Hola, bienvenidos y bienvenidas una semana más a Ciclismo Evolutivo.
Ya sabéis, el podcast donde unimos prácticas, ciencias y experiencias para hablar sobre
entrenamiento, nutrición, psicología y todo aquello que tenga que ver con el rendimiento en ciclismo.
Bien, el episodio de hoy es bastante importante, algunos puede que os cambie la forma de ver el
entrenamiento, creo que muchos puede ayudar, los que ya hayáis leído el libro, pues bueno,
va a resonar con vosotros muchas partes de este mensaje y probablemente lo complemente o ayude en
algún caso a entenderlo mejor. Así que bueno, vamos con el tema, antes solamente recordaros
que ya está disponible tanto en formato físico como en formato electrónico mi libro llamado
La Naturaleza del Entrenamiento, recuerden que tenéis el enlace en las notas del episodio y
bueno, cuyo recibimiento hasta ahora pues no puede haber sido mejor, está gustando bastante y bueno,
si queréis profundizar un poco más en los temas que hablamos en el podcast, pues es una muy buena
inversión para entender cómo los fundamentos de la ciencia, de la complejidad, podemos aplicarlos
al entrenamiento deportivo, en este caso específicamente al entrenamiento de resistencia
y cómo podemos aprovecharlos para entrenar y rendir mejor. Y ya sí, vamos a hablar de
lo importante de verdad en el entrenamiento. Una de las cosas en las que hago más hincapié
en mi libro es no dejar que los árboles nos impidan ver el bosque, lo que quiere decir que
el exceso de atención en las cosas insignificantes no nos impide ver las que son mucho más grandes
e importantes. Igual que algunos piensan que un iceberg es solamente la parte que sobresale
del agua, en el entrenamiento caemos constantemente en el error de pensar que lo que va a determinar
nuestros progresos es el tipo de intervalos que realizamos que es lo que más se ve a simple vista.
Esto no sólo es erróneo, sino que es tan absurdo como pensar que la resaca se debe solamente al
último cubata y da lugar a la incapacidad de resolver los problemas más importantes que
están de fondo en el entrenamiento. Ningún cultivo puede prosperar en un suelo infértil,
puedes probar todas las plantas del mundo que quieras, que ninguna va a enraizar.
Lo mismo pasa con el entrenamiento, si los pilares básicos no están bien desarrollados,
todo lo que se siembra en ellos va a fracasar estrepitosamente. Probablemente conozcáis a
gente que cambia una y otra vez de metodología, de entrenador, de serie, y sigue obteniendo los
mismos resultados. Esto se debe a que no es capaz de solucionar los problemas de fondo que tiene,
y que está centrado solamente en la parte que ve, la que menos mejora tiene.
Mirad, en la nutrición deportiva se usa mucho una pirámide de importancia,
que recuerdo de las que nos habló Aynoa Prieto, Heitor Biribay, Ángel del Hormo.
Lo más importante en la nutrición deportiva y lo que está en la base son las calorías,
y una vez las calorías se ajustan a las necesidades del deportista,
después se ajustan los macronutrientes. Una vez que los macronutrientes están bien ajustados,
ya se empiezan a ajustar los micronutrientes, y después ya se pasarían a los alimentos y,
por último, en la cima de la cima estarían los suplementos. Si falla en la base, o sea en las
calorías, de nada sirve que elija muy buena comida o muy buenos suplementos. Es lo típico del que
dice, bueno, he cambiado el chocolate y ahora como chocolate negro puro 99%, sí sí, pero cabrón,
pero que te estás comiendo una tableta de chocolate al día. Más te valdría, en este caso,
comértelo normal, del peor que encontrases, pero comerte solamente una onza al día. Bueno,
pues es que en el entrenamiento pasa exactamente lo mismo. Podríamos hacer una pirámide igual,
en cuya base estarían los principios del entrenamiento. En la base de todo,
sin duda alguna, la individualización. Después, un poco más arriba, podría estar que la dosis
del estímulo ajuste a la capacidad de recuperación del deportista. Más arriba podríamos meter la
progresión de las cargas, la especificidad, o algo más arriba, la priorización. Y ya cerca de la
cima podríamos encontrar el carácter y el tipo de esfuerzo de cada sesión, el grado de estrés
aplicado, que podemos medir a través de la percepción de esfuerzo, y ya en la cima del todo,
el tipo de series y los bateos a los que ha sido realizada. Vale, bueno, ojo que esta pirámide que
acabo de explicar aquí no está publicada. Podría tener muchísimos más perdaños, tanto por arriba
como por abajo, pero yo creo que así se entiende bien y que es una metáfora útil. Vale, una
metáfora. Dejando de lado la individualización y la adaptación del entrenamiento al contexto,
que viene bastante bien desarrollado en el libro y sin la cual nada de lo demás en el entrenamiento
tiene sentido, nos encontramos con que otro de los siguientes escalones es la sincronización
adecuada entre la dosis, o sea el estímulo de entrenamiento que aplicamos, y la capacidad de
asimilación, recuperación de las cargas durante la temporada que tiene el deportista. Y dentro de
este balance, pues es importante también la progresión de las cargas y la especificidad
creciente del entrenamiento. Nada, vale, nada de lo que se haga más arriba de la pirámide, o sea,
a nivel de metodologías de entrenamiento, de tipos de intervalos, etcétera, si el plan no está bien
ajustado a un nivel más básico. Los entrenamientos más difíciles, molones o raros que nos encontráis
son una mierda pinchada en un palo si se hacen a destiempo o sin tener consonancia con el resto
del plan. Vale, y esto además es importante destacarlo porque mucha gente confunde complicado
con mejor y normalmente es al revés. Yo por ejemplo he tenido acceso directo o indirectamente
a los entrenamientos de algunos de los mejores preparadores del mundo, y si en algo destacan,
es que los planes son bastante sencillos, por lo menos...
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