José Peñín, buenos días.
¿Qué tal? Buenos días.
Hoy está en Tarragona para participar en una presentación de esta iniciativa
de la Cámara de Comercio de Tarragona,
importante para la promoción de los vinos del territorio, ¿crees?
Hombre, yo además tengo que decir una cosa,
la historia de las cámaras de comercio es una historia muy curiosa,
porque las cámaras de comercio y la historia del vino
han sido los promotores de las grandes marcas.
El Gran Club Clasé, el Gran Club Clasé de Brubeos,
fue promovido por la Cámara de Comercio.
Las cámaras de comercio son los más, los adalides a la hora de promocionar
los productos locales, porque van con ese concepto comercial,
que es lo que a fin de cuentas importa.
Yo creo que estas iniciativas son muy buenas,
pero son más buenas estas iniciativas mentalizando al restaurador
de que se conciencia de que hay buenos productos
que el hecho de que las bodegas participen.
Si los restauradores son, diríamos, esponjas
que aceptan la ocurrencia o el consejo de un experto,
hemos ganado el 80% del camino.
¿Por qué es complicado que los restaurantes de aquí,
o al menos hasta ahora, promocionaran los vinos que son de aquí?
Bueno, porque hay una frase que todos conocemos,
el gaserrero chullo de palo, ¿no?
Siempre las cosas de tu entorno, sobre todo en España,
en España, más que en el temperamento mediterráneo,
ocurre mucho en España, no sé si en la península ibérica,
no sé si los portugueses, pero hay algo siempre,
sí, también los portugueses, hay algo como que los productos locales
siempre son inferiores a los productos de fuera.
Y si en esa tónica, pues ocurre que el restaurador
acaba recomendando o sirviendo un vino de Rioja,
como diciendo, yo me salvo, me salvo un vino de Rioja.
No, no te salvas nada, el vino de Rioja,
como es un nombre comercial, pero ese vino de Rioja,
posiblemente una cata ciegas, estaría en un cuarto o quinto puesto
cuando haciéramos una cata de los mejores vinos del territorio.
Pero eso siempre pasa, pero bueno,
estas iniciativas hacen que poco a poco pongan de moda
los vinos propios, que es una razón que ocurre en Italia,
ocurre en Francia, ocurre en Alemania,
o sea, que cada territorio promocione más sus vinos
y en segundo lugar estén los del entorno.
Hoy se promocionan, o estos días se promocionan 13 vinos
que en la guía Peñín comentaba antes que están por encima
de los 90 puntos o a partir de los 90.
¿Eso qué significa? ¿Qué quiere decir?
Bueno, es nada más que es una selección, es decir, es un referente.
O sea, no es que un vino de 90 puntos sea superior a un vino de 89.
Hay una frontera, tiene que haberlo, evidentemente.
Lo que ocurre es que a partir de los 90 puntos empieza,
empieza realmente lo que llamaríamos la personalidad
a empezar a estar por encima de la calidad.
La calidad se da sobreentendida.
La calidad de un vino de 85 puntos es buena.
Y no se puede comer con él, no hay ningún defecto
y más virtudes que defecto.
Pero a partir de los 90 es cuando ya empieza a haber
un destello de originalidad.
Y en eso sí la guía valoramos más.
Valoramos mucho la personalidad y el desmarque
que el hecho de la calidad, pues que la calidad se da
por entendida, como decía antes.
¿Qué tienen de especial o qué característica tienen, crees,
los vinos de nuestro territorio?
De Ota Aragona, de Oconca de Barbará, de Opriorá,
Terra, Ota, Monsán...
¿Qué característica común le podemos dar?
El común es que son vinos que recogen mucho
el carácter del ecosistema.
Estamos hablando de una zona mediterránea,
una zona donde no llueve mucho,
es decir, por lo tanto, se genera toda una botánica
compleja de hierbas, suelos, suelos, notas terrosas,
alcohol más que suficiente, pero buena acidez
porque no son zonas realmente que permiten por la noche
una cierta calma en la evolución y en la maduración.
Es decir, yo creo que fundamentalmente es el concepto
de vino mediterráneo.
El concepto de mediterráneo es vinos con cierta sensación de volumen,
graso, complejo, con recuerdos de esas hierbas del entorno
que, a fin de cuentas, el paisaje también parece que influye
y esa es la característica común.
La diferencia entre ellos está en una variedad.
Si es Garnacha Blanca, el uno, otro es Estrepat,
otro es Cariñena con Garnacha, Garnacha solo, Cariñena solo.
El juego de variedades y el juego de donde esa viña esté.
En el Priorat, si está en la zona baja, Garnacha,
es distinto a la Cariñena que está en zonas altas también del Priorat.
O sea, no solamente son las características y las diferencias entre zonas,
sino las diferencias dentro de la misma zona.
¿Cuántos vinos puede haber llegado a catar José Peñín?
No sé, no tengo ni idea.
Miles, miles, miles.
En toda mi vida, yo no sé, no los he contado.
Pero da igual, en definitiva, a mí lo que más me importa
no es la cantidad, sino la variedad.
Yo me divierto mucho cuando alguien me dice,
a mí cuando alguien me dice,
vamos a hacer una cata de los 10 mejores vinos de Burdeos.
y al lado alguien dice,
vamos a hacer una cata de las cepas más raras de la península ibérica.
Pues yo voy al de las cepas raras.
Es un poco la...
¿Y hay algún vino de aquellos que hayas probado o catao por casualidad
y que acaben teniendo un peso importante, por ejemplo, en tu vida?
¿Un vino de esos que digas, lo has descubierto?
No, realmente no.
Yo puedo contar lo que hice hace 35 años,
qué marcas había,
y eso tiene una parte, digamos, más nostálgica
que el placer de beberlo.
No, yo creo que cuando ya los catadores
convertimos casi en computadoras,
pues llega el momento que las emociones
las dejamos para los amigos,
para beber entre amigos y no en la cata.
Entonces, cuando tú te dedicas a beber para los demás
y no para ti mismo,
llega el momento que acabas por no tener un gusto propio.
José Peñín, gracias y buenos días.
Gracias a vosotros.