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Hola, bienvenido y bienvenida al podcast de ciclismo evolutivo. En el episodio de hoy
quiero hacer una breve y pequeña reflexión, simplemente, acerca del uso que estamos haciendo
con la palabra y con la idea de los datos o de entrenamiento basado en datos. Y es que
simplemente quería aprovechar esta tarde que ha quedado para poner las cosas un poco en contexto
y que no perdamos el norte, que a veces parece que lo estamos haciendo. ¿Por qué lo digo? Porque
cuando se habla o escucha los ciclistas hablar de datos como si fuesen solamente los datos de
potencia, incluso si me apuráis, de métricas ultraprocesadas, de potencia, de TSS, de CTL,
de FTP, de potencias críticas, de W prima, de resistencia a la fatiga, de kilo julio. Y,
por supuesto que tenéis razón, claro que esos son datos de entrenamiento y claro que son útiles
para el rendimiento, pero los datos no son solamente eso. Los datos abarcan todo el espectro
de cosas tangibles e intangibles. Desde los datos que podemos medir y añadimos a esto,
por qué no, la frecuencia cardiaca, el lactato, la glucosa, la temperatura corporal, la temperatura
atmosférica, la altitud, la velocidad, por qué no, el tiempo o la cadencia, son también datos que
podemos usar y que muchas veces nos pueden decir más cosas que la propia potencia. Pero no nos
quedemos aquí en las cosas que podemos medir fácilmente, sino que hay una gama de datos que
no podemos medir fácilmente o directamente, o por lo menos no en forma cardinal, no en cantidad,
sino más bien en orden o de forma perceptiva, que nos dan la misma información o más y que
también se deben considerar datos. Al final, nuestras percepciones, nuestra percepción de esfuerzo,
nuestra sensación de fatiga o de agotamiento o de estado de ánimo, son datos en tanto en cuanto no
indican estados de nuestro organismo. Si las entendemos, estas sensaciones nos están gritando,
nos están diciendo cosas. ¿Por qué les damos menos validez? ¿Porque no nos lo dicta una máquina?
Algo similar ocurre con nuestras intuiciones, nuestras corazonadas o nuestros pensamientos,
directamente ocurren por una razón. Y no digo que haya que seguirlo siempre o que no haya que
actuar de forma racional, pero lo primero que tenemos que utilizarlo para saber por qué ocurre,
por qué pienso esto o por qué me siento así, por qué siento determinada emoción,
porque esa emoción me ocurre por algo. Tenemos que hacer el trabajo de vuelta atrás, de reflexionar,
de pensar y de ser capaces de aclarar por qué en este momento me siento triste o motivado o ansioso
y qué dato me da eso, porque al final este sentimiento tiene un origen, tiene una causa
y nos provocará una respuesta. Tenemos que ser capaces de entenderlo. Como bien explica Gergys Granzer,
detrás de una intuición o de un sentimiento hay un proceso en segundo plano y mediado por
nuestras experiencias que analiza un montón de datos complejos en entornos, muchas veces con
incertidumbre para generar en nosotros una respuesta adecuada a la situación. Al igual que antes,
con esto no quiero decir que haya que seguir las intuiciones o los pensamientos siempre,
pero sí saber un poco cómo se producen y por qué o reflexionar, por qué mi cuerpo,
por qué mi mente desea o siente o pide esto, porque al final hemos evolucionado para tomar
las mejores decisiones posibles en un entorno de incertidumbre. Y la cuestión es que estos
sentimientos son datos, porque lo que nos provoca o lo que nos hace sentirnos de una forma o de otra
también son datos. Lo que vemos son fotones, son datos que nuestro cerebro procesa, lo que oímos
son ondas, son vibraciones, son datos que nuestro cerebro procesa, lo que tocamos son átomos,
son moléculas, son materias, son datos que nuestro cerebro procesa y por supuesto los cambios en
nuestro entorno son datos. Lo mal que me siento después de pelearme con un compañero son datos,
la ansiedad que tengo al pasar por una carretera llena de tráfico son datos, lo bien que me siento
después de hacer una buena actuación o ganar una carrera también son datos, claro que sí,
o lo bien que me encuentro, la felicidad que siento al escalar una montaña o hacer el entrenamiento
que me apetece, al igual que la apatía al hacer el entrenamiento que me aburre, son datos, son cosas
importantes. Tienen la misma validez que los datos o que las métricas de potencia, de frecuencia
calérica, de las datos o cualquier otra. Que un dato no se pueda medir no quiere decir bajo ningún
concepto que no se pueda mejorar, en todo caso no se podrá modelar. Todo el mundo, todos los
ciclistas, todos los entrenadores usamos datos todo el tiempo para guiar nuestros comportamientos
en la vida. Por tanto hablar de entrenamiento o de salud basada en datos es una visión reduccionista
porque parte de la idea de que sólo son datos aquellos que no podemos procesar subconscientemente.