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Hola, bienvenido y bienvenidas una semana más a Ciclismo Evolutivo.
Hoy va a ser un episodio un poco diferente a todos los anteriores y es que voy a tratar de
explicar cómo funciona realmente el organismo en situaciones que todos hemos experimentado,
pero lo voy a hacer a través de una historia. Una historia que es un ejemplo real pero podríamos
decir que de realismo mágico porque aunque la historia pasó y la vimos y sabemos cómo terminó,
voy a tratar también de en algunas ocasiones meterme dentro de la cabeza de la protagonista
a sabiendas de que obviamente yo no sé realmente qué pensó ella en ese momento,
pero como si fuese una historia vamos a tratar de adivinar sus pensamientos
o por lo menos lo que a nosotros nos gustaría, vamos a decirlo así, que hubiese pensado.
Antes de comenzar con el episodio quisiera deciros que el próximo 14 de mayo estaré en
Sergas para hacer la marcha ciclo deportiva Juan Martínez Oliver, la que comúnmente conocemos
como la Cuatro Cimas, que es una marcha increíble, tiene casi 3.000 metros de nivel en 120 kilómetros
y subimos los míticos puertos de Belfeque y de Calar Alto.
La verdad que ya la hice el año pasado y me gusta tanto que quise repetir porque la verdad
que es una pasada ya no sólo por el recorrido y la dureza del terreno sino por poder hacerla
también sin tráfico en bajadas larguísimas, carreteras que están bien la verdad y bueno yo
la verdad que si no tenéis nada que hacer ese día recomiendo probarla por lo menos una vez
en vuestra vida para que veáis el terreno que tenemos en el sur de España en Almería en la
Sierra de los Filabres, bueno aparte una marcha pues que creo que sube algunos de los puertos
más míticos de España, así que bueno si vais por allí pues compartiríamos kilómetros y nos
mediremos las fuerzas porque yo desde luego ya la estoy intentando preparar y espero poder
llegar bien a ella y ya sí vamos con el episodio.
Este episodio que narro cuenta la historia de una pareja que esta Navidad vino a subir un pico
cerca del área donde vivo y nos la encontramos haciendo senderismo y con los que por una serie
de circunstancias un poco estrambólicas conseguimos interactuar así que ahí va la historia.
El día navideño comenzaba bien, a las 10 de la mañana salen del hotel rural donde están pasando
sus vacaciones para hacer una ruta circular de 15 kilómetros que le han dicho que está muy guay,
ella que va a ser la protagonista y la podemos poner por nombre María pues lleva la ruta en
Wikiloc en el teléfono por si acaso, su plan es hacerla corriendo aunque hace frío como saben
que empiezan subiendo van con ropa corta y sin camela. Cuando salen del coche y se encuentran
en la cara norte a la sombra y sin ropa se echan a temblar aunque su temperatura corporal aún no ha
dado tiempo a que baje ya están temblando de forma predictiva para evitar que la temperatura
siga bajando. Este frío y este tembleque se combina con un deseo imperioso de echar a correr
para entrar en calor, cosa que hacen. Empiezan a subir la montaña por la cara más dura y exigente
con porcentajes del 30 y del 40 por ciento y en un terreno suelto de piedra que se hace muy
complicado. En la farda de la montaña aún se encuentran bien e inspirados, hablan y comparten
información, están impactados por el paisaje, por el fresco, por el bienestar, pero pronto
llegan a la parte más dura y su fuerza va menguando. María empieza a hablar a través de
monosílabos. Sí, no, ok. No le apetece hablar y empieza a jadear. Su patrón de movimiento cambia
y sus pasos se hacen más cortos y más lentos. No puede correr y tiene que avanzar encorvada para
no perder tracción. A nivel interno su metabolismo trabaja a la máxima potencia. Sus fibras musculares
demandan una cantidad ingente de energía y oxígeno para seguir funcionando a ese ritmo,
por lo que su frecuencia cardíaca y su frecuencia respiratoria aumentan para ser capaces de satisfacer
la demanda. Su percepción de esfuerzo también aumenta y le cuesta mucho centrarse ya en el
paisaje o en la conversación. Pero la subida no cesa, sino que se hace incluso peor. Cada vez
más dura y está en un punto de no retorno. Por donde ha subido, no puede bajar. Esto la pone al
límite. Deja de hablar con su pareja y de pensar en cualquier cosa que no sea la subida y el esfuerzo.
Sus niveles de adrenalina y cortisol se disparan por la importancia de la tarea, que cada vez
domina a estructuras más globales de su organismo. La capacidad de utilizar oxígeno se hace
insuficiente para la tarea, por lo que tiene que recurrir a sus almacenes temporales de mioglobina.
Del mismo modo, los niveles de la estatus y la acidez en la célula se disparan por la incapacidad
de reutilizarlo. La digestión y la diuresis se paralizan temporalmente para acceder su cuota de
sangre al músculo, al igual que la producción de hormonas para la realización del proceso que no
son necesarios a corto plazo. Para ser capaz de seguir avanzando en esta situación de tanto esfuerzo,
se han de activar nuevas fibras musculares, fibras más rápidas y que demandan más oxígeno y más
glucosa. Incluso comenzará a reclutar de forma más activa músculos que son diferentes a los que
teóricamente deberían hacer el gesto en condiciones de reposo y que a través de compensaciones y
sinergias hacen que pueda sorbentar con éxito la situación y seguir avanzando aunque cambie su
patrón de movimiento. Podríamos decir que en este punto todo su cuerpo está trabajando en
sincronía para conseguir su objetivo, trabajando con una red de redes. Hasta sus procesos cognitivos
han cambiado. La emoción de esfuerzo domina sus pensamientos y hace que le vengan ideas como
¿quién me mandará a mí venir? o ¿esto no me gusta? Pero finalmente lo consigue. Pasan el
embudo, la zona más dura y llega a la parte más cómoda de la subida y de repente todo esto se le
olvida. Ya está conseguido. Aunque ha llevado horas de dura subida y aún tiene las pulsaciones
elevadas, su percepción de esfuerzo baja drásticamente. Aunque tiene bastante fatiga y
daño físico acumulado, ya prevé que sus recursos son suficientes para hacer frente a lo que queda.
La bajada será para disfrutar pan comido o eso se dice. Ahora en la cima la domina una emoción
de bienestar mediada por la endorfina y endocanabinoides fundamentalmente. Lo ha
conseguido. Es la persona más afortunada del mundo y está con el mejor compañero posible.
En la cima se abrazan. ¡Vaya vista! Es capaz incluso de ponerse a realizar una tarea cognitivamente
tan demandante como ponerse a descifrar cómo se llama cada uno de los picos o pueblos que se ven
en los 360 grados de horizonte. Está sedienta así que se saca el pequeño flash de 250 mililitros
que lleva y lo bebe de golpe. La sed desaparece desde el momento en que empieza a sentir el agua
a pesar de que ésta necesitará de varios minutos para repartirse por su cuerpo. Tras beber y
relajarse el sistema digestivo y renal se reactivan y le ruge el estómago. Pero es hora
de bajar. Una foto en pareja y para abajo. Hace un poco de frío arriba pero con el sol de invierno
dando en la piel no se está tan mal. Son las dos y anochece a las seis. Han tardado cuatro horas en
subir así que estima que como mucho tardarán dos horas en bajar. Así que pueden ir tranquilos.
Continúa la ruta hacia abajo. Pero la bajada se empieza a poner peligrosa también. Las pendientes
son muy altas y el terreno está muy suelto. Ella no lleva buenas zapatillas para trail. Son más de
asfalto y resbala todo el rato. Algo que se suma que nunca había corrido por terreno así. Aunque
correr es un decir. Tiene que ir casi parada. Resbalando y en muchas zonas bajando o arrastrando
a culazo. Pasan los minutos y el terreno no mejora. Hasta parece emperar. Son ya las cuatro y apenas
llevan ni un tercio de la bajada. Empiezan a intuir que si no son capaces de llegar antes
de anochecer lo van a pasar muy mal. No conocen el terreno y con la ropa que llevan y las temperaturas
de esa zona al ponerse el sol es poco probable que consiguesen pasar la noche. Tendrían que
llamar al rescate pero tampoco sería fácil porque el helicóptero no podría volar por la noche y
para los servicios a pie sería muy difícil andar con ellos en un sitio tan inhóspito.
Su amígdala se activa y el cortisol empieza a recorrer sus venas. Hay esos conscientes de que
la situación es más crítica de lo que pensaban. María deja de sentir dolor en las piernas. Solo un
miedo paralizante que agarrota su músculo y hace que empiece a bajar aún peor. Poco a poco la
negatividad la va dominando. Ya no se atreve ni siquiera con las rampas más fáciles. Está totalmente
bloqueada y al borde del colapso. Pese a que a nivel interno su metabolismo no está generando el
mismo esfuerzo que durante la subida, todo su organismo vuelve a estar esclavizado a la tarea.
Esto hace que hasta sus pensamientos y emociones cambien. Se enfada con su novio. Siente que no
la ayuda y que ha sido un temerario al proponer hacer esta ruta sin conocerla y sin ir con el
calzado y con la ropa adecuada. En vez de incluso dudar de su relación pues no le importará tanto
si es capaz de atreverse a meterla en tantos riesgos. María se olvida de que la decisión de
ir a hacer esa ruta la tomaron entre los dos ya que las emociones la domina. En ese momento
está totalmente enfadada y siente que nada de lo que dice o hace su novio la ayuda. Son las 6 y se
pone el sol. Le queda un tercio de la bajada. Todo su organismo está funcionando de forma sinérgica
a su máximo potencial para ser capaz de soportar la tarea. Sus pupilas están dilatadas, sus sentidos
agudizados. Pese a que lleva desde la mañana sin comer, ha sudado mucho y apenas ha bebido agua y
las temperaturas son negativas. En este momento no tiene ni hambre ni ser ni frío ni siquiera
cansancio. Sólo tiene miedo y un deseo imperioso de que todo acabe. No piensa, solo actúa.
Y por fin por suerte con la luz del crepúsculo la pista mejora y llegan abajo. Termina la odisea y
ahora sí María se echa a llorar. Todas las emociones que el esfuerzo no dejaba entrar en
su mente durante la actividad tienen ahora espacio para expresarse. Llora del miedo pasado pero
también de la adrenalina vivida, del estrés. Empieza a tener frío. Lleva varias horas con
ligera hipotermia y ahora empieza a sentirla. Y poco a poco va volviendo el cansancio que se
amplificará al día siguiente, al igual que el hambre. Estos son dos procesos con efectos un
poco retardados. Conforme se va recuperando en el hotel sus pensamientos vuelven a disociarse poco
a poco del esfuerzo. Empieza a ser capaz de valorar la actividad racionalmente. Tenían
que haber planificado mejor. Fue una barbaridad subir sin conocer la ruta con el tiempo justo,
sin ropa y sin preparación. Y llega la noche y entran encalados, comen, beben y los embriaga un
nuevo sentimiento de bienestar y de unión. Con las necesidades fisiológicas cubiertas,
las emociones cambian y estas a su vez modifican los pensamientos. Ahora se dicen que ha sido
toda una experiencia, que lo ha unido más que antes. Puede que en general incluso acabarán
teniendo un buen recuerdo de la actividad en su conjunto y deseen repetirla. Pese a que 5 horas
antes habrían dado lo que fuese por terminarla. Somos así y los que competí sabéis bien de lo
que hablo. Los días pasarán y se dará el fenómeno de la adaptación predictiva. Sus
cuerpos serán más resistentes, sus músculos serán más fuertes y sus mitocondrias numerosas y
funcionales. La interacción y sincronización entre los diversos sistemas se irá optimizando
para ser capaces de soportar mejor una tarea similar. Mejorarán los mecanismos para generar
calor y mantener la temperatura corporal como la grasa parda o la capacidad de ejercitarse y
sobrevivir con deshidratación o con déficit de glucosa. Pero no solo se adaptarán a nivel
físico sino también a nivel cognitivo. Ante la próxima situación similar, tenderán a entrar
menos en pánico, generando una respuesta menor de estrés y manteniendo la calma o siendo capaces
de soportar la concentración durante más tiempo. Incluso a nivel comportamental generarán cambios.
No volverán a hacer una ruta del estilo sin conocerla, sin la técnica o el material suficiente
y aprenderán de esta situación para aplicarla en otros ámbitos de su vida. Por ejemplo, puede
que decida no invertir en algo que no conoce ya que ha aprendido que no es buena idea lanzarse
a la aventura con cosas que no conoces bien. Que por cierto, esta extrapolación de una situación
a otra a través de generar nuevos circuitos neuronales es lo que llamamos inteligencia,
algo que nos separa de las inteligencias artificiales actuales que se basan en repetir
y sacar conclusiones específicas de los inputs con las que se han entrenado.
Todos estos mecanismos están explicados con mejor detalle en mi libro La naturaleza del
entrenamiento que podéis comprar en Amazon. En el libro aprenderéis por qué se producen estos
cambios y cómo podemos aprovecharlos y aplicarlos en nuestro entrenamiento y no solo a este sino
también en nuestro día a día. Si ya lo has leído puede ayudar al postcard regalando el libro a algún
amigo o familiar al que pueda interesarle. Así que como conclusión de toda esta historia
1. Todo su cuerpo ha estado cambiando continuamente para adaptarse a la tarea y al entorno en el que
ésta se ha realizado. 2. La salud y el fitness no se pueden definir como el fortalecimiento o
mejor aislada de un parámetro fisiológico sino como habéis visto a través de la capacidad de
adaptarnos a la tarea y el entorno. No sobrevive el más fuerte sobrevive el que mejor se adapta.
3. Esto nos puede dar ideas de la limitada utilidad de trabajar centrándonos en mejoras
del parámetro aislado. 4. Las personas somos antifrágiles siempre y cuando el
estímulo no sea ni demasiado fuerte ni demasiado bajo. Por ejemplo si hubiesen caído o no hubieran
tenido éxito en esta ruta su fitness su nivel de forma posterior no sería más alto sino más bajo
estarían lesionados, enfermos o muertos. 5. Y por último la adaptación no se da solo a
nivel físico sino también nivel cognitivo o comportamental. El rendimiento no se basa
solo en ser más fuerte sino que se puede solucionar una pérdida de fuerza o de resistencia
a través de una mayor inteligencia o de mejor mentalidad. Es por esto que muchos deportistas
siguen mejorando tras pasar su teórico clima de rendimiento. Y es que ya lo dice el refrán sabe
más el diablo por viejo que por diablo. Y ya así hasta aquí el episodio de hoy cortito pero intenso
sobre todo para nuestros protagonistas recordaros que tenéis el grupo de Telegram Ciclismo Evolutivo
donde voy compartiendo de forma gratuita contenidos que viviendo interesantes relacionados con el
entrenamiento o con el rendimiento en deporte de resistencia. Y sin más yo soy Manu Sol Alfona
y esto ha sido Ciclismo Evolutivo. Nos escuchamos la semana que viene.