerosos judíos. Entonces, claro, el asunto es
muy complejo, como ves, a mí también me parece complejo. Es decir, por una parte, tienes israelíes
que ejercen una violencia indiscutible, pero también tienes fanáticos, cuando decía el imán iraní,
que son los que pagan, beso las manos de los héroes que han matado, tal, tal. Hay un vídeo,
hay una imagen que no está en vídeo, que es un palestino, uno de jamás, diciéndole a sus padres,
papá, mira, he matado a diez judíos, aquí los tenéis, tenéis orgulloso vuestro hijo. Eso,
porque está Dios, comprendes. Alá huakvar. Todo eso complica mucho. Entonces, a la hora de decir
buenos o malos, claro, todos buenos, todos malos, es evidente, la causa está clara, pero los detalles
son diferentes. Entonces, claro, yo que tengo la edad que tengo, y lecturas, y una cultura razonable,
y he viajado la zona y conozco, tal, me siento… Tengo contradicciones emocionales, intelectuales,
con el conflicto ese. A veces me cae mejor el israelí y a veces me cae mejor el palestino,
según quién esté masacrando al otro. Pero que todos son unos hijos de puta. No digo los palestinos,
digo jamás, y los israelíes agresivos, y los colonos, orgullos de ortodoxos que echan a la
gente de las casas, y los agreden, y los orgullos. Eso, todos, sin duda. Pero claro, vamos a… Voy
a lo de antes. Unos, si no los hijos de puta, son nuestros hijos de puta, porque ahí no te ahorcan
por ser homosexual en Israel. En el mundo musulmán sí te ahorcan por ser musulmán, por ser homosexual.
Esa es la gran diferencia. Entonces, claro, yo no puedo evitar, compartiendo como comparto el horror
y el dolor por los palestinos masacrados, no voy a evitar sentirme culturalmente más cerca, evidentemente,
de un estado donde eres libre, donde puedes criticar al estado sin que te ahorcan y te fusilen,
y te metan en la cárcel, o te maten a palos por no llevar velo como ha pasado con la chica esta en
el metro de Irán. Intento ser claro lo que puedo ser claro, pero el resto es confuso. Pero lo que
tengo claro es que eso de buenos y malos, quien dice eso no tiene ni idea. No sabe de qué está hablando.
Yo te lo aseguro, no sabe de qué está hablando. Todos son buenos, todos son malos, y según los
momentos de la historia… Claro. Ahora, lo que está claro es que, globalmente, son 50 años de injusticia
con los palestinos, y es normal que la desesperación los lleve a caer en manos… En fanatismos. …de la
gente que los maneja. Dices que jamás ya se esperaba esto, esta reacción. Claro,
¿también te crees? Jamás sabía. Que Israel iba a masacrar la franja. Naturalmente. Hay que
ser muy idiota para no comprender que jamás lo que esperaba era la reacción. Quería calentar
Oriente de Medio, porque quiere calentar esa zona. Jamás sabía perfectamente que iban a rasar gaza.
Es un ataque kamikaze casi. Después de la barbaridad, porque lo de Stuttgart fue una
barbaridad, además documentada, una verdadera barbaridad, una atrocidad, cruel, cruel, cruel,
cruelísima, además, ¿no? De un salvajismo, de un fanatismo relíquico. Y además decían,
al agua va, al agua va, con el dedo, al agua va, al agua va, ¿no? Sabían que eso podía quedar sin
respuesta. Entonces, ¿por qué no querían que evacuaran el norte de Gaza? Porque irían traer a
la gente, descubrimos, y enseñar. Claro, ellos están encantados. Todo el día enseñándote,
niño muerto, niño muerto, para que se organice el mundo. Claro. Claro. Esto es una cosa que
empieza en un núcleo, pero la idea es que sea global. Que haya un despertar, ¿no? Soluciones,
pues claro. Yo no asunto miedo de las soluciones. Yo digo lo que veo, lo que sé, lo que siento y lo
que mi cabeza me dice, ¿no? ¿Soluciones? ¿Reverte soluciones? Pues no. No es mi trabajo, ni mi
inteligencia, ni yo soy capaz de dar soluciones. Sé lo que hay. Sé lo que hay porque lo conozco,
lo he visto, lo he vivido, ¿no? Lo he vivido. Pero ya ves, te he dicho honradamente lo que creo.
¿Tú has estado ahí? ¿Qué carácter tiene el palestino y el judío de Israel? ¿Tú qué has
convivido con ellos? El año pasado hablamos de los ucranianos, ¿no? Que me decías que incluso te
recordaban un poco ese carácter. Duro. Duro. ¿Qué carácter tiene el palestino que tú has convivido y
el judío de Israel? Los judíos tienen una ventaja, que es que han crecido amenazados, ¿no? Los judíos
del principio han crecido allí rodeados de países raves, han tenido varias guerras con ellos y saben
que cualquier debilidad significa desaparición. Porque Israel jamás no quiere una paz. Quiere la
desaparición. Quiere dos estados. Irán, que es el que financia, no quiere una paz. Quiere que
desaparezca Israel. Entonces, claro, Israel, claro, lo cual ya justifica a su lado, ¿no? Claro, saben
que una agresividad, yo conozco, los chicos israelíes, incluso los antibelicistas, tienen que hacer la
mili, están obligados a ser reservistas y Israel es un estado que vive sobre las armas, ¿no? Un estado
a la defensiva continua, porque saben que si baja la guardia, los van a machacar. Eso está claro. Entonces,
el Israel es duro. Es duro que ha crecido en la dureza, en el recuerdo de la guerra de Osiría,
del Yom Kippur, de tal, de la otra, de tal, del holocausto, de los nazis... Como lo perseguido...
Claro, gente, los sabras, los chicos nacidos allí, los chicos y chicas, chicas también son duros de
narices, son gente muy dura, muy dura. Y realmente, y por eso sobreviven. Y los palestinos, igual, son
gente despojada de su tierra, habiéndose a vivir con muy poco, habiendo visto injusticias y barba
entre ellos, los que suscribieron vidas a los tankers, claro. Entonces, claro, son, los dos son muy duros,
pero hay una diferencia importante, que es que a la dureza de los palestinos, añádele, en la franja,
en la franja religiosa, el fanatismo de que Dios lo quiere y voy al paraíso, porque ahí tengo
situríes que me están esperando cuando muera. Entonces, claro, la cosa cambia. Ahí ya no llega
el irraelí. Entonces, claro, el proceso, el alcance del fanatismo del palestino jamasizado
o gisbolatizado, iranizado, digamos, es mucho mayor, mucho más, con mucho más duro que el de... Aunque
en Israel también hay ortodos que son una banda de cabrones, esos que van empujando, quitándole
las tierras a los palestinos y una agresividad inaudita. Y que también se meten con las mujeres
israelíes que no llevan el pelo cubierto, que llevan minifal, también se meten con ellas.
Pero eso es una minoría en un estado democrático. Mientras que en los palestinos, claro, los
palestinos pueden llegar mucho más lejos, mucho más lejos, los palestinos fanatizados. Pero hay otro
problema que para mí es mayor para nosotros que hay en Europa, que es que Europa está llena de
musulmanes, musulmanes que hay gente estupenda, ¿no? Pero incluso encuentran gente estupenda,
hay otros que no lo son. Y hay una cosa que está clara. Se sienten solidarios con los palestinos.
Y para ellos todo lo que haga Palestina les parecerá bien siempre. O casi siempre. Y lo que
hagan los isles les parecerá mal siempre. Y es así. Pero bueno, tenemos también aquí el conflicto,
no solamente de tema, lo tenemos aquí. Y lo hemos visto otras veces. Es que, vamos a ver, Jordi,
hay dos temas que son el veneno del mundo, que son los nacionalismos y la religión.
De donde sea. De donde sea. Son venenos. Venenos. Lo que imputece, lo que perdierte, lo que enfrenta
a la gente, lo que agría, lo que hace matar y lo que hace tal, es el fanatismo nacionalista.
Tú vives en Cataluña y sabes lo que estoy hablando. Y esto no es lo peor. Naceremos mucho,
en todo el mundo. En todo el mundo los nacionalismos. Y la prueba es que cuando en Twitter,
yo o cualquiera, tocas religión o tocas nacionalismo, te saltan como panteras de todos
lados, todos se sienten ofendidos. Y ese es el cáncer de la humanidad. La religión que deberá
ser un consuelo, y que es que deberá ser un consuelo, se convierte en arma de guerra. Y es
el caso este. Y te digo una cosa, el Islam no es un sistema social. El Islam no es una religión,
solo. Es una estructura social. Y tú vives, comes, caminas, duermes, amas, te casas, conversas,
blasfemas, según el Corán o contra el Corán. Según una guía de día a día. La invasión
del Islam en la vida personal de la gente es mucho mayor que la que hace la religión
católica, gracias a Dios. La tuvimos también, pero nos ha costado muchos siglos sacudirnos.
Es como un complemento para nosotros. Está ahí. Todavía hay gente que le encantaría volver otra
vez a la inquisición. Nos ha costado, pero nos tenemos acorralados. Están ahí. Si contos de
descuidas, están ahí. Pero el Islam es permanente. La solidaridad musulmana es muy buena. En la
familia, en lo social, la solidaridad es admirable. Tienen virtudes extraordinarias. Tengo recuerdos
maravillosos de lo bien que la gente se comporta. No he visto nunca un borracho en un país musulmán.
Nunca. El alcohol está mal visto. No se emborrachan porque socialmente lo rechazan. Hay virtudes,
pero hay un punto en el cual, cuando odios a la mujer, se lleva el minifal de la esputa,
a la mujer se pega. A la adultera hay que lapidarla. Es en ese punto. Yo no puedo,
como occidental, como europeo, como hijo de la ilustración, que me ha costado muchos siglos
de los curas. Mucho sufrimiento y mucha sangre y mucho dolor. Para que ahora vengan los otros
curas de allí a meterme. Pero no allí, sino aquí. Porque lo grave es que está usted en Irán y ya es
jodido. Pero es que usted está en Madrid, en Barcelona y está obligando a su hija a llevar el
velo. Está obligando a su hija a que le hagan la ablación y a su hija a casarse con quien usted
determina. Usted le está pegando a su mujer en Madrid, en París, en Bruselas. El problema
grave es que el uvenismo occidental no pone coto a los excesos que el islán tiene en su parte negativa.
Su coto depende. Hay un ejemplo estupendo de eso. Cuando hubo un gobernador inglés en la India,
y ya termino con esto, en el siglo, en la época victoriana, ahí tenía la costuma cuando moría
una persona importante quemar en la pira a las viudas. Es que la India es otro país que
tela las viudas. Entonces él dijo que ahora se ha terminado esa costuma y las viudas no se van a
quemar en la pira. Entonces fueron los notables religios a decirle al gobernador que eran sus
costumbres. Y dijo muy bien, de acuerdo, entonces ningún problema. Que ven a sus viudas, yo después
ahorcaré a quien haga eso. Así ustedes respetan sus costumbres y yo respetaré las mías. Pues eso,
eso es lo que nos falta, digamos, en Occidente. Respetamos sus costumbres, claro, pero... Hay unas
consecuencias. Yo respeto a las mías, claro. No puede ser que un cura que se llama imán o se llame lo
que sea tenga atemorizado al barrio y las mujeres no pueden llevarme y fallar, entonces se le llaman
puta. Oye, lo grave es que dirán no Manolo, no Mohamed, que tu hija, eso es lo peor. Vamos a irnos
de este tema, Jordi. Pero bueno, lo peor, claro, la presión social. Pues no. Al final, como pasaba en la
España de Franco, en la España de la República, en la España del Roja, en la España de lo que tú
quieras, o en la España religiosa, o en la España de la Inquisición. No ya que creas, sino que para
que no piensen que no crees, te comportas incluso más radicalmente que el que crees. De lo que tú
seguramente lo sentirías. Esa especie de hipocresía, de fe del converso. Decir, no, no, yo para mi hija
más que nadie, mi familia está yo más que nadie. Entonces, claro, eso hace que las sociedades asustadas,
asustadas, se plieguen a las normas impuestas por los curas de turno, y digo curas, entre comillas,
lo que corresponde en cada sitio, para no tener problemas sociales y que la sociedad no lo rechace.
Entonces, claro, te encuentras todo un mundo de hipocresía adoptando actitudes que no tienen que
ver con la vida real, pero todo el mundo se comporta según ellos. Y eso pasa igual con
los nacionalismos. Eso es otro fanatismo. Tu más vasco, más catalán, más gallego, más bretón,
más lo que sea que nadie. Para que en el colegio no te digan nada. Entonces, claro, que no te pase
lo que a mí, hijo mío, tú más que nadie. Entonces, el primero que va allí con latas se llama
Manolo Pérez Sánchez y su padre es de V edad. Y es que es así, ¿no? Es así. Entonces eso, claro,
genera unos trastornos, unas falsedades, unas hipocresías sociales, unas injusticias, unas
miserias tan terribles. Mira Irán, mira Irán. ¿Sabes lo que pasó con Irán? A ver, es que podemos
estar toda la tarde. ¿Qué pasó? Bueno, con Irán pasan muchas cosas. Cuando llega Jomeni… El estado
de Shah era proamericano. Yo era periodista. Entonces, cuando cae Jomeni, que eran los curas
religiosos… Esa teocracia que ahora está… Entonces, la izquierda de la época saluda con aplausos
a Jomeni. ¿Por qué? Claro, porque Shah era proamericano y América era el obro. Entonces,
claro, y los que estábamos ahí decíamos que no, que estos son peores, que estos vienen con el tal,
que aquí viene… No, no, no, es que soy un fascista. Jomeni es el libertador. Mira, Irán,
ahí está. En lo que se ha convertido. Entonces, claro, ya nos llevo a tener lo que ya no quiero
entrar en ello. No puedo ir enseguida. Hasta que cuando la izquierda está apoyando estas cosas,
se está equivocando. Porque un régimen que ahorca homosexuales, no puedes salir a manifestarte a su
favor. O que dice el médico que a la mujer hay que golpearla, pero no romperle un hueso,
porque entonces le puedes hacer lesiones graves. No puedes estar diciendo… Tienes que tener la
prudencia de decir, bueno, vamos a ver. Entiendo una parte, pero… Vamos a ver, vamos a ver, ¿no?
Vale, ya está. Y vamos a ver. ¿Crees que…? No en concreto esto, pero que estos fanatismos
nacionalistas, religiosos, la mayor forma de combatirlo es con el conocimiento, con la cultura.
O sea, se alimentan de la ignorancia todos estos temas. Es el fuelle que tienen ellos para…
Claro, pero es más complejo todavía. De la ignorancia, aquí. Los que lo miramos. Pero allí
es que no es ignorancia. Es que es… El islam es un régimen teocrático. Es una sociedad teocrática.
Por eso no hay comunistas. No hay ni un solo musulmán comunista ni anarquista. ¿Por qué? Porque no cabe.
Porque es Dios quien dicta la norma. Y entonces la norma la interpreta el ulema o el imán o quien
esté de turno tal. Y es quien ejerce de intermediario. Como antes, aquí los curas. Si es que es lo mismo,
es el mismo mecanismo. Dios está ahí. Tú estás aquí. Yo soy su intermediario. Y yo te digo… Entonces,
¿qué pasa? Lo tienes reprimido a base de todo eso. Entonces, claro, el islam… Que parece que todo
esto es anti… Sí, soy islamófobo en ese sentido. En ese sentido, sí. No en el otro. Porque el islán
tiene cosas muy buenas y muy razonables. Tú has sentido muy bien tratado. Pero la represión que el
islán ejerce sobre las mujeres, sobre la sociedad… Tú dices «me cago en Dios» aquí. Y bueno,
te pueden decir «este es un gilipollas…», pero el obispo dirá «maleducado…». Y además, es verdad.
Pero tú dices «me cago en Dios» y te ahorcan. Te ahorcan. Entonces, claro, chicos, hemos estado
luchando en Occidente por podernos caer en Dios cuando hemos querido. Nos ha costado muchos siglos
y mucho dolor. Entonces, claro. Y ahora viene a mí a decirme que… Pero en el mío, ¿no? O sea…
Claro. Por eso digo que hay que tener, cuando aprobimos, causas justas que tienen su justicia.
Hay también saber, tener cuidado, porque a veces estamos aprobiendo en el paquete cosas no tan justas,
ni tan buenas ni tan razonables. Es que ese mundo es tan complejo, ¿verdad? Hay tantas aristas y
hay tantos mecanismos tan interconectados que a veces es complicado aislar una sola cosa, quedarte
con ello. Y esto lo vemos, ¿no? Con lo que hablamos sobre Israel. Continuamente. Nada. O sea, no hay
blanco y negro. Es mentira. El blanco y negro no existen más que en las paletas de los pintores.
Y en el cine. Ni más de grises. Al otro lado lo hablamos aquí. Hasta el mejor hijo de puta del
mundo tiene ángulos que lo hacen absolutamente… Tiene hijos a los que quiere. Tiene una madre. Le
gustan las flores. Le gusta su perro. Tiene un momento de confesión y de caridad. O al revés,
la persona más buena del mundo puede tener un momento de locura, de venganza, de rencor…
De cobardía. De cobardía. Entonces, claro, lo que voy a hacer es… Para mí la educación es enseñar
al ser humano, hombre o mujer, a entender eso, a comportarse de acuerdo. A cuando llega el bueno,
de decir, bueno es bueno, pero a lo mejor me la… A ver, cobréme el malo. Dice, bueno es malo,
pero a lo mejor resulta que tiene… Y para mí esa es la educación de verdad. Que eso se hace en la
casa y en los colegios, con los libros, pero es lo que no se está haciendo. Les están vendiendo a los
jóvenes en muchos lugares de este occidente, tan sentenciado a tantas cosas, un mundo que no tiene
que ver con la realidad. Es que es bueno. Claro. Un mundo de todo el mundo es bueno. Todo es fácil.
Si quieres, puedes. Y a veces no. A veces, aunque quieras, no vas a poder. O te van a joder por un
lado o por otro. Pero bueno, es lo que hay. Yo me pregunto y me contesto. Yo no… Claro,
lo que decías, ¿no? Tú te bajas, pero antes de bajarte… Me pregunto y me contesto. ¿Por qué
me voy a caer? Claro. ¿Qué más me da? Claro. Es bueno. Es que… Después se dirán, perre,
vete a dos comillas. Ahora fascista y damos fotos. Verán el trocito que le sentes a cada cual.
Evidentemente. Pero ya estás acostumbrado. No viene de una. Mira, estamos hablando de esa zona. El
Líbano. Tengo fotos del Líbano. ¿Ah, sí? Algunas espectaculares. Sí, sí. Es un tiroteo. Tengo un
par de fotos de combates, ¿no? En el Líbano. Eso es en Beirut. Se llamaba Hakim y se llamaba
George. Hablo perfectamente los nombres. ¡Ostras! Sí. Era un grupo… Estos son cristianos. Son
falangistas libaneses. No tienen que ver con los falangex. Se llaman falangistas. Son cristianos
libaneses. Ibamos por esta carretera. Había más gente por este lado. Y empezaron a tirarnos del
otro lado. Los palestinos, precisamente, del otro lado. A unos 100 metros estaban nosotros. Entonces
empezaron a defenderse. Y yo me puse… Yo hice la foto. Me pegué una pared. Por eso estoy de pie.
Estoy herido. Pero tengo una pared detrás que me protege. Haciendo la foto de ellos y les fotografié.
¿El Líbano qué situación había en ese momento? Complequísima. Palestinos, sirios, israelíes,
el libanese de derecha a la izquierda… Ahora hay un vacío de poder, ¿no? Está Hezbollah…
Lo han destruido. El Líbano lo han destruido entre nosotros. Entre unos y otros los palestinos,
los sirios, todos los mismos libaneses. ¿Cómo era Beirut? Yo lo conocí en 74. Era una maravilla.
Era una ciudad como en mis lecturas, en mis novelas. Tenía esa aura, ¿no? Era ese mundo,
esa herencia turca de gente mayor con el Fedrojo y con el Tespi, el rosario ese de Amber, el
periódico tomando el narguilo, el café, el puerto… Tenía ese ambiente de película,
digamos, de los años 30. Sí, de lo que queda de los otomanos. Todavía lo viví. Todavía lo
viví después de todo eso. Beirut tenía mucha fama de eso, de ser un sitio impresionante. La gente
era una mujer guapísima. Convivían muy bien cristianos, musulmanos… No había ningún
problema. Pero todo esto los embuteció y los terminó envenenados. Por eso no quieren los egipcios,
que los palestinos vayan refugiados allí. Los palestinos que fueron al Líbano fue lo que
empezaron a complicar las cosas. No por culpa de ellos, sino porque la vida tiene dinámicas muy
peligrosas. Esta foto fue en el año 76. Lo quedo muy bien ese día. ¿Sí? Esto que era un
pequeño conflicto de… No, no. Eso fue la guerra del Líbano. Eso fue una guerra que duró desde el
año 76 hasta el año… Duró mucho tiempo. Esta fue la fase más dura. La fase de la batalla de
los hoteles, la fase de las matanzas grandes. Sí, está. La fase de… La fase de la batalla fue después,
en el 82. Porque este tipo de combates… Claro, aquí no hay trancheras, aquí no hay coberturas…
No, no. No, no. No había trancheras, pero esto fue un combate callejero. Nos pillaron,
ves la sombra del edificio, y aquí estaban… Entonces, íbamos y… Bueno, me pegué a la pared
y se me hizo varias fotos. Y esta es una de ellas. Me acuerdo muy bien, George. Pues,
tomamos, pues, todos andamos compas y hablando y tal. Y Joaquín. ¿Y qué te contaba esta gente que
vive en plena guerra? Es que fíjate aquí. Aquí está fácil que los maten sin cobertura. Eran críos,
eh. Tenían. Tenían… No, pero mira, mira. Esto se ve muy joven. Si te das cuenta, aquí hay un edificio,
aquí hay otro. Están corriendo a refugiarse. Ese se para a disparar un momento. Pero el momento
que este llegue levantará el fusil para que este pase y se rompieran aquí. O sea, están corriendo
a protegerse. Vale, van de cobertura a cobertura. No están combatiendo. Vale. Están eludiendo el
fuego que les hacen desde este lado de la calle. Eran críos. Tenían, no sé, 19 o 20 años. ¿Y
esta gente que cuando estábais tomando compas… Pues, como un crío del otro bando, como los críos
del otro bando igual, te contaban, pues, sus novias, sus amores, sus frustraciones, sus sueños,
los estudios frustrados, lo que querían hacer cuando fueran mayores, cuando la guerra acabara,
lo que soñaban con tal, lo que a la música le gustaba. Eran críos. Y el otro bando lo mismo.
Pues, estuve ahí con todos los bandos. Y era lo mismo. En ese sentido, a veces incluso confundo
los recuerdos. No sé, esto me lo dijo aquel. Como el normal. Una vez uno de ellos, en este mismo
grupo, en este aquí, le había escrito una carta a una amiga brasileña que él no leía brasileño.
Y quería saber que había estado una vez en Beirut una carta, si era una carta de amor y tal. Yo la
leí, no una carta de amor, pero se la adorné un poquito para que le soñara a tal. Sentimos cosas
claras. Pero claro, cuando has estado con todos ellos, con esos buenos y malos, es tan complicado
todo. Claro. Pero comparte escopas con ellos y, al mejor, cinco días después matan a un niño,
¿no? Exactamente. Los mismos, ¿no? Los mismos que estabas de risas y… De hecho, hay una foto que
están deteniendo a un palestino que le están poniendo fusión en la cabeza y después lo mataron.
Se está cediendo el agujero y le están poniendo… Esa, esa, esa. Hasta ahí la tenemos. Esa foto, esa.
Eso también quería comentar. Sí, sí. ¿Es uno de ellos? Este es un… Este es un… No me acuerdo si era
de la franja libanesa o lo de otro. Era Cristiano Livanese, este era palestino. Sí. Lo vieron y
después lo mataron. No me dejaron fotografiarlo un momento. ¿Eh? Lo mataron. O sea, no me dejaron.
Dijeron, no, no, no, no, no fotos. Hacían así. No, no, no, no fotos. Le daban para allá y pa, pa.
No viste allá nada más. Me dijo, no, no, no lo hemos matado. Lo hemos… Así. Sí. Tiras al aire,
¿no? Ahí está, cuando lo están… Aquí lo habían capturado. Sí, sí. Lo habían capturado. Y
lo dieron un golpe de mano y huyeron y este se quedó retrasado. No sé, estaba herido o se
ordió una pierna o algo así. Y lo pillaron. Y se lo llevaron. Ahí no hacían prisioneros. No hacían
prisioneros ahí. En esta época no. O sea, ahí era simple… O te dejan o te matan. Lo reconozco
porque esa camiseta era la típica de los cristianos libaneses. Era como el uniforme un
poco de los… En esa época. Tú estuviste con todos los bandos. O sea, ¿os permitían a los
periodistas estar con los diferentes? Bueno, yo iba… Me iba a Damasco. Volvía a Pantarote. Me iba
a Chipri. Volvía… No, pa. A veces pasaban la línea por… Otra vez ibas a otro país y volvían,
¿no? Pero sí, sí. Estabas con todos ellos. O sea, ibas por zonas un poco a veces por donde te dejaban
pasar. O podías pasar, ¿no? Para eso era mi trabajo. Aquí yo tenía 24 años. 24 años. 24 años, claro.
Pena forma. Hombre, aquí podías correr, ¿eh? Sí, corrí mucho. Corrí muchas veces. En todas direcciones.
En todas direcciones. Y esta también. Esta es muy buena. Sí, sí. Ahí tengo 23. Esta es muy buena.
Esa mismo. Estábamos en Líbano, ¿eh? Sí, sí. Aquí llevo uniforme porque me obligaban a estar con
ellos. Dijeron, sí, uniforme, porque que no se vea que eres un civil. Entonces llevo uniforme y si
me llegaran a pillar los otros me hubieran cortado en rodaje. Claro. Pero llevo uniforme de los de
los Cristianos Libanes. ¿Cómo es estar en una trinchera? ¿Notas incluso los impactos o…? Bueno,
depende. Sí, a veces sí. A veces que sí, a veces que no. No, pero aquí no había peligro. Mira que,
si te das cuenta, el cámara está de pie. Vale. Cámara está de pie. O sea, si el tío que me hizo
la foto era uno de ellos con mi cámara, por eso no llevó la cámara, se puso en pie a hacerme la
foto, es que no había mucho peligro. Yo me dijo, no, agachamos, nos agachamos ahí porque ya ves que
estamos al nivel de los sacos, ¿no? Sí. Pero si el tío se levantó de la foto es que en ese momento…
Es que nos estaban tiroteando. Si no, no se hubieran levantado. Si no, la foto estaría hecha de la
ojo. Claro. Creo que joven era, es que era joven. Sí, sí, sí. Y fumaba, todavía fumaba. Aquí con el
cigarrillo. Y con mi reloj, el reloj era el Omega Speedmaster Mark IV, que todavía lo tengo. ¿Sí?
Te ha acompañado… Ya no, ahora es otro, pero ese fue el que hizo
toda mi guerra durante 21 años. Y aquí ¿te acuerdas de cómo veías el mundo,
de qué pensabas? Hay todavía el mundo en una aventura. En una aventura, ¿verdad?
Ahí todavía no había adquirido… Ahí todavía era joven y cruel. Aún no había… El mundo que
vivía aún no me había mellado lo suficiente para hacerme sensible a ciertas cosas. O sea,
frivolizabas más. Sí, sí. Era una aventura. Para mí era adrenalina. Aquí sí que estabas de
aventura. Sí, sí, sí. Chicas guapas, viajes, compañeros, emociones, noches, copas, emoción,
tensión… Estaba eso. Era el momento en el cual uno… Es cuando te matan, además. Es cuando eres
irresponsable, ¿no? Pero por suerte no me mataron. Y después evolucionas. Después ya te haces
compasivo. Después vas descubriendo, ves en la gente que sufre la cara de tu hermana, pequeña,
de tu tal, de tu madre… Y ya te vas humanizando. Pero en esta época era despiadado como los jóvenes
suelen ser en situaciones así, ¿no? Era un joven que buscaba aventuras, ¿no? Claro. En Beirut
te encontraste, ¿no? Sí. En Beirut y en otros sitios. Fíjate qué época aquella. Una época
magnífica de los años 70. ¿Tienes alguna aventura que puedas compartir de esas noches otomanas?
No. No. Aventura. Aventura. No sé si estoy al sida todavía, por ejemplo. Fíjate que algún joven
tocando por el mundo con una mochila, con dinero para poder… Claro, pues las guerras son caras de
cubrir, ¿no? Y, bueno, claro, es eso. El mundo era un lugar fascinante. Amigos que te hacías.
Llegabas a un sitio, te enrollabas con la gente en un bar, en un burdel, en un restaurante,
en un hotel, en una trinchera, ¿no? Amigos que te había conservado. Que bueno. Ese momento fue
mi momento de slump. Fueron tres, cuatro años iniciales extraordinarios, fascinantes. Era
como vivir en una especie de sueño de película. De aventuras, ¿no? De aventuras, ¿no? Después ya
te haces adulto, ya empiezas a crecer como compasión, como remordimiento, como angustia.
El horror ya… De cuando estaba en la guerra de Chipre, que fue de mis primeras guerras,
estaba en el hotel la noche de la invasión turca. Bueno, atacaron toda una invasión turca de Chipre.
Todavía están allí. Entonces, estoy en el hotel y digo de noche, pam, pam, pam, pam, pam. Entonces,
abro la ventana y veo todo el cielo lleno de paraquedistas. ¡Wow! Cayendo a 200 metros del
hotel. Parquedistas turcos, ¿no? Entonces bajé, bajé exultante. Ahora lo pienso. Bajé. Se me
notaba la alegría en la cara porque era la guerra y yo iba a hacer fotos y ya estaba en la guerra.
Qué actitud diferente a la que tendría dos, tres años, cuatro años después. Pero para mí ese día
fue… Y salí a la calle, me acuerdo, fui corriendo hacia el lugar donde estaban los combaters y vi que
estaban los chipirotes de sus mujeres con tíos bigotudos todos serios. Estaban ahí, la radio
llamando a que el mundo fuera a luchar, el turco, el enemigo de Dios, de toda la vida. Y yo decía,
esto es como en la heliada, ¿no? Ulysses, Héctor se despide de Andromaca. Vivía una especie, digamos,
de sueño, heroico, épico, aventurero… Era un crío. Pero después todo eso me cambió. Cuanto ya
la guerra empezó a salir, empezó a picarme la sangre, a ver que lo muerto no se levantaba y que
yo mismo formaba parte de eso. Ya la cosa cambió y hice distinto. ¿Hay algún hecho concreto que te
hiciera click? Hubo varios. ¿Hay alguno que puedas contar? Eritrea fue para mí muy importante. Hay
fotos de Eritrea también. Sí, Eritrea fue… Yo en la heredidad tenía 25 años. Eritrea fue,
digamos, mi última aventura y mi primera… Tu primer concepto de ir a aventura. Ahí cambió,
¿no? Sí, ahí cambió. Pues mira, luego me dices algo a Eritrea porque tengo fotos también. Vi el
horror y vi lo de lo bueno y lo malo. Vi que la gente buena hacía cosas malas y la gente mala
hacía cosas buenas. Ahí lo viste, ¿no? Para terminar con el tema del Líbano, tenemos esta. Ah, sí. En esa foto estoy muy
orgulloso de ella. Esto es un bombardeo nocturno, ¿no? Sí, Berú de noche. Sí, sí. Es un combate nocturno.
Estas son balas trazadoras. ¿Vale? O sea, abajo no se veía nada, como ves, ¿no? Entonces sabía que
para poder verlo, entonces lo que hice fue me subí a un edificio y durante 10 segundos abrí la cama
del objetivo. Vale. Entonces en 10 segundos pasó todo eso. Entonces esa foto… ¿Estas son balas,
no? Sí, son balas trazadoras. Son explosiones de bombas y son balas trazadoras. Les salen o pegan
en los lugares. Ostras. Esa foto es una foto… No, tampoco es una foto especialmente buena, pero para mí…
Claro, técnicamente tenía que ser muy complicado hacer fotos así en esa época. Sí, abrí. Es así la
cámara. Claro, de exposición. Hice así con la cámara. La ponía en el alféizar de la ventana arriba,
me agaché y tuve 10 segundos. Y después la… Y eso fue subir un montón de pisos. Eso es la batalla
de los hoteles. ¿Batalla de los hoteles? Sí. ¿Qué pasó en la zona hotelera de…? Los hoteles se luchaban por
los hoteles. Estaban en un piso los pares tíos. Los hoteles se van a traer de un piso a otro. Claro,
Beirut era una ciudad muy turística. O sea, con gran… O sea, con gente de todo el mundo, ¿verdad?
Sí, muchos hoteles. Europeos, americanos, árabe… Los hoteles tenían lugares altos.
Ajá. Eran muy importantes porque ahí podías controlar la ciudad. Entonces, se luchó muy
duramente por todos ellos. O sea, fue un conflicto muy duro en Beirut. Fue la batalla de los hoteles,
¿no? Por eso. Me imagino que quedaron muchos destruidos. La última que tengo de… Que tengo
de… Del Líbano. A ver si encuentro el ratón que a veces con dos pantallas me hace la malda. Mira,
es esta. Ah, sí. Eso es en la plaza del centro de Beirut. Ahí. Sí. ¿Qué jovencito era? Sí. ¿Esto qué?
Veintitrés años. Esos años 76. Ajá. Veinticuatro. Veinticuatro añitos, ¿no? Aquí aún en plena
aventura. ¿Esto es cerca de la zona de la foto anterior? Esto es justamente… Esto es la zona
verde. O sea, aquí estaban los otros. Ajá. O sea, estamos en la zona. Por eso estamos acá,
chavos. Es justo en la zona… En el límite del Líbano de Beirut. El Beirut. El musulmán y el
Beirut. Vale. Justo la línea ahí de ahí. Sí. ¿Qué recuerdas? ¿Recuerdas ese día? Sí,
que me dijo si quería disparar. ¿Nunca habías disparado hasta el momento? No. Había disparado,
pero no. Pero no en armas de conflicto, de guerra. No, no. Yo solamente disparo en mi vida,
solamente en Eritrea por razones que… Hay una foto de ello. Que vas con un fusil. Sí,
pero eso es otra cosa. Pero aquí no hay nada que disparar y te dicen, no, no,
muchas gracias. No te dio curiosidad para… No. O sea, querías otro tipo de aventuras, ¿no?
No, no era mi trabajo. No era mi trabajo. Claro. Me acuerdo de este. Me dijo, no, ¿qué? Hablo
fácil. Tuve tiré contra el… Contra el… No, no decía contra el… No, no lo que dijo.
Ajá. Este no. Un amigo de este me enseñó un frasco. Un frasco de… Mira, mira, me enseñó. Yo
pensé que era mergoto en almíbar. Ajá. Y eran orejas. Metías en alcohol. Sí. Sí. Ustia. Suerte
que no me viste. No, no. Me dijo, mira, todo orgulloso, no? Mira, los he matado yo. O sea,
que aquí ya viste una crueldad, porque esto ya es caso, actos de crueldad y de orgullo, ¿no? De
masacrar al rival. Bueno, que es que deshumanizar al enemigo, ¿no? Eso lo habrás visto mucho. En
Se deshumaniza al… En todas partes. El odio es tan intenso. O sea, eso que veo son las películas
de que el enemigo lo miras con compasión y tal y lo ayudas y tal, tal, tal. Le das el cigarrillo.
Ocurrió un odio, pero yo no lo he visto nunca. Nunca lo has visto. Yo he visto mucha saña y
mucha… El enemigo es el enemigo. Te están disparando. Yo lo entiendo. O sea, te están
tirando. Te están tirando, claro. Es el que te va a matar. O el que ha quemado tu casa o el que
va a ir a tu mujer y a tus hijos. El que puede, yo qué sé, ya va a ir a tus amigos. O el que lo
ha hecho ya, ¿no? Eso de la compasión por el enemigo es más literario que real. Y no digo que
no ocurra, pero es más literario que real. Lo normal no es encontrarse eso. Ese momento de
amistad, incluso, entre dos soldados enemigos. Puede ocurrir, insisto, puede ocurrir, pero lo
normal es que se tengan muchas ganas. ¿Y eso lo has visto incluso en conflictos que antes eran
gente que estaba unida? Que eso también es una pena. Sí, el Iván, el Iván. Personas que a lo mejor eran
amigos conocidos, familiares y se separan. Y en los Balcanes. En los Balcanes. Y en los Balcanes. Gente que eran
amigos después de denunciar de uno al otro. Eso ocurre en España en la Guerra Civil. No, ese rojo,
ese tal, ese tal. Es que en la Guerra Civil son muy cabronas. Porque, sabes, una guerra normal,
los enemigos son soldados, vale, pero una guerra civil ahí tanto lo rencorren. Estás en tu casa,
en tu jardín, en tu calle, en tu pueblo. Entonces, claro, tú sabes que aquel te quitó la novia,
aquel se llevó la cabra, aquel te quitó la tierra, aquel heredó lo que tú... Aquel en aquel baile se
emborrachó y te pegué una hostia. Entonces, claro, tienes todo eso y eso lleva... Y él le habló a cualquier
nivel político, social, nacional o municipal o local. Entonces, claro, la guerra civil afloran
todos los rangos. Y como el ser humano, cuando se pone hijo de puta, es muy hijo de puta. Entonces,
claro, la guerra civil es el pretexto perfecto para ajustar cuentas. En los Balcanes hubo un pueblo en
el cual a la guapa del pueblo se la follaron todos los del otro band. Era la tía ambicionada,
la chica más guapa. Bueno, la chica la vi, la conocí. No hablé con ella, pero la vi. Mira,
es una chica alta, rubia, un tipazo... Que todos iban detrás. Menos mal que no la mataron. Entonces,
fueron... Entonces, los del otro bando fueron una noche a su casa y fueron como 15 o 20 y se la
follaron todos, todos. Entonces, esa bileza, la impunidad que tenía... Y claro, la guerra civil
porque serían que era la guapa del pueblo. Gente que era normal unos un tiempo antes. Pero la gente
normal, Jordi, tiene en la cabeza muchas cosas turbias también. ¿Ves que no la manifiesta?
Todas las tenemos. ¿Quién no tiene rincones oscuros? Todo el mundo o cualquiera. Pero hay gente que
los tiene de una manera casi psicopática. Entonces, claro, hay gente normal, hace cosas... Es que la
guerra no es gente normal haciendo cosas normales. Es gente normal haciendo cosas normales. Porque el
horror y todo estas cosas son normales. Lo que es que no siempre tenemos ocasión de demostrarlo. Pero
tú dale a un tipo un fusil, impunidad, compañía que lo anime, tal. Dale a un dios que lo bendiga.
Alájo Agbar, un dios que lo bendiga. A Dios le parece bien. Como es una puta judía, puedes
degollarla, violarla y escupirla. Porque Dios, que te rige, lo quiere. Tú vas, la escupes, la violas,
la machacas, la de huellas, tal. Y dice, papá, mira. A una puerca judía, tal. Y en tu pueblo
mentira, cojoludo, ayer el Mohamed quedó más estupendo, tal. Fenomenales. O al revés, el otro, el
ortooso, tal. Y eso es porque lo tenemos ahí. Entonces, cuando la ocasión se da, no todo el mundo
es así. Hay gente que es buena, de verdad. Incluso en un conflicto. Pero claro, como todos tenemos
lo oscuro, cuando la vida te hace posible que aflore esa oscuridad, a veces aflora de una manera
terrible. Es como que sale la parte pura del humano, mala y buena, ¿no? Esa pureza, ese instinto. Lo dije
otra vez. O sea, yo, justamente para mí, la elección de vida de la guerra, no ya la esplosa,
los episodios, las historias, las fotos, etc. Es la mirada, el conocimiento del ser humano, ¿no? O sea,
yo no vería al ser humano igual si no hubiera pasado tantos años allí. O sea, ver al ser humano en lo
bueno y lo malo. En las mismas personas haciendo lo bueno y lo malo al mismo tiempo. O con pocas
horas de diferencia. Para mí fue asombroso. Yo pensaba que el mundo era bueno y malo. Pensaba que
los guardias eran buenos, los curas eran santos, los políticos eran honrados. Pensaba que al muerte
ibas al cielo. ¿Qué tal? Se imagina inocente. Todos los críos, cuando se educaban, a mi generación,
en ese mundo. Entonces, claro, de pronto descubrí que no. Entonces, claro, la guerra fue una... Hombre,
como leía, tenía una preparación, digamos, previa, que me ayudó a digerirlo con más... Fue el
ALMAX que me permitió. Claro. Pero, claro, la inmersión en ese mundo fue, claro, fue... Esto es la
vida de verdad. O sea, mi mirada... O sea, yo soy lo que la guerra hizo de mí. Yo iba a la guerra como
que se internaba como un soldado en territorio enemigo, ¿no? Y iba tal. Y empecé y con una
cautela, ¿no? Viendo y todo lo que veía, me dijais, me vale, me vale, me vale, me vale, me vale, me
vale, me vale, ¿no? La más guapa del pueblo se vende por un paquete de cigarrillos. Una semana después,
el más rico del pueblo que cerró y diciendo, por favor, no me mateis, no me mateis, llorando porque lo
van a matar, el que hace un mes era el dueño de vidas y haciendas, ¿no? Entonces, claro, te da un
sentido de lo relativo, un sentido de la vida, de la muerte, del dolor, del ser humano, tan intenso,
tan... Claro que a mí no me traumatizó. Hay gente a la que le destroza la vida, ¿no? Pero yo, por
suerte, por lo que sea, por mi cabeza, por mis lecturas, por la manera de ser que tengo, fue
nutritivo. Fíjate, suena horrible, ¿eh? Pero fue nutritivo, nutritivo. O sea, me educó. Ahí me educó
el colegio, los libros y latinos, mis padres, y tal. Y la guerra. Y la guerra. La guerra fue donde todo
lo que yo había leído, lo que ya me habían contado, lo que tal, lo que mi abuelo me decía,
decía, Arturo, ten cuidado con eso de buenos y malos, tal. Ella te lo decía, ¿no? Mi abuelo me
pidió la guerra, mi padre debió la guerra. Y hicieron la guerra, además. Ten cuidado con eso,
tal, que no siempre está tan claro la línea. Aquí tenía razón. Y bueno, pues fue mi escuela,
¿no? Por eso, aunque, digo, la guerra no es algo que yo desea a nadie, ¿no? Pero es verdad que yo
la guerra le dio… Es un aprendizaje extraordinario. ¿Cómo lo puedes encontrar en ningún sitio?
Extraordinario. Miles de personas luchando por su vida. Extraordinario. Con todo lo que conlleva
eso, ¿no? Para bien y para mal. Decías de Eritrea. Aquí tenemos imágenes de Eritrea. Y te digo,
es un país, hace poco vino Aníbal Bueno, fotógrafo, y contaba que es un país hermético,
se dice como la Corea del Norte de África. Claro, yo no sé cómo estaba en ese momento en
el que tú estuviste. Aquí tenemos una imagen terrible, ¿no? Bueno, terrible. Los muertos.
Claro, lo bueno. Terrible es… Las terribles no las vas a enseñar. Bueno, claro. Espero que no me de
problemas YouTube con esto, pero es que aquí realmente… Los muertos, los señores que están
muertos. A este le han quitado las botas enseguida. Las botas no tenían los editores, no tenían
gran alegridad en las botas y las armas y lo despojaban. De todo lo que podía servir se lo
quitaban. Ahí atrás hay otra, ahí al fondo. Esto es el banco de TSN y lo asaltamos. Bueno,
lo asaltaron ellos, ¿no? Iba con ellos. Y, bueno, y después del combate, pues mataron a casi todos
los que había allí. Y, bueno, ellos… Claro, tú lo viste en primera persona. Sí, sí. Como los
ejecutaban. Sí, sí. Bueno, estos murieron en combate. Todos los mataron detrás, en el patio
atrás. Estos fueron en combate. Estos los mataron combatiendo en el ataque, en el asalto. En ese
momento, ¿qué situación había en el país? ¿Quién luchaba con quién era? ¿Una guerra civil?
La guerrilla eritrea era formada parte de Etiopía, en el norte de Etiopía. Entonces,
la guerrilla eritrea quería ser independiente. Pues, como hay gente que aquí, pues… Sí,
como si los catalanes ahora o los vascos… Pues eso, ¿no? Lo consiguieron. Lo consiguieron.
Lo consiguieron. Una guerra muy dura, muy cruel. Ahí lo pasé muy mal por muchas razones.
Y lo consiguieron. Consiguieron la independencia. Ahora son independientes. De la creación de ese
estado tan hermético… No he vuelto a saber nada de ellos. No volví. No volví. ¿No volviste a esa
zona? Hay imágenes… Sí. Esa foto fue portada en un montón de periódicos en todo el mundo. Se la
hizo allí. Este lo habían matado. Esa foto que habéis visto antes está hecha ahí, en ese portal.
Ah, es aquí, ¿no? Sí, sí. Se lo habían matado aquí, en el asalto. Y entonces este fue un tipo que
quería escapar de ahí. Saltó. Entonces estaban aquí, le tiraron y lo mataron. Entonces fueron
corriendo a quitarle lo que tenía. Yo me acerqué. Entonces el tío Albert me llegaba y dice,
«Make me one photo». Y puso el pie encima para la foto. ¡Hostia! Entonces yo hice clic y él tomé la
fotografía. Ese fue el que le disparó. Fue este. Y bueno, acaban de matar. Estaba recién… Sí.
Esa foto fue portada en el diario Pueblo y la se vendió en todas partes y salió en muchos
periódicos. Ellos eran de la guerrilla de independencia. De la integración de literaria.
Unos tíos estupendos por otra parte. Claro, es lo que decíamos, ¿no? Yo estaba con ellos un mes.
Y yo tenía disentería. Me cuidaron de maravilla y eran unos tíos formidables. Pero ese día tocaba
no serlo. Y por la tarde fue peor. Por la tarde fue… No hay fotos. Fueron las violaciones,
las ejecuciones y por la tarde fue peor. Y tú estabas ahí, presente… Claro, en esos casos,
¿alguna vez te has planteado cuando hay cosas tan, tan, tan barbaricas de irte?
¿De irme? Sí, es decir… ¿A dónde? Claro, no tenía sitio, ¿no?
A ver, sí. Estaba ahí. Ese es el culo del mundo. ¿Dónde me iba a ir? Claro.
Pero aparte que yo estaba ahí para contarlo. A ver, a ver.
Hace que ser muy fuerte para… Yo fui allí para tener emoción. Yo fui
porque yo quería contar lo que pasaba en la guerra de Littrea. Que era una guerradura y muy
poco conocida. Entonces, en la batalla de Desenet, yo entero el único pedista que entró con ellos en la
ciudad después de estar un mes con ellos esperando esa batalla. Estaba enfermo, pero entré con ellos.
Y bueno, yo no me planteaba irme o no irme. Yo había ido ahí porque había ido a trabajar.
Y cuando terminé… Pase lo que pase.
… cuando terminé, me fui. A ver, que me costó irme, me costó mucho irme ahí porque
la cosa se puso muy mal. Pero… Pero… No. El par en que me bajo no es como el mal.
Claro. No puedes decir par en que me bajo. Tú lo asumes.
Y era mi trabajo. Y me gustaba mi trabajo y lo hacía bien. Yo era un buen reportero y no
era mal fotógrafo. Cosas que no se daban mal, como ves. Pero bueno, pero… ¿Cómo hizo la foto?
Claro que hice la foto. ¿Cómo no voy a hacer la foto? Primero, el tío me dice «make me one photo».
¿Qué le vas a decir? Que no. Pero no. Aunque no se hubiera dicho,
lo habría hecho. ¿Cómo no voy a hacer esa fotografía? Es una foto cojonuda.
Sí. ¿Cómo voy a hacer esa fotografía? La guerra, es el horror, el dolor,
es el desprecio por el ser humano. Claro. Y esa foto… Ahora le taparían a el muerto,
que no se viera. Y le quitarían el barro a la fotografía. El ser humano es capaz de esto.
Ese tío es capaz también de cruzar una calle bajo el fútbol para traerme agua,
porque yo estoy enfermo. Y por la mañana, el tío cruzó la calle para traerme agua.
Ese chico lo hizo. Ese mismo chico. ¿No comprendes? Y hace eso. Y es el mismo individuo. Entiendan
ustedes, cretinos, que el ser humano es capaz de las dos cosas la misma persona. Y que eso es tan
humano, tan natural en la vida humana, como unar a un niño o besar a una novia o tapar a una
criatura desnuda. Es tan humano. Es igual humano. Es una barbaridad. Claro, pero es que el ser humano
también es bárbaro. Es que el ser humano es salvaje y es cruel y es despiadado muy a menudo.
Y cuando tienes a Dios o al nacionalismo, en este caso el nacionalismo, lo tienes detrás,
todo está justificado. Claro. Es que cuando tienes una coartada, cuando tienes a Dios detrás,
sobre todo cuando tienes a Dios, que eso es lo peor. Incluso peor que el nacionalismo. Claro,
si Dios está en mi parte… Todo está permitido. Lo que dijo aquel, lo decía un demonforo,
cuando los cátaros mataron a todos y dijeron que Dios reconozca a los suyos. En la duda,
matándolos a todos. Y ya Dios sabrá quiénes son los suyos. Dios, Dios, Dios. Por eso yo,
que no soy antireligioso, yo creo que una novela se llama La piel del tambor, que además que habla
de un cura ex o novela, yo creo que la religión es necesaria, ¿no? Es consuelo para gente que cree.
Yo no creo. Vale, de acuerdo. Pero hay gente que sí cree. Y que la iglesia en la iglesia se siente
Oye, qué estupendo que haya. Pero otra cosa es que el cura me esté dictando la vida. No, hija mía,
a tu marido no le hagas eso, que eso es pecado, eso Dios no consiente que… Que se metan en la vida,
que te pongan el velo, que en el púlpito… No, porque en este pueblo hay un ataque… Blasfema.
No, no, no. Dios es muy peligroso. Dios es muy peligroso. Muy peligroso. Y yo prefiero
una vida a Dios. Pues yo he visto unas cosas que si hubiera Dios me hubiera gustado pedirle cuentas.
Claro. Ven aquí. Tú has consentido… Y esto es una minucia. ¿Has consentido esto? Hijo de puta,
¿has consentido esto? Es una de las grandes preguntas. Prefiero que no haya un Dios consciente,
haya lo que haya, ¿no? Porque si hubiera un Dios consciente, sería responsable de muchas
barbaridades, ¿no? Así que prefiero mantenerme lejos de ese concepto. Como no hay esa azar,
la naturaleza de la vida, el cosmos, tal… Sí, es el propio humano que se sienta. Pero no me
busques. Si hay una inteligencia, maldita sea su estampa la de esa inteligencia. Más fotos. Aquí
tenemos una de… Ese es el morterazo. Cayó cerca ese. Esto llega a caer unos metros más y a lo
mejor ya no estás aquí. Bueno, me levanté. Hice así y me levanté. Hice la foto cuando ya
había estallado. Estallé el humo de la explosión. No en la explosión en sí, ¿no? Notaste la
explosión. Sí, se levantó también. Bueno, a este le fue de… Sí, estamos a la misma distancia. Cayó
en medio. Por suerte no hubo nada. Pero sí cayó muy cerca. Eso fue en el ataque a TSN también. Un
morterazo, tío. ¿Es morterazo? ¿Se escuchan? ¿Escuchas el ruido? Ese no lo oía. A veces sí.
A veces cuando se oye. ¡Tum! Que sale, ¿no? 60 milímetros. ¡Tum! Lo de Gerva. ¿Te acuerdas lo de Gerva?
Eso era muy bueno, ¿eh? ¿Cómo lo contaba? Tres segundos. Pero esto no. Era un bosque que caía.
Sabía que caía. El mortero no lo oyes llegar. Mientras que a veces el cañonazo lo oyes rás que
llega, ¿no? Porque es subsónico. Sí, subsónico. El mortero te ve arriba y no lo oyes llegar. Y
este nos pilló. ¡Bum! Pegó. Fue la suerte. He tenido mucha suerte. Sí, porque aquí va de metros.
Sí. Para la foto de esa foto estoy orgulloso de ella. Me dio tiempo. Tiene la cámara preparada.
Además, imagínate que hubiera tenido el foco en el corto o el telemétodo. Claro. Y sí, claro. Ni
siquiera miré por el objetivo y salió la foto. Bueno, esa es la raza. Otras fotos que intenté no salieron.
Esta sí salió. Y hay una. Fíjate esta. Esta es la única vez. Esa foto ha estado mucho tiempo oculta.
Ha estado mucho tiempo oculta. La única vez que tú has estado armado en conflicto. Ha estado mucho
tiempo oculta. Esa foto muchos años. Durante muchos años no se publicó. Nunca se publicó en ningún
sitio. No lo quise publicar. Y aquí la tenemos. ¿Se puede contar alguna cosa? ¿Se puede contar
el motivo? Es la única vez que tú has estado armado en un conflicto. ¿Y la razón? Pues que
al final yo entré y, normal, yo ni armas, fotos, tal, tal. Pero hubo un contraataque T.O.P. muy
intenso. Con aviación pilotada por cubanos. Y entonces nos machacaron. Entonces, bueno,
tiraron Napalm. Fue el de Napalm. En Napalm, cuando te quedas cerca… ¿Tú has estado en un sitio
donde han tirado Napalm? Sí. Sí, hombre. Encima no. Aquí estoy. No, pero creo que el Napalm es el vuelo
del INAM, ¿no? Pero el Napalm, lo peor, aparte de que te caiga eso, aunque le caiga ya él,
pero es que el Napalm consume el oxígeno que hay alrededor. El fuego. Entonces, tú durante… Cuando
caes relativamente cerca, como paso, te quedas sin aire que respirar. Entonces, la sensación…
De ahogarte. De asfixia porque no hay oxígeno es terrible. O sea, recuerdo peor eso. Esa masa y
esa angustia que lo que es el… Bueno. ¿Y huele tanto como dicen en Napalm? Sí. ¿A qué huele…?
Bueno, en Napalm huele a carne que cuando pilla gente huele a carne quemada, sin duda, ¿no? Pero
huele a una mezcla de jabón y gasolina. Wow. Jabón líquido y gasolina. Sí, ya,
más o menos, el olor de Napalm, por lo que te decía. Entonces, la aviación en Etiopé nos dio fuerte y
entonces dijeron, hay que huir, hay que largarse de aquí. Entonces, la frontal con Suárez estaba
lejos, estaba muy lejos, a 100 kilómetros más o menos. Entonces dijeron, no a 100, no a 70 y tanto.
Bueno, pues hay que irse. Arturo, ya no podemos cuidar de ti. No podemos cuidar de ti. Toma,
bújate la vida. Eres una carga para nosotros. O te quedas aquí o si te vienes tendrás que ir
cuando… Entonces me dieron calánico. Y, bueno, y entonces… Este se llama Nagash, este chico,
también lo mataron. Y entonces, bueno, durante 15 días estuvimos huyendo de día escondidos y de
noche en los bosques estos y de noche andando usando la frontera con Sudán. Y, bueno, y ahí sí,
hay alguna vez en mi vida que llevo un arma y que en algún momento pues tuve que recurrir allá porque,
bueno, pues no podía estar ahí yo de paquete y tal. Y, bueno, ahora lo recuerdo, ahora me alegro
porque fue otra experiencia y tal, pero en algún momento Arturo tenía disentería. Echaba sangre y
estaba muy mal. Estaba muy enfermo y estaba ahí, estaba muy débil. ¿La disentería es dura? Sí,
sí. Te puede morir de eso, ¿no? Y, entonces, cuando llegamos a… Después de eso llegamos a Sudán,
por Nagash… ¿Estás sonriendo, eh? Era un crío. ¿Dentro de lo que cabe? Tengo un amigo militar
que me dijo ¿tienes la borrachera de la pólvora del combate? Y es posible que fuera así. Yo no
recuerdo. De hecho, yo no recuerdo el momento de la foto. Me lo hizo uno de los literarios con mi
cámara. Me lo hizo uno de los que se llamaba Valdai. Entonces, bueno, llegamos a la frontera con Sudán
y entonces cruzamos la frontera, tiramos las armas y las tiré. Era una especie de wad y cruzamos la
frontera corriendo. Pero al verme así, yo llevaba además un chaquetón de camuflaje porque hacía
frío en la mañana. Y los sudanes pensaron que era un mercenario. Entonces me trincaron y me metieron
en la cárcel. Y estuve todo el día en la cárcel echando sangre y dije que no sé, voy a morir aquí
como un perro. Pero, bueno, al final convencieronse los literarios a los sudanes de que era un
periodista y me dejaron irme. Pero sí, eso fue todo. Es la única semilla de que llevaba un arma. Y
eso fue uno de los motivos que tú dices que te hizo hacer clic en la cabeza. Claro, yo. Claro,
porque es que... Tomas parte activa ya. Claro, es que ahí ya no era un periodista. Yo quería salir
vivo de allí, evidentemente. Y te digo una cosa, cuando quieres ser vivo haces cualquier cosa para
salir vivo. Sí, sí, que tenías que disparar y disparabas. Si hubiera tenido que pisarle el cuello a un
tipo de tal, lo hubiera hecho sin ningún rebordimiento. Quería salir vivo de allí,
¿no? Entonces, bueno, pues... Pero, sobre todo, es que yo no podía llevarme a mi mamá. Claro, claro.
Llevarme a casa, ¿no? Y me dijeron, no, toma. Y me dijo, toma, toma. Búcate la vida. Tú vienes con nosotros,
pero tenés que salir. Era un grupo de unos 20 y llegamos casi todos. Pero este no llegó. En ese mismo viaje.
Y bueno, a esta foto le tengo una aprecio especial, pero esa foto nunca quises publicar
en su momento, lógicamente. Claro, por todo lo que significa. Dices de educarte en la guerra.
Esta experiencia te educó más que muchas otras. También, también. Te hizo ponerte ahí, ¿no?
A ver, yo no he disparado contra... Cuando tiré, tiré dos veces. Dos veces. Yo no veía contra quién tiraba.
Yo veía fogonazos y veía gente que estaba enfrente. Yo no vi que ir a nadie, ese tipo de cosas.
Tan peliculero, ¿no?
No, no. Yo... Tira... Pasa la trazadora, tira...
Y corres y tal. Y mira y digo, anda, que no está nadie. Vas con ellos. Me han dejado solo estos cabrones.
Ese tipo de cosas. Como es un desconcierto. Ahí no sabes qué está pasando.
No es una estructura, ¿eh?
No sabes qué está pasando, ¿no? Entonces, estoy solo, coño. Artur, Artur, para aquí.
Entonces, claro...
Mientras las balas van por todos lados...
Yo no sé si... Yo tiré y ya está, ¿no? Dos veces. Porque, claro, tiraban todos.
Sí, sí.
Pero no... Pero, claro, el hecho de estar haciendo eso, ¿no? El olor de cuando estás tirando.
Te llamas, te quedas sordo, te deja ensordecido después.
Te... Claro, ya formas parte... Has formado parte de eso, ¿no?
No eres ya un testigo no implicado, sino que ya te has implicado.
Entonces... Y me sentí implicado. Sé lo que se siente, quiero decir, ¿no?
Y el saber qué se siente también es útil, ¿no? Saber de qué eres capaz, ¿no?
Yo, en ese momento, habría... Si hubiera hecho falta con la bayoneta, habría matado a quien fuera, ¿eh?
Se habría degollado, habría...
Sentías eso.
Sin el menor escrúpulo, ¿eh? Sin el menor escrúpulo. Pues se tarda en seguir vivo.
Entonces, claro... Y eso me hizo ver lo que no había visto todavía.
Claro.
Yo tenía 25 años. Claro, pues para mí fue una experiencia nunca he repetido,
nunca he querido, jamás en mi vida he querido... Ahora, ¿sabes qué pasa?
Lo verbo todavía. Todavía sé desmontar un Kalashnikov a ciegas.
¿Sí? Sí, porque me entrenaron para eso ellos en esos días, ¿no?
Me pongo un... Es una K-47, ¿no?
Sí, sí. Yo tengo un Kalashnikov, tengo uno que... De los Balcanes me traje uno.
Sí. Que se podía traer un arma en un avión por piezas y no pasaba nada.
No joda, era un avión. Hablo del año 92.
Del año 94 en un avión. Lo traje en tres viajes.
La Guardia Civil la llevé y me lo inutilizaron, lo registraron y lo registraron.
Pero tú tenías una Kalashnikov desmontada en el avión.
Sí, lo traje en tres viajes. Ah, vale.
En tres viajes. Traje una cañota, etc.
Vale. Pero no hubo ningún problema.
Y en la Guardia Civil me lo dejó y lo tengo en casa.
Entonces, todavía puedo ponerme un pañuelo en los ojos y a ciegas de montar el Kalashnikov
y montarlo otra vez, cosa que practicaba allí, ¿no?
Practicabas allí, ¿no? Sí.
Bueno, pero es una historia vital.
Estaba fuerte en aquella época. Sí.
A ver, no pareces enfermo. No, no.
Lo estaba, lo estaba. Y no estás tampoco
muy delgado. Lo estaba, lo estaba.
Cuando dices lo de la borrachera, la pólvora,
¿es metafórico o es real que la pólvora
te causa un cierto estado de...
Sí, te causa un cierto estado, un estado
de respirar la pólvora. Como euforia.
No, euforia, no. Un estado como...
No sé qué, no sabría decirte.
Como mareado. Sí, como mareado.
Como si hayas tomado alcohol, una cosa así.
No, el puro, cuando el puro es cargado.
No había escuchado. Eso dijo el amigo.
A lo mejor era una invención.
No recuerdo el momento.
No recuerdo el momento.
¿Y eso te pasa en general
con este viaje, este momento de arma,
que lo tienes difuso, quizás como modo
de protección, o lo recuerdas bien
muchos fragmentos? No, recuerdo bien
ese episodio.
Este día no recuerdo
cuando hice la foto. No recuerdo.
¿En qué circunstancias fueron?
No sé por qué tenía la bayoneta en la casa.
Yo no la tengo, pero si me pongo la tengo suelta.
La he sacado para algo
y aún no me la he enganchado,
pero la había enganchada con un clip
aquí en el cinturón.
¿O la he sacado o la voy a...?
No sé ni qué estamos saliendo. No lo sé.
La aventuras.
Mira esta foto.
Esto es África, si no me equivoco.
Sí, eso es el Sahara.
Aquí en el Sahara.
Esta sí que te acuerdas, ¿no?
Sí.
Eso es Tinduf.
No, esos mapes.
Eso es Tinduf. ¿Cuántos años tendrías aquí?
Ahí tenía, te lo digo, ahí tenía
26 años.
26 años.
Aquí ya eres otro Arturo Pérez,
aquí la aventura ha bajado.
Ahí no había aventura.
Aquí hay un trabajo de enseñar lo que vas.
Ahí tenía 27 años.
27 años.
Ya eres otra persona.
No tiene nada que ver.
¿En qué situación estabas?
No, nada de eso.
Ibamos con el polisario a hacer incursiones
con la guerrilla contra los marroquíes
y en el campo de refugiados
en la base de la que salimos,
Claude Grunz, que era un fotógrafo francés muy amigo mío,
padrino de mi hija y padrino de su hijo,
me hizo esta fotografía.
El Elsan en Saharagua y yo en mi cámara y el reloj ese.
El que te ha acompañado, ¿no?
En las batallas.
Aquí hay una que me chocó mucho
porque me parece...
El tema del banco.
¿Qué ha pasado aquí?
Cuando asaltamos el banco de Tzenei,
volaron la caja fuerte
y robaron todo el dinero en los eritreos.
Y bueno, yo hice la foto.
La foto es muy mala, como ves.
La foto del dinero allí.
Y esto lo utilicé en la novela
Revolución.
Empieza con el asalto al banco
en México.
Me inspire en el asalto al banco
de Tzenei
en el norte de Etiopía.
Y el asalto fue muy básico, ¿no?
Mataron a todos y volaron la caja.
O sea que no se hacía prisioneros
de ningún tipo.
No, no. Mataron a todo el mundo.
Y el dinero se lo llevaron.
Me dieron una moneda que todavía conservo.
De ese robo, ¿no?
Una moneda de coca, una moneda de Haile Selassie.
Lo tengo todavía como recuerdo.
Es que eso no son aventuras,
son experiencias que...
Esta fue mi última aventura
de mi vida como aventura.
Y mi primer momento
de la vida siguiente.
Hay una foto ahora
que es la que más me ha chocado.
Es quizás de las más visualmente...
Que no me atrevenía a ponerla por tema de YouTube.
Pero yo la pondría, pero es por tema de YouTube.
A lo mejor en el clip la podemos meter
porque el clip al final es un tosito pequeño.
La podemos meter por edición.
Aunque sea un poco censurada. Es la del tanquista.
Ah.
Entiendo que un tanque es...
¡Ponla, Diablos!
Venga, va.
Le dejamos en pantalla pequeña aquí.
Vamos a ponerla, va.
No es Gore.
Es un muerto.
Pero impact.
La gente que lo juzgue, que lo pongan en comentarios,
a mí me impacta.
Le tiraron con un RPG-7, que es un lanzacohetes
contra carro. Es un tanque etíope.
Entonces, el tanquista quedó tieso.
Había más, pero este
estaba en la torreta.
Entonces, lo que hice fue
me acerqué, abrí
la trampilla arriba
y hice la fotografía.
El tío estaba recién...
Recién...
O quemado.
Lo mató la explosión.
La llamarada y la...
Esos son
de carga hueca que merforey estalla dentro.
Este lo mató él.
La foto es tan terrible.
Es un muerto. No.
Pues como las políticas de YouTube son a veces...
Está chicharro, le quemó la ropa y todo.
Claro.
Cuando haces una foto... Pero fíjate.
¿Sabes qué pensé?
La dejé abierta, bajé.
Y este tío tendrá ahora una mujer,
una hija, una madre
que no saben que está muerto.
Que no saben que está muerto.
Tu hijo está en ese momento muerto,
acaba de morir, pero hay alguien que no lo sabe
y que tardará en saberlo todavía
o no lo sabrá nunca.
Este crío fue un crío
y una madre lo acunó y le dio de mamar
y lo llevaron al colegio
y le dieron de comer
y fue a la escuela y tal.
Dentro de dos horas estará por el calor,
estará podrido, estará hinchado
y estará negro de moscas
y de todo.
Y hay gente que lo quiere.
Se llamará, no sé, como Isa
o Mohamed o como sea, o Safaro.
Y no saben que está muerto. Eso pensé.
Pensaste en eso.
Cuando he visto un chico muerto, joven sobre todo,
o hay gente
que a esta persona la quiere.
No están solos en el mundo.
Son gente que tiene familia
y no saben que está muerto ahora.
Piensan en él y esperan que vuelva
o recibir una carta suya
o ahora querrán mensajes de YouTube
o lo que sea o Instagram
y no saben que están muertos.
Qué asquerosa es la vida a veces
con los seres humanos
y con la gente.
Cuando haces una foto...
Criar un crío, perdón, crearlo para esto.
Para irlo. Para acabar así.
Y joven, que debería ser joven.
No lo sé, no le vi la cara, pero creo que tenga
más de 30 años este chico.
Y terminar así, chicharrado
en una lata
de un tanque.
¿Es más duro hacer una fotografía a un cadáver
o a la familia del cadáver?
La familia.
Los muertos están muertos.
Cuando ya has visto muchos,
me ha merecido tu impresión.
Mi primer muerto me senté a mirarlo.
Me quedé sentado.
Estuve sentado como 15 minutos.
Quería ver qué había ahí.
¿Cuál era el misterio, el secreto?
¿Cuál era la clave? Me senté a mirar.
¿Puede saber cómo fue?
¿Era un conflicto?
Fue en la guerra de Chipre.
Estaba combatiendo y había muerto.
No lo viste como moría.
Me acerqué.
Me acerqué.
Hice una foto que después no publiqué.
Había muchas fotos de esa.
Me senté y estuve mirándolo.
Estaba muerto.
Tenía los ojos abiertos y polvillo.
Lo había matado con una granada.
Tenía polvo
en los ojos abiertos
y en la ropa.
Nadie le sacude el polvo.
La explosión que los ha matado,
el polvo se les queda encima.
Estaba como rebozado del polvo
y estuve mirándolo y es un chico joven también.
¿Me piensas eso?
Tuve una vida notada
para terminar así.
Pensé que voy a terminar así también.
Quizá por eso tengo mi actitud
ante la vida y la muerte.
Por eso nunca me preocupó
eso de morir, el panteón,
la familia, el otro,
el encinerarte,
la tumba. ¿Qué más da donde sea?
¿Puede ser cualquiera de ellos?
¿Puede ser yo?
Ya sé.
Llega a caer unos metros diferentes.
Lo asume. Lo bueno que tiene eso
es que lo asumes como natural.
Son las reglas.
Es lo que hay.
Pero no se te dé valor.
No creas que es heroísmo.
Es resignación.
Es lo que hay.
Cuando me llegan a tirar en Nicaragua,
te conté la otra vez, que voy a apoyar la cabeza en el muro,
es resignación.
Te ha tocado.
Tengo 12 millones de años.
No inventaremos ahora nosotros la solución.
Cuando te dieron el arma
y pudiste luchar por tu vida,
si lo hiciste.
Ibas ahí con la intención.
Defenderme.
Pero no te resignaste a morir.
Te salió el instinto de supervivencia.
Era joven y, aunque estaba enfermo,
tenía todavía posibilidades
y no podía dejar que otro...
A currucarme allí para que...
¿Qué es lo que pasaría hoy en día?
Tengo un certificado.
Cuando llegamos a Ciudad, me dieron un papel
que tengo en mi casa, que es mi orgullo.
Te lo voy a mandar.
No lo vas a meter.
Me pone en una hoja de blog
«Nosotros, combatientes de Iritele,
los jefes de batallón que fueron llegando,
el camarada tuvo que reverte,
cubrió la guerra como reportero
y al final luchó con nosotros
cuando los fascistas...».
Hostia.
¿Tienes un certificado?
Bueno, que nadie podría haberlo hecho
yo con amigos.
Te puedes ir a la copistería del barrio.
Lo tengo allí y es una especie de orgullo personal.
Es la única vez
que has estado ahí. Afortunadamente.
Vamos a dejar las guerras
y esta parte oscura
y una pasión tuya
que no tanta gente sé si sabe,
pero es el mar. Mira.
Te voy a poner aquí esta foto.
Ah, sí.
Dices que esto es tu patria.
Es el Mediterráneo.
El barco no es mi patria.
El barco es el mueble
en el que yo viajo por mi patria.
Es el Mediterráneo.
No, es el Mediterráneo.
Ese concreto es el Mediterráneo?
Es el Mediterráneo. Es que de ahí viene todo.
Viene la cultura, los dioses,
el mármol, el vasito de oliva, el vino tinto,
las legiones, las mujeres guapas,
los hombres guapos. De ahí viene todo.
Es la cuna de todo.
Yo estoy orgulloso de ser europeo.
Bueno, orgulloso.
Satisfecho de ser europeo.
Me gusta ser europeo. Me gusta la cultura europea.
Me gusta sentirme parte de esta Europa.
De una Europa que hizo tantas cosas buenas
y que fue faro, luz del mundo
para tantas cosas que hoy no lo está siendo.
Al contrario, pero que en su momento lo fue.
Cambió el mundo.
Cambió las ideas del mundo.
Y todo vino de ese mar.
Desde niño crecí en las orillas.
Para mí no fue un obstáculo.
Siempre fue un camino que llevaba al lugar.
Me escapaba de clase y iba al cole.
Me ponía en el puerto allí.
Ahí viajaban los barcos, las putas que...
Y eso, los marineros.
Y yo con mi cartera ahí, ¿no?
Con 12, 13 años mirando aquello.
Observando.
Un día me iré yo por ello también.
Y así fue un día.
Para mí el mar crecí en sus orillas.
Bufeé en él, saquean foras romanas del fondo.
Y mi hija exarcó lo que ha hecho
y sigue haciendo lo mismo.
Y con un velero que tengo,
siempre lo navego por él, siempre que puedo.
Y para mí es
navegar por la memoria, por la patria.
Claro, es echar el ancla junto a un templo romano.
Bucear y sacar
una fora de un barco fenicio.
Estar en una colina donde está
una antigua ciudad griega.
Claro, es estar
en un mundo
que me encanta.
Los albores de nuestra cultura.
Claro, estar en mi memoria, visitando a los abuelos.
Visitando a los abuelos.
Yo tengo un pretexto en la mano. Me gusta mucho.
Navego hace 35 años.
Y soy marino. Tengo la actitud
de ser naveguada. Tengo mucha experiencia.
Y me he comido tanto cosas buenas como
cosas malas en el mar como todo el mundo.
Y además hay una cosa
que tiene el mar todavía para mí.
Yo ya no voy a la guerra. Yo no hago
una vida de emoción.
Pero el mar me devuelve
una cierta estimación por mí mismo.
El mar
no es como en las fotos
de publicidad. El mar es muy hijo
de puta. El Mediterráneo es muy cambiante.
Y el mar es un lugar muy peligroso.
En el cual mantenerse vivo
no siempre es fácil. Entonces
estar allí, además yo navego igual en cualquier
época del año, a veces con mal tiempo.
Entonces me obliga a estar
a ser marino. Ser marino significa
estar atento, lúcido,
mirando el barómetro, el ice,
antes con el estante,
ahora con el GPS.
Me obliga
a rizar una vela,
a estar atento.
Entonces esa obligación, el tener
que ser marino para no perder el bar
con los tripulantes que llevas y no perder
tú con ellas,
me devuelve una cierta
emoción.
Una cierta
satisfacción de
estarlo haciendo correctamente,
de hacer bien mi trabajo. Has vuelto a Puerto.
Has dejado a Puerto. Quiero volver a Puerto.
Aunque tengo
20 y sube 27 y 30
y 32 nudos y me cago en la mar
y se va a 46
y tengo que tomar el rizo o se me arrifa una vela.
Pero tengo que llegar a Puerto
porque no puedo decir para en qué me bajo.
Eso me hace
ser el que fui.
Me devuelve un poco el respeto por mí mismo.
Soy viejo, ya no soy el mismo tío,
tengo canas en la barba, arruas en la
cara, el pelo ya me escasea
y tengo ya
los hachaques normales. Pero cuando
voy al timón del barco
me enfrento a una situación,
un problema. A veces el problema viene
con la mar tranquila, no siempre son
una vía de agua.
Y lo soluciono bien,
digo, todavía eres parte
de lo que fuiste.
Todavía no eres un abuelete
acastillado
en un lugar como todavía
madrugas y todavía estás
noche sin dormir y todavía estás de noche con los
primáticos de ese mercante cabrón que no me maniobra.
I call to the vessel,
my port,
please,
watch me,
todavía estás en esa actitud
viva, activa y me hace
respetarme. Entonces,
para resumir, si todavía me respeto
en algunas cosas, quizá porque todavía
sigo siendo marino.
Aquí ya sabes que nos gustan las aventuras. ¿Cuál
ha sido uno de los momentos más jodidos que
hayas pasado en el mar?
Ha habido varios momentos jodidos.
¿Qué has dicho?
Que no salgo.
Ha habido varios.
Un día
con mi hija Carlota y hoy con mi mujer.
Hace muchísimos años.
Yo tenía otro barco, no era este.
La vela tuvo un problema en la vela.
En la vela del
Génova, en Rollable, tuvo un problema
en el pozo.
Tuve que ir a Proa a arreglar el problema.
Y el barco daba unos machetazos enormes
en la mar y la mar me cubría.
Estaba bajo un oleaje fuerte.
Muy fuerte. Son las enormes y el barco
tal. Mi mujer mantenía el timón
por la mura.
Bajaba, maniobraba muy bien. Tenía experiencia
como yo. Y mi hija Carlota estaba amarrada
en el habanero. Tenía entonces como once
o doce años. Y entonces
yo estaba allá.
Me mojaba y ella estaba ahí. Me levanté
y empecé a blasfemar.
Me cago en tu puta madre.
Esto lo que tienes,
cabrón. Me duele a tu
puta madre.
Te vas a joder porque voy a ir al aeropuerto,
hijo de puta.
Es poco. Todo mojado.
Te meten con tu energía.
Mi hija Carlota todavía recuerda
a su padre blasfemando
en la proa del barco
sin respeto ninguno, por Dios, ni por
nada. Y es una escena para ella.
Ese fue
porque la llevaba ella. Ese fue un día
que me preocupó. Y ha habido
algunos más. Al margo del Marti
en otro momento.
Para que veas la diferencia.
Un día un banco de delfines enorme
yendo a Cerdeña.
Desde Menorca a
Cerdeña. La mar como un
plato y vamos a motor y un banco de delfines.
Para el motor mi hija tendría
once o doce años. Y entonces
mi hija que adora los animales lo sigue adorando.
Ahora tiene cuarenta de arcóloga subacuática
como sabes.
Y entonces
se tiró el agua.
Entonces se tiró entre los delfines.
Entonces yo claro me tiró agua
enseguida. Me tiró atán. Y entonces
la escena es
la quilla, el casco del barco.
El fondo azul.
Delfines por todos lados. Mi hija
Carlota agarrada
al espejo de popa del barco
mirando los delfines.
Yo mirando a mi hija.
Controlando. Entonces una delfina
un delfín hembra
con un delfín pequeño.
Y el delfín pequeño te juro
por mi hija
que lo que te estoy contando es verdad
Jordi. El delfín pequeño se acerca
a mi hija y se la queda mirando a esta
distancia.
La madre del delfín detrás
haciendo así y yo lo de mi hija
haciendo así, vigilando a nuestros cachorros.
Y mi hija hace así y le toca
la nariz al delfín y el delfín
se dejó tocar la nariz.
Wow.
Era como un espejo. Es una
cosa, es un momento, de momentos hermosos
de mi vida. Entonces fui ya
a coger el Carlota, a coger la escala,
la subí. Los delfines tienen
una parte. Fue un momento
y eso es el Mediterráneo también.
Los dos extremos.
Y bueno ese es el mar. Para mí es mi mar.
Es tu mar. He navegado por otros mares
pero este es mi mar.
Ahora solo me apetece este.
El Mediterráneo. Cualquier momento del año.
De hecho hace poco que vienes de...
Tengo la boca como la teca. Me dio el sol, se me
guardeó el frío, se me guardeó la
que tenía los labios cortados.
He estado hace una semana. ¿Tienes alguna época
favorita para navegar?
Que por lo que sea te llame más atención.
En el Mediterráneo,
en la zona en la cual te coño el barco, donde yo
salgo, septiembre, octubre son muy buenas
épocas. Lo que nunca navego es en
julio y en agosto. Hay
demasiada gente. Pero llegar
a los trocados
o a Asinara en Cerdeña
en el mes de febrero
si el tiempo no es malo y estar
solo allí. Es espectacular.
Ahí van las ballenas.
En Asinara ves que pasa la ballena por al lado de ti.
El mar es eso. El mar es todo.
El mar para mí es muy importante.
Sobretodo, como te he dicho, primero porque es
mi patria de verdad y después porque
me devuelve el respeto hacia
mí mismo.
Bueno, ya está.
Y aquí mira. ¿Quién era ésta?
Sí, eso es yo.
Es el pequeñito. Sí, eso era en Cartagena.
El barco es el Américo Vespucci, el buque de
escuela italiano creo que era
y éste y yo en el puerto de Cartagena.
Desde siempre.
Claro, es que el mar está
en mi vida desde niño.
Claro.
Ya digo que me he escapado de este puerto a ver aquí los marineros.
Para mí era un mundo fascinante.
Vivir allí, ver todo eso.
Y después me hizo un amigo que era el piloto,
que era un
marinero de allí, viejo marinero.
Una especie de chanquete. Sí, ¿no?
Pero de verdad, de la vida real.
Con el que yo salía... No sé si tienes fotos
de eso, no sé si te he mandado una. Había una
de esto, pero no había foto.
Con el que yo salía
a ayudarlo, que salíamos
y hacía medio contrabando. De esa
época, ¿no? A coger whisky en
un barco y tal.
Y le daba lo de dinero. Una botella
y a mí me daba otra.
Entre los 12 años y los 15 estuve
estudiando con el piloto mucho. Me enseñó
muchas cosas. Te enseñó, ¿no? Un él me dijo...
Fui mi primer cigarrillo, lo fumé con él
con 12 años. Un él me dijo
una cosa que... Una vez hay un lugar
aquí que se llama El Espalmador donde
desguazaban los barcos viejos.
Y me dijo
qué triste para un barco noble
terminar desguazado de esa forma en
tierra. Y dijo, ojalá
nunca nos desguacen a ti ni a mí, chaval.
Fagal.
Nunca nos desguacen a ti ni a mí.
Tenía mucho con él. Era esos tipos
analfabetos, duro...
Pero con mucha experiencia. Del mar.
Bueno...
Tenía la golfería
justa del Mediter... La picardía del
Mediterráneo que se busca la vida. La tenía, por supuesto.
Medio contrabandista, medio
paseaba a la gente,
a los turistas. Era un chico muy guapo,
un buen apetece. Parecía un poco al príncipe gitano,
ese tipo de chico. Sí, tenía ese...
Ojos claros, tal.
Cuando a las turistas le llevaba en el
piso, se decía, coge el tiempo guapa y las hacía
así detrás de las atal. Las turistas
eran guapísimas.
Tengo unos recuerdos maravillosos del piloto.
Bueno, pues todo eso, digamos,
ahí empezó mi ridículo con el mar
que después se truncó porque me
dediqué a lo que me dediqué, pero al regreso
de la Isla de los Píratas volví otra
vez al mar y ahora el mar sigue siendo...
El mar sigue siendo importantísimo para
ti. Muy importante. Importantísimo.
Decías antes, relacionado
con el Mediterráneo, la cuna
de nuestra cultura occidental,
que ahora ya, Europa,
el mundo occidental no es el faro del mundo
que era antes.
Y eso es muy triste. Y eso es muy triste.
¿Por qué crees que pasa eso?
¿Por qué crees que Europa está en decadencia?
Por mucha... No sé, yo no soy un sociólogo.
Eso no sabría. No tengo claves
de eso. Lo que yo puedo decirte es que...
Es que es un hecho, ¿no?
Claro.
Europa viene de la
latinidad, de la
grecidad, de Grecia, del latín,
del renacimiento. Europa es
un núcleo cultural
que ilumina el mundo completamente.
Europa es la revolución
francesa, los derechos del hombre.
Europa se vuelve el referente moral de la
humanidad durante mucho tiempo.
Y exporta
ideas de ilustración,
de progreso, de libertad,
de decencia y de justicia.
Eso es indiscutible.
Pero es víctima de su propia
dialéctica.
Es decir, con el tiempo, esa Europa
referente mundial
ha dejado de serlo.
Se ha ido durmiendo,
se ha ido convirtiendo en un
decorado vacío
de contenido, en un parque temático
para turistas.
Y entonces, donde antes había
políticos como De Gaulle, como
Churchill, como Adenauer, como Metternich,
como Napoleón, que era
un tío de una talla extraordinaria.
Gente como
Voltaire, como Rousseau,
como Montesquieu,
como Hahn, como Speig,
como Tolstoy.
Había un núcleo
cultural
que
era el pasmo
y el ejemplo
para todo el mundo.
Y todo el mundo miraba Europa como referente
democracia, libertades,
derechos humanos y demás.
Poco a poco ha ido cayendo en manos
de políticos en alfabetos
y de tenderos sin escrúpulos.
Y entonces,
Europa ha, digamos,
ha abdicado
de los principios morales
que inventó y que exportó
para convertirse en una caricatura
torpe de sí misma,
donde el buenismo, el que dirán,
la hipocresía,
la hipocresía social
ha sustituido
aquello.
Te decía la otra vez que hemos sustituido
razón por sentimientos.
Ahora sentimos emociones. Europa
siente. Europa,
ante el drama palestino, siente
el horror, siente el
dolor, pero no razona.
Ha dejado de razonar.
Hablo el término, evidentemente,
generales. Entonces,
Europa ha dejado de ser
una
cátedra
de cultura, vida,
razón, debate y lucidez
para ser una parodia,
ridícula, buenista,
canceladora de todo aquello
que no comprende
o queda fuera de su alcance o queda
fuera de su ignorancia.
Entonces Europa ya no tiene ningún peso moral en el mundo.
Es más, Europa ha cometido
la vanidad
arrogante de querer
que sus modelos
sociales, politológicos,
sean exportables al mundo, que el africano
de Sierra Leona, el
boliviano de Bolivia, el
malayo de Malasia,
el ruso de Rusia,
o el siberiano o el chino, tenían que comportarse
según estos criterios, que eran
referentes, pero no eran obligatorios.
Entonces, claro, eso hizo
que el mundo
reaccionara contra eso. Europa y la
invasión. Es ese mundo que antes
admiraba Europa,
que antes nos miraba como referente,
ahora nos mira solamente como parque temático
para venir de visita, de turismo, pero
nos desprecian, porque sabe que
somos una caricatura
de lo que fuimos, que ya no hay
nada vivo, que estamos muertos.
Y a eso añádele
la invasión, y la digo
en el sentido absolutamente histórico,
la invasión,
la llegada de masas
de migrantes, africanos,
magrebíes,
los americanos
son de nuestro ámbito más o menos, no es
discordante, pero estos de culturas
muy diferentes que se
instalan en Europa, con lo cual, y además
ya no adoptan
nuestras
referentes morales, sociales,
traen los suyos, nos
desprecian tanto que
mantienen los suyos. Hay una encuesta
hace poco hecha en un colegio, que es muy interesante,
un medivídeo, un colegio
de chicos de origen
magrebí en Francia,
y le dicen, y el chico dice, no, yo no soy
francés, yo soy francés que vivo aquí,
pero yo soy argelino.
Porque una Europa
que ya no tiene una identidad propia,
los jóvenes no tienen
ya una identidad que adoptar. No hay
orgullo, ¿no? Prefieren el orgullo propio,
la suya, orgulloso de ser
argelino musulmán, que es ser
de esta Europa, que ni creen ella,
ni se aclara consigo misma
y llena de contradicciones y estupideces.
Entonces, claro, paradójicamente,
aquellos que están,
que contradicen
nuestros principios
morales,
éticos, sociales, tal, son los que están cada vez
presionando más
y haciéndose más dueños de esta Europa.
Lo cual además es de justicia,
que ocurra porque Europa no es capaz de defenderse.
Así que bueno, pues.
Así que resumiendo, igual a
pesimismo histórico, es decir,
Europa nunca va a ser lo que fue.
Europa será cada vez menos Europa y más
otra cosa, que yo por suerte no voy a
ver, porque yo no voy a estar aquí para verla.
Ni quizá tampoco la veas tú, pero
evidentemente que vas.
Pero Europa es Europa muerto. La Europa que yo amo,
la Europa de los museos,
de la cultura, de la educación,
de los colegios,
de las mujeres libres, mujeres
libres que se quitaron el velo
por fin, que
es dueñar de su cuenta corriente en su banco,
dueñar de poder decirle al maridomita
vete a hacer puñetas.
Es Europa
está amenazada.
Y la tendencia
es que no vaya
mejor. Yo vamos a ver.
Te lo he dicho antes.
Creo que el Islam es un problema para Europa.
Creo que el Islam es un problema.
No sé cómo se resuelve, ni
soy capaz, ni...
Porque cada vez es mayor, cada vez es más
cada vez es más... Saben lo débiles
que somos. Nos
desprecian con todos los motivos del mundo.
Hace poco, hace un par de años
en una carnicería, estaba comprando
la carne y había una mujer
musulmana con la niña pequeña. La mujer llevaba
el velo y la niña no veía todavía. Era pequeña y
iba sin velo. Y el carnicero en plan sin
poder dijo, a esta no le pondrás velo
cuando sea mayor. Y dijo a la mujer,
dijo así, dijo, mi hija,
tu hija llevará velo
como esta, tu hija lo llevará.
Con el orgullo
legítimo por otra parte
de quien está consciente.
Entonces claro, todo es muy contradictorio,
todo es muy complejo. Pero Europa
está líquida, Europa está
sentenciada. Pero es la historia,
tampoco pasa nada. Son ciclos ¿no?
Son ciclos. En la historia todos los imperios caen.
El autoguaro vendrá otro que yo no veré.
Y a lo mejor tú tampoco lo ves. Tardarán
siglos los imperios en crearse. Vendrá otro
distinto. Pero este ya no va a ser.
¿El imperio europeo de la cultura, el renacimiento?
Es que el problema es que yo me crié
en eso. Mi abuelo nació en el siglo XIX,
mis abuelos. Yo me eduqué en ese mundo.
En este tipo. Pani Voltaire, Rousseau,
Homero, Dante, Cervantes.
Son mi
nocilla,
mi nutriente. Entonces claro, ¿cómo voy
a ver? No puedo ver con indiferencia
cómo todo eso desaparece. Claro,
me siento incómodo. No puedo que sea
un polla vieja ni que sea tal. Es que
me siento incómodo. ¿Cómo no voy a lamentar que se
pierda lo más importante
que el mundo, el mundo ha dado
en cultura y educación
y en...
Si es que, eramos la... Europa era la
pera. Eramos la monda.
Eramos el faro
moral del mundo. Y lo hemos
destruido en guerras,
en tal, en estupidez, en barbaria,
en ignorancia. Y hablamos de
los que deberían
los que deberían
asumir y
compartir esa cultura,
transformarse para bien. Al contrario,
los desprecian y asientan
la suya con reacción
frente al desprecio que nos tienen.
Pero bueno, oye, cada... Bueno, es de los
ciclos, ¿no? Cada civilización
responsable de sus
errores. Aquí estamos.
Ahora es muy interesante
tener biblioteca, ¿no? Haber leído
y haber
vivido y sentarte a ver,
¿no? Participar. Yo parte
participo, ¿no? Pero estar viendo,
¿no? Cómo ocurren las cosas, ¿no? Cómo
se demuele, cómo la demolición
de ciertas cosas, de ciertos mitos,
de ciertas estructuras sociales,
cómo la invasión de
de otras cosas, ¿no?
Cómo se transforma una sociedad, cómo
las ratas se quieren congraciar
con los futuros vencedores,
cómo los dignos quedan marginados
por los cobardes,
cómo los
jóvenes con rencor
y con
pasión y con violencia
generada por siglos de
ser la parte pervedora quieren tomarse
la revancha. Y cómo enfrenden hoy
un enemigo ya lo bastante fuerte para
hacerles frente.
Cómo te he dicho cómo las ratas se congracian
con ellos, ¿no?
Ah, yo también, yo también, yo también. La crisis
de liderazgo, ¿no? Que tenemos. Yo también, yo también era
guapar, yo también. Si no te lo crees,
cabrón, no te lo crees. Pero como sabes
que son los que... Yo también, venga, yo
también. La cuffilla, yo también era. Entonces, claro,
es muy interesante. Cuando tienes la edad que
tengo, ya no tienes nada que perder y ya no tienes todo ganado
o perdido. Claro. Mirar y observar
el comportamiento de los seres humanos.
Confirmar. Confirmar los viejos,
las viejas enseñanza, aprendizaje
y también descubrir sorpresas.
Pues claro. En mitad,
de pronto ¡pum! Anda.
Pues este o aquello, aquello, tal.
Todavía hay gente que... Claro que no todo es,
¿no? No es pesimismo. Y es una,
es muy interesante. Y con eso, Jordi,
todavía escribo novelas. Claro.
Eso es para ti, ¿no? Es
gasolina para tu materia, ¿no?
Para tu... Si no me dedicaría a hacer novela,
puede ser la misma novela. La misma repetida
300 veces, ¿no?
No, no, no.
Justamente lo que mantiene vivo,
es que tengo... Sigo siendo
un hombre curioso que mira.
Ese niño que miraba los barcos, sigo siendo
yo. Sigo viendo lo que he leído,
he visto... Y observas otras cosas.
He hecho muchas cosas, ¿no? Pero
sigo teniendo esa capacidad de
la curiosidad,
¿no? Cuando el ser humano pide la curiosidad,
igual cuando un novelista pide la curiosidad,
hija del héroe de mirar fuera y se
concentra en su mundo, está muerto, se muere.
Yo todavía, un día estaré muerto con todo el mundo.
Todos envejecemos y
perdemos facultades, ¿no? Pero todavía,
justamente la curiosidad, esa de la que
te hablaba, es la que me mantiene vivo.
¿Eres optimista
por eso en cuanto a
nuestra sociedad? No.
No. No. No. Yo socialmente
soy pessimista. Lo soy optimista en cuanto al ser
humano. Yo creo que ya no es salvación
colectiva. Eso de, ah, compañeros,
tal, mecheritos, tal, tal. Yo lo he visto,
lo he vivido. Yo he estado en la época
de lo tal. De que
estaban, de que estaban palos.
Estaba ahí, yo estaba corriendo ante los grises. Y estuve 12 horas
en la DGS, pero no porque
yo fuera militante, sino porque iba una chica que me gustaba
y...
Una clara policía, yo iba con ella porque
era algo que me gustaba y me trincaron.
O sea, por una chica que
te mueren a palos.
Yo no he dicho nacional.
¿Qué pasa por aquí? No sé qué.
Estás en política. Sí, estoy en política, pero bueno.
Pero que yo he venido porque era una chica.
¿Cómo es que era una chica? No me acuerdo.
Pero o sea, que lo he visto, lo he visto.
Tú lo has vivido en primera persona. Entonces, claro,
¿por qué
venía esto? No me acuerdo por qué te decía esto.
Por el optimismo socialmente
no socialmente. Yo solamente soy pesimista.
Lo que sí creo, creo, todavía es en el ser humano.
Yo creo que la salvación todavía es individual.
Gente,
yo ponía, alguna vez puse el ejemplo de
esa imagen de una partida ajedrez,
en la que el tablero ya
no es ni blanco ni negro, es gris.
Y las piezas ya son de varios colores.
Y hay un peón que está en su
quesillo, el tío solo ahí en su... Bueno, por lo menos
mi quesilla, el que entra aquí, le clavo a la
que cojones. Y bueno,
en la quesilla hay otro peón.
Aquí estamos dos y tal.
Oye,
dame esto aquí. Somos tres.
Oye, creo que somos cuatro y tal.
Cuatro peones y tal. Pues ya no estoy tan solo.
En eso sí creo.
En la solidaridad de los lúcidos,
de aquellos que no se rinden,
que son capaces de ser fieles a sí mismos, aunque a veces
tengan como todo el mundo que transigir,
pero que se mantienen coherentes.
En eso sí creo.
Creo que el ser humano, aunque ya no puede salvarse
colectivamente, si puede salvarse individualmente
o en pequeños grupos, como en
Waterloo, después de la batalla, ¿qué pasa?
Los supervivientes de Napoleón
hacen cuadros para resistir ahí
los últimos ataques de los ingleses
y los prusianos. Pues igual, gente
con la que se pone con tu espalda y esa
por la espalda está este defendiendo.
Y aquí el colega.
Y entre todos, no vamos
a ganar. La guerra está perdida, pero al menos vamos a
pelear. A resistir. Que ya
pelear ya justifica estar aquí. Al fin y al
cabo, ¿qué más da? Si al final todos morimos,
todos perdemos. Pero si peleas,
si peleas con dignidad, con valor,
con coraje, si tus hijos que te ven pelear
están orgullosos de ti,
si la mujer que te ama te ve
pelear y dice, coño, pues no me
equivoqué al amar a este tío. Si el hombre que te ama
dice, no me equivoqué al amar a esta tía o
este tío. Si la gente
que te mira
dice, pues eres un ejemplo de
dignidad para ellos, ya lo has justificado.
Ya lo has justificado. Pero bueno,
pues si no vamos a ganar ninguno.
Si esto está perdido. Pero esto
tiene millones de años que está perdido.
Desde que casi nos unimos en
pequeños grupitos. Claro.
Por eso es tan importante la solidaridad,
la fraternidad y
la cultura, los libros
y tal, esas unen a la gente.
La cultura, ¿no? Claro, la cultura es fundamental.
Tú no me decías que lo que más te aterra del ser humano
es la ignorancia. Y por desgracia,
parece que estamos en una época en la que
la ignorancia tiene fuerza.
Esperad que tengo labios secos, por favor, los dejo cortados.
El barco. El mediterráneo
que nos ha portado tan bien.
No es que hacía mucho frío.
Y no habló de cultura elitista. No, no, no.
No de conocer los grandes clásicos.
Nada de gilipolleces. Hablamos de cultura,
la cultura, los
mecanismos básicos que hacen, que entendamos
lo que somos, que entendamos un micrófono,
un barco, que entendamos la convivencia,
la historia, los abuelos,
la guerra civil, la guerra de independencia,
Napoleón, Roma,
Cartago, Grecia.
Que entendamos que los españoles
somos una banda de cabrones, que ya con los romanos
ya éramos romanos o cartagineses.
Ya entonces, en el siglo I a III
de Cristo, ya éramos
de unos o de otros.
Ya teníamos el dentro.
No es tan nuevo esto.
No es tan nuevo ser del Atlético o del
Barça o del español.
La cultura que te permite
incluso sonreír. Incluso
reírte. Te vienes a sonreír porque
te das cuenta de que todo ha ocurrido ya
y que todo tiene esa... Ahora que digo
esos españoles, hay una historia que no me resisto
a contarte. Que habéis que los españoles somos
la mera. Somos detestables
y a algún tipo
somos admirables.
¿Cómo no lo vas a querer? ¿Cómo no lo vas a querer?
Te cuento un ejemplo claro, concreto.
Y hablando del barco, y estoy fondeado
hace ya un par de años, no, tres años,
en Formentera,
en un sitio que se llama en Molí de la Sal.
Y entonces, hay un barco, un barco
ya tingles, enorme, enorme, con
tripulando y tal, y echa el ancla cerca
de mí, a un cable, o a medio cable,
a 70, 80 metros.
Y entonces, ahí está el barco
tal, con la cadena puesta, y llega en ese momento
llegan dos
lanchitas pequeñas, dos
cómo se llaman, dos...
Bueno, digo un nombre.
¿Cómo?
No, no, eran de madera.
Son típicas de Mediterráneo, no creo que se llaman.
Dos menorquinas. Llegan
ta, ta, ta, ta, ta, ta, con dos familias
la suegra, los niños del Tupperware,
cada uno venía como diez personas.
¡Ah! ¡Cómo iba cantando!
Y uno de ellos se pone, y otro se pone
justo en la proa del
yate inglés y echa ahí el ancla.
Pero pegado en la proa,
debajo de la proa. Entonces, claro,
un marinero del inglés se asoma y le dice
Sir, tu niña, o sea,
váyase más lejos que está muy cerca de él.
Todo el tío lo mira, ¿qué pasa?
Y el otro, que se vaya tal, más lejos,
vaya hacia un poco más lejos,
que es demasiado cerca, si bornea,
él va con él, va a dar y le va a dar a usted.
¡Qué cojones! ¡Aquí no me mueve nadie!
Esto es un sitio, esto son aguas españolas.
¡Españolas! ¿Cómo no me sale de los cojones?
Como te lo estoy contando. Hostia.
Entonces, la familia, la suegra, con la boca de yota
al lado, tal, y eso, tal, y él ahí, encarado,
de pie, hablando con él.
Y el otro, no, por favor, entonces,
se acerca el dueño del yate o el alcalde
al que lo con la familia, todos, todos
ingleses, se lo va a ir a mirar, y el tío,
que no, que no, que de aquí no me saque
ni la Guardia Civil, que no me muevo,
que no sale de los cojones, que de aquí no me muevo.
Y él, pero, ¿sabes qué?
Que no, coño, que no, que son aguas españolas,
que van, van donde quiero, qué coño que habéis creído.
Y en su momento, de la otra menorquina
llega el cuñado,
el que va a estar en un botecito de eso,
de crío, de eso, de plástico,
de goma, remando a toda, a toda hostia,
llega al lado, se pone al lado, se pone bien,
y dice, lo que hay que hacer es devolvernos Gibraltar.
Esto es claro. ¿Cómo no lo vas a querer?
¿Cómo no lo vas a querer? A esos animales.
Lo bueno y lo malo.
Con un voto en la mano te da miedo.
Ese tío vota.
Es terrible, ¿no? Pero al mismo tiempo,
¿cómo no te vas a reír? Es como entrañable.
Esa mezcla, como te digo, de horror
y de admiración y de risa,
es lo que me produce.
Somos contradictorios. Exacto.
Somos una nación contradictoria
en muchas cosas. ¿Sabes qué pasa?
Cuando
uno tiene hasta aquí, ya cuando uno ve
los políticos, la gente que nos gobierna,
no digo ahora, digo siempre.
Históricamente, ¿no? Históricamente, ¿no?
Los políticos, te das cuenta de que
si uno es político, no puedes honrar, porque la política
es un filtro. Ningún honrado pasa el filtro.
Si llegas arriba es que no, es que
has pasado el filtro. Entonces, no eres honrado.
El filtro elimina la honrada.
Bueno, entonces, si das cuenta de todo eso,
te das cuenta de lo
torpes que somos,
de que venga un maremoto, un tsunami
y nos destruye. Pero claro,
después te vas al bar,
pides unos churros y un chocolate, ponelo
en la oreja, pides un tinto,
oyes al piloto,
oyes a esto.
Vale la pena salvarlo.
Es claro, esa
contradicción entre
admiración y... ¿Te gusta el
costumbrismo español? Me gusta,
me gusta mucho. ¿Te gusta? Por eso vivo en España.
Tengo que ir donde quiero,
es verdad. España me
gusta mucho. Me gusta la gente.
Cuando el español, el que sea
catalán, vasco, gallego, andaluz,
español está en lo suyo.
Es una
maravilla. Es divertido,
rápido, inventivo,
imaginativo,
generoso.
Es un país estupendo.
Toda esta gente,
la gente que vive del fanatismo
nacional o religioso,
lo ha estado reventando durante
siglos. Y nos dejamos
reventar. Y claro, cuanto más incultos somos,
más fácil es manipular.
Pero bueno, para mí España me gusta
mucho, por eso vivo en España.
España te atrae, pero a la vez tienes esa parte
que ya hablábamos de la ignorancia,
de lo que se está perdiendo. Lo decíamos siempre,
español sí. ¿Orgulloso
español? No.
¿Satisfecho de español? Mucho.
¿Cómo eres orgulloso de la Inquisición?
¿Cómo eres orgulloso de
la Guerra Civil? ¿Cómo eres orgulloso de Franco
o de los
o de las checas? Porque esa es otra
que parece todo el mundo.
¿Cómo eres orgulloso de una? No, pero
que es un país que con todas sus contradicciones,
con toda su mierda, que tiene mucha,
tiene cosas maravillosas y es un país
que cuando
pilla el momento bueno es un país magnífico,
eso sin duda. ¿Incluso ahora? Incluso ahora.
¿Incluso ahora? Pues todavía ahora.
Vete al bar de la esquina, bájate ahí,
bueno, depende para lo que vayas.
Eso sí, depende del bar.
A lo mejor escuchas otras cosas. Pero bueno.
Y es que el español está muy bien.
Está muy bien. El español es un personaje
que tiene muy mala suerte. Hemos sido
muy infortunados históricamente
en manos de los de siempre.
Reyes incapaces, curas fanáticos
y espadones
militarotes de espada y tal. De poco nivel,
¿no? Y eso nos ha tenido siempre encabronados
de toda la vida.
Más liderazgo histórico, ¿no?
Parece. No, no.
Es que en España no ha habido...
Yo creo que desde los Reyes Católicos
no ha habido liderazgo
competente. No, no, no.
Es una situación de errores históricos.
La guerra civil española es una atrocidad.
Es una atrocidad. Cuando la estudias,
de verdad, no...
Cuando tuve esa foto en ella, te la cuentan quiénes la hicieron.
Mi padre y mi tío la hicieron
y mi abuelo con los rojos.
Y mi suegro,
que era un joven de izquierdas, con los nacionales.
Le tocó. Te tocaba.
Te cuenta quiénes la han hecho. Y sabes...
Mi abuelo, que era un republicano,
de los leidos,
me decía, Arturito,
yo estaba deseando que entraran los nacionales,
que se acabara ese disparate ya.
Aquello al final fue un disparate.
La parte final de la guerra. Un disparate.
Un disparate de los propios
republicanos. ¿Por qué un disparate?
Que no había control. Fue todo uno.
Anarquistas intentando...
No quiero hablar de la guerra civil, pero bueno.
Hay una novela mía que la lea el que quiera,
tiene fuego y ahí lo tiene todo muy bien contado.
Pero anarquistas contra
comunistas, comunistas contra socialistas,
como puteándose,
engañándose unos a otros,
mintiéndose, matándose entre ellos
en el bando republicano.
En el bando nacional, Franco
matando a los suyos. ¿Pero quiénes te mataban?
Y digo,
no matando a los fascistas, los ciudadanos,
matando a los propios.
Es todo un disparate.
La primera república fue todo disparate.
Y cuando te pones a eso,
ya te necesitas
leer.
Y el costumbrismo y lo divertido de España.
Álvaro Quintero,
Muñoz Senca, Galdós.
Lazarillo ahí.
Cosas divertidas y reírte un poco.
Arturo, ha sido un
auténtico placer tenerte aquí otra vez.
¿Te has pasado bien? Yo,
no he pasado bien siempre.
Como siempre, hay muchas cosas que se dan
mal interpretadas, pero bueno.
Que me gana la fuente original.
Aquí tienen
dos, tres horas ¿no?
¿Cuánto tiempo hemos estado?
Pues mira, tres horas casi. Te voy a pedir una cosa.
Eso no pido casi nunca, pero me gustaría
mucho que me firmaras tu libro.
Aquí.
Porque tú el otro día firmaste ahí
y ahora, pues ya que no tengo nada para firmar,
aquí estuve. Claro.
Pues te pido el libro.
Bueno, ya tienes
tú propio. Así ya me quedo tranquilo
y contento.
Esto no lo tiene todo el mundo, amigos.
Esto…
Ahora se va para eBay.
Libro firmado.
He firmado tantos libros que ya…
Seguro hay cola ¿no?
Los que están sin firma no los que están firmados.
Vale más caros, ¿no?
No, pues esto no vendáis estas
cosas, por favor. Esto es un recuerdo
que se tiene que dar uno.
A Jordi, que es mi amigo. Ole.
Arturo. Qué bueno. Muchas gracias,
Arturo. Pues nada, pues gracias,
chico. Gracias por estar aquí otra vez.
Lo he pasado bien. La verdad es que contigo
me relajo. Eso está muy
bien. Al final, que uno…
Yo creo que estas charlas…
Y a mí no me gusta dar una entrevista tensa.
No, pero ¿sabes qué pasa? Hay una diferencia. Cuando haces
una entrevista normal, una entrevista de
prensa normal, yo sé que el
entrevistador, porque es el formato,
va a cortar, va a utilizar aquellos
trozos que… Y eso sí ya
significa una… Yo tengo que estar más atento
a ver lo que digo y lo que no digo, porque si digo esto
tal, como fui puto antes que monja,
sé muy bien cómo funciona el acento. Claro, evidentemente.
Claro. Entonces, claro,
contigo está todo. Ahí está.
Entonces, bueno, al estar todo, pues
van a juzgar por todo lo que decimos. Entonces, bueno, al que quiera
enterarse, que lo vea todo. Exacto.
Pero aparte de eso, Jordi, ya no sé
ya lo que me queda como
novelista ni como… Pero también te digo una cosa.
Cada vez me da más pereza
hablar. Sí. Cada vez me da más pereza hablar.
Hablo porque en fin y al cabo es mi trabajo, ¿no?
No digo que cobro por esto, pero digo porque
acompañar un libro publicado
fue una parte de mis
obligaciones profesionales, ¿no?
Pero es verdad que
cada vez me da más pereza hablar y cada
vez me… Todavía eso también es vejez, ¿no?
Los años. Cada vez…
Entonces, bueno, ¿para qué?
Ya lo he dicho todo. Si lees mis libros,
lees mis artículos, si está todo dicho ahí…
Hoy no he hecho más que resumir
en dos horas y pico lo que
llevo treinta y cinco años escribiendo
artículos y en novelas, ¿no? Pero bueno,
pero es así, es así. Entonces, bueno, gracias.
Contigo siempre estoy a gusto. Los programas
lo haces muy bien. Tienes una virtud buena que es que
sabes hacer hablar y
dejas hablar, ¿no? No vas
de listo. No vas de…
No quieres brillar
por encima del que sea. No yo,
quien sea. Sí, no, no. La artista es…
Hay entrevistadores que quieren ser ellos los que
tal, ¿no? Claro. Entonces, tú de…
Y eso facilita mucho la…
Y hacer sentirse a gusto a alguien hace que
se relaje. Y cuando no está relajado ha hablado de verdad
y es lo que pasa. Por eso
te gusta estar contigo. No sé si habrá más,
pero bueno… Yo espero que sí. No lo sé.
La invitación está. Nunca se sabe. Nunca se sabe.
La invitación está. La puerta está abierta.
Cuando quieras, está abierta.
Ya sea para una novela o
para charlar simplemente, que también.
Al final yo creo que ya no hace falta
que tú hagas nada de promoción porque ya se vende…
No te creas. No, hay mucho ruido. Hay mucho ruido.
O sea, si te…
Fíjate en una mesa de novedades en cualquier librería y verás
que hay cantidad de novelas. Todo el mundo
se escribe en novelas. Todo el mundo. Todo el mundo.
Entonces, claro, ahora ya es más difícil
cuando hay novela. No hablo las mías. No hablo las mías.
Hay en Make One o lo que sea o… Sí, de cualquiera.
No tal. Un nombre grande.
Está tapado por el ruido.
Entonces, es… Sigue siendo necesario.
Sí. Ahora más que antes. Incluso
acompañar el libro.
A mí me gusta que esté aquí este libro porque ya
te arreglas a que el libro quede tapado,
quede diluido en todo ese
ruido exterior que hay. Pues Arturo,
te dejo mirar. Yo siempre digo lo mismo. La cámara
para que despidas tú como quieras esto. Nos vemos
las… No, no, no. La semana que viene no hay podcast.
El lunes y el… Está
Iker Jiménez en un especial de Halloween.
Tenéis el rincón de Giorgio todo esto de Halloween,
¿vale? Porque no me acordaba ya. Semana que viene.
Podcast en el rincón y todo esto.
Un abrazo, Arturo. La cámara
es tuya y lo que quieras.
Cuando
alguien… Lo he dicho
antes y ahora lo repito. Cuando
alguien os
diga, les diga, os diga
que tiene claro
quiénes son los buenos y malos
en Palestina, en
Ucrania, en Sierra León,
en cualquier lugar del mundo,
o es tonto
o se lo han explicado mal.
No os quema la menor duda.
Adiós.